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All'amore non si resiste
perché le mani vogliono possedere la bellezza
e non lasciare tramortite anni di silenzio.
Perché l'amore è vivere duemila sogni
fino al bacio sublime.
A estos peñascos rudos,
mudos testigos del dolor que siento
-que sólo siendo mudos
pudiera yo fiarles mi tormento,
si acaso de mis penas lo terrible
no infunde lengua y voz en lo insensible-,

quiero contar mis males,
si es que yo sé los males de que muero;
pues son mis penas tales,
que si contarlas por alivio quiero,
le son, una con otra atropellada,
dogal a la garganta, al pecho espada.

No envidio dicha ajena:
que el mal eterno que en mi pecho lidia,
hace incapaz mi pena
de que pueda tener tan alta envidia;
es tan mísero estado en el que peno,
que como dicha envidio el mal ajeno.

No pienso yo si hay glorias;
porque estoy de pensarlo tan distante,
que aun las dulces memorias
de mi pasado bien, tan ignorante
las mira de mi mal el desengaño,
que ignoro si fue bien, y sé que es daño.

Esténse allá en su esfera
los dichosos: que es cosa en mi sentido
tan remota, tan fuera
de mi imaginación, que sólo mido,
entre lo que padecen los mortales,
lo que distan sus males de mis males.

¡Quién tan dichosa fuera,
que de un agravio indigno se quejara!
¡Quién de un desdén llorara!
¡Quién un alto imposible pretendiera!
¡Quién negara, de ausencia o de mudanza,
casi a perder de vista la esperanza!

¡Quién en ajenos brazos
viera a su dueño, y con dolor rabioso
se arrancara a pedazos
del pecho ardiente el corazón celoso!
Pues fuera menor mal que mis desvelos,
el infierno insufrible de los celos.

Pues todos estos males
tienen consuelo o tienen esperanza,
y los más sin iguales
solicitan o animan la venganza;
y sólo de mi fiero mal se aleja
la esperanza, venganza, alivio y queja.

Porque ¿a quién sino al cielo,
que me robó mi dulce prenda amada,
podrá mi desconsuelo
dar sacrílega queja destemplada?
Y él, con sordas, rectísimas orejas,
a cuenta de blasfemias pondrá quejas.

Ni Fabio fue grosero
ni ingrato, ni traidor; antes, amante
con pecho verdadero,
nadie fue más leal ni más constante:
nadie más fino supo, en sus acciones,
finezas añadir a obligaciones.

Sólo el cielo, envidioso,
mi esposo me quitó; la Parca dura,
con ceño riguroso,
fue sólo autor de tanta desventura.
¡Oh Cielo riguroso, oh triste suerte,
que tantas muertes das con una muerte!

¡Ay dulce esposo amado!
¿Para qué te vi yo? ¿Por qué te quise,
y por qué tu cuidado
me hizo, con las venturas, infelice?
¡Oh dicha, fementida y lisonjera,
quién tus amargos fines conociera!

¿Qué vida es esta mía,
que rebelde resiste a dolor tanto?
¿Por qué, necia, porfía,
y en las amargas fuentes de mi llanto
atenuada, no acaba de extinguirse,
si no puede en mi fuego consumirse?
All'amore non si resiste
perché le mani vogliono possedere la bellezza
e non lasciare tramortite anni di silenzio.
Perché l'amore è vivere duemila sogni
fino al bacio sublime.
You are not alone,
but you are
then you're not,
They turn it and tumble it.
Ecking, every last drop of you.
And you wish you were.
Resist.
Imagine the Cloud

No eres solo,
pero estas solo,
entonces eres no.
Se la vuelven, y la voltean.
Eking todas las gotas de ti.
Y deseas que eras.
Resiste.
Imaginás la Nube.

Inspired by Francisco DH's Cray Cray & Silent Writer's work as well
Lotus position. Tags: la nube, las mancitas
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©Atalanta Undigested 2013. All Rights Reserved
Cada uno va caminando por la vida
tratando de resolver su dolor;
sanando su ardiente herida
se olvida del futuro
y anhelante ardor.

El pensamiento volando ingrávido
cual mariposa temerosa
en busca de luz tenue o fugaz.
escapándose cuando el corazón es frágil
movido por vendavales de temor
o mares de calma o seguridad.

