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Oh playas verdeantes de algas marinas, sobre
las guijas de estridente diamante y flavo cobre.
Oh piélagos preñados de la cálida voz de las sirenas.
Oh piélagos que nutre denso susurro: -trenos
de náufragos a la deriva por sus senos
procelosos, y que yá dormirán en las ondas serenas.

Yo anhelo tus ilímites planicies: hielos glaucos,
brumas, nieblas -última Thule- para ulular mis turbios himnos raucos!

Yo soy Harald, soy Harald el Obscuro.

Todos los viajes, todos mis viajes, son viajes de regreso.
Yo torno ahora, retorno ahora del azur y hacia el azur. 1
Violada luz diaprea sus rútilos zafiros.
Voz de sangre sus zafiros denigra.
Mas nó otro azur desea mi vagabundo sueño:
sólo ése azur cebrado de vïolas, ése azur ocelado de abenuz..!
Oh piélagos transidos de agorera pavura irremisible.
Oh piélagos que asorda gríseo clangor: equale
de trombones, en lento ritmo y voz velada, audible
sólo para los seres que un Fátum fúnebre señale...
Yo anhelo tus ilímites planicies: hielos glaucos,
brumas, nieblas -última Thule- para ulular mis turbios himnos raucos!

Yo soy Harald, soy Harald el Obscuro.

Yo sólo amo tu amor, fatal Isolda.
Erigiremos en todos los caminos nuestra gitana tolda aventurera.
Yo sólo amo tu amor, oh brava Isolda!
Brava Isolda hechicera!

Yo soy Tristán de Leonís: -ligera
por todos los océanos nuestra nao pirata
discurrirá indolente, con viento ameno o duro; 2
bajo la lumbre de topacio
del sol;
bajo la luz morena de la rosa de plata;
o en la noche ceñuda -lúgubre y agorera-. 3
Por todos los océanos nuestro amor, y el espacio
sin lindes, y el ensueño, y hacia lo ignoto navegar... 4

Por todos los océanos nuestra libre galera:
y en el palo cimero la flámula escarlata
con una rosa endrina,
y en nuestros corazones la rosa purpurina
y la flámula negra...
Nuestra nao pirata
discurrirá por todos los océanos al azar, al azar, al azar... 5
Erigiremos en todos los caminos nuestra gitana tolda aventurera, 6
y el refugio ilusorio de nuestro ciclo errátil e inseguro...
Yo sólo amo tu amor, mi brava Isolda,
yo sólo amo tu amor, Ilse hechicera,
yo soy Tristán, soy Harald el Obscuro.

Dancé cantando mi canción acerba.
Era el véspero, casi la noche, era el véspero de ceniza.

El tardeño cocuyo su luz irradïaba.
Su lumbre ingenua mi ingenuo corazón iluminaba.

Mas mi espíritu pérfido mi ingenuidad enerva,
y en el ingenuo corazón desliza
fragante zumo de su ponzoñosa hierba.

Yo soy Tristán, soy Harald el Obscuro.

Divagar. Divagar por inéditos climas.
Metafísicos vórtices. Remansada sapiencia.
Júbilo y alborozo sensüales.

Ebrias sedes. Acidia muelle. Venus autumnales,
ingrávidas adolescentes: oh vendimias opimas...!
Al propio tiempo, nugacidad y vacío, y nesciencia...

Oh mujer, arcangélico vampiro,
demoníaca Ofelia, cándida cervatilla, híspido
endriago!

Todo lo excelso aroma en tu sollozo y en tu suspiro y en tu sonrisa!
Perfuma en tu pasión lo deletéreo y lo inefable, lo joyoso y lo aciago!
Tifón de tempestades y sosegada brisa
cantan en tu pasión:
y un trémulo murmurio pulcro balbuce en tu corazón!

Yo soy Harald, soy Harald el Obscuro.
Yo soy Tristán de Leonís, acedo.

Yo sólo amo tu amor, Ilse hechicera,
yo sólo amo tu amor, fatal Isolda,
mi brava Isolda!

Yo soy Harald, soy Lancelot: -blanda sonrisa, corazón perjuro;
yo sólo amo tu amor, tu amor áspero y ledo,
venenoso y lustral, proclive y puro,
pérfido y claro, y abisal y erguido!
Yo sólo amo tu amor. Ilse hechicera,
Furia hechicera, Lálage hechicera:

Yo sólo de tu amor -Ilse- me curo:
y al azar de las rutas erigiremos nuestra tolda,
fatal Isolda,
y en nuestra tolda un penumbroso nido,
y al azar de los vientos singlará nuestra nao aventurera...

Yo soy Harald, soy Harald el Obscuro.
Oídos con el alma,
pasos mentales más que sombras,
sombras del pensamiento más que pasos,
por el camino de ecos
que la memoria inventa y borra:
sin caminar caminan
sobre este ahora, puente
tendido entre una letra y otra.
Como llovizna sobre brasas
dentro de mí los pasos pasan
hacia lugares que se vuelven aire.
Nombres: en una pausa
desaparecen, entre dos palabras.
El sol camina sobre los escombros
de lo que digo, el sol arrasa los parajes
confusamente apenas
amaneciendo en esta página,
el sol abre mi frente,
                                        balcón al voladero
dentro de mí.

                            Me alejo de mí mismo,
sigo los titubeos de esta frase,
senda de piedras y de cabras.
Relumbran las palabras en la sombra.
Y la negra marea de las sílabas
cubre el papel y entierra
sus raíces de tinta
en el subsuelo del lenguaje.
Desde mi frente salgo a un mediodía
del tamaño del tiempo.
El asalto de siglos del baniano
contra la vertical paciencia de la tapia
es menos largo que esta momentánea
bifurcación del pesamiento
entre lo presentido y lo sentido.
Ni allá ni aquí: por esa linde
de duda, transitada
sólo por espejeos y vislumbres,
donde el lenguaje se desdice,
voy al encuentro de mí mismo.
La hora es bola de cristal.
Entro en un patio abandonado:
aparición de un fresno.
Verdes exclamaciones
del viento entre las ramas.
Del otro lado está el vacío.
Patio inconcluso, amenazado
por la escritura y sus incertidumbres.
Ando entre las imágenes de un ojo
desmemoriado. Soy una de sus imágenes.
El fresno, sinuosa llama líquida,
es un rumor que se levanta
hasta volverse torre hablante.
Jardín ya matorral: su fiebre inventa bichos
que luego copian las mitologías.
Adobes, cal y tiempo:
entre ser y no ser los pardos muros.
Infinitesimales prodigios en sus grietas:
el hongo duende, vegetal Mitrídates,
la lagartija y sus exhalaciones.
Estoy dentro del ojo: el pozo
donde desde el principio un niño
está cayendo, el pozo donde cuento
lo que tardo en caer desde el principio,
el pozo de la cuenta de mi cuento
por donde sube el agua y baja
mi sombra.

                        El patio, el muro, el fresno, el pozo
en una claridad en forma de laguna
se desvanecen. Crece en sus orillas
una vegetación de transparencias.
Rima feliz de montes y edificios,
se desdobla el paisaje en el abstracto
espejo de la arquitectura.
Apenas dibujada,
suerte de coma horizontal (-)
entre el cielo y la tierra,
una piragua solitaria.
Las olas hablan nahua.
Cruza un signo volante las alturas.
Tal vez es una fecha, conjunción de destinos:
el haz de cañas, prefiguración del brasero.
El pedernal, la cruz, esas llaves de sangre
¿alguna vez abrieron las puertas de la muerte?
La luz poniente se demora,
alza sobre la alfombra simétricos incendios,
vuelve llama quimérica
este volumen lacre que hojeo
(estampas: los volcanes, los cúes y, tendido,
manto de plumas sobre el agua,
Tenochtitlán todo empapado en sangre).
Los libros del estante son ya brasas
que el sol atiza con sus manos rojas.
Se rebela el lápiz a seguir el dictado.
En la escritura que la nombra
se eclipsa la laguna.
Doblo la hoja. Cuchicheos:
me espían entre los follajes
de las letras.

