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Brent Sep 2016
Halina kayong lahat at makinig!
Magdikit-dikit at magkapit-bisig!
At sabay pakiramdaman ang tahimik na unos
ng isang dakilang puting kandilang upos.

Dito sa ating liblib na barrio
Nakatago ang isang kandilang puti
Labis na mahaba;
ang pasensya
na tila kayang hintayin
ang walang hanggan.
Ngunit labis na manipis;
na kaybilis tablan at lapitan ng hinagpis.

Dumating ang araw na kinailangang sindihan
ang dakilang puting kandila
sapagkat nawala at napundi na
ang ilaw ng tahanan.

Nang idinikit ang posporo sa kanyang mitsa
ay hindi sadyang nakapaso ang kandila
subalit ang nagsindi
ay 'di napigilang magalit,
pilit na pinutol ang kandilang puti
sa gitna at ito'y nangalahati.

Walang nagawa ang kandilang mayumi
kundi iiyak ang mainit nitong pagkit
ngunit ang tanglaw nito ay kayliwanag
buong barrio'y mararamdaman ang kanyang sinag.

Ilang araw nangyaring muli
ang pagpasong hindi minimithi
ang kandilang puti'y
patuloy pa ring nangangalahati
ngunit ang liwanag sa barrio'y
sa kanya pa rin nanggagaling.

Dumating ang araw ng kandila
na hindi na maaring kalahatiin.
Unti-unting sumuko na rin
ang mahaba nitong mitsa.

Sa huling sandali,
ay hindi na nakapagpigil
ang mapanghimok na nagsindi.
Buong lakas na nag-ipon nang hangin
Buong pwersang sumigaw sa kandila.
Ang kandila'y 'di na nanlaban
at nagtuloy nang manghina.
At sa huling bulong ng nagsindi,
ang liwanag ng kandilang puti ay napundi.

Halina kayong lahat at makinig
Magdikit-dikit at magkapit-bisig
sabay pakiramdaman sa walang kibong katahimikan
ang umaalulong na hagulgol ng dakilang kandila.
trying out a literary style for a contest. 3rd work that's in Filipino. Kinda deep and shallow at the same time.
Volver al barrio siempre es una huida
casi como enfrentarse a dos espejos
uno que ve de cerca / otro de lejos
en la torpe memoria repetida

la infancia / la que fue / sigue perdida
no eran así los patios / son reflejos /
esos niños que juegan ya son viejos
y van con más cautela por la vida

el barrio tiene encanto y lluvia mansa
rieles para un tranvía que descansa
y no irrumpe en la noche ni madruga

si uno busca trocitos de pasado
tal vez se halle a sí mismo ensimismado /
volver al barrio siempre es una fuga
El césped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular,
aterciopelado, estimulante. Desde la tribuna quizá crean que,
con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar
un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como figuras de
ballet. Quien es derrumbado cae seguramente sobre un colchón de
plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto
forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran mucho dinero
simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros
cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol
decisivo. O no decisivo, es lo mismo. Lo bueno es treparse unos sobre
otros mientras los rivales regresan a sus puestos, taciturnos, amargos,
cabizbajos, cada uno con su barata soledad a cuestas. Desde la tribuna
es tan disfrutable el racimo humano de los vencedores como el drama
particular de cada vencido. Por supuesto, ciertos avispados
espectadores siempre saben cómo hacer la jugada maestra y no
acaban de explicarse, y sobre todo de explicarlo a sus vecinos, por
qué este o aquel jugador no logra hacerla. Y cuando el
árbitro sanciona el penal, el espectador avispado también
intuye hacia qué lado irá el tiro, y un segundo
después, cuando el balón brinca ya en las redes, no
alcanza a comprender cómo el golero no lo supo. O acaso
sí lo supo y con toda deliberación se arrojó al
otro palo, en un alarde de masoquismo o venalidad o estupidez
congénita. Desde la tribuna es tan fácil. Se conoce la
historia y la prehistoria. O sea que se poseen elementos suficientes
como para comparar la inexpugnable eficacia de aquel zaguero
olímpico con la torpeza del patadura actual, que no acierta
nunca y es esquivado una y mil veces. Recuerdo borroso de una
época en que había un centre-half y un centre-forward,
cada uno bien plantado en su comarca propia y capaz de distribuir el
juego en serio y no jugando a jugar, como ahora, ¿no? El
espectador veterano sabe que cuando el fútbol se
convirtió en balompié y la ball en pelota y el dribbling
en finta y el centre-half en volante y el centre-forward en alma en
pena, todo se vino abajo y ésa es la explicación de que
muchos lleven al estadio sus radios a transistores, ya que al menos
quienes relatan el partido ponen un poco de emoción en las
estupendas jugadas que imaginan. Bueno, para eso les pagan,
¿verdad? Para imaginar estupendas jugadas y está bien.
Por eso, cuando alguien ha hecho un gol y después de los abrazos
y pirámides humanas el juego se reanuda, el locutor
idóneo sigue colgado de la "o" de su gooooooool, que en realidad
es una jugada suya, subjetiva, personal, y no exactamente del delantero
que se limitó a empujar con la frente un centro que, entre todas
las otras, eligió su cabeza. Y cuando el locutor idóneo
llega por fin al desenlace de la "ele" final de su gooooooool privado,
ya el árbitro ha señalado un orsai que favorece,
¿por qué no?, al locatario.

Es bueno contemplar alguna vez la cancha desde aquí, desde lo
alto. Así al menos piensa Benjamín Ferrés,
veintitrés años, digamos delantero de un Club Chico,
alguien últimamente en alza según los cronistas
deportivos más estrictos, y que hoy, después de empatarle
al Club Grande y ducharse y cambiarse, no se fue del estadio con el
resto del equipo y prefirió quedarse a mirar, desde la tribuna
ya vacía (sólo quedan los cafeteros y heladeros y
vendedores de banderitas, que recogen sus bártulos o tal vez
hacen cuentas) aquel campo en el que estuvo corriendo durante noventa
minutos e incluso convirtió uno, el segundo, de los dos goles
que le otorgan al Club Chico eso que suele llamarse un punto de oro.
Sí, desde aquí arriba el césped es una alfombra,
casi un paño verde como el del casino, con la importante
diferencia de que allá los números son fijos,
permanentes, y aquí (él, por ejemplo, es el ocho) cambian
constantemente de lugar y además se repiten. A lo mejor con el
flaco Suárez (que lleva el once prendido en la espalda)
podrían ser una de las parejas negras. O no. Porque de ambos,
sólo el Flaco es oscurito.

Ahora se levanta un viento arisco y las gradas de cemento son
recorridas por vasos de plástico, hojas de diario, talones de
entradas, almohadillas, pelotas de papel. Remolinos casi fantasmales
dan la falsa impresión de que las gradas se mueven, giran,
bailotean, se sacuden por fin el sol de la tarde. Hay papeles que suben
las escaleras y otros que se precipitan al vacío. A
Benjamín (Benja, para la hinchada) le sube una bocanada de
desconsuelo, de extraña ansiedad al enfrentarse, ¿por
primera vez?, con la quimera de cemento en estado de pureza (o de
basura, que es casi lo mismo) y se le ocurre que el estadio
vacío, desolado, es como un esqueleto de multitud, un eco
fantasmal de esa misma muchedumbre cuando ruge o aplaude o insulta o
agita banderas. Se pregunta cómo se habrá visto su gol
desde aquí, desde esta tribuna generalmente ocupada por las
huestes del adversario. Para los de abajo en la tabla, el estadio
siempre es enemigo: miles y miles de voces que los acosan, los
persiguen, los hunden, porque generalmente el que juega aquí, el
permanente locatario, es uno de los Grandes, y los de abajo sólo
van al estadio cuando les toca enfrentarlos, y en esas ocasiones apenas
si acarrean, en el mejor de los casos, algunos cientos de
fanáticos del barrio, que, aunque se desgañitan y agitan
como locos su única y gastada bandera, en realidad no cuentan,
es imposible que tapen, desde su islote de alaridos, el gran rugido de
la hinchada mayor. Desde abajo se sabe que existen, claro, y eso es
bueno, y de vez en cuando, cuando se suspende el juego por
lesión o por cambio de jugadores, los del Club Chico van con la
mirada al encuentro de aquel rinconcito de tribuna donde su bandera
hace guiños en clave, señales secretas como las del
truco. Y ésta es la mejor anfetamina, porque los llena de
saludable euforia y además no aparece en los controles
antidopping.

Hoy empataron, no está mal, se dice Benja, el número
ocho. Y está mejor porque todos sus huesos están enteros,
a pesar de la alevosa zancadilla (esquivada sólo por
intuición) que le dedicaran en el toletole previo al primer gol,
dos segundos antes de que el Colorado empujara nuevamente la globa con
el empeine y la colocara, inalcanzable, junto al poste izquierdo.
Después de todo, la playa es mía. Desde hace quince
años la vengo adquiriendo en pequeñas cuotas. Cuotas de
sol y dunas. Todos esos prójimos, prójimas y projimitos
que se ven tendidos sobre las rocas o bajo las sombrillas o corriendo
tras una pelota de engañapichanga o jugando a la paleta en una
cancha marcada en la arena con líneas que al rato se borran,
todos esos otros, están en la playa gracias a que yo les permito
estar. Porque la playa es mía. Mío el horizonte con
toninas remotas y tres barquitos a vela. Míos los peces que
extraen mis pescadores con mis redes antiguas, remendadas. El aire
salitroso y los castillos de arena y las aguas vivas y las algas que ha
traído la penúltima ola. Todo es mío.
¿Qué sería de mí, el número ocho,
sin estas mañanas en que la playa me convence de que soy libre,
de que puedo abrazar esta roca, que es mi roca mujer o tal vez mi roca
madre, y estirarme sin otros límites que mi propio límite
o hasta que siento las tenazas del cangrejo barcino sobre mi dedo
gordo? Aquí soy número ocho sin llevarlo en la espalda.
Soy número ocho sencillamente porque es mi identidad. Un cura o
un teniente o un payaso no necesitan vestir sotana o uniforme o traje
de colores para ser cura o teniente o payaso. Soy número ocho
aunque no lo lleve dibujado en el lomo y aunque ningún botija se
arrime a pedirme autógrafos, porque sólo se piden
autógrafos a los de los Clubes Grandes. Y creo que siempre
seré de Club Chico, porque me gusta amargarles la fiesta, no a
los jugadores que después de todo son como nosotros, sólo
que con más suerte y más guita, ni siquiera a la hinchada
grande por más que nos insulte cuando hacemos un fau y festeje
ruidosamente cuando el otro nos propina un hachazo en la canilla. Me
gusta arruinarles la fiesta, sobre todo a los dirigentes, esos
industriales bien instalados en su cochazo, en su piso de la Rambla y
en su mondongo, señores cuya gimnasia sabatina o dominical
consiste en sentarse muy orondos, arriba en el palco oficial, y desde
ahí ver cómo allá abajo nos reventamos, nos
odiamos, nos derretimos en sudores, y cuando sus jugadores ganan,
condescienden a llegar al vestuario y a darles una palmadita en el
hombro, disimulando apenas el asco que les provoca aquella piel
todavía sudada, y en cambio, cuando sus jugadores pierden, se
van entonces directamente a su casa, esta vez por supuesto sin ocultar
el asco. En verdad, en verdad os digo que yo ignoro si hacen eso, pero
me lo imagino. Es decir, tengo que imaginarlo así, porque una
cosa son las instrucciones del entrenador, que por supuesto trato de
cumplir si no son demasiado absurdas, y otra cosa son las instrucciones
que yo me doy, verbigracia vamo vamo número ocho hay que aguarle
la fiesta a ese presidente cogotudo, jactancioso y mezquino, que viene
al estadio con sus tres o cuatro nenes que desde ya tienen caritas de
futuros presidentes cogotudos. Bueno, no sé ni siquiera si tiene
hijos, pero tengo que imaginarlo así porque soy el número
ocho, insustituible titular de un Club Chico y, ya que cobro poco,
tengo que inventarme recompensas compensatorias y de esas recompensas
inventadas la mejor es la posibilidad de aguarle la fiesta al cogotudo
presidente del Grande, a fin de que el lunes, cuando concurra a su
Banco o a su banca, pase también su vergüenza rica, su
vergüenza suntuosa, así como nosotros, los que andamos en
la segunda mitad de la tabla, sufrimos, cuando perdemos, nuestra
vergüenza pobre. Pero, claro, no es lo mismo, porque los Grandes
siempre tienen la obligación de ganar, y los Chicos, en cambio,
sólo tenemos la obligación de perder lo menos posible. Y
cuando no ganamos y volvemos al barrio, la gente no nos mira con
menosprecio sino con tristeza solidaria, en tanto que al presidente
cogotudo, cuando vuelve el lunes a su Banco o a su banca, la gente, si
bien a veces se atreve a decirle qué barbaridad doctor porque
ustedes merecieron ganar y además por varios goles, en realidad
está pensando te jodieron doctor qué salsa les dieron
esos petizos. Por eso a mí no me importa ser número ocho
titular y que no me pidan autógrafos aquí en la playa ni
en el cine ni en Dieciocho. Los partidos no se ganan con
autógrafos. Se ganan con goles y ésos los sé
hacer. Por ahora al menos. También es un consuelo que la playa
sea mía, y como mía pueda recorrerla descalzo, casi
desnudo, sintiendo el sol en la espalda y la brisa en los ojos, o
tendiéndome en las rocas pero de cara al mar, consciente de que
atrás dejo la ciudad que me espía o me protege,
según las horas y según mi ánimo, y adelante
está esa llanura líquida, infinita, que me lame, me
salpica, a veces me da vértigo y otras veces me brinda una
insólita paz, un extraño sosiego, tan extraño que
a veces me hace olvidar que soy número ocho.
Alejandra. Lo extraño había sido que Benja conociera sus
manos antes que su rostro, o mejor aún, que se enamorara de sus
manos antes que de su rostro. Él regresaba de San Pablo en un
vuelo de Pluna. El equipo se había trasladado para jugar dos
amistosos fuera de temporada, pero Benja sólo había
participado en el primero porque en una jugada tonta había
caído mal y el desgarramiento iba a necesitar por lo menos cinco
días de cuidado, así que el preparador físico
decidió mandarlo a Montevideo para que allí lo atendieran
mejor. De modo que volvía solo. A la media hora de vuelo se
levantó para ir al baño y cuando regresaba a su sitio
tuvo la impresión de ser mirado pero él no miró.
Simplemente se sentó y reinició la lectura de Agatha
Christie, que le proponía un enigma afilado, bienhumorado y
sutil como todos los suyos.

