Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
En la quieta impostura virginal de la noche
que cobija al amor con un tenue derroche
de luceros, padrinos del erótico abrazo,
el mundo de Rubén Darío se contrista
por el cordial filósofo que sembró en el regazo
de América esperanzas, por el espectro artista
que hoy arroba al Zodíaco con su arenga optimista.
Yo alabo al confesor de la Santa Esperanza
y a la doncella verde en la misma alabanza.
Esperanza, doncella verde, tu vestidura
es el matiz de una corteza prematura.
Esperanza, en el arco iris, tu cabellera
ameniza los cielos como una enredadera.
Esperanza, los astros en que titila el verde
son el feudo en que moras y en que tu luz se pierde.
Los ojos vegetales con que miras y salvas
parodian a la felpa rústica de las malvas.
En la luz teologal de tus dos ojos claros
se surten las luciérnagas, las joyas y los faros.
Rayan la oscuridad del más oscuro mes
las puntas de esmeralda de tus ínclitos pies.
Y tapizas el antro submarino, y la armónica
cuita de los cipreses, y la paleta agónica.
¡Oh doncella, que guardas los suspiros más graves
del hombre, como guarda un llavero sus llaves:
un relámpago anuncia que el instante se acerca
en que tiñas de ti las aguas de mi alberca,
y a tu paso, fosfórica e inviolable mujer,
mi corazón se abre, pronto a reverdecer!
Y bajo la impostura virginal de la noche
que cobija al amor con un tenue derroche
de luceros, un mito saludable me afianza
y alabo al confesor de la santa Esperanza
y a la doncella verde en la misma alabanza.
Una noche invernal, de las más bellas
Con que engalana enero sus rigores
Y en que asoman la luna y las estrellas
Calmando penas e inspirando amores;
Noche en que están galanes y doncellas
Olvidados de amargos sinsabores,
Al casto fuego de pasión secreta
Parodiando a Romeo y a Julieta.

En una de esas noches sosegadas,
En que ni el viento a susurrar se atreve,
Ni al cruzar por las tristes enramadas
Las mustias hojas de los fresnos mueve
En que se ven las cimas argentadas
Que natura vistió de eterna nieve,
Y en la distancia se dibujan vagos
Copiando el cielo azul los quietos lagos;

Llegó al pie de una angosta celosía,
Embozado y discreto un caballero,
Cuya mirada hipócrita escondía
Con la anchurosa falda del sombrero.
Señal de previsión o de hidalguía
Dejaba ver la ***** de su acero
Y en pie quedó junto a vetusta puerta,
Como quien va a una cita y está alerta.

En gran silencio la ciudad dormida,
Tan sólo turba su quietud serena,
Del Santo Oficio como voz temida
Débil campana que distante suena,
O de amor juvenil nota perdida
Alguna apasionada cantilena
O el rumor que entre pálidos reflejos
Suelen alzar las rondas a lo lejos.

De pronto, aquel galán desconocido
Levanta el rostro en actitud violenta
Y cual del alto cielo desprendido
Un ángel a su vista se presenta
-¡Oh Manrique! ¿Eres tú? ¡Tarde has venido!
-¿Tarde dices, Leonor? Las horas cuenta.
Y el tiempo que contesta a tal reproche
Daba el reloj las doce de la noche.

Y dijo la doncella: -«Debo hablarte
Con todo el corazón; yo necesito
La causa de mis celos explicarte.
Mi amor, lo sabes bien, es infinito,
Tal vez ni muerta dejaré de amarte
Pero este amor lo juzgan un delito
Porque no lo unirán sagrados lazos,
Puesto que vives en ajenos brazos.

»Mi padre, ayer, mirándome enfadada
-Me preguntó, con duda, si era cierto
Que me llegaste a hablar enamorado,
Y al ver mi confusión, él tan experto,
Sin preguntarme más, agregó airado:
Prefiero verlo por mi mano muerto
A dejar que con torpe alevosía
Mancille el limpio honor de la hija mía.

