Te di un espacio en mi vida, sin pedirte mucho, solo sinceridad.
Tu con palabras suaves y promesas falsas.
Decías que no estabas listo,
que querías esperar…
pero no con ella, verdad?
Fuiste tú quien pospuso el momento,
quien me pidió paciencia y espacio,
quien tocó mi piel y después se alejó,
como si todo lo que sentíamos no significaba nada.
Y yo te creí.
Te respeté.
Mientras tú,
en diciembre,
decidiste darle lo que me negaste.
Te gustaba más? La conocías mejor?
Sentiste con ella lo que decías querer construir conmigo?
Me lastimaste sin decirlo directamente.
Y aun así,
seguías apareciendo en mis notificaciones,
con snaps vacíos que no dicen nada,
solo te aseguras de que todavía estoy.
Pero ya no quiero estar.
No soy fácil.
No soy una opción a conveniencia.
No me dejo pisotear,
y aunque me duela,
voy a sacarte de mis redes,
de mis pensamientos,
de mi corazón.
Porque aunque me gustabas,
aunque aún me dueles,
no merezco esta confusión disfrazada de cariño.
No merezco un casi,
ni tus excusas recicladas.
Yo merezco un todo.
Y si alguna vez te preguntas por qué desaparecí,
acuérdate del silencio que me diste en Navidad,
de lo que hiciste con ella,
de cómo tus actos siempre contradijeron tus palabras.
No te odio,
pero ya no más.
Para AA.