De pronto percibió que algo singular estaba ocurriendo. En el
respaldo que estaba frente a él apareció una mano de
mujer. Era una mano delgada, de dedos largos y finos, con uñas
cuidadas pero sin color. Una mano expresiva, o quizá que
expresaba algo, pero qué. A los dos o tres minutos hizo
irrupción la otra mano, que era complementaria pero no igual.
Cada mano tenía su carácter, aunque sin duda
compartían una inquietante identidad. Benja no pudo continuar su
lectura. Adiós enigma y adiós Agatha. Las manos se
movían con sobriedad, se rozaban a veces. Él
imaginó que lo llamaban sin llamarlo, que le contaban una
historia, que le ofrecían respuestas a interrogantes que
aún no había formulado; en fin, que querían ser
asidas. Y lo más preocupante era que él también
quería asirlas, con todos los riesgos que un acto así
podía implicar, verbigracia que la dueña de aquellas
manos llamara inmediatamente a la azafata, o se levantara, enfrentada a
su descaro, y le propinara una espléndida bofetada, con toda la
vergüenza, adicional y pública, que semejante castigo
podía provocar. Hasta llegó a concebir, como un destello,
un título, a sólo dos columnas (porque era número
ocho, pero sólo de un Club Chico): conocido futbolista uruguayo
abofeteado en pleno vuelo por dama que se defiende de agresión
******.

Y sin embargo las manos hablaban. Sutiles, seductoras,
finísimas, dialogaban uña a uña, yema a yema, como
creando una espera, construyendo una expectativa. Y cuando fue ordenado
el ajuste de los cinturones de seguridad, desaparecieron para cumplir
la orden, pero de inmediato volvieron a poblar el respaldo y con ello a
convocar la ansiedad del número ocho, que por fin decidió
jugarse el todo por el todo y asumir el riesgo del ridículo, el
escándalo y el titular a dos columnas que acabaran con su
carrera deportiva. De modo que, tomada la difícil
decisión y tras ajustarse también él el
cinturón, avanzó su propia mano hacia los dedos
cautivantes, que en aquel preciso momento estaban juntos. Notó
un leve temblor, pero las manos no se replegaron. La suya
prolongó aquel extraño contacto por unos segundos, luego
se retiró. Sólo entonces las otras manos desaparecieron,
pero no pasó nada. No hubo llamada a la azafata ni bofetada.
Él respiró y quedó a la espera. Cuando el
avión comenzaba el descenso, una de las manos apareció de
nuevo y traía un papel, más bien un papelito, doblado en
dos. Benja lo recogió y lo abrió lentamente. Conteniendo
la respiración, leyó: 912437.

Se sintió eufórico, casi como cuando hacía un gol
sobre la hora y la hinchada del barrio vitoreaba su nombre y él
alzaba discretamente un brazo, nada más que para comunicar que
recibía y apreciaba aquel apoyo colectivo, aquel afecto, pero
los compañeros sabían que a él no le gustaba toda
esa parafernalia de abrazos, besos y palmaditas en el trasero, algo que
se había vuelto habitual en todas las canchas del mundo.
Así que cuando metía un gol sólo le tocaban un
brazo o le hacían desde lejos un gesto solidario. Pero ahora,
con aquel prometedor 912437 en el bolsillo, descendió del
avión como de un podio olímpico y diez minutos
después pudo mirar discretamente hacia la dueña de las
manos, que en ese instante abría su valija frente al funcionario
aduanero, y Benja comprobó que el rostro no desmerecía la
belleza y la seducción de las manos que lo habían enamorado.
Benja y Martín se encontraron como siempre en la pizzería
del sordo Bellini. Desde que ambos integraran el cuadrito juvenil de La
Estrella habían cultivado una amistad a prueba de balas y
también de codazos y zancadillas. Benja jugaba entonces de
zaguero y sin embargo había terminado en número ocho.
Martín, que en la adolescencia fuera puntero derecho, más
tarde (a raíz de una sustitución de emergencia, tras
lesiones sucesivas y en el mismo partido del golero titular y del
suplente) se había afincado y afirmado en el arco y hoy era uno
de los guardametas más cotizados y confiables de Primera A.

El sordo Bellini disfrutaba plenamente con la presencia de los dos
futbolistas. Él, que normalmente no atendía las mesas
sino que se instalaba en la caja con su gorra de capitán de
barco, cuando Martín y Benja aparecían, solos o
acompañados, de inmediato se arrimaba solícito a dejarles
el menú, a recoger los pedidos, a recomendarles tal o cual plato
y sobre todo a comentar las jugadas más notables o más
polémicas del último domingo.

Era algo así como el fan particular de Benja y Martín y
su caballito de batalla era hacerles bromas c
Rustic charms

Deep in the barrio where the carrion crow carry on, if ever there was light it's long gone and the darkness like a rash creeps up on your skin, where they take their teeth out and they put the trash in,  a place to be aware of in the moonlight where you dare to put on show but only in the barrio beside the hooded crow.

And deep the knife that splits the corn to sharpen razors, reap the dawn and sow the seeds of raging wolves and pimps that lead us further in, the barrio is grim, no fairy tale or pun intent just iron bent into sharp hooks and even sharper cutthroat looks from residents who fit the bill of psychos, cracks the crow if crows can crack at all.

I steer clear and always will, the barrio's a bitter pill to swallow, but unless your mouth's been opened wide how can anyone see inside, active pro and ****** crow and those who know don't know or never go to see.

Deep in the barrio where time goes fast and life is slow and death rides walls of steel
I feel affinity, a certain ****** prehensile proclivity and where the hell's divinity but sat behind the crow.
Momart Oct 2014
moon over head
the streets of the barrio
cracked side walks
and loud music
construing
the eager young mind,
he was about nine.

El barrio, I write to you
an open notebook I fill
of memories
black and blue.

El barrio, you didn't
think i'd make it.
for only the forsaken
make it.

El barrio,
my neighborhood
flooded with dreams
of other places
names
without faces.

life
and all else
you will find
between these city walls.
Brandt Hott May 2020
vengo de barrio bajo
pero este no me defino
porque en el barrio consta
que todas siempre enteros

el barrio nunca la falta nada
si una no tiene otra lo pone
hasta que todas comemos juntos
juntos y juntos hasta el muerte

dando y dando el la repuesta
de quien sea mas no hay menos
porque en el barrio todos
somos iguales somos chingones
hasta la muerte fieles
CA Guilfoyle Feb 2013
Polished stone, bare *****- rafters loomed above
silent owls swooped, black before the dawn
red wood carved with sorrow's blood
masks to hide behind - some never found
So swift to pass upon the earth
ashes, silence underground
Diego painted the Santa Catalina's
mountains now hung upon a wall
have found him glorious
in the lost barrio
It was named after the bodies that lay below,
whose tombs stood close by,
whose families still cry.
It was for those that had nowhere to go,
those who let out a sigh,
those who wouldn't cry.
It was where the days felt the most slow,
but still we all said hi
and still we all gave it a try.
It is called Home, for those who got to grow,
for those who didn't die
and those who made it by.
For the streets that raised me, thank you.
La frente apoyo en la vidriera...
el cielo azul se engalana
y en la fúlgida primavera
canta su canción la mañana.

La mente inclino a lo más hondo
del alma en campos del Ayer;
y marchito miro en el fondo
todo lo que vi florecer.

Soplan auras primaverales
dando más vigor a los músculos.
¡Aquí las brumas otoñales
y el silencio de los crepúsculos!

En el parque crece la yerba
bajo el radiante resplandor.
En el alma todo se enerva
al paso lento del dolor.

Y evoco alegres ilusiones,
campos azules, abrileños;
la juventud con sus canciones
iba entre rosas y entre ensueños.

Fulgurante el cielo reía:
¡Cuán hermoso era el porvenir!
Vino la tarde en pleno día
y todo comenzó a morir.
La frente apoyo en la vidriera...
Verdes árboles, sol radiante
¡Juventud!… ¡también primavera
Fuiste del corazón amante!

¡Días que el alma triste evoca,
alba rosada del amor!
¡Boca que buscaba otra boca,
polen que va de flor en flor!...

En jardines primaverales
las libélulas entre aromas;
rosas rojas en los rosales
y destilando miel las pomas.

Y van surgiendo en un ensueño
amores de la juventud.
Pasan con el labio risueño
en concento de arpa y laúd.

Entonces... retoño y retoño
en los rosales a la aurora...
¡Como lenta bruma de otoño
la tristeza bajando ahora!

En el alma, al ensueño abierta,
algo de antiguo trovador,
y de la vida en la áurea puerta
con sus promesas el Amor.

De la luna la luz de plata
brillaba en el barrio desierto,
y una canción de serenata
subía al balcón entreabierto.