»Y alguien que estaba allí dijo imprudente:
¡Ah! yo a Manrique conocí en Sevilla,
Es guapo, decidor, inteligente,
Donde quiera que está resalta y brilla,
Mas conozco también a una inocente
Mujer de alta familia de Castilla,
En cuyo hogar, cual áspid, se introdujo
Y la mintió pasión y la sedujo.

Entonces yo celosa y consternada
Le pregunté con rabia y amargura,
Sintiendo en mi cerebro desbordada
La fiebre del dolor y la locura:
-¿Esa inocente víctima inmolada
Hoy llora en el olvido su ternura?
Y el delator me respondió con saña:
-¡No! La trajo Manrique a Nueva España.

»Si es la mujer por condición curiosa
Y en inquirir concentra sus anhelos,
es más cuando ofendida y rencorosa
siente en su pecho el dardo de los celos
Y yo, sin contenerme, loca, ansiosa,
Sin demandar alivios ni consuelos,
Le pregunté por víctima tan bella
Y en calma respondió: -Vive con ella.

»Después de tal respuesta que ha dejado
Dudando entre lo efímero y lo cierto
A un corazón que siempre te ha adorado
Y sólo para ti late despierto,
Tal como deja un filtro envenenado
Al que lo apura, sin color y yerto:
No te sorprenda que a tu cita acuda
Para que tú me aclares esta duda».

Pasó un gran rato de silencio y luego
Manrique dijo con la voz serena
-«Desde que yo te vi te adoro ciego
Por ti tengo de amor el alma llena;
No sé si esta pasión ni si este fuego
Me ennoblece, me salva o me condena,
Pero escucha, Leonor idolatrada,
A nadie temo ni me importa nada.

»Muy joven era yo y en cierto día
Libre de desengaños y dolores,
Llegué de capitán a Andalucía,
La tierra de la gracia y los amores.
Ni la maldad ni el mundo conocía,
Vagaba como tantos soñadores
Que en pos de algún amor dulce y profundo
Ven como eterno carnaval el mundo.

»Encontré a una mujer joven y pura,
Y no sé qué la dije de improviso,
La aseguré quererla con ternura
Y no puedo negártelo: me quiso.
Bien pronto, tomó creces la aventura;
Soñé tener con ella un paraíso
Porque ya en mis abuelos era fama:
Antes Dios, luego el Rey, después mi dama.

»Y la llevé conmigo; fue su anhelo
Seguirme y fue mi voluntad entera;
Surgió un rival y le maté en un duelo,
Y después de tal lance, aunque quisiera
Pintar no puedo el ansia y el desvelo
Que de aquella Sevilla, dentro y fuera,
Me dio el amor como tenaz castigo
Del rapto que me pesa y que maldigo.

»A noticias llegó del Soberano
Esta amorosa y juvenil hazaña
Y por salvarme me tendió su mano,
Y para hacerme diestro en la campaña
Me mandó con un jefe veterano
A esta bella región de Nueva España...
¿Abandonaba a la mujer aquella?
Soy hidalgo, Leonor, ¡vine con ella!

»Te conocí y te amé, nada te importe
La causa del amor que me devora;
La brújula, mi bien, siempre va al norte;
La alondra siempre cantará a la aurora.
¿No me amas ya? pues deja que soporte
A solas mi dolor hora tras hora;
No demando tu amor como un tesoro,
¡Bástame con saber que yo te adoro!

»No adoro a esa mujer; jamás acudo
A mentirle pasión, pero tú piensa
Que soy su amparo, su constante escudo,
De tanto sacrificio en recompensa.
Tú, azucena gentil, yo cardo rudo,
Si ofrecerte mi mano es una ofensa
Nada exijo de ti, nada reclamo,
Me puedes despreciar, pero te amo».