A veces piensa porque vive,
otras, vive porque piensa
sin recordar
que la circunstancia lo asiste
para vivir la vida
en el minuto
que pertinaz resiste
los arteros golpes de la aflicción
o se alegra
con la elemental felicidad del día.

Jorge Gómez A.
1978
Señor, yo no soy digna siquiera de rogarte:
mi corazón ignora la palabra del arte.
Sólo vengo a decirte que no me han comprendido,
porque los hombres hablan con el orgullo herido.

Cubren con bellas frases su más ****** deseo,
que a veces me turbaron, pero que ya no creo.
Sin embargo, a los dos me di con alegría.
Lo comprendo, Señor: ¡toda la culpa es mía!

En los brazos de uno me entregué plenamente,
y en los del otro... ¿Sabes lo que una mujer siente?
Pregúntale a la Virgen, cuando ella era mujer,
todo lo que nosotras llegamos a querer.

Perdóname la audacia, pero aquella María,
no supo del abrazo viril que me rendía.
No miró aquellos ojos fijos en mi hermosura,
como dedos ardientes sobre mi carne impura.

Y no tembló aquel canto de amor en sus oídos
que pudo abrir en músicas la flor de mis sentidos.
Tú también sabes que el hombre se acerca a la mujer,
ebrio por la promesa de su propio placer.

Pero la mujer llora, se resiste, Señor,
y cuando al fin se ofrece, sueña con el amor.
Pues, mientras en el hombre la vida se hace fuerte,
la mujer se desmaya con un poco de muerte.

Quizás tuve un amante que me sedujo un día,
¡tan malo que, por eso, me gusta todavía!
Es media noche; la luna
Irradia en el firmamento;
Y riza al pasar el viento
Las ondas de la laguna.

En el bosque secular,
Y entre el tupido ramaje,
Turba el pájaro salvaje
La quietud con su cantar.

Y entre los contornos vagos
Del horizonte, a lo lejos
Brillan cual claros espejos,
Al pie del monte, los lagos.

Yace en paz, sola y rendida
De Tenoch la ciudad bella,
Parece que impera en ella
La muerte más que la vida.

Y no es ficción, es verdad;
Que fue tan triste su suerte
Que la orillan a la muerte
El luto y la soledad.
Su esplendor está apagado
De la guerra al terremoto;
El gran huebuetl está roto
Y el teponaxtle callado.

No alumbra el teocal, la luz
Del copal de suave aroma,
Porque el teocal se desploma
Bajo el peso de la cruz.

No cubren mantos de pluma
Los cuerpos de altivos reyes;
Tiene otro Dios y otras leyes
La tierra de Moctezuma.

Y ante este Dios y esta ley
Que transforman su recinto
Sólo al César Carlos Quinto
Reconoce como rey.

¡Cuántos heroicos afanes!
¡Cuántos horribles estragos
Han visto bosques y lagos,
Ventisqueros y volcanes!

Está el palacio vacío
Sin pompas ni ricas galas;
Desiertas se ven sus salas
Su exterior mudo y sombrío.

Y zumba en su derredor
Sel viento la aguda queja,
Como un suspiro que deja
Honda impresión de dolor.

Es el profundo lamento
De una raza sin fortuna:
¡La sangre que en la laguna
Flota y se queja en el viento!

Por eso duerme rendida
De Tenoch la ciudad bella,
Como si imperase en ella
La muerte más que la vida.
Frente a la anchurosa plaza,
Cerca del teocal sagrado
Y del palacio olvidado
Que pronta ruina amenaza,

Donde con riqueza suma
Viviera, en tiempo mejor,
Axayacatl el señor
Y padre de Moctezuma,

En corta y estrecha calle
Desde la cual, el que pasa
Mira fabricar la casa
Del alto marqués del Valle.

Así en la noche sombría
Como en la tarde callada
Y al fulgor de la alborada
Con que nace el nuevo día,

En toscas piedras sentado
Y con harapos vestido,
Entre las manos hundido
El semblante demacrado;

Un hombre de aspecto rudo,
Imagen de desventura,
Siempre en la misma postura,
Y como una estatua muda,

Inclinada la cabeza,
Allí lo encuentra la gente,
como la expresión viviente
De la más honda tristeza.

¿En qué piensa? ¿Qué medita?
¿Qué dolor su alma destroza
Que ni llora, ni solloza,
Ni se queja, ni se agita?