                          Un charco es mi memoria.
Lodoso espejo: ¿dónde estuve?
Sin piedad y sin cólera mis ojos
me miran a los ojos
desde las aguas turbias de ese charco
que convocan ahora mis palabras.
No veo con los ojos: las palabras
son mis ojos. vivimos entre nombres;
lo que no tiene nombre todavía
no existe: Adán de lodo,
No un muñeco de barro, una metáfora.
Ver al mundo es deletrearlo.
Espejo de palabras: ¿dónde estuve?
Mis palabras me miran desde el charco
de mi memoria. Brillan,
entre enramadas de reflejos,
nubes varadas y burbujas,
sobre un fondo del ocre al brasilado,
las sílabas de agua.
Ondulación de sombras, visos, ecos,
no escritura de signos: de rumores.
Mis ojos tienen sed. El charco es senequista:
el agua, aunque potable, no se bebe: se lee.
Al sol del altiplano se evaporan los charcos.
Queda un polvo desleal
y unos cuantos vestigios intestados.
¿Dónde estuve?

                                  Yo estoy en donde estuve:
entre los muros indecisos
del mismo patio de palabras.
Abderramán, Pompeyo, Xicoténcatl,
batallas en el Oxus o en la barda
con Ernesto y Guillermo. La mil hojas,
verdinegra escultura del murmullo,
jaula del sol y la centella
breve del chupamirto: la higuera primordial,
capilla vegetal de rituales
polimorfos, diversos y perversos.
Revelaciones y abominaciones:
el cuerpo y sus lenguajes
entretejidos, nudo de fantasmas
palpados por el pensamiento
y por el tacto disipados,
argolla de la sangre, idea fija
en mi frente clavada.
El deseo es señor de espectros,
somos enredaderas de aire
en árboles de viento,
manto de llamas inventado
y devorado por la llama.
La hendedura del tronco:
****, sello, pasaje serpentino
cerrado al sol y a mis miradas,
abierto a las hormigas.

La hendedura fue pórtico
del más allá de lo mirado y lo pensado:
allá dentro son verdes las mareas,
la sangre es verde, el fuego verde,
entre las yerbas negras arden estrellas verdes:
es la música verde de los élitros
en la prístina noche de la higuera;
-allá dentro son ojos las yemas de los dedos,
el tacto mira, palpan las miradas,
los ojos oyen los olores;
-allá dentro es afuera,
es todas partes y ninguna parte,
las cosas son las mismas y son otras,
encarcelado en un icosaedro
hay un insecto tejedor de música
y hay otro insecto que desteje
los silogismos que la araña teje
colgada de los hilos de la luna;
-allá dentro el espacio
en una mano abierta y una frente
que no piensa ideas sino formas
que respiran, caminan, hablan, cambian
y silenciosamente se evaporan;
-allá dentro, país de entretejidos ecos,
se despeña la luz, lenta cascada,
entre los labios de las grietas:
la luz es agua, el agua tiempo diáfano
donde los ojos lavan sus imágenes;
-allá dentro los cables del deseo
fingen eternidades de un segundo
que la mental corriente eléctrica
enciende, apaga, enciende,
resurrecciones llameantes
del alfabeto calcinado;
-no hay escuela allá dentro,
siempre es el mismo día, la misma noche siempre,
no han inventado el tiempo todavía,
no ha envejecido el sol,
esta nieve es idéntica a la yerba,
siempre y nunca es lo mismo,
nunca ha llovido y llueve siempre,
todo está siendo y nunca ha sido,
pueblo sin nombre de las sensaciones,
nombres que buscan cuerpo,
impías transparencias,
jaulas de claridad donde se anulan
la identidad entre sus semejanzas,
la diferencia en sus contradicciones.
La higuera, sus falacias y su sabiduría:
prodigios de la tierra
-fidedignos, puntuales, redundantes-
y la conversación con los espectros.
Aprendizajes con la higuera:
hablar con vivos y con muertos.
También conmigo mismo.

                                                    La procesión del
año:
cambios que son repeticiones.
El paso de las horas y su peso.
La madrugada: más que luz, un vaho
de claridad cambiada en gotas grávidas
sobre los vidrios y las hojas:
el mundo se atenúa
en esas oscilantes geometrías
hasta volverse el filo de un reflejo.
Brota el día, prorrumpe entre las hojas
gira sobre sí mismo
y de la vacuidad en que se precipita
surge, otra vez corpóreo.
El tiempo es luz filtrada.
Revienta el fruto *****
en encarnada florescencia,
la rota rama escurre savia lechosa y acre.
Metamorfosis de la higuera:
si el otoño la quema, su luz la transfigura.
Por los espacios diáfanos
se eleva descarnada virgen negra.
El cielo es giratorio
lapizlázuli:          
viran au ralenti, sus
continentes,
insubstanciales geografías.
Llamas entre las nieves de las nubes.
La tarde más y más es miel quemada.
Derrumbe silencioso de horizontes:
la luz se precipita de las cumbres,
la sombra se derrama por el llano.

A la luz de la lámpara -la noche
ya dueña de la casa y el fantasma
de mi abuelo ya dueño de la noche-
yo penetraba en el silencio,
cuerpo sin cuerpo, tiempo
sin horas. Cada noche,
máquinas transparentes del delirio,
dentro de mí los libros levantaban
arquitecturas sobre una sima edificadas.
Las alza un soplo del espíritu,
un parpadeo las deshace.
Yo junté leña con los otros
y lloré con el humo de la pira
del domador de potros;
vagué por la arboleda navegante
que arrastra el Tajo turbiamente verde:
la líquida espesura se encrespaba
tras de la fugitiva Galatea;
vi en racimos las sombras agolpadas
para beber la sangre de la zanja:
mejor quebrar terrones
por la ración de perro del
labrador avaro
que regir las naciones pálidas
de los muertos;
tuve sed, vi demonios en el Gobi;
en la gruta nadé con la sirena
(y después, en el sueño purgativo,
fendendo i drappi, e mostravami'l
ventre,
quel mí svegliò col
puzzo che n'nuscia);
grabé sobre mi tumba imaginaria:
no muevas esta lápida,
soy rico sólo en huesos;
aquellas memorables
pecosas peras encontradas
en la cesta verbal de Villaurrutia;
Carlos Garrote, eterno medio hermano,
Dios te salve, me dijo al
derribarme
y era, por los espejos del insomnio
repetido, yo mismo el que me hería;
Isis y el asno Lucio; el pulpo y Nemo;
y los libros marcados por las armas de Príapo,
leídos en las tardes diluviales
el cuerpo tenso, la mirada intensa.
Nombres anclados en el golfo
de mi frente: yo escribo porque el druida,
bajo el rumor de sílabas del himno,
encina bien plantada en una página,
me dio el gajo de muérdago, el conjuro
que hace brotar palabras de la peña.
Los nombres acumulan sus imágenes.
Las imágenes acumulan sus gaseosas,
conjeturales confederaciones.
Nubes y nubes, fantasmal galope
de las nubes sobre las crestas
de mi memoria. Adolescencia,
país de nubes.

                            Casa grande,
encallada en un tiempo
azolvado. La plaza, los árboles enormes
donde anidaba el sol, la iglesia enana
-su torre les llegaba a las rodillas
pero su doble lengua de metal
a los difuntos despertaba.
Bajo la arcada, en garbas militares,
las cañas, lanzas verdes,
carabinas de azúcar;
en el portal, el tendejón magenta:
frescor de agua en penumbra,
ancestrales petates, luz trenzada,
y sobre el zinc del mostrador,
diminutos planetas desprendidos
del árbol meridiano,
los tejocotes y las mandarinas,
amarillos montones de dulzura.
Giran los años en la plaza,
rueda de Santa Catalina,
y no se mueven.