Después de tal relato, que en franqueza
Ninguno le excedió, calló el amante,
Inclinó tristemente la cabeza;
Cerró los ojos mudo y anhelante
Ira, celos, dolor, miedo y tristeza
Hiriendo a la doncella en tal instante
Parecían decirle con voz ruda:
La verdad es más negra que la duda.

Quiere alejarse y su medrosa planta
De aquel sitio querido no se mueve,
Quiere encontrar disculpa, mas le espanta
De su adorado la conducta aleve;
Quiere hablar y se anuda su garganta,
Y helada en interior como la nieve
Mira con rabia a quien rendida adora
Y calla, gime, se estremece y llora.

¡Es el humano corazón un cielo!
Cuando el sol de la dicha lo ilumina
Parece azul y vaporoso velo
Que en todo cuanto flota nos fascina:
Si lo ennegrece con su sombra el duelo,
Noche eterna el que sufre lo imagina,
Y si en nubes lo envuelve el desencanto
Ruge la tempestad y llueve el llanto.

¡Ah! cuán triste es mirar marchita y rota
La flor de la esperanza y la ventura,
Cuando sobre sus restos solo flota
El ***** manto de la noche obscura;
Cuando vierte en el alma gota a gota
Su ponzoñosa esencia la amargura
Y que ya para siempre en nuestra vida
La primera ilusión está perdida.

Leonor oyendo la ****** historia
Del hombre que encontrara en su camino,
Miró eclipsarse la brillante gloria
De su primer amor, casto y divino;
Su más dulce esperanza fue ilusoria,
Culpaba, no a Manrique, a su destino
Y al fin le dijo a su galán callado:
-«Bien; después de lo dicho, ¿qué has pensado?

»Tanta pasión por ti mi pecho encierra
Que el dolor que me causas lo bendigo;
Voy a vivir sin alma y no me aterra,
Pues mi culpa merece tal castigo.
Como a nadie amaré sobre la tierra
Llorando y de rodillas te lo digo,
Haz en mi nombre a esa mujer dichosa,
Porque yo quiero ser de Dios esposa.

Calló la dama y el galán, temblando,
Dijo con tenue y apagado acento:
-«Haré lo que me pidas; te estoy dando
Pruebas de mi lealtad, y ya presiento
Que lo mismo que yo te siga amando
Me amarás tú también en el Convento;
Y si es verdad, Leonor, que me has querido
Dame una última prueba que te pido.

»No tu limpia pureza escandalices
con este testimonio de ternura
No hay errores, ni culpas, ni deslice
Entre un hombre de honor y un alma pura;
Si vamos a ser ambos infelices
Y si eterna ha de ser nuestra amargura,
Que mi postrer adiós que tu alma invoca
Lo selles con un beso de mi boca».

Con rabia, ciega, airada y ofendida,
-«No me hables más,- repuso la doncella
Sólo pretendes verme envilecida
Y mancillarme tanto como a aquélla.
Te adoro con el alma y con la vida
Y maldigo este amor, pese a mi estrella,
Si hidalgo no eres ya ni caballero
Ni debo amarte, ni escucharte quiero».

Manrique, entonces la cabeza inclina,
Siente que se estremece aquel recinto,
Y sacando una daga florentina,
Que llevaba escondida bajo el cinto
Como un tributo a la beldad divina
Que amó con un amor jamás extinto,
Altivo, fiero y de dolor deshecho
Diciendo: -«Adiós, Leonor», la hundió en su pecho.

La dama, al contemplar el cuerpo inerte
En el dintel de su mansión caído,
Maldiciendo lo ***** de la suerte,
Pretende dar el beso apetecido.
Llora, solloza, grita ante la muerte
Del hombre por su pecho tan querido,
Y antes de que bajara hasta la puerta
La gente amedrentada se despierta.

Leonor, a todos sollozando invoca
Y les pide la lleven al convento
Junto a Manrique, en cuya helada boca
Un beso puede renovar su aliento.
Todos claman oyéndola: «¡Está loca!»
Y ella, fija en un solo pensamiento
Convulsa, inquieta, lívida y turbada
Cae, al ver a su padre, desmayada.

