Es verdad que mi vida es poco fascinante
Podría decirse que hasta es aburrida.
Repito esta rutina 40 horas a la semana,
y el resto de las tardes aborrezco el estar viva.
Pero te miro y sonrío, y hablo de ti a todas horas,
y todo el día, de lo que dijiste o lo que te pasó
cuando yo no estaba.
Se han cansado de escuchar de ti y de tus gustos,
de las pocas veces que me hablas. Y me río
a escondidas de lo que me susurras al oído, y de
mi manera de no existir en tu vida.
Porque nadie me conoce, no saben mi nombre,
no saben ni que estoy aquí en tu cama.
No sabe que soy el peor de tus secretos, que si
se enteraran, probablemente... no cambiaría nada.
Porque así soy yo, como el helio,
no reacciono, me disipo y me elevo.
Para que no me alcancen, para que no me toquen.
Desaparezco por conveniencia y
me reintegro cuando me llamas.
Y quizá es por eso que siempre tengo ganas de besarte.
Porque solo existo cuando me invocas, y cuando no...
estoy esperando que lo hagas.