Pendiente la escala de seda
de los barrotes del balcón...
Del pasado ya sólo queda
un rescoldo en el corazón.

Paseos bajo luz de luna
por alamedas de rosales;
dos bocas que el amor aúna
en claras noches estivales...

Entonces... cantos, alegría,
juramentos de eterna fe;
y ahora, gris melancolía
del dichoso tiempo que fue...
La frente apoyo en la vidriera:
en el parque, vestidos blancos,
y amantes en su primavera
bajo los pinos en bancos.

Primeros versos a la amada,
cantos primeros de ilusión...
Son hoy cual queja desolada
en el fondo del corazón.

Tú, flor de la tierra nativa,
de los ojos fuiste embeleso.
Sólo a tu boca, rosa viva,
le dio la muerte el primer beso.

Cuando se recuerda el pasado
hay un deseo de llorar.
¡El árido camino andado
si se pudiera desandar!...

Sombras doloridas que vagan
y esperanzas muertas deploran:
Astros que en tinieblas se apagan
y voces que en silencio lloran!...

A la claridad matutina
fragante erguíase el rosal...
¡ya sobre el agua gris se inclina
la amarilla rama otoñal!...

Una palabra... un juramento...
¿era verdad o era mentira?
Mentira o verdad es tormento
cuando sola el alma suspira.

Se abría a la luz la ventana
en un radioso amanecer,
la ilusión decía: «¡Mañana!»
y el corazón dice: «¡Ayer!».

¡Mañana! ¡Ayer! Polos remotos...
lo que es dolor y lo que salva.
Claros sueños y sueños rotos,
gris de la tarde y luz del alba.

Y el Amor, que en sombras se aleja,
el alma dice: «¿Volverás?»
Y como una lejana queja
se oye en el pasado: «¡Jamás!»

La hiedra fija sus raíces
aún bajo nieve en la piedra.
Recuerdos de días felices:
sois del corazón... ¡siempre hiedra!
Aromadas rosas de Francia
en los casinos y en el Ritz;
Rosas que dais vuestra fragancia
en Montecarlo y en Biarritz.

Reservados de restaurantes;
de vida de goce ansias locas;
El áureo champaña espumante;
temblando de ósculo las bocas.

Nerviosa espera la cita,
Penumbra de la «garconniére»,
Fausto a los pies de Margarita
En el rosado atardecer…

Otra... Extraño acento de arrullo,
honda nostalgia en su mirada,
y severo siempre su orgullo
en su dolor de desterrada.

Su imagen el pasado alegra,
y fijos en la mente están
su traje blanco y su capa negra
en las carreras de Longchamps.

Días lejanos de estudiante,
embriaguez de ideal divino,
El corazón, rosa fragante,
en noches del Barrio Latino...

Midineta bulevardina,
boca roja, frente de lis,
Incitadora, parlanchina,
jilguero alegre de Paris.

Y del «cabaret» la alegría...
¿Era del Rhin o era del Volga?
¿en su vida un misterio había...
¿era su nombre Elisa u Olga?

En otra, del vuelo al arranque,
mirar nostálgico... y ¡pasó!
Muchas veces junto a un estanque
soñando la luna nos vio.

Tú, mejicana-parisina,
de cabellos como aureola
de luz de sol, y habla divina
entre francesa y española.

En la tristeza de un suspiro,
lejos, a la orilla del mar,
una margarita aún te miro
melancólica deshojar.

Húngara triste, flor bohemia,
De ojos miosotis de Danubio:
¡cuán adorable era anemia
En marco de cabello rubio!

Tus pupilas vagas de Isis
fingía decir un adiós;
Y casi exangüe por la tisis
caíste en golpe de tos...
La frente apoyo en la vidriera...
Un claro sol el cielo dora,
riega rosas la primavera...
El otoño en el alma llora.

Se oye como una voz que ruega,
como un gemido de laúd...
¡Es en la tarde que llega
el adiós de la juventud!
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And what are they doing with it?
Feeling plain, Jane?
Marinello Schools of Beauty, want you,
Offer you hands-on training in cosmetology,
Skin care esthetics, manicuring and vaginal deodorizing—
Just kidding, Babaloo.
Food tip for the Third World:
Never try to write poetry on an empty stomach.
Sizzler 6 oz juicy & succulent.
RENEGADE DEAL:
El Pollo Loco guacamole chicken sandwich,
Coupon free, small drink and small chips,
When you purchase a guacamole or jalapeno sandwich,
includes pepper jack cheese and a southwest sauce.
Gardenas sandia con semilla, 7 lbs 99 cents.
GARDENAS: “en precios, servicio y calidad, nadie nos iguaia.”
Bud Gordon’s Quality NISSAN:
One at this price after a $1500 factory rebate.
TERMINIX: get them before they get you!
The Kingdom Animalia, Phylum Arthropoda, Class Insecta
Bug up my *** again.
And a form letter from the VA
Asking me to please update my whereabouts.
And a form letter from the VA asking me
To please update my whereabouts.
And miles to go before I sleep.
Bite me, Mr. Frost!

An outing, at last.
I am going for a walk around the inside of my gates.
I live in one of those gated over-55 lunatic asylums.
There are gates. It is gated. Get it?
GATED! We feel safe here.
Probably a good thing at our age:
Self-imposed institutionalization,
Putting oneself in an asylum to ferment and die.
The fact that so many of us
Need it so bad at only 55
Says something itself about the current state of
Baby Boomer metal-fatigue.
I am now standing at the far end of the golf course.
I wait at the far end of the 18th Hole.
A ball bounces past my head and
Rolls off past the green into the far rough.
The 18th Hole is perched atop a small plateau,
Out of sight, far above the horizon for anyone teeing off.
I am Puck, invisible and impish.
I pluck the ball up.
I scamper to the green.
I pop the ball into the hole.
Which is better than popping a hole in the ball,
Surely, kind of a drag,
As we were once fond of saying.
Deflated Ball.
Deflator Maus.
OPERA can be ****.
Bodice-ripping corsets, whorehouses and naked ******!
Hardly what you might expect from
A night with the Welsh National Opera,
But they found their way into this production of "Die Fledermaus."
Ripe language, contemporary jokes and
Toilet humor thrown in, adding immensely
To the pleasures of Strauss’s operetta.
"Die Fledermaus," or The Bat’s Revenge,
Is all about drunkenness and adultery.
Despite being written in the 1870s,
It remains equally pertinent to today’s pub culture of excess.
Daring; Colorful; ****: PGA golf.
I steal a golf ball on the far end of the 18th Hole.
I pick up the Titleist and stick it in the hole
(Steady Jessica, not yours.
I hide behind your bush.
(Cue up PSA, First Lady Bird Johnson’s 1960s
Nationwide Beautification Campaign:
“I want everyone in America to plant a tree,
A sherrrr-rub, or a booosh.”)
The golfer now searching frantically:
Why is the cup always the last place they look?
Then, wham, bam, he looks:
A legend is born.
A hole in one,
His name forever immortalized
On a plaque over the bar, the proverbial 19th Hole.

As you know, I speak for all mediocrities,
Safe in my 55+ gated-community.
I go next to the Club House,
"The Lodge" as it’s called.
Each afternoon, the usual suspects
Claiming first come/first serve tiered mini-theater seats
Where Netflix matinee gems are screened.
It is two minutes to DVD show time.
I walk to the front of the room.
I stare at my audience.
I count the house slowly,
Making meaningful eye contact with each wrinkled face.
I cup my hands behind my back and speak:
“I assume you are all here for my lecture on Kierkegaard.”
No one reacts.
I turn to leave but do a double-take and smile.
One old woman in the top right corner of the amphitheater laughs, Perhaps the one other human being within the gates
Who has also smoked a joint today.
For an instant, I am overwhelmed with paranoia,
Perhaps I’ve gone too far over the line:
No longer “oh-he’s-a-character;”
I am now “that creep is ******* nuts.”
Is it time for someone to approach my family,
My next of kin, my “who-to-contact-in-event-of-emergency” number? Who will make the call on behalf of the HOA—
The Homeowner’s Association—
The Tsars, the Duma, the Supreme Soviet in these parts?
They are the power inside the gates;
Those who determine the state’s enemies,
Who govern its community norms.
Power within the gates.
Law within the asylum.
Little Hitlers one and all.
Hopefully they reach my sister first.
She’s been briefed.
KEY POINT IN THE NARRATIVE:
The new narrative is non-linear.
We can no longer sustain a narrative understanding of ourselves;
We are each an individual stream of consciousness,
All of us random, non-linear and disconnected.
We grow more and more disconnected from others.
We may be neighbors in space and time,
But we remain deprived of any significant human contact;
Any spiritually significant human contact.
Our social circle narrows to what can fit in The Telescreen;
We become more intimate with a legion . . .
Did someone say a legion? SPQR:
Am I having some sort of genetic-linguistic seizure here?
Am I channeling Benito Mussolini again?
Il Duce speaks to me from the grave,
Still blowing smoke up my Hopi-Jew-*** ***,
Filling in my insecurities,
Plugging the holes in my character
With delusions of classical Roman grandeur, glory and empire. Hmmmm? Quite an appetizing pitch for the average *****,
A message so completely, so ethnocentrically slick,
Olive oily, and so seductive.
A non-Italian would have thought
American Legion or Legionnaire’s disease,
Or The Foreign Legion, The French Foreign Legion.
The French: a virulent, promiscuous people.
Do you want fries with that, Simone?
No, I don’t get out much.
Only an occasional brisk walk around the asylum,
In and around the golf course, around but inside the gates. (LINKS) Bill Gates. Daryl Gates. Billy Bathgate’s Gates? Ghiberti’s Gates? The Hot Gates? Thermopylae? 300 Spartans/700 Thespians:
“The noun causing idiots to think of
Two girls sloppily eating each other’s mighty vaginas,
When they hear mention of someone being an actor.” http://www.urbandictionary.com
Not even close.
No, I rarely venture out.
This is Hemetucky.
There are methamphetamine-stoked
Teenage zombies at the gate.
Note to costume control:
Perhaps camouflage clothing is the safe choice?
No loud red Hawaiian.
No garish Indonesian batik.
Fleet of feet are these Hemet tweakers,
These cranked up Riverside County teenage barbarians,
These Huns & Visigoths,
These amped up, ravenous jackals.
And why stop there?
These Vandals & Vandellas.
A Motown flashback:
“Nowhere to run, baby, nowhere to hide.”
With or without Martha—
They remain dangerously lethal.
Yes, let it be camo clothes for me.
Those **** heads may be young.
They may be fast.
They may be able to run me down
On a dry grass dog-legged fairway savannah,
Tearing the meat from my carcass.
But the sons-a-******* have to see me first.
Besides, we know who are real friends are.
Hooray for our media peeps!
We become more intimate with a legion
Of television personalities on 125 different channels.
Most of these we know by name and context.
We know their families, their friends,
Their histories, their tragedies,
Their favored hyperbole and manner of speech.
Sometimes we establish intimacy with celebrities
Strictly on the basis of universal body language.
At times–in the absence of any other
Empathetic facility of identification–
We connect on instinct alone.
Instinct: perhaps animal at its core,
An animal kingdom affinity group,
Connecting on a bio-linguistic level,
Particularly when the Korean, or Spanish,
Mandarin, or Arabic,
Japanese, or even Hebrew language version is broadcast.
All languages cryptically alien,
A dense boundary, a barrio border wall,
Undecipherable, impenetrable concrete.
But we’ve never spoken to our neighbors,
Nor do we know their names.
Celebrities are the neighbors we know best;
Although the intimacy is an illusion,
Permission to invade their privacy presumed,
Tacit in the relationship between celebrities and their fans.
I am an independent contractor now,
An outside consultant to the NSA.
Try as I might I cannot crack the enigma,
Kim Kardashian remains far beyond my code-breaking prowess.
I repeat myself:
We can no longer sustain a narrative understanding of ourselves;
We are each an individual stream of consciousness,
All of us random, non-linear and disconnected.
We are more and more disconnected from others.
We may be neighbors in space and time,
But we remain deprived of any significant human contact;
Any spiritually significant human contact.
Our social circle narrows to what can fit in The Telescreen; we become more intimate with a legion . . .
Back to you, David Ulin:
“Sometime late last year—I don’t remember when, exactly—I noticed I was having trouble sitting down to read. That’s a problem if you do what I do, but it’s an even bigger problem if you’re the kind of person I am. Since I discovered reading, I have always been surrounded by stacks of books. I read my way through camp, school, nights, and weekends; when my girlfriend and I backpacked through Europe after college graduation, I had to buy a suitcase to accommodate the books I picked up along the way.”
Thank you, David L. Ulin.
I cannot help myself.
I grow more eccentric each day.
My eyeballs glued to that flat screen!