Y no cuentan las crónicas añejas
De aquesta triste y amorosa hazaña,
Si halló asilo Leonor tras de las rejas
De algún convento de la Nueva España.
Tan fútil como todas las consejas,
Si ésta que narro a mi le lector extraña,
Sepa que a la mansión de tal suceso,
Llama la gente: «El Callejón del Beso».
From the interstitial bile of the Profitis Ilias, was emanated the inaugural armour of the codes of Radius’s Eurhythmy. With it traces it typology of the three broken areas of energeia purple that will raise from bases it elementary of the contrafactum of melody of the Raedus. First with the paragraph’s of the Prophet Elias in the portion of the firstly 103 meters but awarding the contrafactum melodic same on the text of the Raedus Codex, that they will be rhythmic epigraphs of hallelujah and beginning of the Kirye. The polyphony will be an elevation of liturgy that will deliver doubly for the pipe that carries the prolific ascension to the face of the surface of the Profitis Ilias. Hypostasis Will be the substance, but of be to of way of the true unified to the all of the reality of the Áullos Kósmos.  To some 1, 7 years incessant light followed coming the Fourth Saeta of Zefian, to order the Áullos Kósmos with the ordination of the Go Auric that will conclude the retina that remains of the firmament and of his path like full earthly extra. The quota of prophecies will reside in the tectonics of the cliff and in fail them of the rocky mass, on the upper blocks from this outcrop from the inferior layers, from the start of the materials allochthonous on the hole of erosion, going in the Sibyls and the Prophet Elias until the 103 meters of the height.  

Codex I -Tectonic Nihil

The honor explains the Regressive Legend of this good piece of Meat Corpulent and Brain also, was born to write his astragals in his terminal syllable, whole and dying with the blood of Etruscans Steeds and Macedonics, each had golden piercing hanged internally in one of his six ******* paranasal, sealing the life of this blood caretaker Franciscan and swordsmiths extemporal so that with his last four molars yielded the light amalgamated Crystalline and overflowing in the gums of the lapse that soaks of blood the fields equestrian. In this codex Sibyl Pérsica would enter by the cylindrical vault, she advanced with a light secluded and stepped a snake, under the steeled hooves of Alikanto. She with his veil and oil lamp announced the arrival of the Messiah, here the awakening semblance invokes by the honor of his come, to Parents and the Mothers. The Souls of Trouvere appear beside Estratónice, Lochnith, and Wonthelimar.

It says Lochnith: The world abdicated the pontifical, have run the curtains so that enter the light, Moses here has to come with the true curtains that house the lunettes, the thrones of the Sibyls and Prophets that come us the miracles salvations that are born of his entelechy, for the one who is forbidden in the thousandth portion of the broadcast that break out like an affair signal, and testamentary of the Apocalypse to the Poielipsis in creation testament were live in the whispers of Emmanuel, in the verses burnished and oracular of Sibyl, daughter of Dárdano and Neso. With meager differences and matrices between Hellespont and Dardania, like Jerusalem and Bethlehem, and this last between the outstandingly in Eon Kareem, but in the corresponding bifurcation approximated to the baptistery. The Hexagonal Primogeniture will mandate the hardships of hexameters in front of the hectometers that will do evidence of the Escatón a third world is like a consistent reality, real that will carry us to the hope of a life satisfied and trained.  