En su conjunto reviste
Tanta tristeza ignorada,
Que la gente acostumbrada
clama al verlo: «¡el indio triste!»

Le conocen por tal nombre
En el pueblo y la nobleza,
Y dicen: es la tristeza
Que tiene formas de hombre.

A nadie llegó a contar
Su tenaz dolor profundo;
Siempre triste lo vio el mundo
En aquel mismo lugar;

Tal vez fue algún descendiente
De los nobles mejicanos,
Que al ver en extrañas manos
Y en poder de extraña gente

La nación que libre un día
Vivió con riqueza y calma
Sintió en el fondo del alma
Horrible melancolía.

Y sin ninguna amenaza,
Viendo a su nación cautiva,
Fue la expresión muda y viva
De la aflicción de su raza.

Muchos años se le vio
En igual sitio sentado,
Y allí pobre y resignado
De su tristeza murió.

Su desconocida historia
Al vulgo pasma y arredra,
Y en tosca estatua de piedra
Honrar quiso su memoria.

La estatua al cabo cayó,
Que al tiempo nada resiste,
Y «Calle del Indio Triste»
Esa calle se llamó,

Sin poder averiguar
Con ciencia ni sutileza
La causa de la tristeza
Del indio de aquel lugar;

Pero en nuestro hermoso valle,
Y en nuestra mejor ciudad,
Pasan de edad en edad
Ese nombre y esa calle.
VS Nov 2015
Macia tua carne negra
Fora, borracha
Emputrefa, dentro

Exausta estás
Ensimesmada em tua idiossincrasia
Pelo gosto do vermelho
Ou ódio seria?

Não sabes
Resiste e sofre
Mas gargalha estridente
Porque Desgraça é teu nome

Dos outros está para todos
De mim, para mim inteiro

Insaciável engole-me assim
Mas regurgita e berra
A desejar em segredo
Seu último fim

Contrastes se calam
No teu ***** e no meu
Nessa dança macabra
De uma pessoa só
All'amore non si resiste
perché le mani vogliono possedere la bellezza
e non lasciare tramortite anni di silenzio.
Perché l'amore è vivere duemila sogni
fino al bacio sublime.
Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.
Recuerdo de una piedra
que hubo junto a un arroyo
y que cogimos distraídamente
sin darnos cuenta de nuestra ventura.
Pero su peso áspero,
sentir nos hace que por fin cogimos
el fruto más hermoso de los tiempos.
A tiempo sabe
el peso de una piedra entre las manos. 
En una piedra está
la paciencia del mundo, madurada despacio.
Incalculable suma
de días y de noches, sol y agua
la que costó esta forma torpe y dura
que acariciar no sabe y acompaña
tan sólo con su peso, oscuramente.
Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.
También recuerdan ellas, mis manos,
haber tenido una cabeza amada entre sus palmas.
Nada más misterioso en este mundo.
Los dedos reconocen los cabellos
lentamente, uno a uno, como hojas
de calendario: son recuerdos
de otros tantos, también innumerables
días felices
dóciles al amor que los revive.
Pero al palpar la forma inexorable
que detrás de la carne nos resiste
las palmas ya se quedan ciegas.
No son caricias, no, lo que repiten
pasando y repasando sobre el hueso:
son preguntas sin fin, son infinitas
angustias hechas tactos ardorosos.
Y nada les contesta: una sospecha
de que todo se escapa y se nos huye
cuando entre nuestras manos lo oprimimos
nos sube del calor de aquella frente.
La cabeza se entrega. ¿Es la entrega absoluta?
El peso en nuestras manos lo insinúa,
los dedos se lo creen,
y quieren convencerse: palpan, palpan.
Pero una voz oscura tras la frente,
-¿nuestra frente o la suya?-
nos dice que el misterio más lejano,
porque está allí tan cerca, no se toca
con la carne mortal con que buscamos
allí, en la ***** de los dedos,
la presencia invisible.
Teniendo una cabeza así cogida
nada se sabe, nada,
sino que está el futuro decidiendo
o nuestra vida o nuestra muerte
tras esas pobres manos engañadas
por la hermosura de lo que sostienen.
Entre unas manos ciegas
que no pueden saber. Cuya fe única
está en ser buenas, en hacer caricias
sin casarse, por ver si así se ganan
cuando ya la cabeza amada vuelva
a vivir otra vez sobre sus hombros,
 y parezca que nada les queda entre las palmas,
el triunfo de no estar nunca vacías.
deadboycreek Sep 2018
dicen que no es bueno guardarse las cosas
porque las cosas son veneno
y si mi craneo se abriera como la tierra
como un cascarón donde en algún tiempo
vivió una serpiente gruesa y obscura
que arrastra su cuerpo pesado sobre
el piso de madera