                                Mis palabras,
al hablar de la casa, se agrietan.
Cuartos y cuartos, habitados
sólo por sus fantasmas,
sólo por el rencor de los mayores
habitados. Familias,
criaderos de alacranes:
como a los perros dan con la pitanza
vidrio molido, nos alimentan con sus odios
y la ambición dudosa de ser alguien.
También me dieron pan, me dieron tiempo,
claros en los recodos de los días,
remansos para estar solo conmigo.
Niño entre adultos taciturnos
y sus terribles niñerías,
niño por los pasillos de altas puertas,
habitaciones con retratos,
crepusculares cofradías de los ausentes,
niño sobreviviente
de los espejos sin memoria
y su pueblo de viento:
el tiempo y sus encarnaciones
resuelto en simulacros de reflejos.
En mi casa los muertos eran más que los vivos.
Mi madre, niña de mil años,
madre del mundo, huérfana de mí,
abnegada, feroz, obtusa, providente,
jilguera, perra, hormiga, jabalina,
carta de amor con faltas de lenguaje,
mi madre: pan que yo cortaba
con su propio cuchillo cada día.
Los fresnos me enseñaron,
bajo la lluvia, la paciencia,
a cantar cara al viento vehemente.
Virgen somnílocua, una tía
me enseñó a ver con los ojos cerrados,
ver hacia dentro y a través del muro.
Mi abuelo a sonreír en la caída
y a repetir en los desastres: al
hecho, pecho.
(Esto que digo es tierra
sobre tu nombre derramada: blanda te
sea.)
Del vómito a la sed,
atado al potro del alcohol,
mi padre iba y venía entre las llamas.
Por los durmientes y los rieles
de una estación de moscas y de polvo
una tarde juntamos sus pedazos.
Yo nunca pude hablar con él.
Lo encuentro ahora en sueños,
esa borrosa patria de los muertos.
Hablamos siempre de otras cosas.
Mientras la casa se desmoronaba
yo crecía. Fui (soy) yerba, maleza
entre escombros anónimos.

                                                Días
como una frente libre, un libro abierto.
No me multiplicaron los espejos
codiciosos que vuelven
cosas los hombres, número las cosas:
ni mando ni ganancia. La santidad tampoco:
el cielo para mí pronto fue un cielo
deshabitado, una hermosura hueca
y adorable. Presencia suficiente,
cambiante: el tiempo y sus epifanías.
No me habló dios entre las nubes:
entre las hojas de la higuera
me habló el cuerpo, los cuerpos de mi cuerpo.
Encarnaciones instantáneas:
tarde lavada por la lluvia,
luz recién salida del agua,
el vaho femenino de las plantas
piel a mi piel pegada: ¡súcubo!
-como si al fin el tiempo coincidiese
consigo mismo y yo con él,
como si el tiempo y sus dos tiempos
fuesen un solo tiempo
que ya no fuese tiempo, un tiempo
donde siempre es ahora y a
todas horas siempre,
como si yo y mi doble fuesen uno
y yo no fuese ya.
Granada de la hora: bebí sol, comí tiempo.
Dedos de luz abrían los follajes.
Zumbar de abejas en mi sangre:
el blanco advenimiento.
Me arrojó la descarga
a la orilla más sola. Fui un extraño
entre las vastas ruinas de la tarde.
Vértigo abstracto: hablé conmigo,
fui doble, el tiempo se rompió.

Atónita en lo alto del minuto
la carne se hace verbo -y el verbo se despeña.
Saberse desterrado en la tierra, siendo tierra,
es saberse mortal. Secreto a voces
y también secreto vacío, sin nada adentro:
no hay muertos, sólo hay muerte, madre nuestra.
Lo sabía el azteca, lo adivinaba el griego:
el agua es fuego y en su tránsito
nosotros somos sólo llamaradas.
La muerte es madre de las formas…
El sonido, bastón de ciego del sentido:
escribo muerte y vivo en ella
por un instante. Habito su sonido:
es un cubo neumático de vidrio,
vibra sobre esta página,
desaparece entre sus ecos.
Paisajes de palabras:
los despueblan mis ojos al leerlos.
No importa: los propagan mis oídos.
Brotan allá, en las zonas indecisas
del lenguaje, palustres poblaciones.
Son criaturas anfibias, con palabras.
Pasan de un elemento a otro,
se bañan en el fuego, reposan en el aire.
Están del otro lado. No las oigo, ¿qué dicen?
No dicen: hablan, hablan.

                                Salto de un cuento a otro
por un puente colgante de once sílabas.
Un cuerpo vivo aunque intangible el aire,
en todas partes siempre y en ninguna.
Duerme con los ojos abiertos,
se acuesta entre las yerbas y amanece rocío,
se persigue a sí mismo y habla solo en los túneles,
es un tornillo que perfora montes,
nadador en la mar brava del fuego
es invisible surtidor de ayes
levanta a pulso dos océanos,
anda perdido por las calles
palabra en pena en busca de sentido,
aire que se disipa en aire.
¿Y para qué digo todo esto?
Para decir que en pleno mediodía
el aire se poblaba de fantasmas,
sol acuñado en alas,
ingrávidas monedas, mariposas.
Anochecer. En la terraza
oficiaba la luna silenciaria.
La cabeza de muerto, mensajera
de las ánimas, la fascinante fascinada
por las camelias y la luz eléctrica,
sobre nuestras cabezas era un revoloteo
de conjuros opacos. ¡Mátala!
gritaban las mujeres
y la quemaban como bruja.
Después, con un suspiro feroz, se santiguaban.
Luz esparcida, Psiquis…

                                 
¿Hay mensajeros? Sí,
cuerpo tatuado de señales
es el espacio, el aire es invisible
tejido de llamadas y respuestas.
Animales y cosas se hacen lenguas,
a través de nosotros habla consigo mismo
el universo. Somos un fragmento
-pero cabal en su inacabamiento-
de su discurso. Solipsismo
coherente y vacío:
desde el principio del principio
¿qué dice? Dice que nos dice.
Se lo dice a sí mismo. Oh
madness of discourse,
that cause sets up with and against
itself!

Desde lo alto del minuto
despeñado en la tarde plantas fanerógamas
me descubrió la muerte.
Y yo en la muerte descubrí al lenguaje.
El universo habla solo
pero los hombres hablan con los hombres:
hay historia. Guillermo, Alfonso, Emilio:
el corral de los juegos era historia
y era historia jugar a morir juntos.
La polvareda, el grito, la caída:
algarabía, no discurso.
En el vaivén errante de las cosas,
por las revoluciones de las formas
y de los tiempos arrastradas,
cada una pelea con las otras,
cada una se alza, ciega, contra sí misma.
Así, según la hora cae desen-
lazada, su injusticia pagan. (Anaximandro.)
La injusticia de ser: las cosas sufren
unas con otras y consigo mismas
por ser un querer más, siempre ser más que más.
Ser tiempo es la condena, nuestra pena es la historia.
Pero también es el lug
Carlo C Gomez Apr 2020
Beaches get jealous
But I'm not repentant

She brought her bikini
And changed where she
Thought no one could see

Heaven knows at sixteen
I was full curious

I saw the goods
Lost my equilibrium
And fell down the embankment

To this day
I may have selective memory
About events

I do, however
Remember the reach
And the bend

And how I swear
Her belly button winked
Alyanne Cooper Jun 2014
The time has come.
I must now say farewell.
But don't be glum!
You will see me again.

I'm going to make my name known
Across the ocean in a foreign land.
I'm going to experience the world
So as to soak up the wisdom of others.
And they will know me--

My name will ring like a battlecry.
My stories will entertain the passerby.
They will chant for me "Encore! Encore! Brava!"
They will throw themselves into the midst of the hoopla.
And when I've exhausted their reserves of attention,
I'll head home and be done with pretention.

For in all the traveling I'll do,
No one will know me like you.

And no matter how good
The fame makes me feel,
They will only know
My name as a battlecry,
My stories for the passerby,
How they chant "Brava",
And throw themselves into the hoopla.

But you will know
My favorite color is grey.
My hair is naturally straight.
My jam band is Train.
And most of all...
My real name.

Wait, why am I leaving?
To travel and meet Sting?
Why would I waste my days
Scouring the world for fame
When happiness is being known
By the One who loves you the most?