Codex II - Tectonics Supra Lithosphere

Three white eagles’ headed flew by Tel Gomel, carrying blood in his claws twisted of spines turgid. They brought the vaticinator of double death predicted, with his double craze put and his double helmet that transmitter the rings of the putrid Tanat’s by the faces, and by his lips lackluster feeble in Him, Vernarth had sent them a missive with the Eagles in low flight; all they were dressed of the stink of the field of yellow fog and black battle, on the silty hooves of Beelzebub that heaved in the ones of Alikanto, they moan on the lymphoma of the size of a dream of six decades in his ridge crucible, that wheezed purges by his full snout of rests of lymph remaining in the interstitial of his teeth Burnished canine-alanos. His heart reconverted in armour red ad limitem with blue endocardial flourishing. When putting the twilight of the blowout lying of wind Eolionimi and Shamal, went breaking the vertical with the halter of his greedy steed to the spit helicoidal volatile mats in the catacombs of Markazí where residents of his lineage forge dwelt in abominations of the Lives that renacían victorious from the fire of cult to the city that houses his true Life and Soul in Sibylla Pérsica.

Singing of Wonthelimar: Already the veils have collected will carry the candles that wire the souls freed of Trouvere cries of prosperity expect us from the medrons that rebirth of the immanent presence of her same, to meters on the level of the lithosphere showed the Rings Ibics to the meeting of a tertiary matchmaker in the Saeta of Zefian,  and behold where interprets the law, the future gives us the pennant of justice insufficient of Light but there of the cavern that is born in the turns of the third world. It says Of Meturgeman or Rabí that break down the avatars of his advances, by ends off-center if they have to be the verticality of the Sibyllas with the mind of God. Like this we go topping by this axon of spiritual fatigue, centering in the nervous excessively that goes out of the body of consciousness of the cosmos, transmitting impulses of the same by Elías´s links, where the motor structure of the teacher and the testamentary of Leví, and Greek Aramaic Leví in Qumram subsisting to the big speed of how has to pass the Messiah priestly will interpret all the word of the Mashiaj in the Áullos Kósmos in his order motor and behold the Messiah  Priestly, and the patriarchs like Set, Enoch, and Isaac having the work of unraveling the illusions and mysteries of the cosmos of the same way that the angel interpreter the nocturnal visions in the apocalyptic relates of San John the Apostle.

Codex III -Tectonic Quartzite

The disloyal Ghosts came from 70 km of the Iranian city of Shiraz province of Fars, near the place where the river Pulwar ends in the Kur (Kyrus).  His construction and destruction would be provinces that will be subjected until the conquest of the Persian Empire subjected in October by Alexander the Great. Persépolis Remain turned into rooms of the Harem and in *** of magnet bizarro between massacred gods. The transitions of the porches in the sides are joined by angular towers in the Apadana of profane interlock. The two big doors remained opened in eternity groaning salts in interminable assets of predefinition and recharge in his abortive degree.

Here they were the comrades of Vernarth overwhelmed of preparations and attires in the lobs of Mars on his shoulders after oracles tempest of the burning sun in his heads.  Anahita; Goddess of the nature, pours the blessed waters of the nature that washed with morbid rains the bodies of the fallen in the ***** battles with the roosters of the Zoroaster, cutting the palanquin where are seated, and enraptured in polytheism with Ahura Mazda with a short difference like cloister and capota, ad carry to shoe the monarchic attires of Macedonia in front of his defeated realm by the subjugated constitution of golden blood of Alexander the Great and Vernarth tied to the Macedón or Zeus, fully Hellenic that ran vast both strides by muted seams of basaltic streets of paving stones, and obsidians between paradises of vintage and wind. The Sybilla Eritrea shows his veil not only collected but significantly knotted on the belly that alludes to the state of gravity of the ****** in Incarnation (scene of the Annunciation). The meters of ascension to see determinant the first 103 meters of climbing insinuate the appellatives of Erqia, Eriflam Herifle, and Riquea.

Singing of Estratónice: In the marble reside of white Apeiron of indeterminate infinite matter, exempt of quality and that finds in the eternal movement of the Eolionimi, that has to dwell in his belly a savior white from the Áullos Kósmos or paradise of Vernarth, the word will say that it rescues the life of the mortal the facets of the Katapausis would make amends the effluvia Hebrew in the ponderation of the mainstay of the virola that embraces the saeta of Zefian falling from the altitude. The biface solitude will trespass the rocky subsoil of the peak of the Profitis Ilias like this with tender meters that will cross the Fero of absorption of his Santity and Salvation of the Humanity.