dicen que las cosas no deben guardarse
atras de los ojos como un sótano
obsuro y húmedo donde solo ocurren
cosas obscuras y húmedas
cosas que palpitan
los recuerdos palpitan
y pesan mas que cualquier caja
cubierta de polvo

dicen que es bueno decir las cosas como son
pero me tiemblan las manos
cuando quiero hablar y quisiera correr hasta
encontrarme con el mar y ser nada
o morirme en los brazos de alguien
morirme en los brazos tuyos
lo que sea que me haga sentir
menos sola y pequeña, menos estúpida
un poco menos yo

dicen que no es bueno guardarse las cosas
y no se porque me las guardo
si me pesan tanto y no me dejan en paz
ni poder dejar de pensar, respirar
dicen que no es bueno guardarse nada
y también que es obscena la resignada
indeterminada, cansada, agotada
mirada fija que no logro adherir
a alguna parte

siento cosas que no me explico
que no logro alcanzar ni aunque extienda los brazos
intentando rodear el mundo con mi cabeza
como una tela, se resiste, se rompe y -
me dejo caer sobre tí
septiembre 4 2018
(septiembre 30 1:25 a.m. 2018)
Oh, dove prima al limite del giorno
s'appiattava una forza ordinatrice,
quale scoscendimento pauroso
che mi rimonta sulla stessa ruota,
sulla ruota del giorno e del tormento?
E dove il digiuno di un incontro
rovesciare codeste verità?
Ah, fantasmi di te, mille fantasmi
arsi di sete, tutti, alla mia fonte!
Una forza stranissima si insinua
nelle mie labbra docili e le incurva;
io ruoto, sento, sul mio desiderio
schiava di un magnetismo che mi ha vinta.
La corsa dopo invaderà il mio corpo
che la esercita in sé, nel suo tormento,
per superare ciecamente il solco
dove tu, assente, non puoi più fiorire.
Ardo di mille musiche diverse,
ma dove è tempo di un incontro nuovo,
resiste il "poter essere" di te.
Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...
Hay quienes se resisten deshilachadamente
a morir sin haberse concedido
un año un mes una hora de goce
y esperan ese don cultivando el silencio
vaciándose de culpas y de pánicos
descansando en el lecho del cansancio
o evocando la infancia más antigua

así / con la memoria en rebanadas
con ojos que investigan lo invisible
y el desaliento tímido y portátil
que se cubre y descubre a duras penas
así miden el cuerpo torpe cándido
ese montón de riesgos y de huesos
áspero de deseos como llagas
que no elige agotarse mas se agota

merodean tal vez por la nostalgia
ese usual laberinto de abandonos
buscan testigos y no los encuentran
salvo en las caravanas de fantasmas

piden abrazos pero nadie cae
en la emboscada de los sentimientos
carne de espera / alma de esperanza
los desnudos se visten y no vuelven

el amor hace un alto en el camino
sorprendido in fraganti / condenado
y no obstante siempre hay quien se resiste
a irse sin gozar / sin apogeos
sin brevísimas cúspides de gloria
sin periquetes de felicidad

como si alguien en el más allá
o quizás en el más acá suplente
fuera a pedirle cuentas de por qué
no fue dichoso como puede serlo
un bienaventurado del montón
Cuando volví a encontrarla después de tantos días,
Trémula, abandonando la mano entre las mías,
«¡Mírame!», dijo triste, presa de honda emoción.

¡Oh, cómo estaba pálida y mortalmente bella!
¡Cuál brillaban sus ojos!... Y al acercarme a ella
Sentí de amor y susto temblar su corazón.

Y miraba sus labios, otro tiempo rosados,
Y sus ojos azules, por la fiebre agrandados,
Sus ojos donde ardía celeste claridad.
Una sonrisa vaga sus labios entreabría,
Y con profundo acento de honda melancolía
Me dijo: «Cuán cambiada me encuentras. ¿No es verdad?»