I think I'll retract my farewell,
That I might stay and with You dwell.
Irena Adler Nov 2018
Virginia Woolf una volte scrisse che " la bellezza ha due tagli, uno di gioia, l'altro di angoscia, che ci dividono il cuore".
La prima cosa che mi passa per la testa di fronte a tali parole è che l'uomo e la donna patiscono continuamente anche quando sono felici. Quel tipo di angoscia che non ti abbandona mai, la sofferenza di fronte alle scelte fatte o non fatte, il desiderio di evasione in un mondo utopico, la volontà di essere completamente liberi e stoici. I pregiudizi sono nostri amici-nemici. Tutto dipende da come gli accogliamo nelle varie circostanze della vita.
Se ci fosse Virginia Woolf qua con me sicuramente  si arrabbierebbe; " Come puoi essere così disordinata? Non mi stavi  per caso citando? E poi sembrava che stessi cercando  di spiegare qualcosa?! Salti da un argomento all'altro per caso. Se devi essere patetica, aggiungici un sarcasmo poetico".
Scusa ma non riesco ad organizzare ancora bene i miei pensieri. Fluttuano come la polvere nell'aria dopo che hai tentato inutilmente  di pulire un armadio vecchio. Scusa Virginia, mi conoscerai meglio con il passare del tempo.  " Ecco, brava! Che sia sempre con te lo spirito di Judith Shakespeare!"




Martedì 6.  

L'artista che corre per la strada e cerca la sua musa, la trova nello specchio che tende subito a scomparire.
Lui non si è accorto del Sole, vive di notte, disegna di notte, sogna di giorno, sogna di notte. Vive.
Non vede, lui osserva, ama l'impossibile, ama il futile eterno, sogna e vede ciò che non sarà mai compreso dagli altri. Lui trema e le sue mani tengono il pennello con un eccitazione che non si può comprendere ma solo provare. L'emozione di fronte ad un opera che deve appena essere creata, immortalata, eterna come la non-realtà.
L'immagine sussiste e lui sbatte le ali del sogno, disubbidisce alla società, gode ed ama l'incomprensibile, lo respira e vive di ciò.

Lo spessore della profondità è inabbattibile. L'acqua non ti fa annegare; è il pensiero. Non pensiamo, nuotiamo, è l'istinto a prevalere eppure abbiamo scelto di morire. Per questo motivo esiste l'altro, per annegarci o salvarci. Mantieni la dignità e vivi. E dunque sanguina.


Venerdì 9.

L'uomo e la donna. La donna e l'uomo. L'uomo ha sulla testa una lampadine e la donna uno sbattitore da cucina. La natura del cane è quella di abbaiare. La natura della specie umana è quella di riprodursi. Eppure abbiamo la necessità di creare ed inventare, non riusciamo a farne a meno. Sentiamo un bisogno insostenibile di portare fuori ciò che sta dentro. Siamo continuamente alla ricerca dell'essere presenti, passati e futuri. La gioia e l'angoscia d' esistere ci turba le anime. Ci chiediamo sempre qual'è lo scopo del fare e di muoverci. Dove sta il dono o la maledizione di essere stati scaraventati sulla palla ovale che gira intorno a se stessa ed intorno ad una palla ancora più grande che ci mantiene in vita. E' questo il senso? Dipendere dalla luce del sole oppure  soltanto dall'acqua e dal pane?
Dove sta l'essere in questa stanza? E' forse disteso su questo letto a scrivere? Forse.
Oppure si trova proprio nel pensiero che crea quel' atto?
L'esistenza umana è ridotta ad anni di vita, non secoli. Ciò che ci è stato dato l'abbiamo preso ed appreso, ci siamo impossessati ed ora fa parte di noi. Ci è stata data la vita dalla Natura ed essa ci ha pure delimitati.
" Ecco, voi siete parte di me, vivete e morite". Se è così noi dipendiamo gli uni dagli altri, non ha senso vivere soli sulla terra, abbandonati da nessuno. Non possiede alcuna logica.

Mercoledì 33.

Il mare non è sempre stato blu; una volta era violaceo e tutti gli animali potevano entrare nell'acqua senza dove trattenere il fiato. Si respirava nell'acqua, si stava bene. Soltanto quando arrivò l'uomo e ci mise il piede in acqua, essa si contrasse e divenne blu, scura e profonda. Il mare scelse di non dare accesso all'uomo e a quel diverso tipo di intelletto che si preparava a conquistare tutto ciò che mai gli potrà appartenere interamente. Per colpa sua le specie che abitavano la terra ferma dovettero separarsi da quelle marine.
Più l'uomo diventava avido ed egoista più il mare diventava profondo e salato. Non voleva finire nella bocca di quel animale strano che camminava su due stecchi con cinque rami piccoli, ben allineati ma sporchi. L'uomo costrinse il mare a piangere e non capì, non poteva capirlo poichè ora era lui il padrone.
Frente al mar, y en la puerta de su pobre morada,
La viuda del marino con su hijo está sentada.
Se ve tristeza en ambos. Los rudos temporales
De esos días de otoño causaron tantos males,
Tanto destrozo hicieron, fue tal del mar la saña,
Cual nunca visto había la costa de Bretaña.
Por eso ante el crepúsculo se encuentran abstraídos
Y silenciosos, y ambos de luto están vestidos.

En ese lago quieto, de aguas murmuradoras,
En donde se deslizan las barcas pescadoras,
Cuyas velas se extienden bajo el oro del día,
¡Quién, al ver esa calma, reconocer podría
Aquel mar tempestuoso, que sólo en un momento,
En el pasado otoño, con ímpetu violento
Destrozó veinte barcas, y que a esa pobre madre
Dejó  trocada en viuda y a ese niño sin padre!

El agua azul sonríe; sin nubes brilla el cielo;
Y ella sigue sombría, con hondo desconsuelo
Recordando la tarde trágica de su vida,
Cuando hundió en sus abismos la mar embravecida
A su esposo. «Mas suya fue la culpa», a su hijo,
Que seguía en silencio, sollozando le dijo.
«A desgraciados náufragos que el temporal hundía,
¿Cómo sin un socorro dejárseles podría?

¡Qué tarde horrible! ¡Nadie recordaba en la aldea
Haber visto en su vida semejante marea!
¡Era tentar al cielo y era jugar la suerte
Socorrer a los náufragos... era afrontar la muerte!
Tu padre con nosotros estaba. En la bahía,
Recién entrada al puerto su barca se veía».
-«Sin duda están malditos, decíame comiendo,
Los que en el mar aguantan ese chubasco horrendo».

Como era su costumbre, después de la comida
Saliose de la casa con su pipa encendida,
Y a pesar de la lluvia, varios iban al puerto,
A ver saltar las olas sobre el muelle desierto;
Cuando de pronto observa tu padre en lontananza
Que contra los peñascos un bergantín se lanza.
Aquello fue un instante. Lo empuja el mar, y choca,
Y roto allí en pedazos quedó contra la roca.

-«Un bote», grita al punto. Yo lo miré aterrada.
Y en tanto que los otros le muestran la oleada
Que viene sobre el puerto rugiendo amenazante,
Grita otra vez: - ¡Salvémoslos! !Un bote... ¡En el instante!
Un bote al mar! ¡Un bote!... ¡Cobardes no seamos!»
Y seguían sus gritos: -«A socorrerlos vamos!
¡Mi barca! ¡Arriba! ¡Es tiempo! Mi barca no ha temido
Jamás las tempestades ni el mar embravecido,
Y por eso Adelante la bauticé»...

                                             
Salieron
Todos al mar entonces... y ¡nunca más volvieron!...

De tarde, en este invierno, y al bajar la marea,
Hasta allá, donde ves la espuma que blanquea,
Ir me has visto abatida. Mas todo ha sido en vano...
Nada de entre sus olas devuelve el océano...
¡Y ese mar que a mis plantas expira en la ribera,
De la barca no arroja ni una tabla siquiera!

Hijo: me prometiste no ser, jamás marino:
Cumplirás tu promesa. Será otro tu destino.
El cura, que te quiere, te seguirá enseñando;
Aprenderás las letras, luego a escribir. Y cuando
Grande estés, serás cura. ¡Pasará el tiempo aprisa...
Veré el día dichoso de tu primera misa!...
Yo misma pondré flores en el altar... ¡Oh, cuánta
Será mi dicha, lejos de este mar que me espanta!