Codex IV Tectonic Cenozoico

From Rodas, the geological temporary scale will contribute us the evolutionary frame of the rocky mantle, and superpositions in the happen of time. I register fossils of organisms that underlying in layers or endodermis of the prehistory of the Dodecanese. Vernarth After crossing the Helesponto transgressed his for psiquis parapsychological in the substitute Brook to Sudpichi like a weightless mantle of a Machi praying to the Kósmos Negechen by the rickty Rehue prophesying to him on his hands dismembered of bravery, of big assistance in 300 years of souls Nge-Nge Mapus deu in the raging nose that propelled the wrath; similar substitute with which trigger the knot, Champollion with some sphinx uncovering the allegories of Pandora from the Valleys of the Kings.

Singing of Sibila Líbica: The sparking plugs will inflame the Iridescent eyes of the Mashiaj flashed in the likely settlement mortuary of Alexander the Great in the oasis of Siwa: Oh My warm wind of Libya that flatters my chees, and my shoulders that groove in the light of the callous brain coexistence of Zeus. Singing by you my Didaskein; treating or teaching to the baffled herd that confuses the menages that were born to. B.C., not having a reminiscence of Irradiation in the mastery of the continuous-time of not contravening of ignorance, but yes to find him agreed and effulgent!    

Codex V Tectonic Brisehal  

By the desolate empty Dasht-and-Lut, Brisehal a huge shady of structure is moved him when is covered until all half orient, even disobeying to his parents; beings in uncrowded places of contemplation that were surfacing of his big mountain of the delighted desert overflowed the lemurs strolling alone as wanting to take off the last spark of politics that remained them for surrendering in his own banishment encountered. Brisehal Was an eminent mount with a head of the can similar to Anubis, but million times of the size upwards and with a clorhídricbreath, like a perspective of the congregation to go into the garden-realm of The Skies and in his laps. Before shivering the day with the movement of his shuddered step, Brisehal was two years moving day and night in the surface that did alluring of lux Solaris.  Brisehal In this fifth codex liquefied in the black layer of the tunnels of wind that hide by Dash-and-Lut, until the sensory layer of Dasht-and-Kavir, attracting by the tunnel of the grotto of 308 meters of height of Patmos intra geological, all the sculptures and images of the cusps did near to the 103 meters of initial altitude in this vertical underground in attachment with the parallel that retracted in cubic tones drilling the doloninas or geological depressions in the extensive of Lut for a giant that is born of the wails and lacerations of Vernarth when it was tutored by saetas in the middle of the field of Gaugamela, even moving to Maceo. When they moved noisily the dolines, lower mountains conceived deduced with the greater effect of his swivels nerves were immense thunderclaps that even reflected until the spheroids nimbus reddened by the riot of Dasht-and-Kavir. It turned off left to right pretending exile the Desert of Lut tubed in pro generation by both do of optical rope or fibers in high energy density, and that it could cohabit beside Vernarth disabling in the odyssey of the Horcondising (Paradise of the lineage of Vernarth to Gaugamela).

Singing of Brisehal: The veil that receives the indifference, has knotted in the abdomen hatched of the earth, and of the dolonina that protected me of the folio that barter what there was or of will have to become. The Gesta of all those that suffer from foot and rely on, have three abortive routines in his gravidity of a white relative, that did to shelter me in the love to my gentleman Vernarth. Sibila Eritrea neither in Greeks nor Latins has to sortear the breviaries of the maximum pontifex that speaks while dozing of anilines nights where anybody perishes awake in his epítome?

Sibilino By the Saudi, from the vórtice direct the gulfs that hide from where rebirth like choruses of Esquilo, behind the springs of Agamemnon in where Clytemnestra opens plains that do to run the Shamal by his dry disposition of dew, but humid of the sap of Eritrea faces in springs subtropical that tears dry of the tough body fallen in tears that will not hear by the tenacious hemp?

