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William Clifton Mar 2018
[Shake Your *****, by KC and the Sunshine Band]

Oklahomans, get out doors, last chance
Scott Pruitt's leaving, no backward glance

Shake shake shake, shake shake shake
Frac your *****, frac your *****
Oh, shake shake shake, shake shake shake
Frac your *****, frac your *****

Oh, you have frac-ed for oil quite ah spell
You have messed up your world.  What the hell

Oh, now you shake, shake shake shake
Fractured *****, fractured *****
Oh, shake shake shake, shake shake shake
Water's sooty, smells pah-tooty, oh yeah

Oh, shake shake, shake shake
Oh, shake shake, shake shake

Oh, Daily shake, Big mistake
Frac your *****, frac your *****
Oh, across your state, Big earthquakes
Frac your *****, All's Kaput-ee!
Erik T Blaze Nov 2022
All pray for sunny rays
But the sunny days have
gone
a--way
lead astray smokey grey just to say
good--bye
Yeah,
I must have blazed a few back in my
Hey--day
But the skies still blue turns a different hue
but only on May--
Days
Well.,
I guess that's the reason why the meaning of life
Or at least for me?
is so
un--substantial even tho some-times we fold
but don't forget_ to line it with hope
Or maybe much so?
that our minds are now frac--
tured
So..
Don't tread on my mi-cro frac--
tions
( As I would often say )
Seeing that mines are both split / in personalities of my current
Reality?
Yo.,
But that's just a very small frac--
shun
in this type of  re--
ac-
            tion
Dealing with feelings of being shunned and or rejected
Judy Ponceby Aug 2010
Fractals make me Fractious,
Measuring the edge, Numbers on the ledge.

Fric Frac, Fractals make me Fractious.
Measuring the line, Not using sine

Fric Frac, Fractals make me Fractious.
Generating Geometry, Calculating Topography.

Fric Frac, Fractals make me Fractious.
Equations they don't rhyme, Colors between the line.

Fric Frac, Fractals make me Fractious.
Desde el amanecer, se cambia la ropa sucia de los altares y de los santos, que huele a rancia bendición, mientras los plumeros inciensan una nube de polvo tan espesa, que las arañas apenas hallan tiempo de levantar sus redes de equilibrista, para ir a ajustarías en los barrotes de la cama del sacristán.

Con todas las características del criminal nato lombrosiano, los apóstoles se evaden de sus nichos, ante las vírgenes atónitas, que rompen a llorar... porque no viene el peluquero a ondularles las crenchas.

Enjutos, enflaquecidos de insomnio y de impaciencia, los nazarenos pruébanse el capirote cada cinco minutos, o llegan, acompañados de un amigo, a presentarle la virgen, como si fuera su querida.

Ya no queda por alquilar ni una cornisa desde la que se vea pasar la procesión.

Minuto tras minuto va cayendo sobre la ciudad una manga de ingleses con una psicología y una elegancia de langosta.

A vista de ojo, los hoteleros engordan ante la perspectiva de doblar la tarifa.

Llega un cuerpo del ejército de Marruecos, expresamente para sacar los candelabros y la custodia del tesoro.

Frente a todos los espejos de la ciudad, las mujeres ensayan su mirada "Smith Wesson"; pues, como las vírgenes, sólo salen de casa esta semana, y si no cazan nada, seguirán siéndolo...
¡Campanas!
¡Repiqueteo de campanas!
¡Campanas con café con leche!
¡Campanas que nos imponen una cadencia al
abrocharnos los botines!
¡Campanas que acompasan el paso de la gente que pasa en las aceras!
¡Campanas!
¡Repiqueteo de campanas!

En la catedral, el rito se complica tanto, que los sacerdotes necesitan apuntador.

Trece siglos de ensayos permiten armonizar las florecencias de las rejas con el contrapaso de los monaguillos y la caligrafía del misal.

Una luz de "Museo Grevin" dramatiza la mirada vidriosa de los cristos, ahonda la voz de los prelados que cantan, se interrogan y se contestan, como esos sapos con vientre de prelado, una boca predestinada a engullir hostias y las manos enfermas de reumatismo, por pasarse las noches -de cuclillas en el pantano- cantando a las estrellas.

Si al repartir las palmas no interviniera una fuerza sobrenatural, los feligreses aplaudirían los rasos con que la procesión sale a la calle, donde el obispo -con sus ochenta kilos de bordados- bate el "record" de dar media vuelta a la manzana y entra nuevamente en escena, para que continúe la función...
¡Agua!
¡Agüita fresca!
¿Quién quiere agua?