Calla el niño pensando sin duda en los chicuelos
Que ve sobre chalupas y ágiles barquichuelos,
En las azules aguas, desde que el día brilla,
Caminar en la borda, bajar a la escotilla,
Mientras que él no se atreve, ni nunca se ha atrevido,
Un cable a atar siquiera. Cumple lo prometido.
Y cuando terminada la lección de lectura,
El viejo silabario cierra de tarde el cura,
Y le dice que es hora de que a jugar se vaya,
Descalzo, arremangado, se aleja por la playa,
Y así engaña sus sueños el hijo del marino;
Pero entre los cabellos el áspero y salino
Viento sentir que sopla; sentir el agua fría
Que a la rodilla sube; ver en la lejanía
Las olas que se rompen bajo azulada bruma
Y que el peñasco cubre de iridiscente espuma;
Ir conchas o mariscos buscando por la costa,
O saltar, sobre piedras, detrás de una langosta,
Eso no le bastaba; quería más; quería
La barca que se aleja bajo el fulgor del día,
Con sus palos erectos y sus velas redondas;
Quería el horizonte, los tumbos de las ondas,
Y la embriaguez del alma sobre la mar rugiente,
Cuyos acres aromas hablaban a su mente
De países lejanos... ¡Tal era su delirio!
¡Y hacía muchos meses que ese era su martirio!

Y va pasando el tiempo. Llega otro otoño horrible;
Y un día los marinos, a la luz apacible
De un cielo gris, entre ellos hablando, hacia el poniente
Sobre el mar tempestuoso, señalan de repente
Un velero que avanza contra las rocas. Brava
Marejada envolvíalo... Más y más se encrespaba...

¡En las revueltas olas aquello parecía
El estertor postrero del barco en la agonía!

-«¡Un bote al mar! ¡Un bote!», dice alguien con voz ruda,
 ¡Al mar! ¡A socorrerlos! ¡A prestarles ayuda!»

Y todos recordaban a los que al mar salieron
A salvar a unos náufragos, y nunca más volvieron;
Mas de pronto a una barca se abalanzan, y en tanto,
Todo lo ve la madre con indecible espanto;
Y a su hijo abrazando le murmura al oído:
-«¿Sabes? Me lo ofreciste... lo tienes prometido,
¡No irás!...» Con las pupilas dilatadas, la frente
Pensativa,   y el labio mordiéndose impaciente,
Nada responde, y mira con absorta mirada
Que ya los hombres tienen la barca aparejada.
De repente, una ola gigantesca y sombría,
 Que avanza rugidora por la turbia bahía.
Se estrella con fracaso, toda la playa moja, fe...
Y a las plantas del niño, tabla podrida arroja.

En la tabla estas letras leíanse: Adelante.

De su abismo esa tabla sacaba el mar de Atlante.
¡Mandato de su padre sobre las olas era!
Listos los remadores sacan de la ribera
La barca. De los brazos maternos se desprende;
Detrás de los marinos veloz carrera emprende;
Salta al bote con ellos, y al punto un remo ensaya...
 ¡Y allá van con la ola que vuelve de la playa!

¡Cómo con la mirada todos los van siguiendo!
¡Virgen Santa! ¡Las olas cuan altas y qué estruendo!
¡Parece que se hunden! ¡Jesús! ¡Naufraga el bote!
¡Mas no!... ¡Las olas pasan y ellos están a flote!
¡Y siguen!... Van llegando... ¡Ya se les ve acercarse!
¡Ya era tiempo !... ¡ Ya el barco comenzaba a inclinarse

¡Ya vuelven! ¡Los pañuelos agitan! ¡Qué arrojados!
¡El bote viene lleno!...
-«¿Cuántos?»
-« ¡Todos salvados!»
-«¡Hurra! ¡Pronto una amarra!»
Y en tanto que gozosos,
Náufragos y marinos, saltando presurosos
De piedra en piedra vienen, hacia la madre el niño
Se lanza. Ella lo abraza; lo besa; y con cariño
Él le dice al oído: «No me regañes, madre...
¡Tan contento estaría mirándome mi padre!»
annh Sep 2020
For as the curtain rises,
So too the curtain falls,
No accolades, no entourage,
No 'Brava!', no applause.

An unrehearsed performance,
By a monodramatist,
A solo show, a pantomime,
An improvised burlesque.

Critics stand in groups debating,
The value of my work,
They gossip in the aisles,
The playhouse now a kirk.

My eulogy their invention,
My obituary the prize,
The best review I've ever had,
A mix of humour and soft lies.

I have played the loving daughter,
The honest aunt *****,
The independent sister,
The true and loyal friend.

The sympathetic neighbour,
I have played the errant niece,
The mentor, guide, and confidant,
The ***** and the tease.

In truth, I am a diva,
Living mostly in her head,
But this remains unmentioned,
In a tribute to the dead.

Once rose bouquets beribboned,
From the greatest and the good,
Now a solitary arrangement,
On a coffin made of wood.

For as the curtain rises,
So too the curtain falls,
No accolades, no entourage,
No garlands, no applause.

But wait, I see my error,
As indeed these things exist,
But not for me to comment on,
Nor as I would have wished.

For my aspect is fair frozen,
I cannot turn the page,
My performance has now ended,
And I have left the stage.

‘Now that he was quite alone, condemned, deserted, as those who are about to die are alone, there was a luxury in it, an isolation full of sublimity; a freedom which the attached can never know.’
- Virginia Woolf, Mrs Dalloway
Debajo del mar vives en tus cuevas
liberadoras de todo mal
y te hundes en ellas, oscuras y frías,
titilando junto al miedo.

Haces sombras de tu propia luz
tras tu espalda desarmada
se confunden con tus manos negras
de destiempos inmundos,
soportando el peso de la reflexión
que caen como rocas
sobre tu cabeza adormecida,
rompiéndola en mil pedazos de ideas
y secretos contrariados.

En vano para tu cuerpo,
tenaz para tu mente que crece
en revolución a los sentidos,
que se muestra rebelde
como fuego ferviente.

Se avecina la verdad del mar rojo de tu venas
y llegan contundentes a marchar sobre el temor,
con tu pecho bullendo, explotando
se rompe el mar en tres; cubriéndote,
fortaleciendo tus huesos con su bruma.

Alzas tu cabeza casi rozando a la luna
porque no existe mar muerto,
no existe total infortuna
mas de los débiles con hambre
y sed de complacencia,
costumbristas del sufrir.
Se levanta la tormenta brava
y te haces dueñas de las aguas turbias.

Qué fuerte son las olas que golpean el cuerpo,
desgarrando los músculos.
Como marcan tu piel dejándola roja y fría,
atravesando sin trémulo tus venas congeladas,
dejándote inconsciente de tu alma piadosa,
volviéndose hacia ti en un llanto de muerte.

Abriendo los brazos te dejas ir a lo profundo,
hundiendo tu cabeza ahogaras tus miserias
y, partiendo desde el último aliento,
te dejarás vivir entre la espuma.

Entonces flotarás sobre tus penas
ya olvidadas y dóciles,
te dejarás vivir asomando la cara
frente a la luz más sincera de la noche.
Andrés, aunque te quitas la boina cuando paso
y me llamas «señor», distanciándote un poco.
reprobándome -veo- que no lleve corbata,
que trate falsamente de ser un tú cualquiera,
que cambie los papeles -tú por tú, tú barato-,
que no sea el que exiges -el amo respetable
que te descansaría-,
y me tiendes tu mano floja, rara, asusta
como un triste estropajo de esclavo milenario,
no somos dos extraños.
Tus penas yo las sufro. Mas no puedo aliviarte
de las tuyas dictando qué es lo justo y lo injusto.

