Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Piramidal, funesta de la tierra
nacida sombra, al cielo encaminaba
de vanos obeliscos ***** altiva,
escalar pretendiendo las estrellas;
si bien sus luces bellas
esemptas siempre, siempre rutilantes,
la tenebrosa guerra
que con negros vapores le intimaba
la vaporosa sombra fugitiva
burlaban tan distantes,
que su atezado ceño
al superior convexo aún no llegaba
del orbe de la diosa
que tres veces hermosa
con tres hermosos rostros ser ostenta;
quedando sólo dueño
del aire que empañaba
con el aliento denso que exhalaba.
Y en la quietud contenta
de impero silencioso,
sumisas sólo voces consentía
de las nocturnas aves
tan oscuras tan graves,
que aún el silencio no se interrumpía.
Con tardo vuelo, y canto, de él oído
mal, y aún peor del ánimo admitido,
la avergonzada Nictímene acecha
de las sagradas puertas los resquicios
o de las claraboyas eminentes
los huecos más propicios,
que capaz a su intento le abren la brecha,
y sacrílega llega a los lucientes
faroles sacros de perenne llama,
que extingue, sino inflama
en licor claro la materia crasa
consumiendo; que el árbol de Minerva
de su fruto, de prensas agravado,
congojoso sudó y rindió forzado.
Y aquellas que su casa
campo vieron volver, sus telas yerba,
a la deidad de Baco inobedientes
ya no historias contando diferentes,
en forma si afrentosa transformadas
segunda forman niebla,
ser vistas, aun temiendo en la tiniebla,
aves sin pluma aladas:
aquellas tres oficiosas, digo,
atrevidas hermanas,
que el tremendo castigo
de desnudas les dio pardas membranas
alas, tan mal dispuestas
que escarnio son aun de las más funestas:
éstas con el parlero
ministro de Plutón un tiempo, ahora
supersticioso indicio agorero,
solos la no canora
componían capilla pavorosa,
máximas negras, longas entonando
y pausas, más que voces, esperando
a la torpe mensura perezosa
de mayor proporción tal vez que el viento
con flemático echaba movimiento
de tan tardo compás, tan detenido,
que en medio se quedó tal vez dormido.
Este. pues, triste son intercadente
de la asombrosa turba temerosa,
menos a la atención solicitaba
que al suelo persuadía;
antes si, lentamente,
si su obtusa consonancia espaciosa
al sosiego inducía
y al reposo los miembros convidaba,
el silencio intimando a los vivientes,
uno y otro sellando labio obscuro
con indicante dedo, Harpócrates la noche silenciosa;
a cuyo, aunque no duro, si bien imperioso
precepto, todos fueron obedientes.
El viento sosegado, el can dormido:
éste yace, aquél quedo,
los átomos no mueve
con el susurro hacer temiendo leve,
aunque poco sacrílego ruido,
violador del silencio sosegado.
El mar, no ya alterado,
ni aún la instable mecía
cerúlea cuna donde el sol dormía;
y los dormidos siempre mudos peces,
en los lechos 1amosos
de sus obscuros senos cavernosos,
mudos eran dos veces.
Y entre ellos la engañosa encantadora
Almone, a los que antes
en peces transformó simples amantes,
transformada también vengaba ahora.
En los del monte senos escondidos
cóncavos de peñascos mal formados,
de su esperanza menos defendidos
que de su obscuridad asegurados,
cuya mansión sombría
ser puede noche en la mitad del día,
incógnita aún al cierto
montaraz pie del cazador experto,
depuesta la fiereza
de unos, y de otros el temor depuesto,
yacía el vulgo bruto,
a la naturaleza
el de su potestad vagando impuesto,
universal tributo.
Y el rey -que vigilancias afectaba-
aun con abiertos ojos no velaba.
El de sus mismos perros acosado,
monarca en otro tiempo esclarecido,
tímido ya venado,
con vigilante oído,
del sosegado ambiente,
al menor perceptible movimiento
que los átomos muda,
la oreja alterna aguda
y el leve rumor siente
que aun le altera dormido.
Y en 1a quietud del nido,
que de brozas y lodo instable hamaca
formó en la más opaca
parte del árbol, duerme recogida
la leve turba, descansando el viento
del que le corta alado movimiento.
De Júpiter el ave generosa
(como el fin reina) por no darse entera
al descanso, que vicio considera
si de preciso pasa, cuidadosa
de no incurrir de omisa en el exceso,
a un sólo pie librada fía el peso
y en otro guarda el cálculo pequeño,
despertador reloj del leve sueño,
porque si necesario fue admitido
no pueda dilatarse continuado,
antes interrumpido
del regio sea pastoral cuidado.
¡Oh de la majestad pensión gravosa,
que aun el menor descuido no perdona!
Causa quizá que ha hecho misteriosa,
circular denotando la corona
en círculo dorado,
que el afán es no menos continuado.
El sueño todo, en fin, lo poseía:
todo. en fin, el silencio lo ocupaba.
Aun el ladrón dormía:
aun el amante no se desvelaba:
el conticinio casi ya pasando
iba y la sombra dimidiaba, cuando
de las diurnas tareas fatigados
y no sólo oprimidos
del afán ponderosos
del corporal trabajo, más cansados
del deleite también; que también cansa
objeto continuado a 1os sentidos
aún siendo deleitoso;
que la naturaleza siempre alterna
ya una, ya otra balanza,
distribuyendo varios ejercicios,
ya al ocio, ya al trabajo destinados,
en el fiel infiel con que gobierna
la aparatosa máquina del mundo.
Así pues, del profundo
sueño dulce los miembros ocupados,
quedaron los sentidos
del que ejercicio tiene ordinario
trabajo, en fin, pero trabajo amado
-si hay amable trabajo-
si privados no, al menos suspendidos.
Y cediendo al retrato del contrario
de la vida que lentamente armado
cobarde embiste y vence perezoso
con armas soñolientas,
desde el cayado humilde al cetro altivo
sin que haya distintivo
que el sayal de la púrpura discierna;
pues su nivel, en todo poderoso,
gradúa por esemptas
a ningunas personas,
desde la de a quien tres forman coronas
soberana tiara
hasta la que pajiza vive choza;
desde la que el Danubio undoso dora,
a la que junco humilde, humilde mora;
y con siempre igual vara
(como, en efecto, imagen poderosa
de la muerte) Morfeo
el sayal mide igual con el brocado.
El alma, pues, suspensa
del exterior gobierno en que ocupada
en material empleo,
o bien o mal da el día por gastado,
solamente dispensa,
remota, si del todo separada
no, a los de muerte temporal opresos,
lánguidos miembros, sosegados huesos,
los gajes del calor vegetativo,
el cuerpo siendo, en sosegada calma,
un cadáver con alma,
muerto a la vida y a la muerte vivo,
de lo segundo dando tardas señas
el de reloj humano
vital volante que, sino con mano,
con arterial concierto, unas pequeñas
muestras, pulsando, manifiesta lento
de su bien regulado movimiento.
Este, pues, miembro rey y centro vivo
de espíritus vitales,
con su asociado respirante fuelle
pulmón, que imán del viento es atractivo,
que en movimientos nunca desiguales
o comprimiendo yo o ya dilatando
el musculoso, claro, arcaduz blando,
hace que en él resuelle
el que le circunscribe fresco ambiente
que impele ya caliente
y él venga su expulsión haciendo activo
pequeños robos al calor nativo,
algún tiempo llorados,
nunca recuperados,
si ahora no sentidos de su dueño,
que repetido no hay robo pequeño.
Estos, pues, de mayor, como ya digo,
excepción, uno y otro fiel testigo,
la vida aseguraban,
mientras con mudas voces impugnaban
la información, callados los sentidos
con no replicar sólo defendidos;
y la lengua, torpe, enmudecía,
con no poder hablar los desmentía;
y aquella del calor más competente
científica oficina
próvida de los miembros despensera,
que avara nunca v siempre diligente,
ni a la parte prefiere más vecina
ni olvida a la remota,
y, en ajustado natural cuadrante,
las cuantidades nota
que a cada cual tocarle considera,
del que alambicó quilo el incesante
calor en el manjar que medianero
piadoso entre él y el húmedo interpuso
su inocente substancia,
pagando por entero
la que ya piedad sea o ya arrogancia,
al contrario voraz necio la expuso
merecido castigo, aunque se excuse
al que en pendencia ajena se introduce.
Esta, pues, si no fragua de Vulcano,
templada hoguera del calor humano,
al cerebro enviaba
húmedos, mas tan claros los vapores
de los atemperados cuatro humores,
que con ellos no sólo empañaba
los simulacros que la estimativa
dio a la imaginativa,
y aquesta por custodia más segura
en forma ya más pura
entregó a la memoria que, oficiosa,
gravó tenaz y guarda cuidadosa
sino que daban a la fantasía
lugar de que formase
imágenes diversas y del modo
que en tersa superficie, que de faro
cristalino portento, asilo raro
fue en distancia longísima se veían,
(sin que ésta le estorbase)
del reino casi de Neptuno todo,
las que distantes le surcaban naves.
Viéndose claramente,
en su azogada luna,
el número, el tamaño y la fortuna
que en la instable campaña transparente
arriesgadas tenían,
mientras aguas y vientos dividían
sus velas leves y sus quillas graves,
así ella, sosegada, iba copiando
las imágenes todas de las cosas
y el pincel invisible iba formando
de mentales, sin luz, siempre vistosas
colores. las figuras,
no sólo ya de todas las criaturas
sublunares, mas aun también de aquellas
que intelectuales claras son estrellas
y en el modo posible
que concebirse puede lo invisible,
en sí mañosa las representaba
y al alma las mostraba.
La cual, en tanto, toda convertida
a su inmaterial ser y esencia bella,
aquella contemplaba,
participada de alto ser centella,
que con similitud en sí gozaba.
I juzgándose casi dividida
de aquella que impedida
siempre la tiene, corporal cadena
que grosera embaraza y torpe impide
el vuelo intelectual con que ya mide
la cuantidad inmensa de la esfera,
ya el curso considera
regular con que giran desiguales
los cuerpos celestiales;
culpa si grave, merecida pena,
torcedor del sosiego riguroso
de estudio vanamente juicioso;
puesta a su parecer, en la eminente
cumbre de un monte a quien el mismo Atlante
que preside gigante
a los demás, enano obedecía,
y Olimpo, cuya sosegada frente,
nunca de aura agitada
consintió ser violada,
aun falda suya ser no merecía,
pues las nubes que opaca son corona
de la más elevada corpulencia
del volcán más soberbio que en la tierra
gigante erguido intima al cielo guerra,
apenas densa zona
de su altiva eminencia
o a su vasta cintura
cíngulo tosco son, que mal ceñido
o el viento lo desata sacudido
o vecino el calor del sol, lo apura
a la región primera de su altura,
ínfima parte, digo, dividiendo
en tres su continuado cuerpo horrendo,
el rápido no pudo, el veloz vuelo
del águila -que puntas hace al cielo
y el sol bebe los rayos pretendiendo
entre sus luces colocar su nido-
llegar; bien que esforzando
mas que nunca el impulso, ya batiendo
las dos plumadas velas, ya peinando
con las garras el aire, ha pretendido
tejiendo de los átomos escalas
que su inmunidad rompan sus dos alas.
Las pirámides dos -ostentaciones
de Menfis vano y de la arquitectura
último esmero- si ya no pendones
fijos, no tremolantes, cuya altura
coronada de bárbaros trofeos,
tumba y bandera fue a los Ptolomeos,
que al viento, que a las nubes publicaba,
si ya también el cielo no decía
de su grande su siempre vencedora
ciudad -ya Cairo ahora-
las que, porque a su copia enmudecía
la fama no contaba
gitanas glorias, menéficas proezas,
aun en el viento, aun en el cielo impresas.
Estas que en nivelada simetría
su estatura crecía
con tal disminución, con arte tanto,
que cuánto más al cielo caminaba
a la vista que lince la miraba,
entre los vientos se desaparecía
sin permitir mirar la sutil *****
que al primer orbe finge que se junta
hasta que fatigada del espanto,
no descendida sino despeñada
se hallaba al pie de la espaciosa basa.
Tarde o mal recobrada
del desvanecimiento,
que pena fue no escasa
del visual alado atrevimiento,
cuyos cuerpos opacos
no al sol opuestos, antes avenidos
con sus luces, si no confederados
con él, como en efecto confiantes,
tan del todo bañados
de un resplandor eran, que lucidos,
nunca de calurosos caminantes
al fatigado aliento, a los pies flacos
ofrecieron alfombra,
aun de pequeña, aun de señal de sombra.
Estas que glorias ya sean de gitanas
o elaciones profanas,
bárbaros hieroglíficos de ciego
error, según el griego,
ciego también dulcísimo poeta,
si ya por las que escribe
aquileyas proezas
o marciales, de Ulises, sutilezas,
la unión no le recibe
de los historiadores o le acepta
cuando entre su catálogo le cuente,
que gloría más que número le aumente,
de cuya dulce serie numerosa
fuera más fácil cosa
al temido Jonante
el rayo fulminante
quitar o la pescada
a Alcídes clava herrada,
que un hemistiquio solo
-de los que le: dictó propicio Apolo-
según de Homero digo, la sentencia.
Las pirámides fueron materiales
tipos solos, señales exteriores
de las que dimensiones interiores
especies son del alma intencionales
que como sube en piramidal *****
al cielo la ambiciosa llama ardiente,
así la humana mente
su figura trasunta
y a la causa primera siempre aspira,
céntrico punto donde recta tira
la línea, si ya no circunferencia
que contiene infinita toda esencia.
Estos pues, montes dos artificiales,
bien maravillas, bien milagros sean,
y aun aquella blasfema altiva torre,
de quien hoy dolorosas son señales
no en piedras, sino en lenguas desiguales
porque voraz el tiempo no ]as borre,
los idiomas diversos que escasean
el sociable trato de las gentes
haciendo que parezcan diferentes
los que unos hizo la naturaleza,
de la lengua por solo la extrañeza; .
si fueran comparados
a la mental pirámide elevada,
donde, sin saber como colocada
el alma se miró, tan atrasados
se hallaran que cualquiera
graduara su cima por esfera,
pues su ambicioso anhelo,
haciendo cumbre de su propio vuelo,
en lo más eminente
la encumbró parte de su propia mente,
de sí tan remontada que creía
que a otra nueva región de sí salía.
En cuya casi elevación inmensa,
gozosa, mas suspensa,
suspensa, pero ufana
y atónita, aunque ufana la suprema
de lo sublunar reina soberana,
la vista perspicaz libre de antojos
de sus intelectuales y bellos ojos,
sin que distancia tema
ni de obstáculo opaco se recele,
de que interpuesto algún objeto cele,
libre tendió por todo lo criado,
cuyo inmenso agregado
cúmulo incomprehensible
aunque a la vista quiso manifiesto
dar señas de posible,
a la comprehensión no, que entorpecida
con la sobra de objetos y excedida
de la grandeza de ellos su potencia,
retrocedió cobarde,
tanto no del osado presupuesto
revocó la intención arrepentida,
la vista que intentó descomedida
en vano hacer alarde
contra objeto que excede en excelencia
las líneas visuales,
contra el sol, digo, cuerpo luminoso,
cuyos rayos castigo son fogoso,
de fuerzas desiguales
despreciando, castigan rayo a rayo
el confiado antes atrevido
y ya llorado ensayo,
necia experiencia que costosa tanto
fue que Icaro ya su propio llanto
lo anegó enternecido
como el entendimiento aquí vencido,
no menos de la inmensa muchedumbre
de tanta maquinosa pesadumbre
de diversas especies conglobado
esférico compuesto,
que de las cualidades
de cada cual cedió tan asombrado
que, entre la copia puesto,
pobre con ella en las neutralidades
de un mar de asombros, la elección confusa
equívoco las ondas zozobraba.
Y por mirarlo todo; nada veía,
ni discernir podía,
bota la facultad intelectiva
en tanta, tan difusa
incomprensible especie que miraba
desde el un eje en que librada estriba
la máquina voluble de la esfera,
el contrapuesto polo,
las partes ya no sólo,
que al universo todo considera
serle perfeccionantes
a su ornato no más pertenecientes;
mas ni aun las que ignorantes;
miembros son de su cuerpo dilatado,
proporcionadamente competentes.
Mas como al que ha usurpado
diuturna obscuridad de los objetos
visibles los colores
si súbitos le asaltan resplandores,
con la sombra de luz queda más ciego:
que el exceso contrarios hace efectos
en la torpe potencia, que la lumbre
del sol admitir luego
no puede por la falta de costumbre;
y a la tiniebla misma que antes era
tenebroso a la vista impedimento,
de los agravios de la luz apela
y una vez y otra con la mano cela
de los débiles ojos deslumbrados
los rayos vacilantes,
sirviendo va piadosa medianera
la sombra de instrumento
para que recobrados
por grados se habiliten,
porque después constantes
su operación más firme ejerciten.
Recurso natural, innata ciencia
que confirmada ya de la experiencia,
maestro quizá mudo,
retórico ejemplar inducir pudo
a uno y otro galeno
para que del mortífero veneno,
en bien proporcionadas cantidades,
escrupulosamente regulando
las ocultas nocivas cualidades,
ya por sobrado exceso
de cálidas o frías,
o ya por ignoradas simpatías
o antipatías con que van obrando
las causas naturales su progreso,
a la admiración dando, suspendida,
efecto cierto en causa no sabida,
con prolijo desvelo y remirada,
empírica
Zampuzado en un banasto
Me tiene su Majestad,
En un callejón Noruega
Aprendiendo a gavilán.
Graduado de tinieblas
Pienso que me sacarán
Para ser noche de Invierno,
O en culto algún Madrigal.
Yo, que fui Norte de guros,
Enseñando a navegar
A las Godeñas en ansias,
A los buzos en afán,
Enmoheciendo mi vida
Vivo en esta oscuridad,
Monje de zaquizamíes,
Ermitaño de un desván.
Un abanico de culpas
Fue principio de mi mal;
Un letrado de lo caro,
Grullo de la puridad.
Dios perdone al Padre Esquerra,
Pues fue su Paternidad
Mi suegro más de seis años
En la cuexca de Alcalá,
En el mesón de la ofensa,
En el Palacio mortal,
En la casa de más cuartos
De toda la Cristiandad.
Allí me lloró la Guanta,
Cuando por la Salazar,
Desporqueroné dos almas
Camino de Brañigal.
Por la Quijano, doncella
De perversa honestidad,
Nos mojamos yo y Vicioso,
Sin metedores de paz.
En Sevilla el Árbol seco
Me prendió en el arenal,
Porque le afufé la vida
Al zaino de Santo Horcaz.
El zapatero de culpas
Luego me mandó calzar
Botinicos Vizcaínos,
Martillado el cordobán.
Todo cañón, todo ****,
Todo mandil jayán,
Y toda iza con greña,
Y cuantos saben fuñar,
Me lloraron soga a soga,
Con inmensa propiedad,
Porque llorar hilo a hilo
Es muy delgado llorar.
Porque me metí una noche
A Pascua de Navidad
Y libré todos los presos
Me mandaron cercenar.
Dos veces me han condenado
Los señores a trinchar,
Y la una el Maestresala
Tuvo aprestado sitial.
Los diez años de mi vida
Los he vivido hacia atrás,
Con más grillos que el Verano,
Cadenas que el Escorial.
Más Alcaides he tenido
Que el castillo de Milán,
Más guardas que Monumento,
Más hierros que el Alcorán,
Más sentencias que el Derecho,
Más causas que el no pagar,
Más autos que el día del Corpus,
Más registros que el Misal,
Más enemigos que el agua,
Más corchetes que un gabán,
Más soplos que lo caliente,
Más plumas que el tornear.
Bien se puede hallar persona
Más jarifa y más galán,
Empero más bien prendida
Yo dudo que se hallará.
Todo este mundo es prisiones,
Todo es cárcel y penar:
Los dineros están presos
En la bolsa donde están;
La cuba es cárcel del vino,
La troj es cárcel del pan,
La cáscara, de las frutas
Y la espina del rosal.
Las cercas y las murallas
Cárcel son de la ciudad;
El cuerpo es cárcel del Alma,
Y de la tierra la mar.
Del Mar es cárcel la orilla,
Y en el orden que hoy están,
Es un cielo de otro cielo
Una cárcel de cristal.
Del aire es cárcel el fuelle,
Y del fuego el pedernal;
Preso está el oro en la mina;
Preso el diamante en Ceilán.
En la hermosura y donaire
Presa está la libertad,
En la vergüenza los gustos,
Todo el valor en la paz.
Pues si todos están presos,
Sobre mi mucha lealtad
Llueva cárceles mi cielo
Diez años sin escampar.
Lloverlas puede si quiere
Con el peine y con mirar,
Y hacerme en su Peralvillo
Aljaba de la Hermandad.
Mas volviendo a los amigos,
Todos barridos están,
Los más se fueron en uvas
Y los menos en agraz.
Murió en Nápoles Zamora
Ahíto de pelear,
Lloró a cántaros su muerte
Eugenia la Escarramán.
Al Limosnero a Zaguirre
Le desjarretó el tragar:
Con el Limosnero pienso
Que se descuidó San Blas.
Mató a Francisco Jiménez
Con una aguja un rapaz,
Y murió muerte de sastre,
Sin tijeras ni dedal.
Después que el Padre Perea
Acarició a Satanás
Con el alma del corchete
Vaciada a lo Catalán,
A Roma se fue por todo,
En donde la enfermedad
Le ajustició en una cama,
Ahorrando de procesar.
Dios tenga en su santa gloria
A Bartolomé Román,
Que aun con Dios, si no le tiene,
Pienso que no querrá estar.
Con la grande polvareda,
Perdimos a Don Beltrán,
Y porque paró en Galicia,
Se teme que paró en mal.
Jeldre está en Torre Bermeja;
Mal aposentado está,
Que torre de tan mal pelo
A Judas puede guardar.
Ciento por ciento llevaron
Los Inocentes de Orgaz,
Peonzas que a puro azote
Hizo el bederre bailar.
Por pedigüeño en caminos,
El que llamándose Juan,
De noche, para las capas,
Se confirmaba en Tomás,
Hecho nadador de penca,
Desnudo fue la mitad,
Tocándole pasacalles
El músico de Quien tal...
Sólo vos habéis quedado,
¡Oh Cardoncha singular!,
Roído del Sepan cuántos...
Y mascado del varal.
Vos, Bernardo entre Franceses,
Y entre Españoles Roldán,
Cuya espada es un Galeno
Y una botica la faz,
Pujamiento de garnachas
Pienso que os ha de acabar,
Si el avizor y el calcorro
Algún remedio no dan.
A Micaela de Castro
Favoreced y amparad,
Que se come de Gabachos
Y no se sabe espulgar.
A las hembras de la caja,
Si con la expulsión fatal
La desventurada Corte
No ha acabado de enviudar,
Podéis dar mis encomiendas,
Que al fin es cosa de dar:
Besamanos a las niñas,
Saludes a las de edad.
En Vélez a dos de marzo,
Que por los putos de allá
No quiere volver las ancas,
Y no me parece mal.
Le poète