En un flujo y reflujo de espaldas y de brazos, los acorazados de los cacahueteros fondean entre la multitud, que espera la salida de los "pasos" haciendo "pan francés".

Espantada por los flagelos de papel, la codicia de los pilletes revolotea y zumba en torno a las canastas de pasteles, mientras los nazarenos sacian la sed, que sentirán, en tabernas que expenden borracheras garantizadas por toda la semana.

Sin asomar las narices a la calle, los santos realizan el milagro de que los balcones no se caigan.

¡Agua!
¡Agüita fresca!
¿Quién quiere agua?
pregonan los aguateros al servirnos una reverencia de minué.

De repente, las puertas de la iglesia se abren como las de una esclusa, y, entre una doble fila de nazarenos que canaliza la multitud, una virgen avanza hasta las candilejas de su paso, constelada de joyas, como una cupletista.

Los espectadores, contorsionados por la emoción,
arráncanse la chaquetilla y el sombrero, se acalambran en
posturas de capeador, braman piropos que los nazarenos intentan callar
como el apagador que les oculta la cabeza.

Cuando el Señor aparece en la puerta, las nubes se envuelven con un crespón, bajan hasta la altura de los techos y, al verlo cogido como un torero, todas, unánimemente, comienzan a llorar.

¡Agua!
¡Agüita fresca!
¿Quién quiere agua?Las tribunas y las sillas colocadas enfrente del Ayuntamiento progresivamente se van ennegreciendo, como un pegamoscas de cocina.

Antes que la caballería comience a desfilar, los guardias civiles despejan la calzada, por temor a que los cachetes de algún trompa estallen como una bomba de anarquista.

Los caballos -la boca enjabonada cual si se fueran a afeitar- tienen las ancas tan lustrosas, que las mujeres aprovechan para arreglarse la mantilla y averiguar, sin darse vuelta, quién unta una mirada en sus caderas.

Con la solemnidad de un ejército de pingüinos, los nazarenos escoltan a los santos, que, en temblores de debutante, representan "misterios" sobre el tablado de las andas, bajo cuyos telones se divisan los pies de los "gallegos", tal como si cambiaran una decoración.

Pasa:
El Sagrado Prendimiento de Nuestro Señor, y Nuestra Señora del Dulce Nombre.
El Santísimo Cristo de las Siete Palabras, y María Santísima de los Remedios.
El Santísimo Cristo de las Aguas, y Nuestra Señora del Mayor Dolor.
La Santísima Cena Sacramental, y Nuestra Señora del Subterráneo.
El Santísimo Cristo del Buen Fin, y Nuestra Señora de la Palma.
Nuestro Padre Jesús atado a la Columna, y Nuestra Señora de las Lágrimas.
El Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor, y La Quinta Angustia de María Santísima.

Y entre paso y paso:
¡Manzanilla! ¡Almendras garrapiñadas! ¡Jerez!

Estrangulados por la asfixia, los "gallegos" caen de rodillas cada cincuenta metros, y se resisten a continuar regando los adoquines de sudor, si antes no se les llena el tanque de aguardiente.

Cuando los nazarenos se detienen a mirarnos con sus ojos vacíos, irremisiblemente, algún balcón gargariza una "saeta" sobre la multitud, encrespada en un ¡ole!, que estalla y se apaga sobre las cabezas, como si reventara en una playa.

Los penitentes cargados de una cruz desinflan el pecho de las mamas en un suspiro de neumático, apenas menos potente al que exhala la multitud al escaparse ese globito que siempre se le escapa a la multitud.

Todas las cofradías llevan un estandarte, donde se lee:

                      S. P. Q. R.Es el día en que reciben todas las vírgenes de la ciudad.

Con la mantilla negra y los ojos que matan, las hembras repiquetean sus tacones sobre las lápidas de las aceras, se consternan al comprobar que no se derrumba ni una casa, que no resucita ningún Lázaro, y, cual si salieran de un toril, irrumpen en los atrios, donde los hombres les banderillean un par de miraduras, a riesgo de dejarse coger el corazón.

De pie en medio de la nave -dorada como un salón-, las vírgenes expiden su duelo en un sólido llanto de rubí, que embriaga la elocuencia de prospecto medicinal con que los hermanos ponderan sus encantos, cuando no optan por alzarles las faldas y persuadir a los espectadores de que no hay en el globo unas pantorrillas semejantes.