Cosmo Kramer: "The bus is outta control.
So I grab him by the collar, I take him out of the seat,
I get behind the wheel, and now I’m driving the bus."
Jerry: "Wow!"
George Costanza: "You’re Batman."
Cosmo Kramer: "Yeah, yeah, I am Batman.
Then the mugger, he comes to and he starts choking me.
So I’m fighting him off with one hand,
And I kept driving the bus with the other, ya know.
Then I managed to open up the door,
And I kicked him out the door, ya know,
With my foot, ya know, at the next stop."
Jerry: "You kept making all the stops?"
Cosmo Kramer: "Well, people kept ringing the bell!"
(Share this moment with a stranger.)

I speak for all mediocrities.
I am their champion, their patron saint.
Boom Chaka Laka. Boom Chaka Laka.
Boom Chaka Laka. BOOM!
Isn’t it time Salieri tempted Constanze–
Frau Mozart–with a plateful of Capezzoli di Venere:
“******* of Venus.”
You had me at hello, Kidman.
I know you too well, Nicole.
I knew you from before,
Way before Tom’s Oprah couch freak show.
Listen to me, Nicole:
We are face to face
With the most profound question in American literature:
"What is the grass?
The flag of my surrender?
The flag of my disposition?"
I resort to Socratic maxims: Know yourself;
The un-****** life is not worth living.
Is it stress? Is it lack of conviction?
Everything Jeff Lebowski neither wants nor needs in his life?
I watched you *** in "Eyes Wide Shut," Nicole.
Now I know you with my eyes and your legs wide open.
Thank you, Sidney Pollack.
Sidney knew.
Sidney dealt us cards
From his Hollywood Tarot deck.
We are intimate, Nicole.
I watched you squat.
This imperfect me
a pleasure machine

a bait for chameleons
liars and a thief

waiting by the phone

waiting by the door
the boy with the skatebooard
like salmon
race against the slant

Pass by a black woman
with her plastic bags
full of empty bottles
plans her drunken feast

the boy with the skateboard
asks me
"what are you waiting for?"
and I have no answer

She´s back now
the bottles are full
she smokes and shakes her ***
like an old worn horse

We will all get drunk
and wash away another year
The Dedpoet May 2016
Isn't better now to back
To the hood where the Eden
Is in ruins, silent,
Among the bullets echoed with no names?

Even the crippled that hold fast
Like dignitaries to empty beer bottles,
With a good for a drink at the tips
Of tongued devils groaning that all
Have failed them.

     Dealers on the corner
With their ominous eyes and crooked
Cash on the beaten sidewalks of a ghostly
Corner, wondering if they can return
To innocence like a prodigal son,
Home to end an evil spell,
Might he end up free as in dead
As he walks with a half hope
And pockets of cash not his own.

    When the homes stop falling sideways
And the floors don't break at
Nights step, walking by old frames
When the home knew better days,
Half open eyes walking about
The enclosure's cracked walls
And roach infested walls,
No water and asking themselves
If it's all worth it.

And I return here in a stranger's
Stance with mind wide open,
I watch the leather bucket stands
Dripping its drop like a weeping
Woman for a child.

   The sun decieves here,
Light sheds over burning fountains
Where the trash is unfiltered,
The homeless suffer chronic mist sleep,
    The ******'s eyes closed with
A faithful candle hoping
To open her eyes and save the neighborhood
From itself or its repetitions,
And still they bury one everyday
Too young to go,
The doves humming above when
Another is laid on a slab dead from
Hopelessness of it all.

There are no new arrivals here,
This is the hood after all,
If you can make it out and remember
The overflowing reflection,
Bring back a fresh and humble view
With some dramatic memory,
You may survive the barrio,
But the intimate response
Of sadness when you visit,
Somehow the nightmares never go.
To my hood.
ConnectHook Apr 2017
Wussup, professional Latina?
Diversity been good 2 U?
Water warm enough 4 U?
Shaking down enuf rich gringos
to fund your Non-Profit?
(speak against capitalismo here)
Got time for la Revolución after your pedicure today?
(mention the border here)
still watching Oprah, Abuela?
heard from your third ex-husband recently?
Wussup consummate professional.
(turn on NPR here)
Got nail polish? Got car waxed? Got investments?
(take a networking business lunch here)
Have you streaked your hair enuf?
(mention indigenismo here)
I hope you are caring well for all the nietos
and still have time to be a tiburona
(insert italicized Spanish word here)
How are all your gente ?
(mention mujeres fuertes here)
Hey Latina - when did you move out of the barrio ?
(mention La Raza here)
Mujer Latina—wussup.
how is Gringolandia workin' out 4 U ?
(turn off Univision here)
'cause if the oppression gets too bad
you could always move back
to Venezuela
or Chihuahua
or San Juan,  or...
(mention Trump here)
...Miami?
You hypocrite you
David Jan 2015
I turned water into coffee this morning
and sat by the four corner light box
while reading a book
that taught me not to judge it by its cover.
The twisted crooks
that the story entails
the end trails of coke heads
that still drop slowly down the walls of
East Harlem.
I turned water into coffee this morning
and sat by the four corner light box
and all of its massive holiness
creating a halo around my entire body
without fearing a bullet would come rushing in
and **** me dead
I sat and read of another universe where
life and love still exist
but in a way I could not bring myself to condone
I turned water into coffee this morning
and sat by the four corner light box
with a dark shadow created by the backlit room
safe and in place
just wishing I was one of the twisted crooks
the story entailed
with my end trails in a little more danger
than when
I turned water into coffee this morning
and sat with the purity of my whiteness,
by the four corner light box
while reading another universe
and doing nothing about it.
Sunlight ricochets off the blanco bell tower
of Iglesia de la Asunción, landing as a spectral
ball lodged in the iron-barred windows across
the narrow lane. Light splays its rays onto
an outdoor café, which bustles with excitement
at the arrival of perfect weather for the perfect
pueblo blanco of Spain, a grand fiesta of white.

Priego de Cordoba revels in its inheritance
of white, the picture-perfect, pristine village
elevated above abundant olive groves and
the crackling, undulating earth. Here, you
gaze upon the arid land with the all-seeing eye
of God, never bloodshot, never blurred,
crisp as a hawk's flight to prune its prey.

Approaching the village, giant, arthritic roots
of ancient trees sprawl atop the shallow
soil like crooked claws. Farther ahead,
a 19th-century goatherd leans on his long,
weathered stick, whistling beneath his
beret, as his garrison of goats clatters
down the massive, twisting row of rocks.

Serenity seeps into your bones as you stroll
among the potted flowers, bursting with red
and white into the Barrio de la Villa. My
wanderings reach from door to tiny door,
touching nothing but the spotless white paint
that bathes the tall, stucco walls. I fly above
the strictured street, wide enough for a donkey's

passage, laden with burdens of the quiet life.
Like a condor, my broad wingspan brushes
the facades of these run-on homes, whose close
proximity propels the principle of shared
existence. Now we must live face-to-face,
mano a mano, shadow-boxing the hanging pots
as they lovingly labor to sprout laurels of victory.

I narrow to the lane's end, where lies buried the
barrio's secret map to the alleyways of Paradise.
I spy an aged senora sweeping with a stumpy
straw broom to gather up the beaming bits
of white and sprinkle them into the faded folds
of her patterned apron. She stares at me, just
another incorrigible source of refuse, bearing

the crudely unwrapped gift of a devotee of beauty,
breathing in the barrio's florid scent of security,
blanco a blanco, endless white on white. I turn,
incapable of tracing my steps, of tripping right
or left, traipsing to the fringe of the barrio,
where streaming waters wash away all colors
save the nakedness of white. Neptune towers

over the concrete pools of Fuente del Rey,
a king's ransom of swirling waves that imprint
the reflecting cradles of sky, wrapped in cotton-
thin clouds shredding the afternoon into white,
rose-tinted white. An unfinished canvas of
monochromatic color fields blends into
the blinding white. I cool my feet in bubbling

ponds, peering out at the outlying jungle of
bushes, dwarf trees and twisted vines. I need
rest, the rejuvenating powers of Neptune's trident
hanging above my head, ready to knight me as
the Quixote of Cordoba's rippling region. He
splashes me into intimidating fountains of
life, of light streaming its tranquil rays into

basins of sheer delight. Here, I lay my burden
down, dip my feet into the cool, white flow of
Epsom baths sans the salt. Renewed, I use
my flatfoot tools of travel to trigger my trek,
my pilgrimage into the white belly of Spain.
Still in the barrio, I ogle the outdoor café, then
take the first step to tread all sin underground.
All my life I've paid,
I've paid taxes, dues and sacrifices
I've paid bills, attention and detention
**** I've even paid a visit to the county jails a few too many times, either as son, brother or inmate
Either way I've paid, but
Why Do I Gotta Pay?
Why do I have to pay every time a cop sees me on the streets,
Why do I gotta pay every time they slam me on the concrete,
Why do I gotta pay every time they serve and protect me,
Why I gotta pay taxes to subsidize the incomes of those who disrespect me,
Answer me,
Is it because I came from a broken home, or because my Mama was on drugs and my Pops left us all alone,
Is it because I was baptized into the street life b4 I could even decide between wrong and right,
No, no, no, I know why, it's because I look too Mexican and not enough white, right? Nah, it's probably because all my friends are high school dropouts, washed up or strung out,
Or is it because the Indigenous, Latinos and Africans are worthless, well ****, I didn't get to choose my race but if I did I'd still choose Mex!
Why Do I Gotta Pay?
Is it because I'm a threat to the status quo and looked upon as the states foe, well that's not fair, I pay a bigger percentage of income tax than Mr. Koch, Wait! I think I know! It's because my family's from the other side, **** that border! Daddy, why couldn't you be white? It's like what I told you on the 16th of September, We don't belong here because we have indigenous blood, remember? This is the European man's land, duh! Y'all are just so ignorant huh?
Why Do I Gotta Pay?
Is it because for a little bit of contraband from the Earth I'm a convicted felon while Ray Rice is free after he crushed his wife's skull like a melon, is it because I can't find a job and still I haven't robbed, is it because my school won't give me financial aid so I was forced to sell dope to get paid, but still I don't get paid, I pay taxes or the carnales will have me put in my grave
Wait! I know why I have to pay!
It's because I'm a slave, not to celebrity gossip, consumerism and materialism, but to imperialism of the state, I'm enslaved cuz I got too much soul to behave, my stilo is Zapatista & I'm **** with my head shaved, They made me a slave cuz they know I'd take their wombmen away, not by force though, cuz who could resist a date from this Latin Lover from around the way, they mad cuz I got Spanglish from the barrio, lingo from the hood & an academic vocabulary from the Pecker Woods, they scared cuz they're wombmen wish they could, every time I step out Miralo, I'm lookin good! These cops could never be us, and when I'm thuggin, Man, I wish they would! Im a slave cuz I don't understand, understood? I'm standing over my land, understand? Cuz I don't ever stand under! I only Overstand! That's why I gotta pay! Cuz I'm a slave that won't work for minimum wage, I'm a slave that can't be put in a cage, Im a slave that don't know his place, I'm a slave that just won't go away, I'm a slave that can't behave, I'm a slave that charms sharper than a blade, I'm a slave that steals hearts and makes way, I'm a slave that plays and never gets played,
And that's Why I Pay
Cuz I'm a slave that chose his own fate ✊
La hélice deja de latir;
así las casas no se vuelan,
como una bandada de gaviotas.