Y al mirar su sonrisa, su faz enflaquecida,
Olvidé las torturas con que amargó mi vida,
Y todos sus crueles desvíos olvidé,
Y las ardientes lágrimas que derramé en la ausencia,
Cuando en sombrías noches, de horror y de demencia,
Al verme triste y solo cual réprobo grité.

¡Todo estaba olvidado, porque la vi tan triste,
Tan pálida y enferma!... ¿Qué corazón resiste
A la piedad? ¿Quién queda tranquilo ante el dolor?
Y la tomé en los brazos con loco desvarío,
Y la cubrí de besos y la llamé ¡bien mío!
Como en los bellos días de nuestro antiguo amor.

Y de esa hora triste en la quietud serena,
Cuando la luz celeste de aurora ultraterrena
En sus azules ojos veíase irradiar,
Comprendiendo, angustiada, que malgastó su vida,
Y de mi amor por ella ya tarde convencida,
«¡Si lo hubiera sabido!», dijo, y rompió a llorar.

«¡Si lo hubiera sabido!»... la palabra postrera

De toda vida... Y esa palabra tan sincera,
Que salió de tu alma -de tu amor expiación-,
Viene desde el pasado, viene siempre a mi vida,
A evocar tu recuerdo y a hacer sangrar la herida
De que no ha de curarse jamás mi corazón.
Leydis Sep 2017
No hablen de lo que no entienden,
Él y yo somos agua fría y caliente.
Un peregrinaje de emociones vacilantes.

Él es mi rosa predilecta,
yo soy, el dominante aroma de su café *****.
Yo de él soy sus pétalos,
él es, el estolón que inspira mis más tiernos versos,
a veces tan solo las espinas
queriendo aniquilar nuestro afecto.

Somos la primera y última nota de una bella canción,
Somos los primeros versos que se inventaron de amor.
Somos la distancia y la proximidad.
La primera chispa de fuego.
El incendio en pasión.

Él mi humedad, yo, el forraje donde él se irriga.
Yo de su huevo soy la yema,
yerma nuestro amor a veces en partes desconocidas,
allí, donde se va Dios
a meditar sobre el universo y sus ingratos hijos.

No hablen de lo que no entienden,
el amor de nosotros no tiene demarcaciones,
no tiene firmamento,
a veces habita en un solo verso,
a veces se inmortaliza en un “te quiero”
en otras sucumbe como lo hace el ateo
cuando por fin entiende, que existe una fuerza divina.  

No hablen de lo que no entienden,
nuestro amor se obstina,
se repite sin claudicar,
desiste cuando ya no puede más,
abandona y vuelve a buscar su paz,
es perpetuo y efímero como el azar,
resiste e insiste de juntos..por siempre estar.

No somos Romeo y Julieta,
tampoco somos Adam y Eva,
no somos el papel y la tijera,
solo dos amantes incorregibles que;
se aman,
se odian,
que roncean y se miman,
que se entregan a un amor que nadie entiende,
pero el cual ellos han esperado toda la vida.

A nosotros nadie nos entiende,
y, ya que más da,
yo soy de él soy su café *****,
y él es mi amor eterno.  

LeydisProse
9/26/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Fortes Jun 2018
ser resistente,
de luta,
sempre presente.
existente.
resiliente.
sou preto.
sou de luta, resistente.
existente.
resiliência tá sempre
presente.
sou gay.
sou ser existente
de luta presente
assim me faço resistente
e resiliente
sou pobre
sou de luta existente
sempre presente
e assim resistente
resiliente.
gay, preto, pobre.
sou ser de luta presente,
resiliente
que existe
e resiste
sempre.
Decid: ¿quién se queja?
¿Quién llora? ¿Quién grita?
Es que está cantando
La saboyanita.

Mañana de enero,
Con aire y con nieve,
Si no llueve, sopla,
Si no sopla, llueve.
Bajo grises nubes,
La tierra cubierta
De blanco sudario,
Parece una muerta.
¡Cuán solas las calles!
iNi quién las resiste!
¡Qué invierno tan duro,
Tan largo y tan triste!

Heladas las fuentes,
Heladas y mudas;
Almendros sin hojas,
Y acacias desnudas.
¡Ofrecen contrastes
Risueños y francos,
Los troncos tan negros,
Los copos tan blancos!