Después de la vigésima estación, si un fémur no nos ha perforado un intestino, contemplamos veintiocho "pasos" más, y acribillados de "saetas", como un San Sebastián, los pies desmenuzados como albóndigas, apenas tenemos fuerza para llegar hasta la puerta del hotel y desplomarnos entre los brazos de la levita del portero.

El "menú" nos hace volver en sí. Leemos, nos refregamos los ojos y volvemos a leer:

"Sopa de Nazarenos."
"Lenguado a la Pío X."

-¡Camarero! Un bife con papas.
-¿Con Papas, señor?...
-¡No, hombre!, con huevos fritos.Mientras se espera la salida del Cristo del Gran Poder, se reflexiona: en la superioridad del marabú, en la influencia de Goya sobre las sombras de los balcones, en la finura chinesca con que los árboles se esfuman en el azul nocturno.

Dos campanadas apagan luego los focos de la plaza; así, las espaldas se amalgaman hasta formar un solo cuerpo que sostiene de catorce a diez y nueve mil cabezas.

Con un ritmo siniestro de Edgar Poe -¡cirios rojos ensangrientan sus manos!-, los nazarenos perforan un silencio donde tan sólo se percibe el tic-tac de las pestañas, silencio desgarrado por "saetas" que escalofrían la noche y se vierten sobre la multitud como un líquido helado.

Seguido de cuatrocientas prostitutas arrepentidas del pecado menos original, el Cristo del Gran Poder camina sobre un oleaje de cabezas, que lo alza hasta el nivel de los balcones, en cuyos barrotes las mujeres aferran las ganas de tirarse a lamerle los pies.

En el resto de la ciudad el resplandor de los "pasos" ilumina las caras con una técnica de Rembrandt. Las sombras adquieren más importancia que los cuerpos, llevan una vida más aventurera y más trágica. La cofradía del "Silencio", sobre todo, proyecta en las paredes blancas un "film" dislocado y absurdo, donde las sombras trepan a los tejados, violan los cuartos de las hembras, se sepultan en los patios dormidos.

Entre "saetas" conservadas en aguardiente pasa la "Macarena", con su escolta romana, en cuyas corazas de latón se trasuntan los espectadores, alineados a lo largo de las aceras.

¡Es la hora de los churros y del anís!

Una luz sin fuerza para llegar al suelo ribetea con tiza las molduras y las aristas de las casas, que tienen facha de haber dormido mal, y obliga a salir de entre sus sábanas a las nubes desnudas, que se envuelven en gasas amarillentas y verdosas y se ciñen, por último, una túnica blanca.

Cuando suenan las seis, las cigüeñas ensayan un vuelo matinal, y tornan al campanario de la iglesia, a reanudar sus mansas divagaciones de burócrata jubilado.

Caras y actitudes de chimpancé, los presidiarios esperan, trepados en las rejas, que las vírgenes pasen por la cárcel antes de irse a dormir, para sollozar una "saeta" de arrepentimiento y de perdón, mientras en bordejeos de fragata las cofradías que no han fondeado aún en las iglesias, encallan en todas las tabernas, abandonan sus vírgenes por la manzanilla y el jerez.

Ya en la cama, los nazarenos que nos transitan las circunvoluciones redoblan sus tambores en nuestra sien, y los churros, anidados en nuestro estómago, se enroscan y se anudan como serpientes.

Alguien nos destornilla luego la cabeza, nos desabrocha las costillas, intenta escamotearnos un riñón, al mismo tiempo que un insensato repique de campanas nos va sumergiendo en un sopor.

Después... ¿Han pasado semanas? ¿Han pasado minutos?... Una campanilla se desploma, como una sonda, en nuestro oído, nos iza a la superficie del colchón.
¡Apenas tenemos tiempo de alcanzar el entierro!...

¿Cuatrocientos setenta y ocho mil setecientos noventa y nueve "pasos" más?

¡Cristos ensangrentados como caballos de picador! ¡Cirios que nunca terminan de llorar! ¡Concejales que han alquilado un frac que enternece a las Magdalenas! ¡Cristos estirados en una lona de bombero que acaban de arrojarse de un balcón! ¡La Verónica y el Gobernador... con su escolta de arcángeles!

¡Y las centurias romanas... de Marruecos, y las Sibilas, y los Santos Varones! ¡Todos los instrumentos de la Pasión!... ¡Y el instrumento máximo, ¡la Muerte!, entronizada sobre el mundo..., que es un punto final!