Erizadas de manos y de brazos
que emergen de unas mangas enormes,
las barcas de los nativos nos abordan
para que, en alaridos de gorila,
ellos irrumpan en cubierta
y emprendan con fardos y valijas
un partido de "rugby".

Sobre el muelle de desembarco,
que, desde lejos,
es un parral rebosante de uvas negras,
los hombres, al hablar,
hacen los mismos gestos
que si tocaran un "jazz-band",
y cuando quedan en silencio
provocan la tentación
de echarles una moneda en la tetilla
y hundirles de una trompada el esternón.

Calles que suben,
titubean,
se adelgazan
para poder pasar,
se agachan bajo las casas,
se detienen a tomar sol,
se dan de narices
contra los clavos de las puertas
que les cierran el paso.

¡Calles que muerden los pies
a cuantos no los tienen achatados
por las travesías del desierto!

A caballo en los lomos de sus mamas,
los chicos les taconean la verija
para que no se dejen alcanzar
por los burros que pasan
con las ancas ensangrentadas
de palos y de erres.

Cada ochocientos metros
de mal olor
nos hace "flotar"
de un "upper-cut".

Fantasmas en zapatillas,
que nos miran con sus ojos desnudos,
las mujeres
entran en zaguanes tan frescos y azulados
que los hubiera firmado Fray Angélico,
se detienen ante las tiendas,
donde los mercaderes,
como en un relicario,
ensayan posturas budescas
entre las nubes tormentosas
de sus pipas de "kiff".

Con dos ombligos en los ojos
y una telaraña en los sobacos,
los pordioseros petrifican
una mueca de momia;
ululan lamentaciones
con sus labios de perro,
o una quejumbre de "cante hondo";
inciensan de tragedia las calles
al reproducir sobre los muros
votivas actitudes de estela.

En el pequeño zoco,
las diligencias automóviles,
¡guardabarros con olor a desierto!,
ábrense paso entre una multitud
que negocia en todas las lenguas de Babel,
arroja y abaraja los vocablos
como si fueran clavas,
se los arranca de la boca
como si se extrajera los molares.

Impermeables a cuanto las rodea,
las inglesas pasean en los burros,
sin tan siquiera emocionarse
ante el gesto con que los vendedores
abren sus dos alas de alfombras:
gesto de mariposa enferma
que no puede volar.

Chaquets de cucaracha,
sonrisas bíblicas,
dedos de ave de rapiña,
los judíos realizan la paradoja de vender
el dinero con que los otros compran;
y cargados de leña y de jorobas
los dromedarios arriban
con una escupida de desprecio
hacia esa humanidad que gesticula
hasta con las orejas,
vende hasta las uñas de los pies.

¡Barrio de panaderos
que estudian para diablo!
¡Barrio de zapateros
que al rematar cada puntada
levantan los brazos
en un simulacro de naufragio!
¡Barrio de peluqueros
que mondan las cabezas como papas
y extraen a cada cliente
un vasito de "sherry-brandy" del cogote!

Desde lo alto de los alminares
los almuédanos,
al ver caer el Sol,
instan a lavarse los pies
a los fieles, que acuden
con las cabezas vendadas
cual si los hubieran trepanado.

Y de noche,
cuando la vida de la ciudad
trepa las escaleras de gallinero
de los café-conciertos,
el ritmo entrecortado
de las flautas y del tambor
hieratiza las posturas egipcias
con que los hombres recuéstanse en los muros,
donde penden alfanjes de zarzuela
y el Kaiser abraza en las litografías al Sultán...

En tanto que, al resplandor lunar,
las palmeras que emergen de los techos
semejan arañas fabulosas
colgadas del cielo raso de la noche.
¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.
I am bound to her by blood,
this madwoman of a city
with eyes that see
a comatose heart, with no feeling.

One, two, three hundred,
a thousand —
we are all carbon copies
of her silicone *******, collagen cheeks
teeth bleached whiter
than the pearls we adorn ourselves with.

I was a child
when I left this madwoman,
mother of my younger years.
I left her drinking cuba libres,
stirring ice with her finger,
her nails crimson red.

I said, “Goodbye, I am leaving you.”
She turned her face back to the barrio
and said, “Adios, Muchacha.”

Years later, I look back on my youth.
I remember her as the mother I lost
the sister I never had
the woman I was afraid to become.

If only she knew
how easy she was to leave
how difficult she was to forget.
r Sep 2014
it was suggested
that there be no nexus
between texas and your pal-
omino - tagging the alamo, **?

en el barrio, yo(u)-
and your gringa  homecoming
queen in tight-assed jeans
-running with ms-13?

-playing twister with your hipster
sisters misters smith & wesson
oiled up and and ready to go
- new mexico?

i found you in tres piedras
at a place called ortega's
eating huevos rancheros
- shooting jose cuervo?

-muthafucka mara salvatruchas
in a red camaro and two bruthas
on a burro with bow and arrows
-stole your palomino?

-they shoot horses
don't they?


riding the black el camino
-on the blue mesa.

r ~ 9/30/14
En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del "Feliz Año Nuevo"...Una voz varonil dijo de pronto:
-Las doce, compañeros;
Digamos el "requiéscat" por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...-Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.-¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...-Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.-Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:-Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.
Nadie percibió la belleza
De los habituales caminos
Hasta que pavoroso en clamor
Y dolorido en contorsión de mártir,
Se derrumbó el complejo cielo verdoso,
En desaforado abatimiento de agua y de sombra
El temporal unánime
Golpeó la humillación de las casas
Y aborrecible fue a las miradas el mundo,
Pero cuando un arco benigno
Alumbró con sus colores el cielo
Y un olor a tierra mojada
Alentó los jardines,
Nos echamos a caminar por las calles
Como por una recuperada heredad,
Y en los cristales hubo generosidades de sol
Y en las hojas lucientes que ilustran la arboleda
Dijo su trémula inmortalidad el estío.
Fa Be O Jan 2013
I was born in a cold land,

The leaves bright orange like the sun

And a dusting of icy dew on wilted grass;

I was born in sanitary white and surgical blues,

Incubated, saved, isolated;

Mamá cried:

In the motherland,

mi Apá would’ve had to choose.

I was born into exile.

I was born to immigrants,

Brown like the dirt

Mis abuelos grow caña in,

Like the leaves, glorious colors past;

I was born foreign.

I was born in Español,

Accented with indigenous words,

Bastardized like our foods and dance;

I was born and placed

At the care of a deer’s eye,

Tied red around my wrist,

A wooden cross,

A brown ******,

A blue-eyed Niño Dios.

I lived in dust for 2 years.

I ran free, in fields of milpa,

In fields of caña,

In zocalos with

Colorful waving paper flags

And statues of generals.

I played with cousins,

Sharing bolis and nieve,

The hot clay burning our feet,

Racing to cool down at the spring.

And then I was brought back for school:

Los gringos van a estudiar,

They whispered, a bit mocking, about me,

4 years old, a girl,

In a place where girls were good for marriage,

University for the rich, ****** folks

Of faraway cities.

I came back to the cold land in spring.

A small barrio of tall broken down buildings,

Tiny apartments that became havens

At the sound of guns at night.

There was no more running around freely,

No more campos, no more town squares.

School was foreign,

There was English to learn,

A struggle to lose the accent,

To make the thick words

Comfortable in my tongue.
1/2/13
A cocachos aprendí
mi labor de colegial
en el Colegio Fiscal
del barrio donde nací.
Tener primaria completa
era raro en mi niñez
(nos sentábamos de a tres
en una sola carpeta).
Yo creo que la palmeta
la inventaron para mí,
de la vez que una rompí
me apodaron "mano 'e fierro",
y por ser tan mataperro
a cocachos aprendí.
Juguetón de nacimiento,
por dedicarme al recreo
sacaba Diez en Aseo
y Once en Aprovechamiento.
De la Conducta ni cuento
pues, para colmo de mal
era mi voz general
"¡chócala pa' la salida!"
dejando a veces perdida
mi labor de colegial.
¡Campeón en lingo y bolero!
¡Rey del trompo con huaraca!
¡Mago haciéndome "la vaca"
y en bolitas, el primero...!
En Aritmética, Cero.
En Geografía, igual.
Doce en examen oral,
Trece en examen escrito.
Si no me "soplan" repito
en el Colegio Fiscal.
Con esa nota mezquina
terminé mi Quinto al tranco,
tiré el guardapolvo blanco
(de costalitos de harina).
Y hoy, parado en una esquina
lloro el tiempo que perdí:
los otros niños de allí
alcanzaron nombre egregio.
Yo no aproveché el Colegio
del barrio donde nací...
Medusa Aug 2018
once we were one, so close
now turncoat in lakes of
oleander, creeks run poison
we two betrayed

what stolen ideal cast
in stone against her?
my anima still wants love
from me, yet twists on proverbial

dime

coats were rejected
colors negated, unflown
prisoner of tumble town
chained like a queen

a shanty wish disregard
so no wings, air of nonesuch
grace barrio color to fly

in my mind, sleeping
mariachis playing loud,
my anima rescued me

real,  such desert here
just my shivering id
skinned seal, bad memory

still hopeful still here
surely mi anima mi alma
will grant my dying

wish

I am the traitor of my anima
I am a traitor to my anima.
trai·tor
ˈtrādər/
noun
noun: traitor; plural noun: traitors

    a person who betrays a friend, country, principle, etc.
    "they see me as a traitor, a sellout to the enemy"
    synonyms: betrayer, backstabber, double-crosser, renegade, fifth columnist;
Steven Hutchison Apr 2013
Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Mata los timbales
Go Tito

Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Mata los timbales
Go Tito

Oye como va...

the neighbors voices climbing out of windows left and right.

Is that you Tito?
Put down those pots and pans.
Make better use of those hands.
Don't you know those hands were made for working?
Follow your father to his factory grave shift,
Make razorblades to sell.
We'll always have hair on our faces.

Is that you Tito?
Knock off that racket.
Here I am trying to sleep
And you've got my feet to moving.
The night was made for dancing Tito,
And dancing was made for Harlem,
But that's bastante on a Wednesday mijo.

The young king packs up his studio,
Whistling dixie like she's never been whistled before.
Twirling the melody from royal lips,
Showing her how to use those God given hips.
Where did you find that groove you in your neck?
And do the words Puerto Rico still give you the chills?

You have walked on too many streets in New York City
And the Afro-beat is shacking up with the Cuban.
You can hear their children playing in the barrio allá,
And aquí they're blowing horns of imagination.
Make those wooden sticks tap your telegram, Tito.
Let the world know about this message brewing inside you.
They hate.
They yell.
They love to see you dancing,
But your ankles told you that wasn't right for you.
Your hands never have been able to keep still.
Maybe it's because they feel the future.
Do you realize where your bridge will lead?