No sé si tienes hijos.
No conozco tu casa, ni tus intimidades.
Te he visto en mis talleres, día a día, durando,
y nunca he distinguido si estabas triste, alegre,
cansado, indiferente, nostálgico o borracho.
Tampoco tú sabías cómo andaban mis nervios,
ni que escribía versos -siempre me ha avergonzado-,
ni que yo y tú, directos,
podíamos tocarnos, sin más ni más, ni menos,
cordialmente furiosos, estrictamente amargos,
anónimos, fallidos, descontentos a secas,
mas pese a todo unidos como trabajadores.

Estábamos unidos por la común tarea,
por quehaceres viriles, por cierto ser conjunto,
por labores sin duda poco sentimentales
-cumplir este pedido con tal costo a tal fecha;
arreglar como sea esta máquina hoy mismo-
y nunca nos hablamos de las cóleras frías,
de los milagros machos,
de cómo estos esfuerzos serán nuestra sustancia,
y el sueldo y la familia, cosas vanas, remotas,
accesorias, gratuitas, sin último sentido.
Nunca como el trabajo por sí y en sí sagrado
o sólo necesario.

Andrés, tú lo comprendes. Andrés, tú eres un vasco.
Contigo sí que puedo tratar de lo que importa,
de materias primeras,
resistencias opacas, cegueras sustanciales,
ofrecidas a manos que sabían tocarlas,
apreciarlas, pesarlas, valorarlas, herirlas,
orgullosas, fabriles, materiales, curiosas.
Tengo un título bello que tú entiendes: Madera,
Pino rojo de Suecia y Haya brava de Hungría,
Samanguilas y Okolas venidas de Guinea,
Robles de Slavonía y Abetos del Mar Blanco,
Pinoteas de Tampa, Mobile o Pensacola.

Maderas, las maderas humildemente nobles,
lentamente crecidas, cargadas de pasado,
nutridas de secretos terrenos y paciencia,
de primaveras justas, de duración callada,
de savias sustanciadas, felizmente ascendentes.
Maderas, las maderas buenas, limpias, sumisas,
y el olor que expandían,
y el gesto, el nudo, el vicio personal que tenían
a veces ciertas rollas,
la influencia escondida de ciertas tempestades,
de haber crecido en esta, bien en otra ladera,
de haber sorbido vagas corrientes aturdidas.

Hay gentes que trabajan el hierro y el cemento;
las hay dadas a espartos, o a conservas, o a granos,
o a lanas, o a anilinas, o a vinos, o a carbones;
las hay que sólo charlan y ponen telegramas
mas sirven a su modo;
las hay que entienden mucho de amiantos o de grasas,
de prensas, celulosas, electrodos, nitratos; 
las hay, como nosotros, dadas a la  madera,
unidas por las sierras, los tupis, las machihembras,
las herramientas fieras del héroe prometeico
que entre otras nos concretan
la tarea del hombre con dos manos, diez dedos.

Tales son los oficios. Tales son las materias.
Tal la forma de asalto del amor de la nuestra,
la tuya, Andrés, la mía.
Tal la oscura tarea que impone el ser un hombre.
Tal la humildad que siento. Tal el peso que acepto.
Tales los atrevidos esfuerzos contra un mundo
que quisiera seguirse sin pena y sin cambio,
pacífico y materno,
remotamente manso, durmiendo en su materia.
Tales, tercos, rebeldes, nosotros, con dos manos,
transformándolo, fieros, construimos un mundo
contra naturaleza, gloriosamente humano.

Tales son los oficios. Tales son las materias.
Tales son las dos manos del hombre, no ente abstracto.
Tales son las humildes tareas que precisan
la empresa prometeica.
Tales son los trabajos comunes y distintos;
tales son los orgullos, las rabias insistentes,
los silencios mortales, los pecados secretos,
los sarcasmos, las llamas, los cansancios, las lluvias;
tales las resistencias no mentales que, brutas,
obligan a los hombres a no explicar lo que hacen;
tales sus peculiares maneras de no hablarse
y unirse, sin embargo.

Mira, Andrés, a los hombres con sus manos capaces,
con manos que construyen armarios y dínamos,
y versos y zapatos;
con manos que manejan furiosas herramientas,
fabrican, eficaces, tejidos, radios, casas,
y otras veces se quedan inmóviles y abiertas
sobre ese blanco absorto de una cuartilla muerta.
Manos raras, humanas;
manos de constructores, manos de amantes fieles
hechas a la medida de un seno acariciado;
manos desorientadas que el sufrimiento mueve
a estrechar fuertemente, buscando la una en la otra.

Están así los hombres
con sus manos fabriles o bien sólo dolientes,
con manos que a la postre no sé para qué sirven.
Están así los hombres vestidos, con bolsillos
para el púdico espanto de esas manos desnudas
que se miran a solas, sintiéndolas extrañas.
Están así los hombres y, en sus ojos, cambiadas,
las cosas de muy dentro con las cosas de fuera,
y el tranvía, y las nubes, y un instinto -un hallazgo-,
todo junto, cualquiera,
todo único y sencillo, y efímero, importante,
como esas cien nonadas que pasan o no pasan.

Mira, Andrés, a los hombres, ya sentados, ya andando,
tan raros si nos miran seriamente callados,
tan raros si caminan, trabajan o se matan,
tan raros si nos odian, tan raros si perdonan
el daño inevitable,
tan raros que si ríen nos enseñan los dientes,
tan raros que si piensan se doblan de ironía.
Mira, Andrés, a estos hombres.
Míralos. Yo te miro. Mírame si es que aguantas.
Dime que no vale la pena de que hablemos,
dime cuánto silencio formó tu ser obrero,
qué inútilmente escribo, qué mal gusto despliego.

Mira, Andrés, cómo estamos unidos pese a todo,
cómo estamos estando, qué ciegamente amamos.
Aunque ya las palabras no nos sirven de nada,
aunque nuestras fatigas no puedan explicarse
y se tuerzan las bocas si tratamos de hablarnos,
aunque desesperados,
bien sea por inercia, terquedad o cansancio,
metafísica rabia, locura de existentes
que nunca se resignan, seguimos trabajando,
cavando en el silencio,
hay algo que conmueve y entiendes sin ideas
si de pronto te estrecho febrilmente la mano.
La mano, Andrés. Tu mano, medida de la mía.
Aurora RW Jan 2020
The fog, she listens, she waits.
A spotlight glistens a spot on the pavement
She dances, alone, gracefully
As the rain claps around her
Brava, Brava
She twirls and spins
The moon peeks from behind tempered clouds
Catching a glimpse, of a girl among the fog
She is alive, this tiny dancer,
Not stopping, not even for a breath
The hope, joy, love
All around, beating like millions of drums
The heart of the dancer in the rain
—AuroraRW
Ryan O'Leary Feb 2019
Don't stop now, Ireland is
just beginning to warm up.

Imagine, an Irish Riviera,
a Costa Brava, an Algarve.

Olives, Cotton, Oranges,  all
thanks to carbon emissions.

Don't stop now, it is a form
of weather discrimination.

Welcome to Ulster where the
red hand of Lucifer awaits you.
Joseph S Pete Apr 2017
Topolobampo, Xoco, Xoco River North,
Frontera Grill, Frontera Fresco, Fonda Frontera,
Tortas Frontera, Frontera Cocina,
Lena Brava, Cruz Blanca,
Red O.

PBS specials, Michelin stars and public cooking demos
be ******,
that's too many, right?

Load up your guac with all the pork belly and pepitas
you want.
Star in a self-indulgent Lookingglass Theatre play.
Soak up the accolades of being a culinary genius
more than a Jalisco-style slow-braised goat
sits in its own juices.
But hey man, come on,
give us a break.
goldenhair Apr 2014
Eu não quero escrever sobre você. Mas eu esqueci que nunca consegui ficar brava contigo, e sempre que tentava, você me fazia rir de uma forma ou outra. Achei que te conhecia de todos os ângulos, cantos, promessas e toques. Corria os dedos pelas falhas da sua barba e ia te desenhando, traçando um mapa pra uma ilha desconhecida em que eu mergulhava e explorava até descobrir suas armadilhas. E quando eu caia nelas e ficava presa, adormecia e nos meus sonhos você vinha me salvar. Mas se fosse pra me salvar, nunca me levaria até lá. Mas eu não quero. Não quero trocar os prazeres que tive contigo, mesmo que me dê raiva. E saudade. Eu não quero ter raiva nem saudade. E não quero escrever mais sobre você.
Traiga cuentos la guitarra
de cuando el fierro brillaba,
cuentos de truco y de taba,
de cuadreras y de copas,
cuentos de la Costa Brava
y el Camino de las Tropas.