¿Morir? ¡Señor! ¡Señor!
¡Libradnos, Señor!
¿Dormir? ¡Dormir! ¡Concedédnoslo,
Señor!
Tengo tu mismo color
Y tu misma procedencia.
Somos aroma y esencia
Y amargo es nuestro sabor.
Tú viajaste a Nueva York
Con visa en Bab-el-Mandeb,
Yo mi Trópico crucé
De Abisinia a las Antillas.
Soy como ustedes semillas.
Son un grano de café.
En los tiempos coloniales
Tú me viste en la espesura
Con mi liana a la cintura
Y mis abóreos timbales.
Compañero de mis males,
Yo mismo te trasplanté.
Surgiste y yo progresé:
En los mejores hoteles
Te dijeron ¡qué bien hueles!
Y yo asentí "¡uí, mesié!".
Tú: de porcelana fina,
Cigarro puro y cognac.
Yo de smoking, yo de frac,
Yo recibiendo propina.
Tú a la Bolsa, yo a la ruina;
Tú subiste, yo bajé...
En los muelles te encontré,
Vi que te echaban al mar
Y ni lo pude evitar
Ni a las aguas me arrojé.
Y conocimos al Peón
Con su "café carretero",
Y hablando con el Obrero
Recorrimos la nación.
Se habló de revolución
Entre sorbos de café:
Cogí el machete... dudé,
¡Tú me infundiste valor
Y a sangre y fuego y sudor
Mi libertad conquisté...!
Después vimos al Poeta:
Lejano, meditabundo,
Queriendo arreglar el mundo
Con una sola cuarteta.
Yo, convertido en peseta,
Hasta sus plantas rodé:
¡Qué ojos los que iluminé,
Que trilogía formamos
Los pobres que limosneamos
El Poeta y su café...!
Tengo tu mismo color
Y tu misma procedencia,
Somos aroma y esencia
Y amargo es nuestro sabor...
¡Vamos hermanos, valor,
El café nos pide fe;
Y Changó y Ochún y Agué
Piden un grito que vibre
Por nuestra América Libre,
Libre como su café!
Sally Soe Sep 2012
You’re not worth my

time

anymore

I remember

when you were

late nights

sweet words

we went only

far enough

that

we couldn’t return

no one to blame

well

I blame you

Obviously

we would have been

fine

but you changed

it all too

much

too much

attitude

respect

you were penniless

when

it came to both

stil are

I’m not

sorry

only sorry that

you are

the sole

cause of

a frac

tured

friendship

I just wish

it was our’s
Fable II, Livre V.


Je suis un peu badaud, je n'en disconviens pas.
Tout m'amuse ; depuis ces batteurs d'entrechats,
Depuis ces brillants automates,
Dont Gardel fait mouvoir et les pieds et les bras,
Jusqu'à ceux dont un fil règle et soutient les pas,
Jusqu'aux Vestris à quatre pattes,
Qui la queue en trompette, et le museau crotté,
En jupe, en frac, en froc, en toque, en mitre, en casque,
La plume sur l'oreille, ou la brette au côté,
Modestes toutefois sous l'habit qui les masque,
Moins fiers que nous de leurs surnoms,
Quêtent si gaîment les suffrages
Des musards de tous les cantons
Et des enfants de tous les âges.
L'argent leur vient aussi. Peut-on payer trop bien
L'art, le bel art de Terpsichore ?
Art unique ! art utile au singe, à l'homme, au chien.
Comme il vous fait valoir un sot, une pécore !
C'est le clinquant qui les décore,
Et fait quelque chose de rien.
La critique, en dépit de mon goût et du vôtre,
Traite pourtant, lecteur, cet art tout comme un autre.
Quels succès sous sa dent ne sont pas expiés ?
Qui n'en est pas victime en est le tributaire.
Le grand Vestris, le grand Voltaire,
Par sa morsure estropiés,
Prouvent qu'il faut qu'on se résigne
Et qu'enfin le génie à cette dent maligne
Est soumis de la tète aux pieds.
De cette vérité, que je ne crois pas neuve,
Quelques roquets tantôt m'offraient encor la preuve.
Tandis qu'au son du flageolet,
Au bruit du tambourin, sautillant en cadence,
Ces pauvres martyrs de la danse
Formaient sous ma fenêtre un fort joli ballet,
Un mâtin, cette fois ce n'était pas un homme,
Un mâtin, qui debout n'a jamais fait un pas,
Campé sur son derrière, aboyait, Dieu sait comme,
Après ceux qui savaient ce qu'il ne savait pas,
Après ceux, et c'est là le plaisant de l'affaire,
Après ceux qui faisaient ce qu'il ne peut pas faire.
Quoique mauvais danseur, en mes propos divers,
Pour la danse, en tout temps, j'ai montré force estime.
En douter serait un vrai crime ;
J'en atteste ces petits vers.
Mais que sert mon exemple à ce vaste univers ?

