Cuántas noches habré llorado sintiendo un profundo desamor. Tantas veces me he intoxicado con un cigarrillo sanador. Esperé un abrazo que nunca llegó, di más de lo que tenía pero nadie lo vió. Consciente de mí angustia, incapaz de lidiar con ella. A veces, simplemente, la vida me atropella. Y pertenezco a un oscuro y extraño lugar del cual espero algún día poder escapar. Si un día te vas, de antemano lo habré adivinado aunque no admita jamás cuánto te he amado. Una ruta solitaria por la que nadie maneja, largo camino arruinado y no puedes presentar quejas. Y se hace de noche pero no brillan estrellas. Camino sola y se borran mis huellas.