Le mal dont j'ai souffert s'est enfui comme un rêve.
Je n'en puis comparer le lointain souvenir
Qu'à ces brouillards légers que l'aurore soulève,
Et qu'avec la rosée on voit s'évanouir.

La muse

Qu'aviez-vous donc, ô mon poète !
Et quelle est la peine secrète
Qui de moi vous a séparé ?
Hélas ! je m'en ressens encore.
Quel est donc ce mal que j'ignore
Et dont j'ai si longtemps pleuré ?

Le poète

C'était un mal vulgaire et bien connu des hommes ;
Mais, lorsque nous avons quelque ennui dans le coeur,
Nous nous imaginons, pauvres fous que nous sommes,
Que personne avant nous n'a senti la douleur.

La muse

Il n'est de vulgaire chagrin
Que celui d'une âme vulgaire.
Ami, que ce triste mystère
S'échappe aujourd'hui de ton sein.
Crois-moi, parle avec confiance ;
Le sévère dieu du silence
Est un des frères de la Mort ;
En se plaignant on se console,
Et quelquefois une parole
Nous a délivrés d'un remord.

Le poète

S'il fallait maintenant parler de ma souffrance,
Je ne sais trop quel nom elle devrait porter,
Si c'est amour, folie, orgueil, expérience,
Ni si personne au monde en pourrait profiter.
Je veux bien toutefois t'en raconter l'histoire,
Puisque nous voilà seuls, assis près du foyer.
Prends cette lyre, approche, et laisse ma mémoire
Au son de tes accords doucement s'éveiller.

La muse

Avant de me dire ta peine,
Ô poète ! en es-tu guéri ?
Songe qu'il t'en faut aujourd'hui
Parler sans amour et sans haine.
S'il te souvient que j'ai reçu
Le doux nom de consolatrice,
Ne fais pas de moi la complice
Des passions qui t'ont perdu,

Le poète

Je suis si bien guéri de cette maladie,
Que j'en doute parfois lorsque j'y veux songer ;
Et quand je pense aux lieux où j'ai risqué ma vie,
J'y crois voir à ma place un visage étranger.
Muse, sois donc sans crainte ; au souffle qui t'inspire
Nous pouvons sans péril tous deux nous confier.
Il est doux de pleurer, il est doux de sourire
Au souvenir des maux qu'on pourrait oublier.

La muse

Comme une mère vigilante
Au berceau d'un fils bien-aimé,
Ainsi je me penche tremblante
Sur ce coeur qui m'était fermé.
Parle, ami, - ma lyre attentive
D'une note faible et plaintive
Suit déjà l'accent de ta voix,
Et dans un rayon de lumière,
Comme une vision légère,
Passent les ombres d'autrefois.

Le poète

Jours de travail ! seuls jours où j'ai vécu !
Ô trois fois chère solitude !
Dieu soit loué, j'y suis donc revenu,
À ce vieux cabinet d'étude !
Pauvre réduit, murs tant de fois déserts,
Fauteuils poudreux, lampe fidèle,
Ô mon palais, mon petit univers,
Et toi, Muse, ô jeune immortelle,
Dieu soit loué, nous allons donc chanter !
Oui, je veux vous ouvrir mon âme,
Vous saurez tout, et je vais vous conter
Le mal que peut faire une femme ;
Car c'en est une, ô mes pauvres amis
(Hélas ! vous le saviez peut-être),
C'est une femme à qui je fus soumis,
Comme le serf l'est à son maître.
Joug détesté ! c'est par là que mon coeur
Perdit sa force et sa jeunesse ;
Et cependant, auprès de ma maîtresse,
J'avais entrevu le bonheur.
Près du ruisseau, quand nous marchions ensemble,
Le soir, sur le sable argentin,
Quand devant nous le blanc spectre du tremble
De **** nous montrait le chemin ;
Je vois encore, aux rayons de la lune,
Ce beau corps plier dans mes bras...
N'en parlons plus... - je ne prévoyais pas
Où me conduirait la Fortune.
Sans doute alors la colère des dieux
Avait besoin d'une victime ;
Car elle m'a puni comme d'un crime
D'avoir essayé d'être heureux.

La muse

L'image d'un doux souvenir
Vient de s'offrir à ta pensée.
Sur la trace qu'il a laissée
Pourquoi crains-tu de revenir ?
Est-ce faire un récit fidèle
Que de renier ses beaux jours ?
Si ta fortune fut cruelle,
Jeune homme, fais du moins comme elle,
Souris à tes premiers amours.

Le poète

Non, - c'est à mes malheurs que je prétends sourire.  
Muse, je te l'ai dit : je veux, sans passion,
Te conter mes ennuis, mes rêves, mon délire,
Et t'en dire le temps, l'heure et l'occasion.
C'était, il m'en souvient, par une nuit d'automne,
Triste et froide, à peu près semblable à celle-ci ;
Le murmure du vent, de son bruit monotone,
Dans mon cerveau lassé berçait mon noir souci.
J'étais à la fenêtre, attendant ma maîtresse ;
Et, tout en écoutant dans cette obscurité,
Je me sentais dans l'âme une telle détresse
Qu'il me vint le soupçon d'une infidélité.
La rue où je logeais était sombre et déserte ;
Quelques ombres passaient, un falot à la main ;
Quand la bise sifflait dans la porte entr'ouverte,
On entendait de **** comme un soupir humain.
Je ne sais, à vrai dire, à quel fâcheux présage
Mon esprit inquiet alors s'abandonna.
Je rappelais en vain un reste de courage,
Et me sentis frémir lorsque l'heure sonna.
Elle ne venait pas. Seul, la tête baissée,
Je regardai longtemps les murs et le chemin,
Et je ne t'ai pas dit quelle ardeur insensée
Cette inconstante femme allumait en mon sein ;
Je n'aimais qu'elle au monde, et vivre un jour sans elle
Me semblait un destin plus affreux que la mort.
Je me souviens pourtant qu'en cette nuit cruelle
Pour briser mon lien je fis un long effort.
Je la nommai cent fois perfide et déloyale,
Je comptai tous les maux qu'elle m'avait causés.
Hélas ! au souvenir de sa beauté fatale,
Quels maux et quels chagrins n'étaient pas apaisés !
Le jour parut enfin. - Las d'une vaine attente,
Sur le bord du balcon je m'étais assoupi ;
Je rouvris la paupière à l'aurore naissante,
Et je laissai flotter mon regard ébloui.
Tout à coup, au détour de l'étroite ruelle,
J'entends sur le gravier marcher à petit bruit...
Grand Dieu ! préservez-moi ! je l'aperçois, c'est elle ;
Elle entre. - D'où viens-tu ? Qu'as-tu fait cette nuit ?
Réponds, que me veux-tu ? qui t'amène à cette heure ?
Ce beau corps, jusqu'au jour, où s'est-il étendu ?
Tandis qu'à ce balcon, seul, je veille et je pleure,
En quel lieu, dans quel lit, à qui souriais-tu ?
Perfide ! audacieuse ! est-il encor possible
Que tu viennes offrir ta bouche à mes baisers ?
Que demandes-tu donc ? par quelle soif horrible
Oses-tu m'attirer dans tes bras épuisés ?
Va-t'en, retire-toi, spectre de ma maîtresse !
Rentre dans ton tombeau, si tu t'en es levé ;
Laisse-moi pour toujours oublier ma jeunesse,
Et, quand je pense à toi, croire que j'ai rêvé !