To the-Haffar, the third party is with saetas in his thigs, arms and pectoral, where the star does open shining for the one who dies by her in the first lightning of the night Thurayya, with violent embraces to receive to the one who from a codex receives the fifth bowl for violent winds of fishermen that resolved of the wind in a fine dust of the cleft hands of Aldebarán, peepholes of bilges of ogres that are born hell to die as pious in arms of Sybilla Eritrea, and in prologues of Brisehal with so many meters of wingspan, nevertheless that of any rye in the greater degree that have to ceremoniously in perks of a revived Sybilla Líbica.      


Codex VI - Strigoi Asthenosphere

In the spring of 331 b. C., Alexander the Great left Egypt returning to the port of Shot, where was his fleet. Of there it headed to Antioquía, crossing the valley of the river Orontes, and arrived at the River Éufrates to the height of Tapsaco, were founded the city of Nicéforo so that it was a strong square and tank of the supplies of the army, Here it was learned that Darius was found in Arbelas as he was crossing the Tigris, and heading north along the eastern bank of the river. The Sybilla Cumana found in the height 97 of the tunnel of wind when auscultating these waves very near of the dolonines, in avidity of the Pythia Délfica with divinatory proselytes that visited the folds of his attire, in places of his divinatory crowd cerebral. His relativity Cumana waste of energy of the Mausoleum, prophesying life for all in the passion of the life together with the abandoned bodies by the souls of the Devotio Roman, and in the poverty of the soul that drains scared by not remaining desolate between half of the parchment of Lilith, and in the offering of the Strigoi by breaches of troubling visions in the darkness of the cavern of Chauvet, when sacrificing competitive emotions of the Votum maléfico of Lilith.  Only one can exist like an inviolable part of the tradition of the chastest Wonthelimar, attempting the Xiphos with human chamois in tectonic offering and frizzing the altitude 103 of the tunnel of wind of the Strigoi.    

Vlad Strigoi Sings: Mardiath, noble and loyal hussar of the sea of Vernarth, Boss of the fleets of the Gulf, came by the cover when giving the turn by the bauprés, sees collected and hit by ropes in parasitosis that shined like a stray in the oars of the gods, and pleading that felt in the whistling of the wind. It approaches and it descends by dark sheds stairs with direction to the piston of water, who heresy in the ship Vladiana is quarreling when I training me in writing when saying who love the one who I am not, alone receipt phlegmons multitudinous Saecula Saeculorum, not hitting any foundation to confess me. They say not knowing that reveal due to the fact that it is not content that compares to the one who does not have Age, Life either Compassion that only has to communicate me like messenger Strigoi! Now I know that anybody will sing my thoughts, there is not ink that dares to spread a comparable quill that resists my word of ammonium Strigoi, usurped of a shipping Ballinger to some Flemish pirates, seconded to the side by a barge of Panescalm, that threw to 64 one thousand bodies massacred of the Bubonic Plague. Mardiath, get out of the Ballinger and leaves his sword to Vlad beside a geographic table to rediscover a destination in some doncella that could attend his disorders, more than ganglion suppuration in prostration. It traces back the course to shot to find with Vernarth and his minions to direct finally to the braves fields of Gaugamela and the Prehensile Ctónicos who revered to the gods or telluric spirits in the tectonic infra world by opposition to celestial deities, appearing in the tubular ascension of the warm wind that topped the consecration of my roman arteries, and all those that were up expecting them. The oblations of light lit the particles of the woodworm that suspended expelling those that magnetized the fosca matter. The unconnected syntax did periodically in the words of Strigoi from the Capite Velato or head watched from the Ballinger Strigoi that attained relocate. In double increase of sap did it minor to resist his life and his closure lying minimum in front of Wonthelimar, and Mardiath that satisfied him of the company in the eyebolt that sustains the road in his sullen life.