Je n'en crois donc pas moins le sens de cette fable
Au commun des mortels tout-à-fait applicable.
Chiens et gens qui dansez, retenez bien ceci :
L'ignorant est jaloux et l'impuissant aussi.
Pues tu cólera estalla,
justo es que ordenes hoy, ¡oh Padre Eterno!
una edición de lujo del infierno
digna del guante y frac de la canalla.
William Clifton Mar 2018
I'm gonna need some money to help me
I'm gonna grease somebody's hand
I'm gonna need the staff to hold leaks down
I don’t need Progressives to care
I'm gonna lie and fake their party
They’ll start pulling out their hair
I'm going to cover our state with
La Follette’s ashes and ain’t nobody gonna give a ****

Son of a Preacher
States on the brink
So much blight
Consistently
Son of a Preacher
I don’t fight clean
I’m gonna throw our state away

Oh oh
Oh oh
Oh oh oh oh oh
Oh oh
Oh oh
Oh oh oh oh oh

Now for eight long years I've lead this attack
One more is guaranteed
Can we just please keep the lid down
And phone me in with Koch’s link

Son of a Preacher
States on the brink
So much blight
Consistently
Son of a Preacher
I don’t fight clean
I'm gonna throw our state away

Mhm, mhm
Mhm, mhm, mhm, mhm
Mhm, mhm
Mhm, mhm, mhm, mhm

The state I’m breaking, our water's taken, Foxconn's a guarantee
It’s soul I’m taken, the earth is quaken, no climate's changing me

The state I’m breaking, frac sand is shaken, silica's blowing over me
Your land I’m taken, no hands I’m shaken, voters'll never find me

Son of a Preacher
States on the brink
So much blight
Consistently
Son of a Preacher
I don’t fight clean
I’m gonna throw our state away

Son of a Preacher
States on the brink
So much blight
Consistently
Son of a Preacher
I don’t fight clean
I’m gonna throw our state away

Oh oh
Oh oh
Oh oh oh oh oh
Oh oh
Oh oh
Oh oh oh oh oh
Oh oh
Oh oh
Oh oh oh oh oh
Oh oh
Oh oh
Oh oh oh oh oh
CoffeeInfused Feb 2017
I often feel frac/
                           tured

As though I’ve
f
a
   l
     l
      e
        n
Between
           The
Cracks
          Of
Memory-

Like a broken bottle
Left
Forlornly in a wood,
Or
A faded,
Sun-bleached
Photograph;
Decaying
In an empty house-

When you’ve withdrawn
Upon,
within,
around
Yourself, so much
That even the dust stagnates-

How can you expect
Anyone
To intrude
Into that self-imposed solitude?
Especially,
If you,
Yourself,
Have no clue how to break it?

The bell has lost it’s clapper,
A mallet without a gong,
Tongueless  mouth gaping wide-
Emitting only a feeble moan,
Easily dismissed as the wind,
Whipping around the eaves,
and through the trees.
Un oiseau siffle dans les branches
Et sautille ***, plein d'espoir,
Sur les herbes, de givre blanches,
En bottes jaunes, en frac noir.

C'est un merle, chanteur crédule,
Ignorant du calendrier,
Qui rêve soleil, et module
L'hymne d'avril en février.

Pourtant il vente, il pleut à verse ;
L'Arve jaunit le Rhône bleu,
Et le salon, tendu de perse,
Tient tous ses hôtes près du feu.

Les monts sur l'épaule ont l'hermine,
Comme des magistrats siégeant.
Leur blanc tribunal examine
Un cas d'hiver se prolongeant.

Lustrant son aile qu'il essuie,
L'oiseau persiste en sa chanson,
Malgré neige, brouillard et pluie,
Il croit à la jeune saison.

Il gronde l'aube paresseuse
De rester au lit si longtemps
Et, gourmandant la fleur frileuse,
Met en demeure le printemps.