La muse

Apaise-toi, je t'en conjure ;
Tes paroles m'ont fait frémir.
Ô mon bien-aimé ! ta blessure
Est encor prête à se rouvrir.
Hélas ! elle est donc bien profonde ?
Et les misères de ce monde
Sont si lentes à s'effacer !
Oublie, enfant, et de ton âme
Chasse le nom de cette femme,
Que je ne veux pas prononcer.

Le poète

Honte à toi qui la première
M'as appris la trahison,
Et d'horreur et de colère
M'as fait perdre la raison !
Honte à toi, femme à l'oeil sombre,
Dont les funestes amours
Ont enseveli dans l'ombre
Mon printemps et mes beaux jours !
C'est ta voix, c'est ton sourire,
C'est ton regard corrupteur,
Qui m'ont appris à maudire
Jusqu'au semblant du bonheur ;
C'est ta jeunesse et tes charmes
Qui m'ont fait désespérer,
Et si je doute des larmes,
C'est que je t'ai vu pleurer.
Honte à toi, j'étais encore
Aussi simple qu'un enfant ;
Comme une fleur à l'aurore,
Mon coeur s'ouvrait en t'aimant.
Certes, ce coeur sans défense
Put sans peine être abusé ;
Mais lui laisser l'innocence
Était encor plus aisé.
Honte à toi ! tu fus la mère
De mes premières douleurs,
Et tu fis de ma paupière
Jaillir la source des pleurs !
Elle coule, sois-en sûre,
Et rien ne la tarira ;
Elle sort d'une blessure
Qui jamais ne guérira ;
Mais dans cette source amère
Du moins je me laverai,
Et j'y laisserai, j'espère,
Ton souvenir abhorré !

La muse

Poète, c'est assez. Auprès d'une infidèle,
Quand ton illusion n'aurait duré qu'un jour,
N'outrage pas ce jour lorsque tu parles d'elle ;
Si tu veux être aimé, respecte ton amour.
Si l'effort est trop grand pour la faiblesse humaine
De pardonner les maux qui nous viennent d'autrui,
Épargne-toi du moins le tourment de la haine ;
À défaut du pardon, laisse venir l'oubli.
Les morts dorment en paix dans le sein de la terre :
Ainsi doivent dormir nos sentiments éteints.
Ces reliques du coeur ont aussi leur poussière ;
Sur leurs restes sacrés ne portons pas les mains.
Pourquoi, dans ce récit d'une vive souffrance,
Ne veux-tu voir qu'un rêve et qu'un amour trompé ?
Est-ce donc sans motif qu'agit la Providence
Et crois-tu donc distrait le Dieu qui t'a frappé ?
Le coup dont tu te plains t'a préservé peut-être,
Enfant ; car c'est par là que ton coeur s'est ouvert.
L'homme est un apprenti, la douleur est son maître,
Et nul ne se connaît tant qu'il n'a pas souffert.
C'est une dure loi, mais une loi suprême,
Vieille comme le monde et la fatalité,
Qu'il nous faut du malheur recevoir le baptême,
Et qu'à ce triste prix tout doit être acheté.
Les moissons pour mûrir ont besoin de rosée ;
Pour vivre et pour sentir l'homme a besoin des pleurs ;
La joie a pour symbole une plante brisée,
Humide encor de pluie et couverte de fleurs.
Ne te disais-tu pas guéri de ta folie ?
N'es-tu pas jeune, heureux, partout le bienvenu ?
Et ces plaisirs légers qui font aimer la vie,
Si tu n'avais pleuré, quel cas en ferais-tu ?
Lorsqu'au déclin du jour, assis sur la bruyère,
Avec un vieil ami tu bois en liberté,
Dis-moi, d'aussi bon coeur lèverais-tu ton verre,
Si tu n'avais senti le prix de la gaîté ?
Aimerais-tu les fleurs, les prés et la verdure,
Les sonnets de Pétrarque et le chant des oiseaux,
Michel-Ange et les arts, Shakspeare et la nature,
Si tu n'y retrouvais quelques anciens sanglots ?
Comprendrais-tu des cieux l'ineffable harmonie,
Le silence des nuits, le murmure des flots,
Si quelque part là-bas la fièvre et l'insomnie
Ne t'avaient fait songer à l'éternel repos ?
N'as-tu pas maintenant une belle maîtresse ?
Et, lorsqu'en t'endormant tu lui serres la main,
Le lointain souvenir des maux de ta jeunesse
Ne rend-il pas plus doux son sourire divin ?
N'allez-vous pas aussi vous promener ensemble
Au fond des bois fleuris, sur le sable argentin ?
Et, dans ce vert palais, le blanc spectre du tremble
Ne sait-il plus, le soir, vous montrer le chemin ?
Ne vois-tu pas alors, aux rayons de la lune,
Plier comme autrefois un beau corps dans tes bras,
Et si dans le sentier tu trouvais la Fortune,
Derrière elle, en chantant, ne marcherais-tu pas ?
De quoi te plains-tu donc ? L'immortelle espérance
S'est retrempée en toi sous la main du malheur.
Pourquoi veux-tu haïr ta jeune expérience,
Et détester un mal qui t'a rendu meilleur ?
Ô mon enfant ! plains-la, cette belle infidèle,
Qui fit couler jadis les larmes de tes yeux ;
Plains-la ! c'est une femme, et Dieu t'a fait, près d'elle,
Deviner, en souffrant, le secret des heureux.
Sa tâche fut pénible ; elle t'aimait peut-être ;
Mais le destin voulait qu'elle brisât ton coeur.
Elle savait la vie, et te l'a fait connaître ;
Une autre a recueilli le fruit de ta douleur.
Plains-la ! son triste amour a passé comme un songe ;
Elle a vu ta blessure et n'a pu la fermer.
Dans ses larmes, crois-moi, tout n'était pas mensonge.
Quand tout l'aurait été, plains-la ! tu sais aimer.

Le poète

Tu dis vrai : la haine est impie,
Et c'est un frisson plein d'horreur
Quand cette vipère assoupie
Se déroule dans notre coeur.
Écoute-moi donc, ô déesse !
Et sois témoin de mon serment :
Par les yeux bleus de ma maîtresse,
Et par l'azur du firmament ;
Par cette étincelle brillante
Qui de Vénus porte le nom,
Et, comme une perle tremblante,
Scintille au **** sur l'horizon ;
Par la grandeur de la nature,
Par la bonté du Créateur,
Par la clarté tranquille et pure
De l'astre cher au voyageur.
Par les herbes de la prairie,
Par les forêts, par les prés verts,
Par la puissance de la vie,
Par la sève de l'univers,
Je te bannis de ma mémoire,
Reste d'un amour insensé,
Mystérieuse et sombre histoire
Qui dormiras dans le passé !
Et toi qui, jadis, d'une amie
Portas la forme et le doux nom,
L'instant suprême où je t'oublie
Doit être celui du pardon.
Pardonnons-nous ; - je romps le charme
Qui nous unissait devant Dieu.
Avec une dernière larme
Reçois un éternel adieu.
- Et maintenant, blonde rêveuse,
Maintenant, Muse, à nos amours !
Dis-moi quelque chanson joyeuse,
Comme au premier temps des beaux jours.
Déjà la pelouse embaumée
Sent les approches du matin ;
Viens éveiller ma bien-aimée,
Et cueillir les fleurs du jardin.
Viens voir la nature immortelle
Sortir des voiles du sommeil ;
Nous allons renaître avec elle
Au premier rayon du soleil !
Elena Ramos Apr 2015
Elena Ramos


Aquí todo en mi mente da vueltas, nada es estable, no hay un objeto al cual pueda ver directo y guiarme para no caer. Para mí no sirve el simple hecho de tenerlo todo para ser feliz, ni el dinero, ni una familia reconocida en todo Miami y el resto del país. Me llamo Gimena Rodríguez, mis papas son de Honduras pero emigraron a los Estados Unidos cuando mi hermano mayor Roberto tenía apenas diez años en ese entonces yo tenía ocho horribles y apestosos años, era muy fea, mi mama siempre me ponía dos ganchitos en la frente para quitarme el pelo de la cara; bote todas las fotos que dejaban evidencia de ese abuso hacia el estilo y la dignidad de una niña pequeña.  

He buscado en la internet el significado de mi nombre, porque ni yo sé que soy. Hay unos sitios bien raros que dicen que soy de las que necesita ser apoyada por los demás, algo que no es cierto, pero he topado con un sitio que dice que soy de pensamiento firme, ágil y con capacidad analítica. Y por cierto mi número de la suerte dice ser el número cuatro, puede tener algo de sentido ya que el 4 de noviembre es mi cumpleaños, o que casualmente mis papas estén de aniversario el mismo día. Suelo ser de esas chicas que todo el mundo conoce o dice saber conocerme, por el simple hecho de tener una familia la cual, toda América conoce. Mi papa heredo el negocio de mi abuelo, (por lo general el abuelo o como yo lo llamaba Yeyo, era el único que me entendía hasta llegue a prometerle que seguiría los pasos de la familia y seguir el negocio) una empresa que distribuye muebles, ya sean sofás como camas y cosas así. La compañía se llama DecoArte, había empezado en 1934 con mi bisabuelo Arturo, que luego paso a ser mi mi Yeyo y ahora de mi padre (solo espero que Roberto pelee por su lugar en la compañía y decida quedarse todo para él, así no tendría que seguir en este negocio, porque realmente no me gusta). He decidido que quiero ir a Los Angeles y estudiar Fashion Management & Marketing, en la Universidad de Argosy. He aplicado a varias universidades y aun espero respuesta, seria decepcionante no ser aceptada en ninguna y entonces tendría que trabajar en DecoArte toda mi vida. Todos los días son decepcionantes, siempre es lo mismo, mi casa parece un lugar solitario. Roberto tiene su propio apartamento, todos los días sube fotos a su cuenta de Instagram haciendo fiestas, las cuales son mencionadas como las mejores. Fraternidades de muchas universidades terminan ahí, los vagabundos igual, y así todo Miami. Sería bueno si por lo menos me invitara a una de sus “reuniones”, como el las suele llamar cuando estamos frente a nuestros padres. No me veo pequeña, tengo diez y siete años y el próximo año me graduare de Miami Beach High School. Muchos me preguntan si realmente tengo la edad que les digo tener, nadie me cree, muchos dicen que me veo mucho mayor, algo que para mí no está mal. En mi cuenta de twitter me he fijado que Roberto dará una fiesta, tal vez pueda decir que voy a ver una película y me voy un rato a su casa, solo espero que mi propio hermano no me eche de la casa. En mi tiempo libre, después de clases, suelo agarra mi computadora portátil y abrir Word, y escribir todo el día. Hace poco subí gratis un libro de poemas de dicados a la gente que no sabe qué hacer con su vida. He tenido buenas respuestas, inclusive en mi blog recibo visitas y buenos comentarios a montones. Existen dos mundos parami, la realidad y el mundo que creo con los libros y la escritura. Cada libro que leo me envuelve en un sentimiento que hace que imagine estar en el libro. Al escribir siento que mis ideas fluyen y que soy yo honestamente, sin censura, sin miedo a expresarme. En este momento estoy escribiendo una historia ficticia de esta joven que desea encontrar el amor, ya que casi lo encontraba pero el murió. Por su falta de confianza no es capaz de hablar con ningún muchacho. Esta es la introducción del libro:
               Para amar hay un tiempo límite, o por lo menos para mí sí. Si tienes una enfermedad terminal, es muy probable que ese amor nunca llegue. Desearía tener por lo menos un romance que dure poco o hasta cuando yo siga viva. Mi vida se complica cada vez más, el único hombre que veo seguido es mi médico el doctor Collins, está casado y tiene una hermosa hija. En el hospital veo morir a diario personas de las cuales me hice amiga. Aun no olvido su rostro, su pálida cara, que me reía aun a pesar de tener peores condiciones de vida que yo. Se llamaba Mark, tenía doce años cuando lo conocí, y diez y siete cuando lo vi por última vez. Cada año lo volvía diferente, siempre había un problema más o algo en su cuerpo había cambiado por  completo. Lo conocí cuando yo tenía once años, llegue a emergencias esa noche, mi mente giraba, era más verde como la pared que trigueña. Gracias a dios detectaron mi cáncer con tiempo. Pero esa noche ahí estaba el, sentado en una camilla, me pareció muy guapo desde el primer instante en que nuestros ojos se cruzaron. Mientras mi mama hablaba con la enfermera afuera, yo estuve acostada, mirándolo y luego mirando el techo. No sabía que sucedía conmigo, solo sabía que  me sentía a morir. No llore porque él estaba ahí, a dos camillas de la mía. Sabía que me observaba aunque lo disimulaba muy bien. Entraron mi mama y varias enfermeras y un doctor,  después de un rato sacaron mi camilla y me llevaban a otro lugar. Deje a ese muchacho solo en ese espantoso cuarto, solo, y seguramente con dolor en alguna parte. Desperté el día siguiente en un cuarto, había dos camas más  pero al parecer solo yo ocupaba y llenaba aquella gran habitación. Me di cuenta que mi mama y mi papa estaban dormidos, me sorprendió ver a papa faltar al trabajo. No estoy muy segura, pero anoche tuve uno de los mejores sueños más reales que he tenido en mi vida. Soñé con el muchacho de la sala de emergencia. Vi su hermoso pelo, dorado que caía sobre sus orejas, sus perfectos ojos, que no se distinguían si eran grises o verdes. Tenía una camiseta roja, parecía el tipo de adolescente que se intoxica con algo y termina aquí. Definitivamente desearía poder volverlo a ver por lo menos un instante, para poder recordar mejor esa mirada y su hermosa sonrisa.  No hice ruido y me levante buscando un baño, estaba bien, solo algo cansada, y molesta por esa horrenda bata que llevaba puesta, ya que no tenía nada abajo. Hice ruido al levantarme ya que presione uno de los botones que levanta la camilla. Mi padre Augusto, se levantó en un abrir y cerrar de ojos del sofá donde dormía para ir en mi auxilio. –Papa estoy bien-,-No te creo, a dónde vas?-,-solo busco un baño, necesito ir ahorita-. La cara de papa estaba muy diferente, hoy no tenía esa mirada de las mañanas que me decían que todo estaba bien, que la economía estaba por las nubes, o que sasha mi perrita no le causaba alergia cuando todos sabíamos que sí. Me detuve a observarlo, sabía que algo le ocurría,  tal vez fue despedido, o tuvo una seria pelea con mi madre, algo que creo lógico, ya que Paty se pone muy insolente cuando tiene discusiones con papa. –qué ocurre?- le pregunte, tocándole la cara muy delicadamente, tratando de leer su mente o entenderlo-cariño, hay cosas de las cuales tenemos que hablar- al decir esto mi padre, supe que no era nada bueno, porque en ese mismo instante se puso a llorar, por un motivo yo hice lo mismo con él. Mi madre se despertó por el ruido.-Mary, el cáncer no te va a matar, te juro que te van a curar, te lo prometo hija pero por favor no llores-. Mi padre la observo fijamente a los ojos. Fue un golpe muy duro el que recibí, darme cuenta que tenía cáncer y de esta manera. Simplemente, busque la puerta y Salí corriendo, lo más rápido posible, segundos después me di la vuelta y vi que ya no sabía en qué parte del hospital me encontraba. –Mary!-se escuchaba en el fondo. Era mi mama que locamente me buscaba. Me imagino lo mal que se ha de sentir en este momento, pero no lo puedo creer aun, pero tengo cáncer…logre salir de esa situación, ya no estaba corriendo por los pasillos, estaba en un cuarto. –Hola- me di la vuelta y lo vi a él, creí no volver a ver esos ojos, pero si.-hola-creo que nunca estuve tan nerviosa en mi vida. Busque la forma en que la camilla cubriera mi bata, estaba descalza y muy despeinada, pero aun ocupaba ir a un baño. Al fondo vi una puerta, había un baño,-Perdón, pero me puedes prestar tu baño-, él se rio enseguida-si no hay problema, además no es mío es del hospital-. Fui caminando muy rápido, y me encerré, luego, me lave las manos, me enjuague la boca, lave mi cara, y Salí.-me llamo Mary- extendí mi mano hacia la suya.-un gusto Mary, soy Gabriel-. Nombre perfecto para un ángel, el cual él se parecía mucho. Sentía mi corazón palpitando mucho, en un instante sentía que me desmayaba y era enserio, no era por las mariposas ni nada por el estilo, realmente me sentía mal. Gabriel tomo mi mano, me ayudo a sentarme y enseguida llamo a una enfermera. Al rato todos estaban en la habitación, incluso mis papas. –Mary!!—mama estoy bien-.la enfermera me acostó en la camilla de Gabriel, y me tomo la presión, al segundo llego otra enfermera a sacarme sangre. Papa me tomo de la cintura, y me guiaban para ir a mi habitación. Estoy en este momento entrando en un túnel donde sentía que nunca llegaría a casa, pensaba en todas las cosas que hice antes por diversión, pero ahora vivo una pesadilla, que espero que sea simplemente eso, y despertar termine con ella. No pude decirle adiós a Gabriel, pero ya sabia que su numero era treinta y seis, y la mia era la sesenta y dos. Había un brillo que trataba de iluminar mi vida, mi cerebro, había tanta oscuridad, tanta tristeza oculta, cuando la gente que yo amo se de cuente de lo que tengo y en lo que me convertiré tendre miedo de su miedo. He visto tantas películas de esas en las que alguien tiene cáncer o una enfermedad terminal, tengo miedo de no querer luchar por mi vida, miedo a no querer salir de esa comodidad en mi mente y querer rendirme. Tengo solo pocos momentos en mi vida, que valen la pena ser contados. Qué tal si no lleguen mas momentos asi y muera sin haber vivido mi vida. He viajado mucho para que termine asi. Mi mente viaja por lugares muy profundos de mi alma, siento eterna la llegada  a mi habitación. Solo escucho bulla de afuera, tanta que no se en cual enfocarme. Mis papas respetan mi silencio, saben que quiero aclarar mejor las cosas pero que tal si no quiero saberlo y seguir así, viajando por la vida solo por viajar sin rumbo, porque la verdad asi me siento. –mary quieres desayunar, el doctor dice que no tienes dieta-. –Si mam, -dije para romper el silencio de aquella blanca habitación. Tengo una terraza, con hermosas flores, no tengo nada que perder ni ganar ahora, solo disfrutar de su belleza y el canto de los pájaros, es hermosa; la única que no me altera, la única que no se siente como bulla. –pero, creo que todos necesitamos una ducha—si, papa, pero no tengo ropa-.Mama ira a la casa y yo a comprar el desayuno, y tu te quedaras aqui con la enfermera mientra te terminan de revisar-. No  soportaba la idea de que tuvieran que sacarme sangre o que alguien estuviera tan cerca de mi, como esta enfermera. Mis papas salieron de la habitacion, y tuve el descaro de preguntarle en el oído a una de las enfermeras, de quien era Gabriel.-te gusta verdad?-,-no!, simplemente tengo curiosidad-.y ahí empezó la historia mas fasinante e interesante que había escuchacho antes.- Se llama Gabriel Cole y tiene doce años, su mama, no sabemos nada de ella. Vino hace seis meses y desde entonces vive aquí, su papa es Señor Cole,no pudo soportar verlo enfermo entonces pago para que viviera aquí, y se fue. Viene a visitarlo una vez a la semana pero tiene dos semanas sin venir.es un buen muchacho, no le vendría mal una amiga, ahora que no tiene a nadie-.no  puedo creer que su familia lo haya abandonado. No me imagino vivir sin mi mama o sin mi papa, seria horrible.-Bueno he terminado contigo, el doctor Collins vendrá en un rato, descansa-. Salieron por la puerta dejándome sola.
A estos peñascos rudos,
mudos testigos del dolor que siento
-que sólo siendo mudos
pudiera yo fiarles mi tormento,
si acaso de mis penas lo terrible
no infunde lengua y voz en lo insensible-,