Hay sólo una niña
Bajo mi ventana,
Engendro hechicero
De augur y gitana.
Contando en diez años
Diez siglos de pena;
Los ojos oscuros,
La frente morena,
Muy ***** el cabello,
De grana la boca,
De vivos colores
El traje y la toca.
Los pies diminutos,
Que Fidias quisiera,
Los guarda en chapines
De tosca madera.

Del pobre pandero
Que agitan sus manos
Se visten y comen
Sus tiernos hermanos.
Con sólo escucharla,
Aterra y conmueve,
Y más, si la miran
Hincada en la nieve.

Por tarde y mañana
Con hondos acentos,
Que nunca sofocan
Ni lluvias, ni vientos;
Se queja, solloza,
Suspira, reclama,
Y al son del pandero
Su llanto derrama.

Su voz me perturba
Y amarga mi día:
iQué acento tan triste!
iQué voz de agonía!
Si algún compatriota
A verme se llega,
Oyendo esos cantos,
La frente doblega.
Sintiéndose triste,
Convulso y herido,
Recuerda aquel suelo
Alegre y florido,
Sus vírgenes selvas.
Sus prados, sus montes,
Y el azul eterno
De sus horizontes.
Con llanto en los ojos,
El alma turbada,
Muy lejos teniendo
La patria adorada:
¡Qué voz!-me repite-
¡Qué acento! ¡qué grito!
Sollozo de angustia,
Clamor de proscrito,
Lo más pavoroso
Que en notas existe;
¡Qué agudo! ¡Qué lento!
¡Qué amargo! ¡Qué triste!
¡Oh Dios! ¿Quién se queja?
¿Quién llora? ¿Quién grita?
Es que está cantando
La saboyanita.
Hay un fantasma que siempre viste
luctuosos paños, y con acento
cruel de Hamlet a Ofelia triste,
me dice: ¡Mira, vete a un convento!

Y me horroriza prestarle oídos,
pues al conjuro de su palabra
pueblan mi mente descoloridos
y enjutos frailes de faz macabra;

Y dicen salmos penitenciales
y se flagelan con cadenillas,
y los repliegues de sus sayales
semejan antros de pesadillas...

En vano aquella visión resiste
el alma, loca de sufrimiento;
los frailes rondan, la voz persiste,
y como Hamlet a Ofelia triste,
me dice: ¡Mira, vete a un convento!
Laura Araújo May 2018
São quatro e vinte da madrugada

E o fraco ainda resiste.

O dia nasce não tarda

E continua a sina daquele triste.  

Será ele um poeta,

Um que se viu de alma abandonada

Ou um cuja profissão é a mais antiga que existe?



O seu coração pinga solidão, que se tenta encobrir,

Fundida pela malfadada escuridão que o rodeia

E que goza do ferir.

O vagabundo olha à volta como se tivesse casa cheia

E ouve, gota a gota, a gota, abusadamente, cair.

Repete-se todas as noites a ladainha

No aconchego de sua cama quentinha.



Para este fraco, viver é ousadia.

Limita-se a existir e até isso é um ultraje.

Vê o sol que na janela luzia;

Vai ao espelho ver se este lhe traz

Aquele brilho que outrora o seduzia

E que há muito não o via.



Depara-se com o rotineiro:

O pesar do vazio corriqueiro

Que em forma de sombra breu

Sobre si subtilmente desceu.

Fatalidade que o destino por si escolheu.



É este o tal fado

De quem não se sente satisfeito

Nem é valorizado

P'las cicatrizes que carrega ao peito.



Dizem que tem vida de vadio.

Terminará o triste por rir

De quem um dia dele se riu?



É esta a "pseudoprofecia"

Que o acompanha noite e dia.



É só mais um que não vive o ultraje que é existir.
No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico de paz
pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas
contra la pacificación
y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados
cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar
y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro
es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda
o algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento
en realidad somos un país tan peculiar
que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será.
Te vas tan sola como siempre
te echaremos de menos
yo y los abrazos de la tarde
yo y mi alma y mi cuerpo

tu larga sombra se resiste
a abandonarnos / pero
has decidido que se fuera
contigo a todo riesgo

de todos modos no querría
que enterraras tu sueño
aquel en que tu amor de nadie
era como un estreno

te vas de nuevo no sé a dónde
y tu adiós es un eco
que se prolonga y nos alude
como un último gesto