Venga una historia de ayer
que apreciarán los más lerdos;
el destino no hace acuerdos
y nadie se lo reproche-
ya estoy viendo que esta noche
vienen del Sur los recuerdos.

Velay, señores, la historia
de los hermanos Iberra,
hombres de amor y de guerra
y en el peligro primeros,
la flor de los cuchilleros
y ahora los tapa la tierra.

Suelen al hombre perder
la soberbia o la codicia:
también el coraje envicia
a quien le da noche y día-
el que era menor debía
más muertes a la justicia.

Cuando Juan Iberra vio
que el menor lo aventajaba,
la paciencia se le acaba
y le armó no sé qué lazo
le dio muerte de un balazo,
allá por la Costa Brava.

Sin demora y sin apuro
lo fue tendiendo en la vía
para que el tren lo pisara.
El tren lo dejó sin cara,
que es lo que el mayor quería.

Así de manera fiel
conté la historia hasta el fin;
es la historia de Caín
que sigue matando a Abel.
Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.
Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.
Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.
Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.
Pea Jul 2014
Tris

Unconsciously
The name
That
Tris


Let me remember you
At times I don't want to the most


Clearly
The blurry image of
Parking lot
Motorcycles and cigarettes
Dim light
I saw a star or two or three or
Four


Let me remember you
At times I don't want to the most


Poetry reading
The emotions, the voice, oh, tempo
The tap of the right foot
The wide smile that supposed to hurt
Disability in the arts
Cry it out! Cry it out!

She cried on the train
And had an old man told her
It will be okay
O, how jealous I am

I had to wander on the blurry forest
Of motorcycles and cigarettes
With dim light and foreign faces
I couldn't not care about how I looked
But
Blank mind --- Hollowed self ---
I have had the soul fly to search for you
A minute was enough and a part of me died
She saw the tears and the halved smile
And she completed it
With or without
What could it do for good?


Let me remember you
At times I don't want to the most


Do you remember that song?
You said it was my favorite which
I couldn't sleep without listening to it ---

That evening I wanted to
Be in your eyes


And this theatrical pain
Is killing me
Slaughtering me like a goat


O, those special effects! Brava!
(I've told you. More bad poems coming.)
EssEss Oct 2023
It takes considerable research to pick an ideal vacation spot,
The end result can be pleasantly surprising, more often than not,
Spain offers a multitude of choices that can be very exciting,
It is those small tucked-away towns that are the most enticing

Cadaques is a pretty Mediterranean location in Catalonia's Costa Brava,
It is a hippy seaside town akin to a hidden cove, that is no mere trivia,
Located on a small peninsula on the eastern side of sunny Spain,
It has all the trappings of an ideal getaway resort, with much to gain

It is the most inaccessible town north of Barcelona, though seductively beautiful,
The road winds through mountains replete with hairpin turns that are an eyeful,
Passing through cliffs one after the other, a rocky coastline is the final descent,
Entering the Spanish village with a breathtaking landscape, makes for rich accent

The idyllic setting, with unbeatable tourist infrastructure, is a veritable holiday haven,
For anyone looking to enjoy sun and sea, the attraction is like a piece of heaven,
The beach town gleaming above the cobalt-blue waters is a joyful sight to behold,
The allure of the windswept pebble beaches is so mesmerizing, if truth be told

The village is always teeming with tourists lazily walking the cobblestone streets,
The animated incessant Spanish chatter with exciting overtones is such an audible treat,
The blazing sun beating down all day from a spotlessly blue sky is never a deterrent,
To people of all ages sauntering the streets, joy writ on their faces, that is so apparent

Colorful sun umbrellas can be seen planted all along the beach, spicing up the milieu,
While the adventurous brave it out to get their suntan, unmindful of little else in view,
A dip in the clear blue water provides an exhilarating experience thro' the day,
The feeling is of total relaxation charting new frontiers, in a wholly different way

It goes without saying that Cadaques is a delightful town for the epicurious,
Restaurants abound in plenty, as they wow to whet the appetite of the curious,
Visitors flocking in droves at all times of the day, is such a common sight,
The menu dished out is of an irresistible variety - naturally, a gourmet's delight

Dozens of gelato shops can be seen virtually in every street,
The vast variety of flavors is mind boggling and an inviting treat,
Serpentine lines at each shop reflect the popularity of this delicacy,
Experimenting with combos is perhaps a fitting culminating fantasy

For strollers, the meandering lanes of Cadaques are an absolute delight,
The sloping by-lanes lined with shops on either side, are an interesting sight,
Skilled artisans flaunt their wares, with determined attempts to persist,
At the end of it all, the inclination to splurge, is undoubtedly difficult to resist

Spanish painter Salvadore Dali's house in Cadaques definitely merits an outing,
A walk around the house depicts his life in the village through his painting(s),
The scenic walk around the well-preserved grounds holds a lot of history,
That he was a tremendous inspiration to the locals, is of little mystery

Groups of people can always be seen walking from one end of the town to the other,
Animatedly chatting mundane and specifics that is delightfully difficult to decipher,
While the preponderance of Spanish locals is perceptible, global participation is nothing less,
It is this cosmopolitan aura that lends color to the charming town, stopping short of iconic-ness

The sound of lapping waves still rings in your ears long after you leave this quaint beach town,
You wish you could turn the clock back and dash back yet again as if making a U-turn,
It is this very quintessential charm that lures visitors to the hidden town with quiet coves,
Spread the message through word of mouth, that visiting such places merit many encores
Nace de mí, de mi sombra,
amanece por mi piel,
alba de luz somnolienta.
Paloma brava tu nombre,
tímida sobre mi hombro.
Después de aquella brava agonía,
ya me resigno..., ¡sereno estoy!
Yo, que con ella nada pedía,
hoy, ya sin ella, sólo querría
ser noble y bueno... ¡mientras me voy!

Es un bendito nombre, que adoro,
ser noble y bueno, y al expirar,
poder decirme: "¡Nada atesoro:
di toda mi alma, di todo mi oro,
di todo aquello que pude dar!"

Desnudo torno como he venido;
cuanto era mío, mío no es ya:
como un aroma me he difundido
como una esencia me he diluido,
y, pues que nada tengo ni pido,
¡Señor, al menos vuélvemela!
Felix Andlar Mar 2019
Bebe mis besos
como agua de río, brava,
que burbujea,
y espumea,
y de su corriente sos esclava.
Ven y bebe mis besos.
Con sus seis primaveras muy ufana,
Quebrando con sus pies las hojas secas,
Me recitó en el campo una mañana
Mi hija mayor: Fusiles y muñecas.

Repitiendo mis versos no sabía
Que colmaba el mayor de mis antojos;
No me culpéis si oyéndola sentía,
Lágrimas en el alma y en los ojos.

¡Bien! exclamé, mi niña me interpreta
Mejor que todos aunque a nadie cuadre;
Yo juzgarla creí como poeta,
Y la estaba juzgando como padre.

Llegó la estrofa aquella en que la nombro
Y bajando hacia el suelo la mirada,
Vi de pronto ponerse, con asombro,
Su faz, más que una fresa, colorada.

¿Qué tienes? pregunté, ¿por qué
Haces eso?
¿Por qué ya nada de tu labio escucho?
Y ella me respondió, dándome un beso:
-Me callo aquí, porque te quiero mucho.

Nada valdrá tan cándida respuesta
Para el que en altas concepciones fijo,
Medir no pueda, en ocasión cual ésta,
A donde alcanza el corazón de un hijo.

Puedo deciros la verdad desnuda:
Como en mis versos comprendió mi duelo,
Por no hacerme sufrir quedóse muda,
Por no verme llorar, miraba al suelo.

Yo, alabando el poder de su memoria,
Comprendí, perdonadme lo indiscreto,
Que los mejores lauros de la gloria
Son los que se cosechan en secreto.