quiero contar mis males,
si es que yo sé los males de que muero;
pues son mis penas tales,
que si contarlas por alivio quiero,
le son, una con otra atropellada,
dogal a la garganta, al pecho espada.

No envidio dicha ajena:
que el mal eterno que en mi pecho lidia,
hace incapaz mi pena
de que pueda tener tan alta envidia;
es tan mísero estado en el que peno,
que como dicha envidio el mal ajeno.

No pienso yo si hay glorias;
porque estoy de pensarlo tan distante,
que aun las dulces memorias
de mi pasado bien, tan ignorante
las mira de mi mal el desengaño,
que ignoro si fue bien, y sé que es daño.

Esténse allá en su esfera
los dichosos: que es cosa en mi sentido
tan remota, tan fuera
de mi imaginación, que sólo mido,
entre lo que padecen los mortales,
lo que distan sus males de mis males.

¡Quién tan dichosa fuera,
que de un agravio indigno se quejara!
¡Quién de un desdén llorara!
¡Quién un alto imposible pretendiera!
¡Quién negara, de ausencia o de mudanza,
casi a perder de vista la esperanza!

¡Quién en ajenos brazos
viera a su dueño, y con dolor rabioso
se arrancara a pedazos
del pecho ardiente el corazón celoso!
Pues fuera menor mal que mis desvelos,
el infierno insufrible de los celos.

Pues todos estos males
tienen consuelo o tienen esperanza,
y los más sin iguales
solicitan o animan la venganza;
y sólo de mi fiero mal se aleja
la esperanza, venganza, alivio y queja.

Porque ¿a quién sino al cielo,
que me robó mi dulce prenda amada,
podrá mi desconsuelo
dar sacrílega queja destemplada?
Y él, con sordas, rectísimas orejas,
a cuenta de blasfemias pondrá quejas.

Ni Fabio fue grosero
ni ingrato, ni traidor; antes, amante
con pecho verdadero,
nadie fue más leal ni más constante:
nadie más fino supo, en sus acciones,
finezas añadir a obligaciones.

Sólo el cielo, envidioso,
mi esposo me quitó; la Parca dura,
con ceño riguroso,
fue sólo autor de tanta desventura.
¡Oh Cielo riguroso, oh triste suerte,
que tantas muertes das con una muerte!

¡Ay dulce esposo amado!
¿Para qué te vi yo? ¿Por qué te quise,
y por qué tu cuidado
me hizo, con las venturas, infelice?
¡Oh dicha, fementida y lisonjera,
quién tus amargos fines conociera!

¿Qué vida es esta mía,
que rebelde resiste a dolor tanto?
¿Por qué, necia, porfía,
y en las amargas fuentes de mi llanto
atenuada, no acaba de extinguirse,
si no puede en mi fuego consumirse?
I've been acquainted with the following
psychoactives compounds:

Depressants & Dissociatives;
Ethanol / EtOH / alcohol, drink, *****
γ-Hydroxybutyric acid / GHB / G, fantasy
β-Phenyl-γ-aminobutyric acid / PhGABA / Phenibut
Dextromethorphan / DXM / Benylin, Robitussin
Morphine / Papaver somniferum / *****
3-Methylmorphine / Codeine
Dihydrocodeine / DHC
Buprenorphine / Subutex, Suboxone
N-Allylnoroxymorphone / Naloxone / Suboxone, Narcan
Tramadol / Ultram
O-Desmethyltramadol/ O-DSMT / Omnitram
Thiopental / Sodium Pentothal
Diazepam / ******
2'-Chlorodiazepam / Ro5-3448 / Diclazepam
4'-Chlorodiazepam / Ro5-4864
Chlordiazepoxide / Librium
Gidazepam, hidazepam
Desalkylgidazepam / Bromonordiazepam
N-Desalkylfluarazepam / Norfluarazepam
Flubromazepam
Alprazolam / Xanax
Bromazolam / XLI-268
Clonazolam, Clonitrazolam / Clam
Etizolam / Etilaam, Etizest
Flualprazolam
Flubromazolam
Zopiclone / Zimovane
Pagoclone
Promethazine / Phenergan
Diphenhydramine / DPH / Benadryl, Nytol
Chlorphenamine, chlorpheniramine / CPM / Piriton
Cetirizine / Zyrtec
Amitriptyline / Elavil
Tianeptine / Coaxil, Stablon
Mirtazapine / Remeron
Quetiapine / Seroquel
Nitrous Oxide / N2O / laughing gas
Amyl Nitrite / Poppers
Ketamine [racemic] / K, Kitty
Esketamine [S-isomer] / Special K
Deschloroketamine / 2'-Oxo-PCM / DCK
N-ethyldeschloroketamine / 2'-Oxo-PCE / O-PCE / Eticyclidone
Deoxymethoxetamine / 3-Me-2′-Oxo-PCE / DMXE
Methoxetamine / 3-MeO-2'-Oxo-PCE / MXE / Mexxy
Hydroxetamine / 3-**-2'-Oxo-PCE / HXE / Hexxy
Methoxpropamine / 2-Oxo-3'-MeO-PCPr / MXPr
Methoxisopropamine / 2-Oxo-3'-MeO-PCiPr / MXiPr
3-Hydroxyphencyclidine / 3-**-***
3-Methoxyphencyclidine / 3-MeO-***
3-Methoxyeticyclidine / 3-MeO-PCE
3-Methyleticyclidine / 3-Me-PCE

Stimulants & Enhancers;
1,3,7-Trimethylxanthine / Caffeine / Coffea, Camellia sinensis / Coffee, Tea
3,7-dimethylxanthine / Theobromine / [constituent of] Chocolate
N-Ethyl-L-glutamine / L-Theanine / [constituent of] Green Tea
Nicotine / Nicotiana / Tobacco, cigarettes, smokes
Ephedrine / Ephedra
Pseudoephedrine / Ephedra, Sudafed
Adrenaline, Epinephrine
Choline bitartrate
L-alpha glycerylphosphorylcholine / Alpha-GPC, Choline alfoscerate
Cytidine 5'-diphosphocholine / CDP-choline, Citicoline
N-Acetylcysteine / NAC
2-Dimethylaminoethyl (4-chlorophenoxy)acetate / Meclofenoxate
N-Phenylacetyl-L-prolylglycine ethyl ester / Omberacetam / Noopept
Coluracetam / BCI-540
4-Phenylpiracetam
Propranolol
(±)-2-Benzhydrylsulfinyleth­anehydroxamic acid / Adrafinil
(±)-2-[(Diphenylmethyl)sulfinyl]acetamide / Modafinil
(–)-2-[(R)-(diphenylmethyl)sulfinyl]acetamide / Armodafinil
α-Methylphenethylamine / Amphetamine, αMP / Speed
N-Methylamphetamine / Methamphetamine / ****
Lisdexamfetamine / Vyvanse, Tyvense, Elvanse
2-Fluoromethamphetamine / 2-FMA
3-Fluoroamphetamine / 3-FA /  PAL-353
4-Fluoroamphetamine / 4-FA, 4-FMP /  PAL-303 / Flux
4-Methoxyamphetamine / PMA, 4-MA / Death
5-Methoxy-2-aminoindane / MEAI, 5-MeO-AI / Chaperone, Pace
Methythiolpropamine / MPA / Blow
3-Fluorophenmetrazine / 3-FPM / PAL-593
Methylphenidate / MPH / Ritalin, Concerta
4-Fluoromethylphenidate / 4F-MPH
4-Fluoroethylphenidate / 4F-EPH
3-Methylmethcathinone / 3-MMC / Metaphedrone
3-Methylethcathinone / 3-MEC
4-Methylmethcathinone / 4-MMC / Mephedrone
4-Methylethcathinone / 4-MEC
3-Chloro-N-tert-butyl-cathinone / Bupropion / Wellbutrin, Zyban
4-Chloromethcathinone / 4-CMC / Clephedrone
4-Fluoromethcathinone / 4-FMC / Flephedrone
4-Fluoro-α-methylaminovalerophenone / 4-Fluoropentedrone / 4-FPD
α-Ethylaminocaprophenone / N-Ethylhexedrone / NEH / Hexen
alpha-Pyrrolidinohexiophenone / α-PHP / PV-7
alpha-Pyrrolidinoisohexaphenone / α-PiHP, α-PHiP
3,4-Methylenedioxy-α-pyrrolidinohexiophenone / MDPHP
3,4-Methyl​enedioxy​pentedrone / βk-MBDP / Pentylone
3,4-Methylenedioxymethcathinone / βk-MDMA / MDMC / Methylone
3,4-Methylenedioxymethamphetamine / MDMA / ecstasy
5-(2-methylaminopropyl)benzofuran / 5-MAPB
6-(2-Aminopropyl)benzofuran / 6-APB / Benzofury
6-(2-Aminopropyl)-2,3-dihydrobenzofuran / 6-APDB / 4-desoxy-MDA
Mesembrine / Sceletium tortuosum, Kanna
Harmine / Peganum harmala / Syrian Rue
3,4,8-Trimethoxyphenanthrene-2,5-diol / Dendrobium nobile
NSI-189
4-chloro-N-(2-morpholin-4-ylethyl)benzamide / Moclobemide
Escitalopram / Cipralex, Lexapro
Fluoxetine / Prozac
Sertraline / Zoloft
Venlafaxine / Effexor
5-Hydroxytryptophan / 5-HTP / Oxitryptan