nunca guardaste la ternura
como pan para luego
estoy seguro de encontrarla
liviana entre tus pechos

te vas con paso de derrota
pero no me lo creo
siempre has vencido en tu querella
contra el odio y el miedo

quién sabe allá lo que te aguarda
ese allá tan desierto
que se quedó sin golondrinas
todo erial/ todo invierno

mas si una tarde te extraviaras
entre el mar y el espejo
recuerda siempre que aquí estamos
yo y mi alma y mi cuerpo
¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías caza?
¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Angelus dice el alma de la tarde?...¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.
«Espíritu que naufraga
en medio de un torbellino,
porque manda mi destino
que lo que no quiero haga;
»frente al empuje brutal
de mi terrible pasión,
le pregunto a mi razón
dónde están el bien y el mal;
»quién se equivoca, quién yerra;
la conciencia, que me grita:
¡Resiste!, llena de cuita,
o el titán que me echa en tierra.
»Si no es mío el movimiento
gigante que me ha vencido,
¿por qué, después de caído,
me acosa el remordimiento?
»La peña que fue de cuajo
arrancada y que se abisma,
no se pregunta a sí misma
por qué cayó tan abajo;
»mientras que yo, ¡miserable!,
si combato, soy vencido,
y si caigo, ya caído
aún me encuentro culpable,
»¡y en el fondo de mi mal,
ni el triste consuelo siento
de que mi derrumbamiento
fue necesario y fatal!»
Así, lleno de ansiedad
un hermano me decía,
y yo le oí con piedad,
pensando en la vanidad
de toda filosofía...
y clamé, después de oír
«Oh mi sabio no saber,
mi elocuente no argüir,
mi regalado sufrir,
mi ganancioso perder!»
Oh, dove prima al limite del giorno
s'appiattava una forza ordinatrice,
quale scoscendimento pauroso
che mi rimonta sulla stessa ruota,
sulla ruota del giorno e del tormento?
E dove il digiuno di un incontro
rovesciare codeste verità?
Ah, fantasmi di te, mille fantasmi
arsi di sete, tutti, alla mia fonte!
Una forza stranissima si insinua
nelle mie labbra docili e le incurva;
io ruoto, sento, sul mio desiderio
schiava di un magnetismo che mi ha vinta.
La corsa dopo invaderà il mio corpo
che la esercita in sé, nel suo tormento,
per superare ciecamente il solco
dove tu, assente, non puoi più fiorire.
Ardo di mille musiche diverse,
ma dove è tempo di un incontro nuovo,
resiste il "poter essere" di te.
Oh, dove prima al limite del giorno
s'appiattava una forza ordinatrice,
quale scoscendimento pauroso
che mi rimonta sulla stessa ruota,
sulla ruota del giorno e del tormento?
E dove il digiuno di un incontro
rovesciare codeste verità?
Ah, fantasmi di te, mille fantasmi
arsi di sete, tutti, alla mia fonte!
Una forza stranissima si insinua
nelle mie labbra docili e le incurva;
io ruoto, sento, sul mio desiderio
schiava di un magnetismo che mi ha vinta.
La corsa dopo invaderà il mio corpo
che la esercita in sé, nel suo tormento,
per superare ciecamente il solco
dove tu, assente, non puoi più fiorire.
Ardo di mille musiche diverse,
ma dove è tempo di un incontro nuovo,
resiste il "poter essere" di te.
Valeria Chauvel Aug 2020
¿Eres tú, tristeza, vieja amiga?
Hoy es un día de aquellos,
y yo ya no estoy aquí, me hundí ante el vértigo y me entrego a la oscuridad, pero me parece ver tus ojos de invierno:
soledad poblada.

Exilio, mejor amigo,
abrázame, es un desierto íntimo y el tiempo se resiste a torcer.
Se queda conmigo el canto desgarrador de la estepa y se desliza desde la ***** de mis dedos los vestigios de mi ser.
Serán enterrados ante este teatro, del cual mis ojos nunca se acomodaron:
la vieja trama amarrada al resultado desaparecido.
¿Himno de victoria? Te equivocas.

Hoy me llevó lejos esta fotografía enmohecida que soy frente al espejo, pendiente de un solo clavo, algo chueca, hacia la izquierda.
Nunca podrá adaptarse -menos mimetizarse- con la pared.

— The End —