You are the future Tito.
Do what you got to do to be where you got to be.
Play in Uncle Sam's band but don't you go to Normandy.
Follow your hands back to the big apple,
Take a bite out of this place they call Juliard.
When you sleep at night are they still screaming…
Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Go somewhere where the floor is on fire
With the fusion of jazz and samba.
Make it bigger Tito until it looks like it did in your dreams.
Pick up those sticks and mata los timbales.
Have the decency to wink when they name you king.

What is it that you mixed in that ***?
Your alchemy giving birth to new species.
Have mercy Tito.
Your music is feasting on the ears of the public,
Your hands are drumming on the ecosystem.
They call it salsa, and you laugh
Because they can't taste the carne.
Shine those pots and pans.
Tip your hat to Spanish Harlem,
Where windows stay open to let the dreamers dream big
And the red brick walls are soaked with memories.
Babarabatiri Tito,
Teach the world how to dance.

Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Go Tito, Go Tito
Mata los timbales
Go Tito

Oye como va...

a legend.
Hermosa como la estrella
De la alborada de mayo
Fue en Méjico hará dos siglos
Doña Ana María de Castro.

Ninguna logró excederle
En la elegancia y el garbo
Ni en los muchos atractivos
De su afable y fino trato.

Sus maneras insinuantes,
Su genio jovial y franco,
Su lenguaje clara muestra
De su instrucción y su rango:

Su talle esbelto y flexible,
Sus ojos como dos astros
Y las riquísimas joyas,
Con que esmaltó sus encantos.

La hicieron en todo tiempo
La más bella en el teatro,
La mejor por sus hechizos,
La primera en los aplausos.

Los atronadores vivas,
Los gritos del entusiasmo
Siempre oyó, noche por noche,
Al pisar el escenario.

En canciones, en comedias,
En sacramentales autos,
Ninguna le excedió en gracia,
Ni le disputó los lauros.

Doña Ana entre bastidores
Era de orgullo tan alto,
Que a todos sus compañeros
Trató como a sus lacayos.

Las maliciosas hablillas,
Los terribles comentarios,
Los epigramas agudos
Y los rumores más falsos,

Siempre tuvieron origen
Según el vulgo, en su cuarto,
Centro fijo en cada noche
De los jóvenes más guapos.

Allí en torno de una mesa
Se charlaba sin descanso,
Sin escrúpulos ni coto
De lo bueno y de lo malo.

Si la gazmoña chicuela
Del marqués, ama a Fulano,
Y si éste le guiña el ojo
Escondido en algún palco;

Si la esposa de un marino
Mira con afán extraño
Al alabardero Azunza
Que de algún noble está al lado;

Si el Virrey fijó sus ojos
Con interés en el patio,
Como en busca de un amigo
Que subiera a acompañarlo,

Sobre el último alboroto
De tal calle y de tal barrio
Con alguaciles, corchetes
Mujerzuelas y soldados

La actriz, risueña y festiva
Oyendo tales relatos,
A todos daba respuestas
Como experta en cada caso.

Algunos por conquistarse
Su pasión más que su agrado,
Sin lograr sus esperanzas
Grandes sumas se gastaron;

Otros con menos fortuna
Sólo anhelaban su trato
Viviendo como satélites
En derredor de aquel astro.

Ana, radiante de gloria,
Miraba con desenfado
A los opulentos nobles
Que eclipsara con su encanto.

Y en la sociedad más alta
Censuraban su descaro
Creyéndola una perdida,
Foco de vicios y escándalos.

Mas no hay crónica que ponga
Tan duros juicios en claro,
Ni nos diga que a ninguno
Se rindió por los regalos.

Ella protegió conquistas
De sus amigos más francos,
Y quizá empujó al abismo
A los galanes incautos.

Astuta e inteligente
Guardó en su amor tal recato
Que tan valioso secreto
No han descubierto los años.

Se habla de un Virrey
Que estuvo de doña Ana enamorado,
Mas la historia no lo afirma
Ni puedo yo asegurarlo.

Mujer hermosa y ardiente,
De genio y en el teatro,
Por la calumnia y la envidia
Tuvo medidos sus pasos.
Por sabias disposiciones
Dictadas con gran acierto
Las actrices habitaban
Muy cerca del coliseo.

Este se alzó por entonces
Entre el callejón estrecho
Que del Espíritu Santo
Llamamos en nuestro tiempo,

Y la calle de la Acequia,
En los solares extensos
Que hoy las gentes denominan
Calle del Coliseo Viejo.

Y cerca, en vecina calle,
Que por tener un colegio
Destinado a las doncellas
«De las niñas» llama el pueblo,

Las artistas del teatro
Buscaron sus aposentos,
Y de las Damas llamóse
A tal motivo aludiendo.

Una noche gran tumulto
Turbó del barrio el sosiego,
A los más graves vecinos
Levantando de sus lechos;

Los jóvenes elegantes
Formando corrillo inmenso,
Seguidos de gente alegre
Y poco amiga del sueño,

A la puerta de una casa
Su carrera detuvieron
Acompañando sus trovas
Con sonoros instrumentos

-«Serenata a la de Castro»,
Dijo al mirarlos un viejo.
-¿Y por qué así la celebran?
Preguntó un mozo indiscreto.

-¡Cómo por qué! dijo alguno;
El Virrey loco se ha vuelto
Y prendado de la dama
Ordena tales festejos.

-¿El Virrey?-Así lo dicen.
-¡El Virrey! -Ni más ni menos;
Y allí cantan edecanes,
Corchetes y alabarderos.
-¿Será posible ?
-Miradlos...
-¡Qué locuras!
-Y ¡qué tiempos!
-Los oidores están sordos.
-Al menos están durmiendo.
-¡Turbar en tan altas horas
La soledad y el silencio!
¡Y alarmar a los que viven
Con recato en los conventos!

-¡Y por una mujerzuela!
-¡Una farsanta que ha puesto,
Como a Job, a tantos ricos
Que están limosna pidiendo!

-¿Y la Inquisición? -Se calla.
-¿Y la mitra? -¿Y el Gobierno?
-Doña Ana domina a todos
Con su horrible desenfreno.

-¿Y es hermosa? -Cual ninguna.
-¿Joven? -¡Y de gran talento!
-Y con dos ojos que vierten
Las llamas del mismo infierno.

-Con razón con sus hechizos
Vuelve locos a los viejos.
-El Virrey no es un anciano.
-Ni tampoco un arrapiezo.

-Pero escuchad lo que dicen
Cantando esos bullangueros.
-Es el descaro más grande
Tal cosa decir en verso.

Y al compás de la guitarra
Vibraba claro el acento
De un doncel que así decía
En obscura capa envuelto:

-«¡Sal a tu balcón, señora,
Que por mirarte me muero,
Piensa en que por ver tus gracias
El trono y la corte dejo».

-Más claro no canta un gallo.
-Y todos lo estáis oyendo.
El Virrey deja su trono
Por buscar a la... ¡Silencio!

-¡Cómo está la Nueva España!
-¡Pobre colonia! -Me atrevo
A decir que no se ha visto
Cosa igual en todo el reino.

Y los del corro cantaban,
Y al fin todos aplaudieron
Al mirar que la de Castro
A su balcón salió luego.

-«¡Vivan la luz y la gracia,
La sandunga y el salero!»
-«Ya asomó el sol en oriente».
-«¡Ya el alba tiñó los cielos!»

Y doña Ana agradecida
Buscando a todos un premio,
Llevó la mano a los labios
Y al grupo le arrojó un beso.

Creció el escándalo entonces
Rayó en locura el contento
Y volaron por los aires
Las capas y los sombreros,

Cerró su balcón la dama,
Apagáronse los ecos,
Dispersáronse las gentes
Y todo quedó en silencio
Con grande asombro se supo,
Trascurridas dos semanas
Desde aquella escandalosa
Aunque alegre serenata,

Que las glorias de la escena,
Los laureles de la fama,
El brillo y los oropeles
De la carrera dramática,

Por inexplicable cambio,
Por repentina mudanza,
Sin reserva y sin esfuerzo
Todo dejaba doña Ana.

Y alguno de los que saben
Cuanto en los hogares pasa
Y que exploran con cautela
Los secretos de las almas,

Dijo a todos los amigos
De artista tan celebrada
Que un sermón del Viernes Santo
Era de todo la causa.

El padre Matías Conchoso,
Cuya elocuente palabra
Los más duros corazones
Convirtiera en cera blanda,

Al ver entre su auditorio
A tan arrogante dama
Atrayéndose en el templo
De los hombres las miradas,

Habló de lo falso y breves
Que son las glorias mundanas;
De los mortales pecados
De los que viven en farsas;

De los escándalos graves
Que a la sociedad alarma
Cuando una actriz sin recato
Incautos pechos inflama;

Y con tan vivos colores
Pintó la muerte y sus ansias
Y al infierno perdurable
Que al pecador se prepara;

Que la de Castro, temblando,
Cayó al punto desmayada
Con el hechicero rostro
Bañado en ardientes lágrimas.

Sacáronla de aquel templo,
Condujéronla a su casa,
Y temiendo que muriera
Fueron a sacramentarla.

Cuando cesaron sus males,
Y estuvo en su juicio y sana,
En señal de penitencia
Resolvió dejar las tablas;

Y vendió trajes y joyas;
Y las sumas que dejaran
Se las entregó a la Iglesia
De su nuevo voto en aras.

Entró después de novicia
Y su conducta sin mancha
Y su piedad y su empeño
Por vivir estando en gracia,

Abreviaron sus afanes,
La dieron consuelo y calma
Y tomó el hábito y nunca
El mundo volvió a mirarla.

Fueron tales sus virtudes
Y sus hechos de enclaustrada,
Que cuentan los que lo saben
Que murió en olor de santa.

Por muchos años miróse
La celda pequeña y blanca
Que ocupó en Regina Coeli
La memorable doña Ana.

Y aun se conservan los muros
De la antigua estrecha casa
En que vivió aquella artista
En la «Calle de las Damas».

Pasó, dejando animosa
Riqueza, aplausos y fama,
Del escenario a la celda
¡Por la salvación del alma!
Preguntaréis: Y dónde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
                                          Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
                                  Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
                                Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
                                                                Hermano, hermano!

Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
                          pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles
venid a ver
la sangré por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!
Sobre la rota ventana antigua
Con tosco alféizar, con puerta exigua,
Que hacia la oscura callejada,
Pasmando al vulgo como estantigua
Tallada en piedra, la santa está.

Borró la lluvia los mil colores
Que hubo en su manto y en su dosel;
Y recordando tiempos mejores,
Guarda amarillas y secas flores
De las verbenas del tiempo aquel.

El polvo cubre sus aureolas,
Las telarañas visten su faz,
Nadie a sus plantas riega amapolas,
Y ve la santa las calles solas,
La casa triste, la gente en paz.

Por muchos años allí prendido,
Único adorno del tosco altar,
Flota un guiñapo descolorido,
Piadosa ofrenda que no ha caído
De las desgracias al hondo mar.

A arrebatarlo nadie se atreve,
Símbolo antiguo de gran piedad,
Mira del tiempo la marcha breve;
Y cuando el aire lo empuja y mueve
Dice a los años: pasad, pasad.

¡Pobre guiñapo que el aire enreda!
¡Qué amarga y muda lección me da!
La vida pasa y el mundo rueda,
Y siempre hay algo que se nos queda
De tanto y tanto que se nos va.

Tras esa virgen oscura piedra
Que a nadie inspira santo fervor,
Todo el pasado surge y me arredra;
Escombros míos, yo soy la yedra;
¡nidos desiertos, yo fui el amor!

Altas paredes desportilladas
Cuyos sillares sin musgo vi,
¡cuántas memorias tenéis guardadas!
Níveas corinas, jaulas doradas,
Tiestos azules… ¡no estáis aquí!