Hallucinogens & Psychedelics;
Cannabidiol / CBD / Cannabis
Cannabigerol / CBG / Cannabis
Δ9-Tetrahydrocannabinol / THC / Cannabis, Marijuana
Hexahydrocannabinol / HHC
AM-2201 / Synth-'noids, Spice
NM-2201 / CBL-2201
5C-AB-PINICA
Salvinorin A  / Salvia Divinorum / Diviner's Sage
d-Lysergic acid amide / d-Lysergamide / LSA / Ergine
Lysergic acid diethylamide / Lysergide / LSD, LAD / Acid, Lucy
Lysergic acid 2,4-dimethylazetidide / LSZ / Diazedine, Lambda, λ
1-Acetyl-lysergic acid diethylamide / 1A-LSD / ALD-52
1-Propionyl-lysergic acid diethylamide / 1P-LSD
1-Cyclopropionyl-N-Methyl-N-isopropyllysergamide / 1cP-MiPLA
6-Allyl-6-nor-lysergic acid diethylamide / AL-LAD / Aladdin
2,5-Dimethoxy-4-methylamphetamine / DOM / Dominic
2,5-Dimethoxy-4-bromoamphetamine / DOB / Aphrodite
2,5-Dimethoxy-4-chloroamphetamine / DOC / Doctor
2,5-Dimethoxy-4-methylthioamphetamine / DOT / Aleph
2,5-Dimethoxy-4-methyl-α-ethylphenethylamine / 4C-D / Ariadne
2,5-Dimethoxy-4-methylphenethylamine / 2C-D, 2C-M / Matrix
2,5-Dimethoxy-4-ethylphenethylamine / 2C-E / Eternity
2,5-Dimethoxy-4-bromophenethylamine / 2C-B / Nexus
2,5-Dimethoxy-4-chlorophenethylamine / 2C-C / Callisto
2,5-Dimethoxy-4-iodophenethylamine / 2C-I / Infinity
2,5-Dimethoxy-4-methylthiophenethylamine / 2C-T / Tesseract
2,5-Dimethoxy-4-ethylthiophenethylamine / 2C-T-2 / Rosy
2,5-Dimethoxy-4-fluoroethylthiophenethylamine / 2C-T-21 / Aurora
2,5-Dimethoxy-4-bromo-β-keto-phenethylamine / βk-2C-B
2,5-Dimethoxy-4-bromo-β-hydroxy-phenethylamine / βOH-2C-B / BOHB
2,3,6,7-Benzo-dihydro-difuran-8-bromo-ethylamine / 2C-B-FLY
2,5-Dimethoxy-N-(2-methoxybenzyl)-4-bromophenethylamine / 25B
2,5-Dimethoxy-N-(2-methoxybenzyl)-4-chlorophenethylamine / 25C
2,5-Dimethoxy-N-(2-methoxybenzyl)-4-iodophenethylamine / 25I
2,5-Dimethoxy-N-(2-hydroxybenzyl)-4-ethylphenethylamine / 25E-NBOH
3,4-Methylenedioxyamphetamine / MDA / Sass, Sally
3,4,5-Trimethoxyphenethylamine / Mescaline / M
3,5-Dimethoxy-4-ethoxyphenethylamine / Escaline
3,5-Dimethoxy-4-methallyloxyphenethylamine / Methallylescaline / MAL
α-Methyltryptamine / αMT / Indopan
N,N-dimethyltryptamine / DMT / The Spirit
N,N-dipropyltryptamine / DPT / The Light
N,N-Diisopropyltryptamine / DiPT / The Sound
N-Methyl-N-ethyltryptamine / MET / The Colour
N-Methyl-N-propyltryptamine / MPT
N-Ethyl-N-propyltryptamine / EPT
N-Methyl-N-isopropyltryptamine / MiPT / The Touch
4-Hydroxy-dimethyltryptamine / 4-**-DMT / Psilocybe / Psilocin
4-Phosphoryloxy-N,N-dimethyltryptamine / 4-PO-DMT / Psilocybin
4-Acetoxy-dimethyltryptamine / 4-AcO-DMT / Psilacetin
4-Hydroxy-N-methyl-N-ethyltryptamine / 4-**-MET / Metocin
4-Acetoxy-N-methyl-N-ethyltryptamine / 4-AcO-MET / Metacetin
4-Acetyloxy-N,N-dipropyltryptamine / 4-AcO-DPT / Pracetin
4-Acetoxy-N-methyl-N-cyclopropyltryptmine / 4-AcO-McPT
4-Acetoxy-N-methyl-N-isopropyltryptamine / 4-AcO-MiPT / Mipracetin
4-Hydroxy-N-methyl-N-isopropyltryptamine / 4-**-MiPT / Miprocin
5-Methoxy-N,N-dimethyltryptamine / 5-MeO-DMT / The God, The Power
5-Methoxy-N-methethyltryptamine / 5-MeO-MET / The Vision
5-Methoxy-N,N-diallyltryptamine / 5-MeO-DALT / Foxtrot
5-Methoxy-N-diisopropyltryptamine / 5-MeO-DiPT / Foxy
5-Methoxy-N-methyl-N-isopropyltryptamine / 5-MeO-MiPT / Moxy
Each of our interior universes differ, their exploration is not a competition.
This list is merely a personal reference for my own psychoactive history.
I have come to disavow psychonautics in favor of phenomenology or philosophy of mind.
Rob Sandman Apr 2016
I’m a Polyglot Polymath, Microphone’s a Polygraph,
Manners of a Sociopath-Rhymin’ keeps me on the path,
Else I’d be hackin you up like a cannibal,
Pullin the Chianti out-serve you up like Hannibal,

Words heavier than Elephants invading cross the alps,
Under Armour over Body Armour-waistline fulla scalps,
From the Belt o’ the Celt o’ the Schizophrenic Sandman,
You’re triple teamed by -EC- Raps new Xmen.

I broke me chains,some say I went insane,
But it’s simple,all I went and did was grow a brain.
be the Bane of your life,while Mal plays Dark Knight,
A rhyme Super Villain with a verse of Dark Light,

The searchlights on-watch the cockroach scatter,
We speak Dark Matter while your brain gets battered,
batten down the screws-worldviews get skewed,
Mal and Sandman's Positively Mental Attitude.


It’s the original Irish OG rough rugged and ready,
Battling me is futile keep your hands steady,
I’m no pacifist,and if you take the ****,
I’ll clap you with a fist like an obelisk,

That’s a grave warning,-global warming,
The Dragon of Eire ,skies look stormy…
Since cassettes and disks I’ve been spittin ****,
That makes wannabee’s wanna slit their wrists,

The Sandman’s calling,come in and take a mauling,
Rappin since clappin one two and yes y’allin,
from New Aulins to saint Pauls my kin,
Are gathering for the quickenin,pulse races,air thickenin'
Highlander in a land cruiser,take your teeth out like a dentist
E.C’s BRUISER.
batten down the screws-worldviews get skewed,
by Mal and Sandmans Positively Mental Attitude.
Don't expect subtlety here,just like it says on the tin.
I

Mets-toi sur ton séant, lève tes yeux, dérange
Ce drap glacé qui fait des plis sur ton front d'ange,
Ouvre tes mains, et prends ce livre : il est à toi.

Ce livre où vit mon âme, espoir, deuil, rêve, effroi,
Ce livre qui contient le spectre de ma vie,
Mes angoisses, mon aube, hélas ! de pleurs suivie,
L'ombre et son ouragan, la rose et son pistil,
Ce livre azuré, triste, orageux, d'où sort-il ?
D'où sort le blême éclair qui déchire la brume ?
Depuis quatre ans, j'habite un tourbillon d'écume ;
Ce livre en a jailli. Dieu dictait, j'écrivais ;
Car je suis paille au vent. Va ! dit l'esprit. Je vais.
Et, quand j'eus terminé ces pages, quand ce livre
Se mit à palpiter, à respirer, à vivre,
Une église des champs, que le lierre verdit,
Dont la tour sonne l'heure à mon néant, m'a dit :
Ton cantique est fini ; donne-le-moi, poëte.
- Je le réclame, a dit la forêt inquiète ;
Et le doux pré fleuri m'a dit : - Donne-le-moi.
La mer, en le voyant frémir, m'a dit : - Pourquoi
Ne pas me le jeter, puisque c'est une voile !
- C'est à moi qu'appartient cet hymne, a dit l'étoile.
- Donne-le-nous, songeur, ont crié les grands vents.
Et les oiseaux m'ont dit : - Vas-tu pas aux vivants
Offrir ce livre, éclos si **** de leurs querelles ?
Laisse-nous l'emporter dans nos nids sur nos ailes ! -
Mais le vent n'aura point mon livre, ô cieux profonds !
Ni la sauvage mer, livrée aux noirs typhons,
Ouvrant et refermant ses flots, âpres embûches ;
Ni la verte forêt qu'emplit un bruit de ruches ;
Ni l'église où le temps fait tourner son compas ;
Le pré ne l'aura pas, l'astre ne l'aura pas,
L'oiseau ne l'aura pas, qu'il soit aigle ou colombe,
Les nids ne l'auront pas ; je le donne à la tombe.

II

Autrefois, quand septembre en larmes revenait,
Je partais, je quittais tout ce qui me connaît,
Je m'évadais ; Paris s'effaçait ; rien, personne !
J'allais, je n'étais plus qu'une ombre qui frissonne,
Je fuyais, seul, sans voir, sans penser, sans parler,
Sachant bien que j'irais où je devais aller ;
Hélas ! je n'aurais pu même dire : Je souffre !
Et, comme subissant l'attraction d'un gouffre,
Que le chemin fût beau, pluvieux, froid, mauvais,
J'ignorais, je marchais devant moi, j'arrivais.
Ô souvenirs ! ô forme horrible des collines !
Et, pendant que la mère et la soeur, orphelines,
Pleuraient dans la maison, je cherchais le lieu noir
Avec l'avidité morne du désespoir ;
Puis j'allais au champ triste à côté de l'église ;
Tête nue, à pas lents, les cheveux dans la bise,
L'oeil aux cieux, j'approchais ; l'accablement soutient ;
Les arbres murmuraient : C'est le père qui vient !
Les ronces écartaient leurs branches desséchées ;
Je marchais à travers les humbles croix penchées,
Disant je ne sais quels doux et funèbres mots ;
Et je m'agenouillais au milieu des rameaux
Sur la pierre qu'on voit blanche dans la verdure.
Pourquoi donc dormais-tu d'une façon si dure
Que tu n'entendais pas lorsque je t'appelais ?

Et les pêcheurs passaient en traînant leurs filets,
Et disaient : Qu'est-ce donc que cet homme qui songe ?
Et le jour, et le soir, et l'ombre qui s'allonge,
Et Vénus, qui pour moi jadis étincela,
Tout avait disparu que j'étais encor là.
J'étais là, suppliant celui qui nous exauce ;
J'adorais, je laissais tomber sur cette fosse,
Hélas ! où j'avais vu s'évanouir mes cieux,
Tout mon coeur goutte à goutte en pleurs silencieux ;
J'effeuillais de la sauge et de la clématite ;
Je me la rappelais quand elle était petite,
Quand elle m'apportait des lys et des jasmins,
Ou quand elle prenait ma plume dans ses mains,
Gaie, et riant d'avoir de l'encre à ses doigts roses ;
Je respirais les fleurs sur cette cendre écloses,
Je fixais mon regard sur ces froids gazons verts,
Et par moments, ô Dieu, je voyais, à travers
La pierre du tombeau, comme une lueur d'âme !

Oui, jadis, quand cette heure en deuil qui me réclame
Tintait dans le ciel triste et dans mon coeur saignant,
Rien ne me retenait, et j'allais ; maintenant,
Hélas !... - Ô fleuve ! ô bois ! vallons dont je fus l'hôte,
Elle sait, n'est-ce pas ? que ce n'est pas ma faute
Si, depuis ces quatre ans, pauvre coeur sans flambeau,
Je ne suis pas allé prier sur son tombeau !

III

Ainsi, ce noir chemin que je faisais, ce marbre
Que je contemplais, pâle, adossé contre un arbre,
Ce tombeau sur lequel mes pieds pouvaient marcher,
La nuit, que je voyais lentement approcher,
Ces ifs, ce crépuscule avec ce cimetière,
Ces sanglots, qui du moins tombaient sur cette pierre,
Ô mon Dieu, tout cela, c'était donc du bonheur !

Dis, qu'as-tu fait pendant tout ce temps-là ? - Seigneur,
Qu'a-t-elle fait ? - Vois-tu la vie en vos demeures ?
A quelle horloge d'ombre as-tu compté les heures ?
As-tu sans bruit parfois poussé l'autre endormi ?
Et t'es-tu, m'attendant, réveillée à demi ?
T'es-tu, pâle, accoudée à l'obscure fenêtre
De l'infini, cherchant dans l'ombre à reconnaître
Un passant, à travers le noir cercueil mal joint,
Attentive, écoutant si tu n'entendais point
Quelqu'un marcher vers toi dans l'éternité sombre ?
Et t'es-tu recouchée ainsi qu'un mât qui sombre,
En disant : Qu'est-ce donc ? mon père ne vient pas !
Avez-vous tous les deux parlé de moi tout bas ?

Que de fois j'ai choisi, tout mouillés de rosée,
Des lys dans mon jardin, des lys dans ma pensée !
Que de fois j'ai cueilli de l'aubépine en fleur !
Que de fois j'ai, là-bas, cherché la tour d'Harfleur,
Murmurant : C'est demain que je pars ! et, stupide,
Je calculais le vent et la voile rapide,
Puis ma main s'ouvrait triste, et je disais : Tout fuit !
Et le bouquet tombait, sinistre, dans la nuit !
Oh ! que de fois, sentant qu'elle devait m'attendre,
J'ai pris ce que j'avais dans le coeur de plus tendre
Pour en charger quelqu'un qui passerait par là !

Lazare ouvrit les yeux quand Jésus l'appela ;
Quand je lui parle, hélas ! pourquoi les ferme-t-elle ?
Où serait donc le mal quand de l'ombre mortelle
L'amour violerait deux fois le noir secret,
Et quand, ce qu'un dieu fit, un père le ferait ?

IV

Que ce livre, du moins, obscur message, arrive,
Murmure, à ce silence, et, flot, à cette rive !
Qu'il y tombe, sanglot, soupir, larme d'amour !
Qu'il entre en ce sépulcre où sont entrés un jour
Le baiser, la jeunesse, et l'aube, et la rosée,
Et le rire adoré de la fraîche épousée,
Et la joie, et mon coeur, qui n'est pas ressorti !
Qu'il soit le cri d'espoir qui n'a jamais menti,
Le chant du deuil, la voix du pâle adieu qui pleure,
Le rêve dont on sent l'aile qui nous effleure !
Qu'elle dise : Quelqu'un est là ; j'entends du bruit !
Qu'il soit comme le pas de mon âme en sa nuit !