Il voit le jour derrière l'ombre,
Tel un croyant, dans le saint lieu,
L'autel désert, sous la nef sombre,
Avec sa foi voit toujours Dieu.

A la nature il se confie,
Car son instinct pressent la loi.
Qui rit de ta philosophie,
Beau merle, est moins sage que toi !
Quand tout se fait petit, femmes, vous restez grandes.
En vain, aux murs sanglants accrochant des guirlandes,
Ils ont ouvert le bal et la danse ; ô nos soeurs,
Devant ces scélérats transformés en valseurs
Vous haussez, - châtiment ! - vos charmantes épaules.
Votre divin sourire extermine ces drôles.
En vain leur frac brodé scintille ; en vain, brigands,
Pour vous plaire ils ont mis à leurs griffes des gants,
Et de leur vil tricorne ils ont doré les ganses ;
Vous bafouez ces gants, ces fracs, ces élégances,
Cet empire tout neuf et déjà vermoulu.
Dieu vous a tout donné, femmes ; il a voulu
Que les seuls alcyons tinssent tête à l'orage,
Et qu'étant la beauté, vous fussiez le courage.

Les femmes ici-bas et là-haut les aïeux,
Voilà ce qui nous reste !

Abjection ! nos yeux
Plongent dans une nuit toujours plus épaissie.
Oui, le peuple français, oui, le peuple messie,
Oui, ce grand forgeron du droit universel
Dont, depuis soixante ans, l'enclume sous le ciel
Luit et sonne, dont l'âtre incessamment pétille,
Qui fit voler au vent les tours de la Bastille,
Qui broya, se dressant tout à coup souverain,
Mille ans de royauté sous son talon d'airain,
Ce peuple dont le souffle, ainsi que des fumées,
Faisait tourbillonner les rois et les armées,
Qui, lorsqu'il se fâchait, brisait sous son bâton
Le géant Robespierre et le titan Danton,
Oui, ce peuple invincible, oui, ce peuple superbe
Tremble aujourd'hui, pâlit, frissonne comme l'herbe,
Claque des dents, se cache et n'ose dire un mot
Devant Magnan, ce reître, et Troplong, ce grimaud !
Oui, nous voyons cela ! Nous tenant dans leurs serres,
Mangeant les millions en face des misères,
Les Fortoul, les Rouher, êtres stupéfiants,
S'étalent ; on se tait. Nos maîtres ruffians
À Cayenne, en un bagne, abîme d'agonie,
Accouplent l'héroïsme avec l'ignominie ;
On se tait. Les pontons râlent ; que dit-on ? rien.
Des enfants sont forçats en Afrique ; c'est bien.
Si vous pleurez, tenez votre larme secrète.
Le bourreau, noir faucheur, debout dans sa charrette,
Revient de la moisson avec son panier plein
Pas un souffle. Il est là, ce Tibère-Ezzelin
Qui se croit scorpion et n'est que scolopendre,
Fusillant, et jaloux de Haynau qui peut pendre ;
Eclaboussé de sang, le prêtre l'applaudit ;
Il est là, ce César chauve-souris qui dit
Aux rois : voyez mon sceptre ; aux gueux : voyez mon crime
Ce vainqueur qui, béni, lavé, sacré, sublime,
De deux pourpres vêtu, dans l'histoire s'assied
Le globe dans sa main, un boulet à son pied ;
Il nous crache au visage, il règne ! nul ne bouge.

Et c'est à votre front qu'on voit monter le rouge,
C'est vous qui vous levez et qui vous indignez,
Femmes ; le sein gonflé, les yeux de pleurs baignés,
Vous huez le tyran, vous consolez les tombes,
Et le vautour frémit sous le bec des colombes !

Et moi, proscrit pensif, je vous dis : Gloire à vous !
Oh ! oui, vous êtes bien le sexe fier et doux,
Ardent au dévouement, ardent à la souffrance,
Toujours prêt à la lutte, à Béthulie, en France,
Dont l'âme à la hauteur des héros s'élargit,
D'où se lève Judith, d'où Charlotte surgit !
Vous mêlez la bravoure à la mélancolie.
Vous êtes Porcia, vous êtes Cornélie,
Vous êtes Arria qui saigne et qui sourit ;
Oui, vous avez toujours en vous ce même esprit
Qui relève et soutient les nations tombées,
Qui suscite la Juive et les sept Machabées,
Qui dans toi, Jeanne d'Arc, fait revivre Amadis,
Et qui, sur le chemin des tyrans interdits,
Pour les épouvanter dans leur gloire éphémère,
Met tantôt une vierge et tantôt une mère !