En mi azarosa vida revuelta
Fue de esta casa dueño y señor,
¿do está la ninfa, de crencha suelta,
de grandes ojos, blanca y esbelta,
que fue mi encanto, mi fe, mi amor?

¡Oh mundo ingrato, cuántos reveses
en ti he sufrido! La tempestad
todos mis campos dijo sin mieses…
La niña duerme bajo cipreses,
Su sueño arrulla la eternidad.

¡Todo ha pasado! ¡Todo ha caído!
Sólo en mi pecho queda la fe,
Como el guiñapo descolorido
Que a la escultura flota prendido…
¡Todo se ha muerto! ¡Todo se fue!

Pero ¡qué amarga, profunda huella
Llevo en mi pecho!… ¡Cuán triste estoy!…
La fe radiante como una estrella,
La casa alegre, la niña bella,
El perro amigo… ¿Dónde están hoy?

¡Oh calle sola, vetusta casa!
¡angostas puertas de aquel balcón!
Si todo muere, si todo pasa
¿por qué esta fiebre que el pecho abrasa
no ha consumido mi corazón?

Ya no hay macetas llenas de flores
Que convirtieran en un pensil
Azotehuelas y corredores…
Ya no se escuchan frases de amores,
Ni hay golondrinas del mes de abril.

Frente a la casa la cruz cristiana
Del mismo templo donde rezó,
Las mismas misas de la mañana,
La misa torre con la campana
Que entre mis brazos la despertó.

Vetusta casa, mansión desierta,
Mírame solo volviendo a ti…
Arrodillado beso tu puerta
Creyendo loco que aquella muerta
Adentro espera pensando en mí.
Myria Mandell Nov 2012
This is for the residents who remember
And for the transplants who
Have yet to be informed
But have got an inkling

Burque has gone from
Bustling to busted
And back again

Growing up in the 80’s
I learned about the
Varying degrees of “sick”
As my dad pointed out
The pekid pachucos perusing
Pharmacy isles
Attempting to purchase
Cough syrup with codeine

In the evenings
Driving home down Central
I would ceremoniously
Count hookers

My parents would
Precariously pack heat
In the trunk of our car
Or even in my mom’s special ***** pack
With the hidden compartment
For her .38 snub nose
Because you never know
Who will be in your home
When you arrive

That’s a given
When flop houses are
Interwoven with prime real estate
And barrio boundaries
Border the bourgeois’ bungalows
And Huning’s Castles

And residents rarely recognize
Or realize
That aside from the locals
The European Jews
Was the only group gutsy enough
To settle here
And create commerce
Despite risks of being raided
By Apaches

And they reaped the benefits
Off Roma and Marquette
Because the rewards
Turned out to be greater than
The risks

And up North
Where Sephardic turned Crypto
Conversions to Catholicism
Kept the Messiah’s spirit alive
But in basements
They still did Chi fives!

I was saddened in middle school
When I realized
That many of our parents
Were too ashamed of our roots
To teach us Spanish
And our
Schools ****** so severely
That most of us
Didn’t learn English either

But hey –
All you need to
Communicate while cruising
Are cat calls
And the thumping boom
Of the bass in the tubes
And the hydraulic drop
When they hit
The hot spots
From Tingley, Kit Carson and
Central to Copper
Each kid dreams that
His ride
Will be the show stopper

I could rant and rave
And rattle off for days
But bottom line –
We have the most
Curious state
With mysterious qualities
And in-depth histories
But most of us are
More concerned with
Bud Light
And Biscochitos
Con Manteca
Because it just tastes great!
7/13/2009
heather leather Sep 2015
His first love should've been basketball and his second, girls
because his name was Juan and he represented the white, red
and blue bandera, Dominicano puro cien porciento del capital
entiendes compai?
understand homie?
and that label meant that he threw empty beer bottles
at abandoned houses and smoked second hand ****
because he was too broke to buy from the good dealers
and he hollered at girls with wide hips and short skirts that walked by
(oye mama tu si eres linda ven aquí!)
they would giggle and roll their eyes at him but of course
because he was one of those light skinned boys, the type
with light eyes and smooth brown hair that every girl dreamed
about, they would holler at him back the very next day
//
His first love was basketball and his second, was not
girls, his second love was words; it was the craziest ******* thing
in the world, to be a boy and not be crazy over women is one
thing, but to be Dominican and not in love with every muchacha
en el Barrio es una cosa de los maricones! as his best friend
would say as he shook his head disappointedly, muthafucka had
the finest beauties the Caribbean had to offer swooning as he
spoke, and he was in love with palabras de los gringos? but it didn’t
matter, he loved words like the junkies loved drugs and like
his best friend loved women, and while every other sin verguenza
on his block would dance to the hypnotizing beat of merengue and
bachata, he would watch by on the roof of the abandoned building
nearby and he would write it all down: how the lights of the neighborhood
had never seen more alive and how old man Victor looked youthful
dancing next to the neighborhood ***** and how his mother
looked happier than she had in a long time, swaying her body to the
calming voice of the old music she hadn't head in a while and
yes he was still the boy that threw beer bottles at abandoned windows
and smoked second hand **** because he was too broke
to afford the real stuff and he still hollered at girls who wore
shirts too low but in the shadow of all the happiness up on the roof,
he was not Juan, best basketball player on the team,
Dominicano cien porciento y no te lo olvides,
repping the white, red and blue bandera
instead he was Juan, the light skinned boy who liked the
palabras de los gringos because of the way they rolled off his tongue
and he had decided that he liked it better that way

(h.l.)
“Dude, you don't want to be dead. Take it from me. No-***** is bad. But dead is like no-***** times ten.”
― Junot Díaz, The Brief Wondrous Life of Oscar Wao
Its timeto yoke the joker


yo to the emcees that think they could get with me
i wet em like an ocean tide personality like jekyll and hide
which means im a killa slash for short drama no comma imma
brutal emcee eatin' 'em up the best of em im the lyrical cannibal
flesh rent devil sent no need for repent
comin' with wickedness born with 8 flows if ya only knew
******* come in the sets of three im givin' wishes for free
the rap genie aint' comin' to be a hero the black zorro thorrough
shoot up the barrio dead eye hawkin' assassin' blastin'
with the greatest tech mouth shots or physical shots it don't matter
whatever it takes to get the job done
my posse cocked d slapped you *******
you can smoke all the spinach you want and you leave like popeyes
get it naw forget sensitive ******* i knit it
write in graffiti love hoes shape like Nefertiti queen b goddess
never a ***** **** in my encore **** with me and ill bring the war along with gore
******* never been a softie
daddy had to be a gangsta **** hustler drug dealer all summed in one
so i had no choice but to pack a gun
but meanwhile im onto bigger and better things like rappin' on the mic i cling
flows tighter rhan pliers leave emcees wrapped up like cable wires
the sire embraced higher learning spurning over obstacles
turn complexity into miracles
how could i ever fall if i never fall failure not an acceptation
id rather sells drugs and extortion and get caught wit 25 big ones
fed time **** the state time im on the grind one time
always wanna see me fall black man finna rise planet of the apes style
hot and wild j ceasar with these skills i spills sendin' chills
its an ice age all over just say its over when big yosef grab the mic
prepare for fright when i ignite blast through hearts like a cannon
i just smoke ya ya mediocre its time to yoke these jokers
yea
 
En la grana de un prado sanguíneo
o en un bosque de cabezas cercenadas,
la viuda reclama la carne
de un párvulo *******.

Allí donde entonan sus voces
un coro de lamentos disonantes.
Reniega de su apetito
la matriarca del barrio francés

Pues los gritos de Joliet
no inquietan su consciencia,
cosechan en cambio,
un jardín de culposos deleites

Placeres como solo admite,
la maquiavelia de una gioconda
que envuelta en lujosos atavíos
extiende sus garras al inocente
.
Ni hablar del perjurio voraz,
que oculta a la fantasía
la marea virgen del infortunio
y el propio siniestro.

La desesperación de una madre
que devora a sus hijos con el don de Saturno.

Para la que no hay erotismo
sino aquel que evoca
el rigor cadavérico.

Vapores que ascienden
desde el lecho en descomposición,
y alimentan su magia.

Celebran el cruento dolor del infante,
con la mirada de espanto
apenas visible en el carmesí
de sus finas pestañas

Porque es claro como la luna
y tan cierto como la muerte
que en la viuda no hay gozo,
sin el grito que desgarra la noche.