Ce livre, légion tournoyante et sans nombre
D'oiseaux blancs dans l'aurore et d'oiseaux noirs dans l'ombre,
Ce vol de souvenirs fuyant à l'horizon,
Cet essaim que je lâche au seuil de ma prison,
Je vous le confie, air, souffles, nuée, espace !
Que ce fauve océan qui me parle à voix basse,
Lui soit clément, l'épargne et le laisse passer !
Et que le vent ait soin de n'en rien disperser,
Et jusqu'au froid caveau fidèlement apporte
Ce don mystérieux de l'absent à la morte !

Ô Dieu ! puisqu'en effet, dans ces sombres feuillets,
Dans ces strophes qu'au fond de vos cieux je cueillais,
Dans ces chants murmurés comme un épithalame
Pendant que vous tourniez les pages de mon âme,
Puisque j'ai, dans ce livre, enregistré mes jours,
Mes maux, mes deuils, mes cris dans les problèmes sourds,
Mes amours, mes travaux, ma vie heure par heure ;
Puisque vous ne voulez pas encor que je meure,
Et qu'il faut bien pourtant que j'aille lui parler ;
Puisque je sens le vent de l'infini souffler
Sur ce livre qu'emplit l'orage et le mystère ;
Puisque j'ai versé là toutes vos ombres, terre,
Humanité, douleur, dont je suis le passant ;
Puisque de mon esprit, de mon coeur, de mon sang,
J'ai fait l'âcre parfum de ces versets funèbres,
Va-t'en, livre, à l'azur, à travers les ténèbres !
Fuis vers la brume où tout à pas lents est conduit !
Oui, qu'il vole à la fosse, à la tombe, à la nuit,
Comme une feuille d'arbre ou comme une âme d'homme !
Qu'il roule au gouffre où va tout ce que la voix nomme !
Qu'il tombe au plus profond du sépulcre hagard,
A côté d'elle, ô mort ! et que là, le regard,
Près de l'ange qui dort, lumineux et sublime,
Le voie épanoui, sombre fleur de l'abîme !

V

Ô doux commencements d'azur qui me trompiez,
Ô bonheurs ! je vous ai durement expiés !
J'ai le droit aujourd'hui d'être, quand la nuit tombe,
Un de ceux qui se font écouter de la tombe,
Et qui font, en parlant aux morts blêmes et seuls,
Remuer lentement les plis noirs des linceuls,
Et dont la parole, âpre ou tendre, émeut les pierres,
Les grains dans les sillons, les ombres dans les bières,
La vague et la nuée, et devient une voix
De la nature, ainsi que la rumeur des bois.
Car voilà, n'est-ce pas, tombeaux ? bien des années,
Que je marche au milieu des croix infortunées,
Échevelé parmi les ifs et les cyprès,
L'âme au bord de la nuit, et m'approchant tout près,
Et que je vais, courbé sur le cercueil austère,
Questionnant le plomb, les clous, le ver de terre
Qui pour moi sort des yeux de la tête de mort,
Le squelette qui rit, le squelette qui mord,
Les mains aux doigts noueux, les crânes, les poussières,
Et les os des genoux qui savent des prières !

Hélas ! j'ai fouillé tout. J'ai voulu voir le fond.
Pourquoi le mal en nous avec le bien se fond,
J'ai voulu le savoir. J'ai dit : Que faut-il croire ?
J'ai creusé la lumière, et l'aurore, et la gloire,
L'enfant joyeux, la vierge et sa chaste frayeur,
Et l'amour, et la vie, et l'âme, - fossoyeur.

Qu'ai-je appris ? J'ai, pensif , tout saisi sans rien prendre ;
J'ai vu beaucoup de nuit et fait beaucoup de cendre.
Qui sommes-nous ? que veut dire ce mot : Toujours ?
J'ai tout enseveli, songes, espoirs, amours,
Dans la fosse que j'ai creusée en ma poitrine.
Qui donc a la science ? où donc est la doctrine ?
Oh ! que ne suis-je encor le rêveur d'autrefois,
Qui s'égarait dans l'herbe, et les prés, et les bois,
Qui marchait souriant, le soir, quand le ciel brille,
Tenant la main petite et blanche de sa fille,
Et qui, joyeux, laissant luire le firmament,
Laissant l'enfant parler, se sentait lentement
Emplir de cet azur et de cette innocence !

Entre Dieu qui flamboie et l'ange qui l'encense,
J'ai vécu, j'ai lutté, sans crainte, sans remord.
Puis ma porte soudain s'ouvrit devant la mort,
Cette visite brusque et terrible de l'ombre.
Tu passes en laissant le vide et le décombre,
Ô spectre ! tu saisis mon ange et tu frappas.
Un tombeau fut dès lors le but de tous mes pas.

VI

Je ne puis plus reprendre aujourd'hui dans la plaine
Mon sentier d'autrefois qui descend vers la Seine ;
Je ne puis plus aller où j'allais ; je ne puis,
Pareil à la laveuse assise au bord du puits,
Que m'accouder au mur de l'éternel abîme ;
Paris m'est éclipsé par l'énorme Solime ;
La hauteNotre-Dame à présent, qui me luit,
C'est l'ombre ayant deux tours, le silence et la nuit,
Et laissant des clartés trouer ses fatals voiles ;
Et je vois sur mon front un panthéon d'étoiles ;
Si j'appelle Rouen, Villequier, Caudebec,
Toute l'ombre me crie : Horeb, Cédron, Balbeck !
Et, si je pars, m'arrête à la première lieue,
Et me dit: Tourne-toi vers l'immensité bleue !
Et me dit : Les chemins où tu marchais sont clos.
Penche-toi sur les nuits, sur les vents, sur les flots !
A quoi penses-tu donc ? que fais-tu, solitaire ?
Crois-tu donc sous tes pieds avoir encor la terre ?
Où vas-tu de la sorte et machinalement ?
Ô songeur ! penche-toi sur l'être et l'élément !
Écoute la rumeur des âmes dans les ondes !
Contemple, s'il te faut de la cendre, les mondes ;
Cherche au moins la poussière immense, si tu veux
Mêler de la poussière à tes sombres cheveux,
Et regarde, en dehors de ton propre martyre,
Le grand néant, si c'est le néant qui t'attire !
Sois tout à ces soleils où tu remonteras !
Laisse là ton vil coin de terre. Tends les bras,
Ô proscrit de l'azur, vers les astres patries !
Revois-y refleurir tes aurores flétries ;
Deviens le grand oeil fixe ouvert sur le grand tout.
Penche-toi sur l'énigme où l'être se dissout,
Sur tout ce qui naît, vit, marche, s'éteint, succombe,
Sur tout le genre humain et sur toute la tombe !

Mais mon coeur toujours saigne et du même côté.
C'est en vain que les cieux, les nuits, l'éternité,
Veulent distraire une âme et calmer un atome.
Tout l'éblouissement des lumières du dôme
M'ôte-t-il une larme ? Ah ! l'étendue a beau
Me parler, me montrer l'universel tombeau,
Les soirs sereins, les bois rêveurs, la lune amie ;
J'écoute, et je reviens à la douce endormie.

VII

Des fleurs ! oh ! si j'avais des fleurs ! si je pouvais
Aller semer des lys sur ces deux froids chevets !
Si je pouvais couvrir de fleurs mon ange pâle !
Les fleurs sont l'or, l'azur, l'émeraude, l'opale !
Le cercueil au milieu des fleurs veut se coucher ;
Les fleurs aiment la mort, et Dieu les fait toucher
Par leur racine aux os, par leur parfum aux âmes !
Puisque je ne le puis, aux lieux que nous aimâmes,
Puisque Dieu ne veut pas nous laisser revenir,
Puisqu'il nous fait lâcher ce qu'on croyait tenir,
Puisque le froid destin, dans ma geôle profonde,
Sur la première porte en scelle une seconde,
Et, sur le père triste et sur l'enfant qui dort,
Ferme l'exil après avoir fermé la mort,
Puisqu'il est impossible à présent que je jette
Même un brin de bruyère à sa fosse muette,
C'est bien le moins qu'elle ait mon âme, n'est-ce pas ?
Ô vent noir dont j'entends sur mon plafond le pas !
Tempête, hiver, qui bats ma vitre de ta grêle !
Mers, nuits ! et je l'ai mise en ce livre pour elle !

Prends ce livre ; et dis-toi : Ceci vient du vivant
Que nous avons laissé derrière nous, rêvant.
Prends. Et, quoique de ****, reconnais ma voix, âme !
Oh ! ta cendre est le lit de mon reste de flamme ;
Ta tombe est mon espoir, ma charité, ma foi ;
Ton linceul toujours flotte entre la vie et moi.
Prends ce livre, et fais-en sortir un divin psaume !
Qu'entre tes vagues mains il devienne fantôme !
Qu'il blanchisse, pareil à l'aube qui pâlit,
A mesure que l'oeil de mon ange le lit,
Et qu'il s'évanouisse, et flotte, et disparaisse,
Ainsi qu'un âtre obscur qu'un souffle errant caresse,
Ainsi qu'une lueur qu'on voit passer le soir,
Ainsi qu'un tourbillon de feu de l'encensoir,
Et que, sous ton regard éblouissant et sombre,
Chaque page s'en aille en étoiles dans l'ombre !

VIII

Oh ! quoi que nous fassions et quoi que nous disions,
Soit que notre âme plane au vent des visions,
Soit qu'elle se cramponne à l'argile natale,
Toujours nous arrivons à ta grotte fatale,
Gethsémani ! qu'éclaire une vague lueur !
Ô rocher de l'étrange et funèbre sueur !
Cave où l'esprit combat le destin ! ouverture
Sur les profonds effrois de la sombre nature !
Antre d'où le lion sort rêveur, en voyant
Quelqu'un de plus sinistre et de plus effrayant,
La douleur, entrer, pâle, amère, échevelée !
Ô chute ! asile ! ô seuil de la trouble vallée
D'où nous apercevons nos ans fuyants et courts,
Nos propres pas marqués dans la fange des jours,
L'échelle où le mal pèse et monte, spectre louche,
L'âpre frémissement de la palme farouche,
Les degrés noirs tirant en bas les blancs degrés,
Et les frissons aux fronts des anges effarés !

Toujours nous arrivons à cette solitude,
Et, là, nous nous taisons, sentant la plénitude !

Paix à l'ombre ! Dormez ! dormez ! dormez ! dormez !
Êtres, groupes confus lentement transformés !
Dormez, les champs ! dormez, les fleurs ! dormez, les tombes !
Toits, murs, seuils des maisons, pierres des catacombes,
Feuilles au fond des bois, plumes au fond des nids,
Dormez ! dormez, brins d'herbe, et dormez, infinis !
Calmez-vous, forêt, chêne, érable, frêne, yeuse !
Silence sur la grande horreur religieuse,
Sur l'océan qui lutte et qui ronge son mors,
Et sur l'apaisement insondable des morts !
Paix à l'obscurité muette et redoutée,
Paix au doute effrayant, à l'immense ombre athée,
A toi, nature, cercle et centre, âme et milieu,
Fourmillement de tout, solitude de Dieu !
Ô générations aux brumeuses haleines,
Reposez-vous ! pas noirs qui marchez dans les plaines !
Dormez, vous qui saignez ; dormez, vous qui pleurez !
Douleurs, douleurs, douleurs, fermez vos yeux sacrés !
Tout est religio
Mariana Seabra Jul 2023
Chegaste a mim em forma de argila, num balde de plástico furado.  
Apanhei-te, de surpresa, embrulhada nas ondas do meu mar salgado.  
Estavas escondida, por entre os rochedos, rodeada pelas habituais muralhas que te aconchegam,  
                                                   ­     as mesmas que me atormentam,  
quando levantas uma barreira que me impede de chegar a ti.  

Segurei-te nos braços, como quem se prepara para te embalar. Sacudi-te as algas, e encostei o meu ouvido à casca que te acolhia no seu ventre.  
Não conseguia decifrar o som que escutava, muito menos controlar a vontade de o querer escutar mais. Algo ecoava num tom quase inaudível. Sentia uma vida...uma vida fraca, sim...mas, havia vida a pulsar. Podia jurar que conseguia sentir-te, para lá da barreira, como se me tivesses atravessado corpo adentro.
Ainda não conhecia o som da tua voz, e ela já me fazia sonhar.  

Pulsavas numa frequência tão semelhante à minha!... não resisti,  
fui impelida a chegar mais perto. Precisava de te tocar, precisava de te ver,
     só para ter a certeza se eras real,
                           ou se, finalmente, tinha terminado de enlouquecer.

Se tinha perdido os meus resquícios de sanidade,  
                                                     ­                                   consciência,
                                                                ­                        lucidez,                              
ou se era verdade que estávamos ambas a vibrar,
no mesmo espaço, ao mesmo tempo, no mesmo ritmo de frequência, uma e outra e outra...e outra vez.  

Vieste dar à costa na minha pequena ilha encantada. Na ilha onde, de livre vontade, me isolava.  
Na ilha onde me permitia correr desafogadamente,  

                                             ­                            ser besta e/ou humana,  
                                                       ­                  ser eu,  
                                                           ­              ser tudo,
                                                                ­         ser todos,  
                                                        ­                 ou ser nada.  

Na mesma ilha onde só eu decidia, quem ou o que é que entrava. Não sabia se estava feliz ou assustada! Mais tarde, interiorizei que ambos podem coexistir. Por agora, sigo em elipses temporais. Longos anos que tentei suprimir num poema, na esperança que ele coubesse dentro de ti.

(…)

“Como é que não dei pela tua entrada? Ou fui eu que te escondi aqui? Será que te escondi tão bem, que até te consegui esconder de mim? És uma estranha oferenda que o mar me trouxe? Ou és só uma refugiada que ficou encalhada? Devo ficar contigo? Ou devolver-te às correntes? Como é que não dei pela tua entrada...? Que brecha é que descobriste em mim? Como é que conseguiste chegar onde ninguém chegou? Como é que te vou tirar daqui?”.  

Não precisei de te abrir para ver o que tinha encontrado, mas queria tanto descobrir uma brecha para te invadir! Não sabia de onde vinha esse louco chamamento. Sei que o sentia invadir-me a mim. Como se, de repente, chegar ao núcleo que te continha fosse cada vez menos uma vontade e, cada vez mais uma necessidade.

Cheiravas-me a terra molhada,  
                                                      ­   depois de uma chuva desgraçada. Queria entrar em ti! Mesmo depois de me terem dito que a curiosidade matava. Queria tanto entrar em ti! Ser enterrada em ti!  

A arquiteta que desenhou aquele balde estava mesmo empenhada                                                        ­                                                             
                                 em manter-te lá dentro,  
e manter tudo o resto cá fora. A tampa parecia bem selada.  

Admirei-a pela inteligência. Pelo simples que tornou complexo.  
Pela correta noção de que, nem toda a gente merece ter o teu acesso.

(...)