Si bien que, par moments, lorsqu'en nos visions
Nous voyons, secouant un glaive de rayons,
Dans les cieux apparaître une figure ailée,
Saint-Michel sous ses pieds foulant l'hydre écaillée,
Nous disons : c'est la Gloire et c'est la Liberté !
Et nous croyons, devant sa grâce et sa beauté,
Quand nous cherchons le nom dont il faut qu'on le nomme,
Que l'archange est plutôt une femme qu'un homme !

Jersey, le 30 mai 1853.
Ken Pepiton Feb 2022
All alive on earth, today

have a wish, that had a pain-cause,
- some kinda relief. a little peace of mind
- please not
a somebody done somebody wrong song,

but fifty years after that,
pain
at the bottom,
remember the fall,
was not a fall, it was escape velocity,

way back, to route 66,
took 71 to I-40, 'made a right,
yes, this is my road, now currency
of conscience, thinking I can feel,
akin to head of steam, to push
the big wheel improven roll
on, silver girl, givus a wiggle,

The TV political we, the watchers,
linked by the narrator,
who is one of us, sure,
trust Gore Vidal, who would n't?

-Not more than you though, you know,
dear reader, we got one demographic,
it's you.

You pull the truth through the tiniest holes,
reading deeply spiritual truths,
in the slightest hint, that this
is a pre-emptive strike,

WHY WE FIGHT on Amazon, sift your news
views, wonder who has the religion franchise,
republics from Platonic seed,
need Defenders called from birth, bred,
to be men of war, most useful,
when operative duty allows
king or priest to issue a go.

Rant and rave, here. I do it,
in jest, as if peace can form from knowing
WHY WE
that we, narrator to audience, from TV

eventually, the narrator is going
to put the blame right on you,

why do we lie? How else can an old alienated
mind, trauma-tized by being good for nothing,

but running guns from Pakistan to Kabel,
for Haliburton in a **
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You you you, its all about your future frac'ing goals.
grumpy
Os digo que estas cosas no pueden decirse de otro modo,
pues, dichas de otro modo, ya no serían estas cosas.

Digo que el frac estorba para andar con la manga al codo,
y que en una alambrada de púas no nacen las rosas.

Os digo que hay que desafinar deliberadamente el arpa,
y con sus viejas cuerdas ahorcar el tedio y la duda.

Y ya veréis que nada importa los remiendos de la carpa,
cuando sonríe como un hombre ******* la mujer barbuda.
L'habit râpé

Vivent les bas de soie et les souliers vernis !

La chaise dépaillée

Dieu dit aux bons fauteuils : fauteuils, je vous bénis !

Le poêle froid

Comme un grand feu qui flambe et pétille en décembre
Vous illumine l'âme en empourprant la chambre !

Le verre plein d'eau

Ma foi, j'aime le vin.

La soucoupe pleine de poussière

Moi, j'aime le café.

L'écuelle de bois

C'est charmant de crier : garçon ! Perdreau truffé,
Bordeaux retour de l'Inde, et saumon sauce aux huîtres !

Le carreau cassé

Une fenêtre est belle alors qu'elle a des vitres.

Le gousset vide

Que l'usurier hideux, poussif, auquel tu dois,
Agite un vieux billet de banque en ses vieux doigts,
Fût-il gris comme un chantre et crasseux comme un diacre,
Vénus vient toute nue en sa conque de nacre.

Le lit de sangle

Un édredon, c'est doux.

L'écritoire

Arétin, plein d'esprit,
Vit content ; sous ses pieds il a quand il écrit
Un charmant tapis turc qui réchauffe sa prose.

Le trou de la serrure

J'estime une portière épaisse, et, verte ou rose,
Laissant voir, dans les plis du satin ouaté,
Un mandarin qui prend une tasse de thé.

Un papier timbré

Verrès est riche et grand ; devant lui nul ne bouge.

Le miroir fêlé

Sur un frac brodé d'or j'aime un beau cordon rouge.

L'escabeau boiteux

Quel bonheur de courir à la croix de Berny
Sur quelque ardent cheval plein d'un souffle infini,
Démon aux crins épars né des vents de l'Ukraine !