Sin la brea que desciende
sobre el horizonte,
y la angustia que acompaña
la pasión de la masacre.
... o mejor dicho, la viuda de Jacques Paris, Marie Laveau, la maga del Misisipi y su muñeca  Joliet, a quienes olvidara la historia por imitar a los titanes y consumir a sus hijos con el vigor de las masas famélicas
novedad de hoy y ruina de pasado mañana, enterrda y resucitada cada día,
  convivida en calles, plazas, autobuses, taxis, cines, teatros, bares, hoteles, palomares, catacumbas,
    la ciudad enorme que cabe en un cuarto de tres metros cuadrados inacabable como una galaxia,
    la ciudad que nos sueña a todos y que todos hacemos y deshacemos y rehacemos mientras soñamos,
    la ciudad que todos soñamos y que cambia sin cesar mientras la soñamos,
    la ciudad que despierta cada cien años y se mira en el espejo de una palabra y no se reconoce y otra vez se echa a dormir,
    la ciudad que brota de los párpados de la mujer que duerme a mi lado y se convierte,
    con sus monumentos y sus estatuas, sus historias y sus leyendas,
    en un manantial hecho de muchos ojos y cada ojo refleja el mismo paisaje detenido,
    antes de las escuelas y las prisiones, los alfabetos y los números, el altar y la ley:
    el río que es cuatro ríos, el huerto, el árbol, la Varona y el  Varón vestido de viento
    -volver, volver, ser otra vez arcilla, bañarse en esa luz, dormir bajo esas luminarias,
    flotar sobre las aguas del tiempo como la hoja llameante del arce que arrastra la corriente,
    volver, ¿estamos dormidos o despiertos?, estamos, nada más estamos, amanece, es temprano,
    estamos en la ciudad, no podemos salir de ella sin caer en  otra, idéntica aunque sea distinta,
    hablo de la ciudad inmensa, realidad diaria hecha de dos palabras: los otros,
    y en cada uno de ellos hay un yo cercenado de un nosotros, un yo a la deriva,
    hablo de la ciudad construida por los muertos, habitada por sus tercos fantasmas, regida por su despótica memoria,
    la ciudad con la que hablo cuando no hablo con nadie y que ahora me dicta estas palabras insomnes,
    hablo de las torres, los puentes, los subterráneos, los hangares, maravillas y desastres,
    El estado abstracto y sus policías concretos, sus pedagogos, sus carceleros, sus predicadores,
    las tiendas en donde hay de todo y gastamos todo y todo se vuelve humo,
    los mercados y sus pirámides de frutos, rotación de las cuatro estaciones, las reses en canal colgando
de los garfios, las colinas de especias y las torres de frascos y conservas,
    todos los sabores y los colores, todos los olores y todas las materias, la marea de las voces -agua, metal, madera, barro-, el trajín, el regateo y el trapicheo desde el comienzo de los días,
    hablo de los edificios de cantería y de mármol, de cemento, vidrio, hierro, del gentío en los vestíbulos y portales, de los elevadores que suben y bajan como el mercurio en los termómetros,
    de los bancos y sus consejos de administración, de las fábricas y sus gerentes, de los obreros y sus máquinas incestuosas,
    hablo del desfile inmemorial de la prostitución por calles largas como el deseo y como el aburrimiento,
    del ir y venir de los autos, espejo de nuestros afanes, quehaceres y pasiones (¿por qué, para qué, hacia dónde?),
    de los hospitales siempre repletos y en los que siempre morimos solos,
    hablo de la penumbra de ciertas iglesias y de las llamas titubeantes de los cirios en los altares,
    tímidas lenguas con las que los desamparados hablan con los santos y con las vírgenes en un lenguaje ardiente y entrecortado,
    hablo de la cena bajo la luz tuerta en la mesa coja y los platos desportillados,
    de las tribus inocentes que acampan en los baldíos con sus mujeres y sus hijos, sus animales y sus espectros,
    de las ratas en el albañal y de los gorriones valientes que anidan en los alambres, en las cornisas y en los árboles martirizados,
    de los gatos contemplativos y de sus novelas libertinas a la luz de la luna, diosa cruel de las azoteas,
    de los perros errabundos, que son nuestros franciscanos y nuestros bhikkus, los perros que desentierran los huesos del sol,
    hablo del anacoreta y de la fraternidad de los libertarios, de la conjura de los justicieros y de la banda de los ladrones,
    de la conspiración de los iguales y de la sociedad de amigos del Crimen, del club de los suicidas y de Jack el Destripador,
    del Amigo de los Hombres, afilador de la guillotina, y de César, Delicia del Género Humano,
    hablo del barrio paralítico, el muro llagado, la fuente seca, la estatua pintarrajeada,
    hablo de los basureros del tamaño de una montaña y del sol taciturno que se filtra en el polumo,
    de los vidrios rotos y del desierto de chatarra, del crimen de anoche y del banquete del inmortal Trimalción,
    de la luna entre las antenas de la televisión y de una mariposa sobre un bote de inmundicias,
    hablo de madrugadas como vuelo de garzas en la laguna y del sol de alas transparentes que se posa en los follajes de piedra de las iglesias y del gorjeo de la luz en los tallos de vidrio de los palacios,
    hablo de algunos atardeceres al comienzo del otoño, cascadas de oro incorpóreo, transfiguración de este mundo, todo pierde cuerpo, todo se queda suspenso,
    la luz piensa y cada uno de nosotros se siente pensado por esa luz reflexiva, durante un largo instante el tiempo se disipa, somos aire otra vez,
    hablo del verano y de la noche pausada que crece en el horizonte como un monte de humo que poco a poco se desmorona y cae sobre nosotros como una ola,
    reconciliación de los elementos, la noche se ha tendido y su cuerpo es un río poderoso de pronto dormido, nos mecemos en el oleaje de su respiración, la hora es palpable, la podemos tocar como un fruto,
    han encendido las luces, arden las avenidas con el fulgor del deseo, en los parques la luz eléctrica atraviesa los follajes y cae sobre nosotros una llovizna verde y fosforescente que nos ilumina sin mojarnos, los árboles murmuran, nos dicen algo,
    hay calles en penumbra que son una insinuación sonriente, no sabemos adónde van, tal vez al embarcadero de las islas perdidas,
    hablo de las estrellas sobre las altas terrazas y de las frases indescifrables que escriben en la piedra del cielo,
    hablo del chubasco rápido que azota los vidrios y humilla las arboledad, duró veinticinco minutos y ahora allá arriba hay agujeros azules y chorros de luz, el vapor sube del asfalto, los coches relucen, hay charcos donde navegan barcos de reflejos,
    hablo de nubes nómadas y de una música delgada que ilumina una habitación en un quinto piso y de un rumor de risas en mitad de la noche como agua remota que fluye entre raíces y yerbas,
    hablo del encuentro esperado con esa forma inesperada en la que encarna lo desconocido y se manifiesta a cada uno:
    ojos que son la noche que se entreabre y el día que despierta, el mar que se tiende y la llama que habla, pechos valientes: marea lunar,
    labios que dicen sésamo y el tiempo se abra y el pequeño cuarto se vuelve jardín de metamorfosis y el aire y el fuego se enlazan, la tierra y el agua se confunden,
    o es el advenimiento del instante en que allá, en aquel otro lado que es aquí mismo, la llave se cierra y el tiempo cesa de manar;
    instante del hasta aquí, fin del hipo, del quejido y del ansia, el alma pierde cuerpo y se desploma por un agujero del piso, cae en sí misma, el tiempo se ha desfondado, caminamos por un corredor sin fin, jadeamos en un arenal,
    ¿esa música se aleja o se acerca, esas luces pálidas se encienden o apagan?, canta el espacio, el tiempo se disipa: es el boqueo, es la mirada que resbala por la lisa pared, es la pared que se calla, la pared,
    hablo de nuestra historia pública y de nuestra historia secreta, la tuya y la mía,
    hablo de la selva de piedra, el desierto del profeta, el hormigüero de almas, la congregación de tribus, la casa de los espejos, el laberinto de ecos,
    hablo del gran rumor que viene del fondo de los tiempos, murmullo incoherente de naciones que se juntan o dispersan, rodar de multitudes y sus armas como peñascos que se despeñan, sordo sonar de huesos cayendo en el hoyo de la historia,
    hablo de la ciudad, pastora de siglos, madre que nos engendra y nos devora, nos inventa y nos olvida.

CARTA DE CREENCIA
Lysander Gray Jul 2013
Beauty wears the cold breath of death
the way a ******* wears a smile.

Is this casual brutality a sign of the times?
Or have you watched the news in the last
24 hours?

The mirror sung a thousand prayers
to the God; now felt forsaken
with 31 flavours to his love.

They pierced your body
with their spears of love
and hung you up by the hair
to dry.

You recite your green finch song
to the deafness of those above,
and they still hold
your lace burdened hand
to quiet your sorrowful heart.

Lay your head upon the pillow
as tiredness takes us both
as the morning rears its ugly head
and the day becomes yours again.

Then raise your golden brow
to the freedom of Night Angels
who know your secret kiss
where all desires roam amiss,
watch yourself seek for home
in the city's barrio's and filth
down *** sodden alleys
where happiness
is spilled.

The Centurions of hunger
who's empty bellies predict
this shift of power.

By these shadows of delight
you don the mantle of delirium
It stretches down
to your wrists
and grows taut by this slip of Fate
your barrier of Morpheus
a tattoo by Bacchus
a scar tissue kiss of Eros.

Your beauty burned like an ember
that puckered my skin
My love wrote a sonnet
in invisible ink.

"Goodbye"
a silver bullet
that is tasteless
unlike your kisses.

And your finger slipped upon the trigger.
Hayley Neininger Nov 2013
I know I am not really lying on the beach
Eyes facing up towards the sky
Where I really am is in Vienna
In a small classroom filled with fourth graders
Sitting in a circle in a room
That was decorated in glow in the dark stars
And a fake camp fire next to a cardboard cutout of a wolf
I remember learning about the Oregon Trail
And how cowboys would campout underneath stars
Guns close by so other dangerous creators wouldn’t be
And looking at the fake stars in that room
I was in another world, a realer world
Where the cosmos didn’t make stars
Bullets did
Silver bullets meant to hit werewolves
Who were so compelled to howl at the moon
They forwent the odds of being gunned down
And so easily they could be when the moon
Lit perfectly their silhouette  
Naked in plain view
All the stars were silver bullets
One that never met their target and flew
Past the wolfs and up into the black sky
Where they pierced the world’s barrio
The bullet holes became not stars
But un-mendable scars
From men who wanting to mutilate
The sky’s beauty with weapons
There to remind me
When the lights turned on in that classroom
The glowing little stars melted into the white popcorn ceiling
And as we, the fourth graders, disconnected our circle on the floor
The reality of the origin of stars I had just come to know
Never left me and the stars I see at night now
Are not as real as the ones I saw that day.
¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.
Pensando bien la cosa, supondremos que el río
era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.
Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.
Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.
El primer organito salvaba el horizonte
con su achacoso porte, su habanera y su ******.
El corralón seguro ya opinaba YRIGOYEN,
algún piano mandaba tangos de Saborido.
Una cigarrería sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.
A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y el aire.
Quiero escribirte un poema malescrito
Lleno de errores ortograficos
Un poema hereje a la metrica poetica
Un poema irreverente a la gramatica

Quiero volverme un rebelde asmatico
Tu amante diabetico
Amor antipatico
Ateo y medio psiquico

Lago en sequia
Freemont street sin puteria
Entre azul y buenos dias
Barrio caliente sin policia

Quiero que resientas todas y cada una de mis ausencias
Como la biblia a la ciencia
Opresor a la conciencia

Ser tu desacato
Tu rebelion
Tu desobediencia
Un beso roto en resistencia
Lo contrario a la decensia

Amor sin contrato
Puta con licensiatura
Medio malo y medio ingrato
Inocente y hasta novato
En eso de pasar el rato
Sin que el corazon se enlode
Igual que cuando pisas el fango
Con tu zapato.

No hay poemas simples
Solo poetas nerviosos
The Dedpoet Jun 2016
I would like to share with you my enduring
        Memory with guns,
Never forgotten, a difficult story.

In my home Summer of 93 was born
From the dry sun and certain colors,
      Not the forsaken flowers,
But the rags of gangsters,
     The survival of the unfittest like
     Certain carnivores on a plain,
Tired of the slums from people whom
Live unmajestic lives.

     For a summer
Bullets had no names weekly,
A repugnant visiting crisis and I lost
My bed to fear,
One longs for a night with no bullets
Flying by,
And a dream without the oppressive
Gunshot just above my head board,
A consolation in the morning's sorrow.
Everyday a new hole discovered,
Everyday thinking
"I'm lucky to be alive"

    No.
All my heart aches
Because one night a bullet had a name,
And the bullet came for Mother
Never to return to the earth,
     In the blossoming summer
All I knew was death,
     Death with a barrage of gunfire
From the breast of destiny,
     Full in my heart was vengeance,
12 years old and lost in the womb
      Of the Barrio.

Like a madman,
For I was no longer a child,
The bullrush of thoughts come clean.
    Memories without veils,
Like an angry widow resting
In indifference, with an evening
That arrives with an eruption .

     A penetrating glare from my eyes,
Between youth and death,
I will tell you about my enduring sorrow,
     And a 12 year old carries a gun.
My personal experience, no opinions just my experience.
Still puffin' cigars in my sixty six jaguar
Made a hood star from climbing a far
**** the drug games I made my name
Through lyrics of pain easing ya migraine
Words pure as Columbian *******
That's means you'll go insane
Tryna hang with the dark Knight Bruce Wayne
Which means ya mentallydrained going
derange
My smiff n wesson lays a nice range
From the Midwest to the south of Central Texas
Get love from my barrio we stay thorough
Haters get marked like zorro  so follow
The leader beat pleaser turn ebenenzer
Once I spit vocals take over ya locals
Can't Max  me out my own **** hardest to hit
Ya swear it's back in the year of nine six
Slammin' all of the these industry clowns like Jordans did the Knicks
A Timely essence
Even if I'm chillin' with the dead residence
you'll still feel my presence no hesitance
To foes stained ya calicos wake ya up with a cup of
Flow
and I stay smokin' girls ******* holes setting fires to their mentals

My flows set on auto pilot causing riots
Baltimore rage untamed had to put my rhymes in a cage
Seen the guage
Cocked back ain't no taking away from that
Deaths in progress only blessing you seen
Is stress so take another hit of cannabis
Before you enter the eternal abyss hang ya body over the
cliff
Like Big Red record every word I said
And still can't get a word to the feds I'm the black
Hoover
got flats from Houston to Vancouver
Let me show ya who's the real bruiser
Spittin' rhymes that lay more bodies than Fallujah
Cruise right through
tha
My rhymes is tank shootin' missles with no
thanks
I'm only here to live out
My fathers prank
Though the devil keep me above all levels
Tryna stay from the goods I was made rebel
Fools thought they was Cain til they found out I was
abel
Killin' em with microphone cordless cables and
turntables
Read between my eyers n you'll see visions of many
halos

— The End —