Vale más a mis ojos, siempre fijos
En la eterna verdad no en falsos nombres,
La lágrima arrancada por mis hijos
Que todos los aplausos de los hombres.

Negó a mi numen su fulgor el genio,
En el drama veraz de mis dolores
El fondo de mi hogar es el proscenio
Y mi padre y mis hijos los lectores.

No busco un lauro que mi frente ciña
Ni pide aplausos mi laúd ingrato;
Pero... ¿por qué me olvido de la niña
Que suspendió turbada su relato?

Pronto volvió su faz a estar serena
Y a brillar en sus labios la sonrisa,
Porque el placer lo mismo que la pena
Pasan sobre los niños muy de prisa.

-Tus versos voy a continuar diciendo
Y con más firme voz soltóse hablando;
¡Inocente! los dijo sonriendo
Y entonces yo los escuché llorando.

Al terminar, sintiendo hecho pedazos
Por el dolor mi corazón ardiente,
Me interrogó cruzándose de brazos
Y mirándome el rostro frente a frente.

-¡Ay! dime padre, cuando tú escribiste
Los mismo versos que de oírme acabas
¿Porqué estabas mirándome tan triste?
Al mirarnos jugar ¿en qué pensabas?

Y ¿por qué? -respondí- tan preguntona
¿Indagas los misterios de mi lira?
-Porque soy, tú lo has dicho, una persona
Que charla, que comenta, y que suspira.

-¡Brava razón! ¡Confórmame con eso!
¿No eres la que, si el duelo me avasalla,
Se me cuelga del cuello, me da un beso,
Se le saltan las lagrimas y calla?

-¡Yo soy! ¡yo soy! me contestó orgullosa,
Y haciéndome olvidar penas y agravios,
Se me colgó del cuello cariñosa,
Cerró sus ojos y besó mis labios.

Corrió alegre después tras otros niños
Quebrando con sus pies las hojas secas
Y dejándome besos y cariños
En premio de Fusiles y muñecas.
A mi paso y al azar te desprendiste
como el fruto más profano
que pudiera concederme la benévola
actitud de este verano.
(Blonda Sara, uva en sazón: mi apego franco
a tu persona, hoy me incita
a burlarme de mi ayer, por la inaudita
buena fe con que creí mi sospechosa
vocación, la de un levita).
Sara, Sara: eres flexible cual la honda
de David y contundente
como el lírico guijarro del mancebo;
y das, paralelamente,
una tortura de hielo y una combustión de pira;
y si en vértigo de abismo tu pelo se desmadeja,
todavía, con brazo heroico
y en caída acelerada, sostienes a tu pareja.
Sara, Sara, golosina de horas muelles;
racimo copioso y magno de promisión, que fatigas.
el dorso de dos hebreos:
siempre te sean amigas
la llamarada del sol y del clavel; si tu brava
arquitectura se rompe como un hilo inconsistente,
que bajo la tierra lóbrega
esté incólume tu frente;
y que refulja tu blonda melena, como tesoro
escondido; y que se guarden indemnes como real sello
tus brazos y la columna
de tu cuello.
Tierra de sembradura inculta y brava,
tierra en que no hay esteros ni caminos,
mi vida bajo el sol tiembla y se alarga.

Padre, tus ojos dulces nada pueden,
como nada pudieron las estrellas
que me abrasan los ojos y las sienes.

El mal de amor me encegueció la vista
y en la fontana dulce de mi sueño
se reflejó otra fuente estremecida.

Después... Pregunta a Dios por qué me dieron
lo que me dieron y por qué después
supe una soledad de tierra y cielo.

Mira, mi juventud fue un brote puro
que se quedó sin estallar y pierde
su dulzura de sangres y de jugos.

El sol que cae y cae eternamente
se cansó de besarla... Y el otoño.
Padre, tus ojos dulces nada pueden.

Escucharé en la noche tus palabras:
... niño, mi niño...
                            Y en la noche inmensa
seguiré con mis llagas y tus llagas.
I.

Mon âme est faite ainsi que jamais ni l'idée,
Ni l'homme, quels qu'ils soient, ne l'ont intimidée ;
Toujours mon cœur, qui n'a ni bible ni Coran,
Dédaigna le sophiste et brava le tyran ;
Je suis sans épouvante étant sans convoitise ;
La peur ne m'éteint pas et l'honneur seul m'attise ;
J'ai l'ankylose altière et lourde du rocher ;
Il est fort malaisé de me faire marcher
Par désir en avant ou par crainte en arrière ;
Je résiste à la force et cède à la prière,
Mais les biens d'ici-bas font sur moi peu d'effet ;
Et je déclare, amis, que je suis satisfait,
Que mon ambition suprême est assouvie,
Que je me reconnais payé dans cette vie,
Et que les dieux cléments ont comblé tous mes veux.
Tant que sur cette terre, où vraiment je ne veux
Ni socle olympien, ni colonne trajane,
On ne m'ôtera pas le sourire de Jeanne.
Mariah Tulli Apr 2020
Sabe quando a gente ama sem nem ver? Tem acontecido por aqui! Sempre que avistava ela há anos atrás eu ficava nervosa. Naquele restaurante que era bom mas também não era nada demais, ficava querendo dar um oi, perguntar quem é você? O que tá fazendo da vida? Adorei seu crachá do cartoon! E passou... Um tempo depois eu estava rodando meu Instagram e boom, foto dela com uns conhecidos da minha cidade... fiquei sem entender nada, mas naquela época eu tava em outra e passou.. Depois de um tempo a encontrei em uma aula da faculdade por acaso e a vontade de falar continuava. Tu não vem nunca nessa aula né, qual seu tema do tcc? Você ê muito séria!... Ela tem cara de brava, amigos, eu gostei dela, mas ela não tem nada no Instagram, como que vou começar a falar com ela?... E passou... Então o famoso tinder veio, só pra confirmar nosso match e abrir as portas pro diálogo. E eu já tinha bastante coisa pra perguntar e falar... Ficou! Dessa vez ficou, porque já tava na hora de ser. E que bom que está, me faz feliz, sorrir, dançar na cozinha enquanto cozinho, me faz acreditar em mim, me traz aquele amor leve, sem nem ver... Acolhe, me deixa confortável pra deitar no peito e chorar, me abraça apertado pra ansiedade ir embora, me sinto segura. Sem contar as zilhões de diversas coisas que ela faz, cozinhar, organizar minha casa pra tirar obsessor kkk, arrumar meu pc, vixe, essa mulher tem feito de tudo por aqui. E é nessa bagunça organizada do amar que vou terminar... ficamos!
A cryptic crossword lover,

who lived on a farm outside Tubber,

decided to commit suicide.

He'd do like no other.



Every morning , at the breakfast table,

he'd sing one verse ,to his puzzled wife Mabel.

" I walked away from the hanging tree, and my own true love....

" On the banks of the river, stood Running Bear.......

" Hang down your head Tom Dooley, hang down......


As his mental state became evermore  deranged,

his verses  too, became more strange.

One week before his planned final exit,

a note on his porridge he found, she texted.


  " I've taken the Costa Brava Plane, a Viva Espanya "

get your own ******* breakfast. mate ,

" A Viva  Espanya, a Viva Espanya "

" Don't wait up. I'll be late. a Viva Espanya "


      By Holly Barrett
Ryan O'Leary Jan 2020
We should ask the locals
not the science fictionists
about glow ball warming.

In Ireland, for example, we
live beneath black veils of
low cloud, even on Sunday's.

It's as cold as a dog's nose
here and wet as a ducks
breakfast, most the time.

Ryan Air white outs is
what we are known as
on the Costa Brava.

My brother Willie is an
Albino he loves Mallow
never been out of the town.

In France an umbrella is
called a Para Sol, here they
are known as Para Pluie's.

Gene Kelly's favourite song
was " Singing in the Rain "
could be our national anthem.

I think Greta Thunberg should
come and live here, she would
suffer far less delusional anxiety.

My doctor told me that I was
mentally deficient, so I started
taking Willie's Vitamin D.

— The End —