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Adrián Poveda Feb 2016
Hay cosas de las que uno espera no ser preso toda la vida, tal vez pagaría 15 días por un crimen menor como un "adiós".
Quedarme sin sueño, sonámbulo en búsqueda de una epifanía y trabajar de día en una industria de desenlaces.

Sin embargo esas cosas llegan y atrapan sin que uno se  de cuenta... como el paso del tiempo.

Hay cosas de las que uno espera ser preso toda la vida, tal vez pagaría un millón de días por un crimen menor como un "buenos días".
Quedarme sin sueño nefelibato en búsqueda de algo infinito y trabajar de día en una industria de nuevos comienzos.

Sin embargo esas cosas llegan y atrapan sin que uno se  de cuenta... como el paso del tiempo.

Ser preso del tiempo para toda la vida, después de un "adiós" o un "buenos días".
Copyright © 2016 Adrián Poveda All Rights Reserved
Adrián Poveda Feb 2016
Ojalá todo fuera un circulo que vuelve a girar, así podría hacerme de sus oídos de nuevo y decirle querida dama que fui nefasto, de cierto modo tuve miedo, sus ojos esquivos turbaron mi cabeza y un laberinto imaginario caminé, un laberinto entre su cabello rizado a mano y sus expresiones extrañas , sus ganas de no perseguirme a pesar de haber robado su mochila y de haberla hecho esperar en aquel lugar cerrado, le aseguro que su abrigo gris de aquel día no solo guardaba su cuerpo del frío sino que también supo mágicamente envolverme de calor sin tocarme;

y aquellos besos que siempre quiso y que yo también quedaron afuera del café, pero no intente recogerlos tal vez alguien ya los pisó,  o alguien que pasó por ahí se nos robó las ganas de un beso, de explotar.

Admito sin lugar a dudas que hice que perdiera el tiempo fijándose en mí, pero le confieso que no era yo, o era un yo que no pudo ver ni sentir,

El tiempo pasa y los pesares se vuelven más pesados, en mi caso le agradezco por que fue la paciencia que necesité para encontrarme envuelto en su laberinto, solo lamento que hoy la paciencia se ha terminado.
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Adrián Poveda Jan 2016
Probablemente mientras duermes, alrededor de las once yo sigo despierto y dormito ideas, mi cuerpo flota y en el sillón viendo al techo esta tu espacio, un metro cincuenta y ocho, eternos.
Una extraña marca en la pared que solo yo puedo ver ha quedado,  me estoy acostumbrando a ella ya que de vez en cuando logro evitar su mirada, sobre todo cuando es de noche y apago la luz; todos lo saben, la noche hace invisible la propia oscuridad y encierra en un dulce  parpadeo la cordura.

Y así son las doce y tú duermes, mientras yo camino por las calles, solo para seguir en la luna al reflejo de tus ojos.


¿Has notado como las cosas cambian en la noche?, las horas se doblan sobre otras y hacen perder el hilo de los minutos, la sombra cambia los colores, la forma de la vereda hacia tu casa ya no es tan segura, ni las figuras que se puede imaginar en ella durante el día y quizás en la noche el tiempo pasa más lento en tu boca, pero me queda la duda de que solo sea la noche y no tu boca, ¿cómo saber si el sabor será el mismo mañana a las seis?

Y así son las tres, y me pierdo en el mismo lugar al que mi mente llega todas las noches, el desenlace y el terminal al que a esta hora conducen todos los caminos, espejismo.

Solo sé que no soy yo el que duerme.
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Adrián Poveda Jan 2016
Suenan campanas difíciles de oír, dentro de ti,
son tus metáforas y mi poca cordura en colisión,
formando notas que no podemos decir,

Surcas la nobleza de decir sin decir, naturalmente
quieres que yo diga lo que no puedes contar,
pero ante el andar de la duda y tus acertijos
prefiero volar inconsciente
y darle cabida a un nuevo presente.

Quiero decirte que eres vital para mí
que con tus besos y tus misterios me haces sonreír,
tus recuerdos dibujan conciertos dentro de mí,
es lamentable que me tenga que ir.
A una mujer, una amiga, te quiero...

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Adrián Poveda Oct 2015
Con mi gorro y mi pipa, con mi luz tenue, mi cobija blanda y el cielo estrellado, pienso en ti;  y te mezclo con mi entorno, con mis ideas y mis locuras.

Me río inocentemente, irónicamente, porque son cosas que solo se me ocurrirían a mí, verte bailando con un traje de ballet o un vestido, verte anunciando un producto en televisión, verte ahí parada justo frente a mí, con cara de alegría, como si me hubieras  esperado.

verte así de pronto sin pensarte, como algo nuevo que no termino de explorar, verte disfrazada de rebeldía y de seriedad, verte así, sin verte, sentado sin parpadear, enloqueciendo, suspirando y alardeando como si supiera que decir.  

Verte así,  sin verte, pensando en si algún día pasará, pensándote, así por la mitad, sin saber, si ser o no ser contigo, en una playa, en la vereda; con tus brazos en mis hombros, y mi alma en tu boca,
verte así, lenta y maravillada, verte sonreír, verte enrojecer; me encanta, encanta que yo sienta esto, porque es raro, porque hay q darle vuelta al mundo para lograrlo,  porque me gustas así, como un helado, así de simple, así de complicado.  

Me gustas, así sin verte, entre la alarma del despertador, entre el volumen de la televisión, en el libro a medio leer, en lo frío que está el piso, en mi taza de café y en mi lápiz azul, mientras te pienso, acostado y con los ojos cerrados.
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Adrián Poveda Sep 2015
Fluyen de manera diferente, las mismas palabras de ayer, me sorprende el presente que de rocas construye puentes y que de lunas hace sirenas que se llevan mi razón.

Debería tal vez, acorralar cada idea en el espacio detrás de mi velador, sin embargo a riesgo de alejarme aumento ideas a la colección, dibujo murales, los portales de tu cuello de camino a la estación y el haz de luz sobre tus ojos.

Medianamente hago caso de mis propios consejos, puedo verme a través de ti con  más locura que visión, porque finalmente vivo más en el viento y casi no aterrizo por ninguna razón.

Inconscientemente me doy cuenta de que la altura es la misma entre tu espacio y mis dibujos  actuales a dos sistemas de mi ubicación y a una nube de mi polvo de estrellas.
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Adrián Poveda Sep 2015
Llevo pensando mucho en la naturalidad de cada momento, lanzo voces cruzadas y al mismo tiempo escucho las tuyas algo diferentes.

El “5-C” y el último piso del ascensor, una película retro, el fin de semana en mi casa y el color de nuestros sentimientos.  Momentos más tensos de otro color, errores y remedios, tiempo para meditar cambiar el contraste y continuar.

Yo no te conocía, yo no podía escucharte cantar, yo no sabía que duermes antes de las 10, del azul o que a veces despiertas de madrugada.

Después de todo yo quería un misterio no resuelto, que no se disuelva en el viento, yo quería que te falten algunos tornillos y que me estrelles en historias que no podamos contar.

Y aunque voy cayendo en no saber que espera  esta historia, ni a las otras que nos rodean aún no acepto toda la cordura y tampoco ella me ha aceptado a mí; porque voy soñando que te conozco. ¿Y acaso te conozco?  Nunca te vi tan cerca de mí.
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