Vinhas em forma de argila...e, retiradas as algas da frente, vi um labirinto para onde implorei ser sugada. Estava no epicentro de uma tempestade que ainda se estava a formar e, já se faziam previsões que ia ser violenta. O caos de uma relação! de uma conexão, onde o eu, o tu e o nós, onde o passado, o futuro e o presente, entram em conflito, até cada um descobrir onde se encaixa, até se sentirem confortáveis no seu devido lugar.  

Estava tão habituada a estar sozinha e isolada, apenas acompanhada pelo som da água, dos animais ou do vento, que não sabia identificar se estava triste ou contente. Não sabia como me sentir com a tua inesperada chegada. Não sabia o que era ouvir outro batimento cardíaco dentro da minha própria mente,  

e sentir uma pulsação ligada à minha, mesmo quando o teu coração está distante ou ausente.  

No começo, espreitava-te pelos buracos do balde, por onde pequenos feixes de luz entravam e, incandesciam a tua câmera obscura,  

                 e tu corrias para te esconder!
                 e eu corria para te apanhar!
                 e foi um esconde-esconde que durou-durou...
                 e nenhuma de nós chegou a ganhar.  

Quanto mais te estudava, menos de mim percebia. Mais admiração sentia por aquela pedra de argila tão fria. "Que presente é este que naufragou no meu mar? Como é que te vou abrir sem te partir?"

Retirei-te a tampa a medo,  
                                                a medo que o teu interior explodisse.  

E tu mal te mexeste.  
                                  E eu mexia-te,
                                                           remex­ia-te,
                                                           virava-te do direito e do avesso.  

És única! Fazias-me lembrar de tudo,
                                                          e não me fazias lembrar de nada.

És única! E o que eu adorava  
é que não me fazias lembrar de ninguém,  
                             ninguém que eu tivesse conhecido ou imaginado.

És única! A musa que me inspirou com a sua existência.  

“Como é que uma pedra tão fria pode causar-me esta sensação tão grande de ardência?”

(…)

Mesmo que fechasse os olhos, a inutilidade de os manter assim era evidente.  
Entravas-me pelos sentidos que menos esperava. Foi contigo que aprendi que há mais que cinco! E, que todos podem ser estimulados. E, que podem ser criados mais! Existem milhares de canais por onde consegues entrar em mim.  

A curiosidade que aquele teu cheiro me despertava era imensa,                                                          ­                                                

               ­                                                                 ­                  intensa,
                                                                ­                                                       
         ­                                                                 ­                         então,  
                                          
             ­                                                                 ­                    abri-te.

Abri-me ao meio,  
só para ver em quantas peças é que um ser humano pode ser desmontado.

Despi-te a alma com olhares curiosos. E, de cada vez que te olhava, tinha de controlar o tempo! Tinha de me desviar! Tinha medo que me apanhasses a despir-te com o olhar. Ou pior!  
Tinha medo que fosses tu a despir-me. Nunca tinha estado assim tão nua com alguém.  
Tinha medo do que os teus olhos poderiam ver. Não sabia se ficarias, mesmo depois de me conhecer. Depois de me tirares as algas da frente, e veres que não sou só luz, que luz é apenas a essência em que me prefiro converter. Que vim da escuridão, embrulhada nas ondas de um mar escuro e tenebroso, e é contra os monstros que habitam essas correntes que me debato todos os dias, porque sei que não os posso deixar tomar as rédeas do meu frágil navio.  

(...)

Vinhas em inúmeros pedaços rochosos,
                                                                ­             uns afiados,  
  
                                                   ­                          uns macios,

                                                               ­           todos partidos...

Sentia a tua dureza contra a moleza da minha pele ardente,  
E eu ardia.  
                    E tu não ardias,  
                                                 parecias morta de tão fria.  

Estavas tão endurecida pela vida, que nem tremias.  
Não importava o quanto te amasse,  
                                                       ­          que te atirasse à parede, 
                                                        ­         que te gritasse                                                         ­                                                                 ­                    
                                                                ­                            ou abanasse...

Não importava. Não tremias.  

Haviam demasiadas questões que me assombravam. Diria que, sou uma pessoa com tendência natural para se questionar. Não é motivo de alarme, é o formato normal do meu cérebro funcionar. Ele pega numa coisa e começa a rodá-la em várias direções, para que eu a possa ver de vários ângulos, seja em duas, três, quatro ou cinco dimensões.  

"Porque é que não reagias?"  
"Devia ter pousado o balde?"  
"Devia ter recuado?"
"Devia ter desviado o olhar,
                                                      em vez de te ter encarado?"  

Mas, não. Não conseguia. Existia algo! Algo maior que me puxava para os teus pedaços.  
Algo que me fervia por dentro, uma tal de "forte energia", que não se permitia ser domada ou contrariada. Algo neles que me atraía, na exata medida em que me repelia.

Olhava-te, observava-te,  
                                                absorvia-te...
e via além do que os outros viam.
Declarava a mim mesma, com toda a certeza, que te reconhecia.
Quem sabe, de uma outra vida.
Eras-me mais familiar à alma do que a minha própria família.  
Apesar de que me entristeça escrever isto.  

Eram tantas as mazelas que trazias...Reconhecia algumas delas nas minhas. Nem sabia por onde te pegar.
Nem sabia como manter os teus pedaços juntos. Nem sabia a forma certa de te amar.
Estava disposta a aprender,  
                                                   se estivesses disposta a ensinar.  

(…)

Descobri com a nossa convivência, que violência era o que bem conhecias,                                                       ­                                                         
                    então, claro que já não tremias!  
Um ser humano quebrado, eventualmente, habitua-se a esse estado. Até o amor lhe começa a saber a amargo.  

Só precisei de te observar de perto.  
Só precisei de te quebrar com afeto.

Culpei-me por ser tão bruta e desastrada, esqueci-me que o amor também vem com espinhos disfarçados. Devia ter percebido pelo teu olhar cheio e vazio, pelo reflexo meu que nele espelhava, que a semelhança é demasiada para ser ignorada.

Somos semelhantes.  

Tão diferentes! que somos semelhantes.  

Duas almas velhas e cansadas. Duas crianças ingénuas e magoadas. Duas pessoas demasiado habituadas à solidão.  

Só precisei de escavar através do teu lado racional.
Cegamente, mergulhei bem fundo, onde já nem a luz batia,

                                                               ­    e naveguei sem rumo certo  

nas marés turbulentas do teu emocional. E, algures dentro de ti,  
encontrei um portal que me levou a um outro mundo...

Um mundo onde eu nem sabia que uma outra versão de mim existia,                                                         ­                                                         
       ­       onde me escondias e cobrias com a lua.

Um mundo onde eu estava em casa, e nem casa existia,  
                                                      ­            
                       onde me deitava ao teu lado,                                          
                          onde te deitavas ao meu lado,                                                            ­                                            
                    ­            totalmente nua,
      debaixo da armadura que, finalmente, parecia ter caído.  

Creio que mergulhei fundo demais...  
Ultrapassei os limites terrestres,
                                 e fui embater contigo em terrenos espirituais.  

Cheguei a ti com muita paciência e ternura.
Tornei-me energia pura! Um ser omnipresente. Tinha uma vida no mundo físico e, uma dupla, que vivia contigo através da música, da escrita, da literatura…Tornei-me minha e tua!  
Eu sabia...
Há muito amor escondido atrás dessa falsa amargura.  
Então, parei de usar a força e, mudei de abordagem,  
para uma mais sossegada,
                                               uma que te deixasse mais vulnerável,                                                                    ­                                            
         em vez de assustada.  

(…)

“Minha pedra de argila, acho que estou a projetar. Estou mais assustada que tu! Estar perto de ti faz-me tremer, não me consigo controlar. Quero estar perto! Só quero estar perto! Mesmo que não me segure de pé. Mesmo que tenhas de me relembrar de respirar. Mesmo que me custem a sair as palavras, quando são atropeladas pela carrada de sentimentos que vieste despertar…”

És um livro aberto, com páginas escritas a tinta mágica.
A cada página que o fogo revelava, havia uma página seguinte que vinha arrancada. Mais um capítulo que ficava por ler. Outra incógnita sobre ti que me deixavas a matutar.

Soubeste como me despertar a curiosidade,
como a manter,
como me atiçar,
como me deixar viciada em ti,
como me estabilizar ou desestabilizar.  

E nem precisas de fazer nada! a tua mera existência abana a corda alta onde me tento equilibrar.

Segurei-te com todo o carinho! E, foi sempre assim que quis segurar-te.

Como quem procura
                                       amar-te.

Talvez transformar-te,  
                                        em algo meu,
                                        em algo teu,
                                                                ­ em algo mais,
                                                                ­                          em algo nosso.  

Oferecias resistência, e eu não entendia.  
A ausência de entendimento entorpecia-me o pensamento, e eu insistia...Não conseguia respeitar-te. Só queria amar-te!

Cada obstáculo que aparecia era só mais uma prova para superar,  
                    ou, pelo menos, era disso que me convencia.
Menos metros que tinha de fazer nesta maratona exaustiva!
onde a única meta consistia  
                                                   em chegar a ti.
Desse por onde desse, tivesse de suar lágrimas ou chorar sangue!

(...)

Olhava-te a transbordar de sentimentos! mal me conseguia conter! mal conseguia formar uma frase! mal conseguia esconder que o que tremia por fora, nem se comparava ao que tremia por dentro!
Afinal, era o meu interior que estava prestes a explodir.

"Como é que não te conseguiste aperceber?”

A tua boca dizia uma coisa que, rapidamente, os teus olhos vinham contrariar. "Voa, sê livre”. Era o que a tua boca pregava em mim, parecia uma cruz que eu estava destinada a carregar. Mas, quando eu voava, ficava o meu mar salgado marcado no teu olhar.  
Não quero estar onde não estás! Não quero voar! quero deitar-me ao teu lado! quero não ter de sair de lá! e só quero voar ao teu lado quando nos cansarmos de viajar no mundo de cá.  

“Porque é que fazemos o oposto daquilo que queremos? Porque é que é mais difícil pedir a alguém para ficar? Quando é que a necessidade do outro começou a parecer uma humilhação? Quando é que o mundo mudou tanto, que o mais normal é demonstrar desapego, em vez daquela saudável obsessão? Tanta questão! Também gostava que o meu cérebro se conseguisse calar. Também me esgoto a mim mesma de tanto pensar.”

(...)

O amor bateu em ti e fez ricochete,  
                                                    ­                acertou em mim,  
quase nos conseguiu despedaçar.  

Até hoje, és uma bala de argila, perdida no fluxo das minhas veias incandescentes. O impacto não me matou, e o buraco já quase sarou com a minha própria carne à tua volta. Enquanto for viva, vou carregar-te para onde quer que vá. Enquanto for viva, és carne da minha própria carne, és uma ferida aberta que me recuso a fechar.
Quero costurar-me a ti! para que não haja possibilidade de nos voltarmos a separar.

Não sei se te cheguei a ensinar alguma coisa, mas ansiava que, talvez, o amor te pudesse ensinar.  

Oferecias resistência, e eu não entendia.  
Então, eu insistia...
                                   Dobrava-te e desdobrava-me.
Fazia origami da minha própria cabeça  
                                                e das folhas soltas que me presenteavas,
escritas com os teus pensamentos mais confusos. Pequenos pedaços de ti!  
Estava em busca de soluções para problemas que nem existiam.  

"Como é que vou tornar esta pedra áspera, numa pedra mais macia? Como é que chego ao núcleo desta pedra de argila? Ao sítio onde palpita o seu pequeno grande coração?
Querias que explorasse os teus limites,  
                                                      ­      ou que fingisse que não os via?”

Querias ser pedra de gelo,  
                                                  e eu, em chamas,  
queria mostrar-te que podias ser pedra vulcânica.

(...)

Estudei as tuas ligações químicas, cada partícula que te constituía.
Como se misturavam umas com as outras para criar  

                 a mais bela sinestesia

que os meus olhos tiveram o prazer de vivenciar.


Tornaste-te o meu desafio mais complicado.  
“O que raio é suposto eu fazer com tantos bocados afiados?”.  
Sinto-os espalhados no meu peito, no sítio onde a tua cabeça deveria encaixar, e não há cirurgia que me possa salvar. Não sei a que médico ir.  Não sei a quem me posso queixar.
São balas fantasma, iguais às dores que sinto quando não estás.  
A dor aguda e congruente que me atormenta quando estás ausente.
Como se me faltasse um pedaço essencial, que torna a minha vida dormente.

Perdoa-me, por nunca ter chegado a entender que uso lhes deveria dar.  

(...)

Reparei, por belo acaso! no teu comportamento delicado  
quando te misturavas com a água salgada, que escorria do meu olhar esverdeado,
                                  quando te abraçava,  
                                  quando te escrevia,  
                          em dias de alegria e/ou agonia.
Como ficavas mais macia, maleável e reagias eletricamente.  
Expandias-te,  
                          tornav­as-te numa outra coisa,  
                                                        ­              um novo eu que emergia,  

ainda que pouco coerente.  


Peguei-te com cuidado. Senti-te gélida, mas tranquila...
"Minha bela pedra de argila..."
Soube logo que te pertencia,  
                                                    ­   soube logo que me pertencias.  
Que o destino, finalmente, tinha chegado.
E soube-o, mesmo quando nem tu o sabias.

A estrada até ti é longa, prefiro não aceitar desvios.  
É íngreme o caminho, e raramente é iluminado...
muito pelo contrário, escolheste construir um caminho escuro,  
cheio de perigos e obstáculos,  
                                                   ­      um caminho duro,  
feito propositadamente para que ninguém chegue a ti...
Então, claro que, às vezes, me perco. Às vezes, também não tenho forças para caminhar. E se demoro, perdoa-me! Tenho de encontrar a mim mesma, antes de te ir procurar.  

No fim da longa estrada, que mais parece um labirinto perfeitamente desenhado,
                                      sem qualquer porta de saída ou de entrada,
estás tu, lá sentada, atrás da tua muralha impenetrável, a desejar ser entendida e amada, e simultaneamente, a desejar nunca ser encontrada.  

“Como é que aquilo que eu mais procuro é, simultaneamente, aquilo com que tenho mais medo de me deparar?”

Que ninguém venha quebrar a tua solidão!  
Estás destinada a estar sozinha! É isso que dizes a ti mesma?
Ora, pois, sei bem o que é carregar a solidão às costas,  
a beleza e a tranquilidade de estar sozinha.

Não vim para a quebrar,  
                                   vim para misturar a tua solidão com a minha.

Moldei-te,  
                     e moldei-me a ti.

Passei os dedos pelas fissuras. Senti todas as cicatrizes e, beijei-te as ranhuras por onde escapavam alguns dos teus bocados. Tentei uni-los num abraço.
Eu sabia...
Como se isto fosse um conto de fadas…
Como se um beijo pudesse acordar…
Como se uma chávena partida pudesse voltar atrás no tempo,  
                                                        ­      
                                                         segundo­s antes de se estilhaçar.  