La semelle percée

Quelle joie ! En hiver, rouler au Cours-la-Reine,
Quand le soleil dissout les brouillards pluvieux,
Dans un landau qui fait blêmir les envieux !

Le plafond troué

Et, tandis qu'au dehors siffle le vent féroce,
Contempler, à travers les glaces du carrosse,
Le ciel bleu, rayonnant d'une douce clarté !

Le ciel bleu

Paix ! Comptez vous pour rien cette sérénité
De marcher le front haut, et de se dire : en somme,
Je mange du pain noir, mais je suis honnête homme !

Le 17 novembre 1853.
À la barrière de l'étoile,
Un saltimbanque malfaisant
Dressait dans sa baraque en toile
Un chien de six mois fort plaisant.

Ce caniche, qui faisait rire
Le public au seuil rassemblé,
Était en conscrit de l'empire
Misérablement affublé.

Coiffé d'un bonnet de police,
Il restait là, fusil au flanc,
Debout, les jambes au supplice
Dans un piteux pantalon blanc ;

Le dos sous sa guenille bleue,
Il tentait un regard vainqueur,
Mais l'anxiété de sa queue
Trahissait l'état de son cœur.

Quand, las de sa fausse posture,
Le pauvre petit chien savant
Retombait, selon la nature,
Sur ses deux pattes de devant,

Il recevait une âpre insulte
Avec un lâche coup de fouet.
Mais, digne sous son poil inculte,
Sans crier il se secouait ;

Tandis qu'il étreignait son arme
Sous les horions sans broncher,
S'il se sentait poindre une larme,
Il s'efforçait de la lécher.

Ce qu'on trouvait surtout risible,
Et ce que j'admirais beaucoup,
C'est qu'il avait l'air plus sensible
Au reproche qu'au mauvais coup.

Son maître, pour sa part de lucre,
Lui posait sur le bout du nez
De vacillants morceaux de sucre,
Plus souvent promis que donnés.

Touché de voir dans ce novice
Tant de vrai zèle à si bas prix,
Quand, à la fin de son service,
Il rompit les rangs, je le pris.

Or, comme je tenais la bête
Par les oreilles, des deux mains,
L'élevant à hauteur de tête
Pour lire en ses yeux presque humains,

L'expression m'en parut double,
J'y sentais deux soucis jumeaux,
Comme dans l'histrion que trouble
L'obsession de ses vrais maux.

Un génie excédant sa taille
Me semblait étouffer en lui,
Et, du vieil habit de bataille,
Forcer le dérisoire étui.

Et j'eus l'illusion fantasque
Que, par les yeux de ce roquet,
Comme à travers les trous d'un masque,
Un regard d'homme m'invoquait...

Cet étrange regard fut cause,
J'en fais aux esprits forts l'aveu,
Qu'ami de la métempsycose,
En ce moment j'y crus un peu.

Mais bientôt, raillant le prodige :
« Ce bonnet, ce frac suranné,
Serait-ce, pauvre chien, lui dis-je,
Une géhenne de damné ? »

Lors j'ouïs une voix pareille
À quelque soupir m'effleurant,
Qui semblait me dire à l'oreille :
« Oui, plains-moi, j'étais conquérant. »
«En el gran cielo de la poesía,
mejor dicho
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos
astros
dioses
mortales
está cantando el ruiseñor de Keats
siempre
pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan
a la Teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado Francisco de Quevedo y Villegas
el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne
de César Vallejo caen caminos para que los pies de la poesía caminen
pies que pisan callados como un burrito andino
Baudelaire baja un albatros de su reino celeste
con el frac del albatros Mallarméva a la fiesta de la nada posible
suena el violín de Verlaine en la fiesta de la nada posible
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada
que Girondo liublimará perrinunca lamora
y girarán los barquitos de tuñón contra el metal de espanto que abusó a Apollinaire
oh Lou que desamaste la eternidad de viaje
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake
el paco urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época
mientras Roque Dalton trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba».
Je suis né romantique et j'eusse été fatal

En un frac très étroit aux boutons de métal,

Avec ma barbe en pointe et mes cheveux en brosse.

Hablant español, très loyal et très féroce,

L'œil idoine à l'œillade et chargé de défis.

Beautés mises à mal et bourgeois déconfits

Eussent bondé ma vie et soûlé mon cœur d'homme.

Pâle et jaune, d'ailleurs, et taciturne comme

Un infant scrofuleux dans un Escurial...

Et puis j'eusse été si féroce et si loyal !

— The End —