O tempo recusa-se a andar para trás.
Então, tive de pensar numa outra solução.
Não te podia deixar ali, abandonada, partida no chão.

Todo o cuidado! E mesmo assim foi pouco.  
Desmoronaste.  
Foi mesmo à frente dos meus olhos que desmoronaste.  

Tive tanto cuidado! E mesmo assim, foi pouco.
Não sei se te peguei da forma errada,  
                            
                              ou se já chegaste a mim demasiado fragilizada…

Não queria acreditar que, ainda agora te segurava...
Ainda agora estavas viva…
Ainda agora adormecia com o som do teu respirar…

Agora, chamo o teu nome e ninguém responde do lado de lá…
Agora, já ninguém chama o meu nome do lado de cá.

Sou casmurra. Não me dei por vencida.
Primeiro, levantei-me a mim do chão, depois, quis regressar a ti
                            e regressei à corrida.  
Recuperei-me, e estava decidida a erguer-te de novo.
Desta vez tive a tua ajuda,
                                                   estavas mais comprometida.
Tinhas esperança de ser curada.
Talvez, desta vez, não oferecesses tanta resistência!
Talvez, desta vez, aceitasses o meu amor!
Talvez, desta vez, seja um trabalho a dois!
Talvez, desta vez, possa estar mais descansada.
Talvez, desta vez, também eu possa ser cuidada.

Arrumei os pedaços, tentei dar-lhes uma outra figura.
Adequada à tua beleza, ao teu jeito e feitio. Inteligente, criativa, misteriosa, divertida, carismática, observadora, com um toque sombrio.

Despertaste em mim um amor doentio!  
Ou, pelo menos, era assim que alguns lhe chamavam.
Admito, a opinião alheia deixa-me mais aborrecida do que interessada. A pessoas incompreensivas, não tenho vontade de lhes responder. Quem entende, irá entender. Quem sente o amor como uma brisa, não sabe o que é senti-lo como um furacão. Só quem ama ou já amou assim, tem a total capacidade de compreender, que nem tudo o que parece mau, o chega realmente a ser.

Às vezes, é preciso destruir o antigo, para que algo novo tenha espaço para aparecer. Um amor assim não é uma doença, não mata, pelo contrário, deu-me vontade de viver. Fez-me querer ser melhor, fez-me lutar para que pudesse sentir-me merecedora de o ter.

Sim, pode levar-nos à loucura. Sei que, a mim, me leva ao desespero. O desespero de te querer apertar nos meus braços todos os dias. O desespero de te ter! hoje! amanhã! sempre! O desespero de viver contigo já! agora! sempre! O desespero de não poder esperar! O desespero de não conseguir seguir indiferente depois de te conhecer! O desespero de não me conseguir conter! Nem a morte me poderia conter!  
E , saber que te irei amar, muito depois de morrer.  

Quem nunca passou de brasa a incêndio, não entende a total capacidade de um fogo. Prefiro renascer das cinzas a cada lua nova, do que passar pela vida sem ter ardido.  

Já devia ter entendido, as pessoas só podem mergulhar fundo em mim se já tiverem mergulhado fundo em si. Quem vive à superfície, não sabe do que falo quando o assunto é o inconsciente.  
Se os outros não se conhecem sequer a si mesmos, então, a opinião deles deveria mesmo importar? Há muito já fui aclamada de vilã, por não ser mais do que mera gente. E, como qualquer gente, sou simples e complexa. A realidade é que, poucos são os que se permitem sentir todo o espectro de emoções humanas, genuinamente, e eu, felizmente e infelizmente, sou gente dessa.

(…)

Descobriste um oceano escondido e inexplorado.  
Um Mar que se abriu só para ti, como se fosse Moisés que se estivesse a aproximar. Um Mar que só existia para ti. Um Mar que mais ninguém via, onde mais ninguém podia nadar. Um Mar reservado para ti. Parecia que existia com o único propósito de fazer o teu corpo flutuar.  

Deste-lhe um nome, brincaste com ele, usaste-o, amassaste-o, engoliste-o
                      e, cuspiste-o de volta na minha cara.

Uma outra definição. Um Mar de água doce, com a tua saliva misturada.
Uma outra versão de mim, desconhecida, até então.  
Um outro nome que eu preferia.
Um nome que só tu me chamavas, e mais ninguém ouvia,  
Um booboo que nasceu na tua boca e veio parar às minhas mãos, e delas escorria para um sorriso tímido que emergia.

(...)

E, de onde origina a argila?
Descobri que, pode gerar-se através de um ataque químico. Por exemplo, com a água. "A água sabe."  Era o que tu me dizias.  

Era com ela que nos moldavas.
Talvez com a água doce e salgada que escorria do teu rosto
                                                   e no meu rosto caía,
                                                   e no meu pescoço secava,

enquanto choravas em cima de mim,
                                                                ­abraçada a mim, na tua cama.

Enquanto tremias de receio, de que me desejasses mais a mim, do que aquilo que eu te desejava.

“Como não podias estar mais enganada!  
Como é que não vias todo o tempo e amor que te dedicava?  
Tinhas os olhos tapados pelo medo? Como é que me observavas e não me absorvias?”

O amor tem muito de belo e muito de triste.  A dualidade do mundo é tramada, mas não me adianta de nada fechar os olhos a tudo o que existe.  

Ah! Tantas coisas que nascem de um ataque químico! Ou ataque físico, como por exemplo, através do vulcanismo ou da erosão.
Quando moveste as placas que solidificavam as minhas raízes à Terra,  
           e chegaste a mim em forma de sismo silencioso,  
mandaste-me as ilusões e as outras estruturas todas abaixo, e sobrou uma cratera com a forma do meu coração, de onde foi cuspida a lava que me transmutou. A mesma lava que, mais tarde, usei para nos metamorfosear. Diria que, ser destruída e reconstruída por ti, foi a minha salvação.
Sobrei eu, debaixo dos destroços. Só não sei se te sobrevivi. Nunca mais fui a mesma desde que nos vi a desabar.  

E, são esses dois ataques que geram a argila. Produzem a fragmentação das rochas em pequenas partículas,  
                                                   ­                                                             
                                                                ­                         umas afiadas,  
                                                      ­                                                        
                                                                ­                         umas macias,
                                                                ­                                                       
         ­                                                                 ­               todas partidas.  

Gosto de pegar em factos e, aproximá-los da ficção na minha poesia.
Brinco com metáforas, brinco contigo, brinco com a vida...mas, sou séria em tudo o que faço. Só porque brinco com as palavras, não significa que te mentiria. A lealdade que me une a ti não o iria permitir.  

É belo, tão belo! Consegues ver? Fazes vibrar o meu mundo. Contigo dá-se a verdadeira magia! Também consegues senti-la?  
Tudo dá para ser transformado em algo mais. Nem melhor nem pior, apenas algo diferente.  

Das rochas vem a areia, da areia vem a argila, da argila vem o meu vaso imaginário, a quem dei um nome e uma nova sina.  

Viva a alquimia! Sinto a fluir em mim a alquimia!  
Tenho uma capacidade inata de romantizar tudo,  

                                                   de ver o copo meio cheio,  

                                                       ­                          e nem copo existia.  

Revelaste-me um amor que não sabia estar perdido.
Entendeste-me com qualidades e defeitos.
Graças a ti, fiquei esclarecida! Que melhor do que ser amada,
é ser aceite e compreendida.

Feita de barro nunca antes fundido.
Assim seguia a minha alma, antes de te ter conhecido.
Dá-me da tua água! Quero afogar-me em ti, todas as vidas!
E ter o prazer de conhecer-te, e ter o desprazer de esquecer-te, só para poder voltar a conhecer-te,
sentir-te, e por ti, só por ti, ser sentida.  

Toquei-te na alma nua! Ainda tenho as mãos manchadas com o sangue da tua carne crua. E a minha alma nua, foi tocada por ti. Provaste-me que não estava doida varrida. Soube logo que era tua!  

Nunca tinha trabalhado com o teu tipo de barro.
Ainda para mais, tão fraturado.
Peguei em ti, com todo o cuidado...

"Tive um pensamento bizarro,
Dos teus pedaços vou construir um vaso! Tem de caber água, búzios, algumas flores! Talvez o meu corpo inteiro, se o conseguir encolher o suficiente.

Recolho todos os teus bocados, mantenho-os presos, juntos por um fio vermelho e dourado. Ofereço-me a ti de presente."

(…)

Amei-te de forma sincera.  Às vezes errada, outras vezes certa, quem sabe incoerente. Mas o amor, esse que mais importa, ao contrário de nós, é consistente.  

Sobreviveu às chamas do inferno, às chuvas que as apagaram, a dezenas de enterros e renascimentos.  

Nem os anos que por ele passaram, o conseguiram romper. Nem o tempo que tudo desbota, o conseguiu reescrever.

Foi assim que me deparei com o presente agridoce que me aguardava. Descobriste um dos vazios que carrego cá dentro e, depositaste um pedaço de ti para o preencher.
Invadiste o meu espaço, sem que te tivesse notado, nem ouvi os teus passos a atravessar a porta.  
Confundiste-te com a minha solidão, sem nunca a ter mudado. Eras metade do que faltava em mim, e nem dei conta que me faltavas.

“Como poderia não te ter amado? …"

(…)

Minha bela pedra de argila,  
Ninguém me disse que eras preciosa.
Ninguém o sabia, até então.
Não te davam o devido valor,
e, para mim, sempre foste o meu maior tesouro.
Até a alma me iluminavas,
como se fosses uma pedra esculpida em ouro.

  
Meu vaso de barro banhado a fio dourado,  
Ninguém me avisou que serias tão cobiçado,  
                                                     ­             invejado,
                                                               desdenhado,
ou, até, a melhor obra de arte que eu nunca teria acabado.
Ninguém o poderia saber.  
Queria guardar-te só para mim!
Não por ciúmes, além de os ter.
Mas sim, para te proteger.
Livrar-te de olhares gananciosos e, pessoas mal-intencionadas.  
Livrar-te das minhas próprias mãos que, aparentemente, estão condenadas
                       a destruir tudo o que tanto desejam poder agarrar.  

Perdoa-me, ter achado que era uma benção.

Talvez fosse mais como a maldição  
de um Rei Midas virado do avesso.
Tudo o que toco, transforma-se em fumo dourado.
Vejo o futuro que nos poderia ter sido dado!
Vejo-te no fumo espesso,
                                               a dissipares-te à minha frente,
antes mesmo de te ter tocado.

Tudo o que os deuses me ofereceram de presente, vinha envenenado.

  
A eterna questão que paira no ar.  
É melhor amar e perder? Ou nunca chegar a descobrir a sensação de ter amado?

É melhor amar e ficar!

Há sempre mais opções, para quem gosta de se focar menos nos problemas
                     e mais nas soluções.

O amor é como o meu vaso de argila em processo de criação.  
Cuidado! Qualquer movimento brusco vai deixar uma marca profunda. Enquanto não solidificar, tens de ter cuidado! Muito cuidado para não o estragar. Deixa-o girar, não o tentes domar, toca-lhe com suavidade, dá-lhe forma gentilmente, decora os seus movimentos e, deixa-te ser levado, para onde quer que te leve a sua incerta corrente.

Enquanto não solidificar, é frágil! Muito frágil e, a qualquer momento, pode desabar.

Era isso que me estavas a tentar ensinar?  

Duas mãos que moldam a argila num ritmo exaltante!
E une-se a argila com o criador!
                                            E gira! E gira! num rodopio esmagador,  
                                                    ­  E gira! E gira! mas não o largues!
Segura bem os seus pedaços! Abraça-os com firmeza!

Porque erguê-lo é um trabalho árduo
                                                           ­      e se o largas, vai logo abaixo!

São horas, dias, meses, anos, atirados para o esgoto. Sobra a dor, para que nenhuma de nós se esqueça.

                                        E dança! E dança! E dança!...
                             Tento seguir os seus passos pela cintura...  
                                       Se não soubesse que era argila,  
                          diria que era a minha mão entrelaçada na tua.

Bato o pé no soalho.
                                    E acelero!
                                                      e acalmo o compasso...
A água escorre por ele abaixo.
Ressalta as tuas belas linhas à medida da sua descida,
como se fosse a tua pele suada na minha.  

No final, que me resta fazer? Apenas admirá-lo.

Reconstrui-lo. Delimitá-lo. Esculpi-lo. Colori-lo. Parti-lo, quem sabe. É tão simples! a minha humana de ossos e carne, transformada em pedra de argila, transformada em tesouro, transformada em pó de cinza que ingeri do meu próprio vulcão...

A destruição também é uma forma de arte, descobri isso à força, quando me deixaste.  

Acho que, no meu vaso de argila, onde duas mãos se entrecruzaram para o moldar, vou enchê-lo de areia, búzios, pedras e água dourada,
         talvez nasça lá um outro pedaço de ti, a meio da madrugada.
Vou metê-lo ao lado da minha cama, e chamar-lhe vaso de ouro. Porque quem pega num pedaço rochoso e consegue dar-lhe uma outra utilidade, já descobriu o que é alquimia,  

o poder de ser forjado pelo fogo e sair ileso,
renascido como algo novo.
Victor Marques Jan 2015
Amor bem ou mal- amado


Orquídeas sem o odor primaveril madrugador,
Aspirinas que tiram o sono ao sonhador,
Delícias tuas que são deleite e terno prazer,
Deixa o amor tudo fazer.

Saudade de ti no verão que foi ameno,
O amor é um grito, um ritual humano.
Por vezes o amor parece que tudo isola,
Amor que compreende e consola.

Observo as pedras de xisto e de granito,
Levantar o olhar e dar um grito,
O amor parece um horizonte dourado,
O amor bem ou mal- amado.


Victor Marques
amor, bem amado
Miguel Serrano Jul 2016
Mal humor en una mañana de resaca,
reza así el titular.
¿Qué pasó anoche? Nada. Traición en la noche.
De expectativas, de miradas,
traición de bebida y de risas y roces.
Traición invisible en la noche;
mía, quizás. Otra vez.
—mala secuela, recibe 2 estrellas y la tachan de repetitiva—

Llegamos in medias res, lleva tiempo la cinta.
Estrellas y personas flotan en la piscina.
Ella flota al lado de mí en la piscina
—sin verme—,
yo floto por puro orgullo en la piscina,
—aguas de fracaso—,
y él flota también, sin verlo yo a él,
—a su lado—.
Distraido por premisas inconclusas,
por un cielo de ebrias estrellas
en el que nos zambullimos por la noche...
por la noche distraido, y distraido por la noche...
no noto cuando
despega el dolor de pecho y estómago.

La noche no se para para mí
—iluso, eso está reservado—
pero bebo para aminorar,
¿quizás demasiado?
¿La bacanal fiesta se retrasa?
Tonto, empezó ya sin ti.
La estatua de dos, a lo lejos,
se muestra en un trago de verdad.
Toca tierra el dolor de pecho y estómago.
Lo noto.
A falta de pistola sirve botella en boca.
Se vaticina
mal humor en una mañana de resaca.

— The End —