It sings Mardiath: The troops of Vernarth would split from Shot were found his fleet that came from Sudpichi from the Empire of the Horcondising. It explains the legend that in the heights of the Gulf when his army goes sailing, break out on his squares a mysterious tempest of hot airs of Ormuz to the height  665 in miles of Um Kasar, had found pertinent shipping of current Romania. when spotting them and take part inside this frigid ship at all there was, only crunches of topmasts and his sail greater that was spurring and presenting fenced curtains that came from of Sighisoara/Transilvania; where the alike Vlad Tepes stated seated behind a chamber of captaincy writing in his buffet. Each true interval took out a handkerchief to dry his ****** nose, like a pinch of gelatinous darky ink and sullied. It sings Isaías: The presence in the versed and corresponding folio, does relative the prophecy of Emmanuel been born of a ****** that associates to similar prophecy Virgiliana of the Cumana justifying his prophetic symbolism and beholds the caution that blackens skies where the light retracted, thousands are chained during the annunciation of a thousandth abyss like the fateful Strigoi only troubled pastures will have to transplant rebellions, that dying slept for the winnow of the ideal of incipient spiritual ******* dressed of execration. It has trigged the conflagration of the heart that resists the death and that is in decline several times in the conditions awaited by the apostates when denying of the water that does not do them Optimus and does elliptical the radius of obedience in the heart Vernarthiano satisfied of granules of Physconia grumose, whose frequency they become encysted in bodies of traitors reigns and of fungus lineages. The reign of the saints will judge plurality in the thrones with devastation in fatuous beatifications in Pérgamo, already admonished by me.    

Codex VII - Báculo of Sheesham  

Vernarth it calms lying down on the bunks of the fire of Sheesham. Beam and Incense with ultra olfactory and sensory powers, delineating the elementary and phenomenal cores housing and adapting híper connectivity with probity Hinduist the akasha executed the essential foundation in all the things of material cosmovision; the first palpable material element and concrete was created by the god Brahmá (air, fire, water, earth are the others). Did it treat one of the classical elements of Hinduism, pañcha-majá-bhuta or? Five big elements; His main characteristic is the sabda (sound). In sanscrit, this word means "space. It is the physical and eternal substance Akasha, of the ether that flows by the Akasha-Nautas and by Vernarth in each regression parasicológica. Vernarth Takes of a báculo called Key of Sheesham purchased it once anxious for delivering it to his beloved Toscana in the Cathedral St. Mary dei Fiori, in one of his Regressives Lives. They expected it astonished by the tyrannized impulsiveness of the noble in Florencia, of which once again came delayed of the tillage of the barley and of the god’s fatuous next to the Porcellino. It expected long hours until it went out his beloved Maddalena of the Eucharistic ceremonial, while the carried in his right hand his crosier, and in the left a rectangular box sizeable for his hand, inside carried essences of the potpourri of lavender and vellorita, a ring with a stone of amethyst coated by a concave skittle of gold, in the outline supra circulate carried medieval ornaments of silver of Etruria of the Party of the past barley. In front of this acquiescence Sybilla Samiense, followed carrying the clairvoyance where the prophet Isaías there was untied the conflagration of the heart that resists the death and that is in decline several times in the form today from Kafersesuh in Ein Karem, opens the stamp of residing in the cradle where María poses beside his son, already being part of the lithosphere of Getsemaní and of Vernarth in the heart of Maddalena.

Phylogeny in Getsemaní: The **** erectus crossed with multiple pieces of evidence of beings pro-evolutionary-adaptative, Neanderthal/HomoSapiens. Children of Israel wrote parables, epistles, verses, histories, and books, his vocal tract and phonetic spoke of tempest and environmental factors between sky and earth, of the big noise out of us, but little silence in us. The elementary is larynx that only pronounces the image that reports concepts evocative minimal of the sound in distinct placings of the melisma in mega sound. Speaking us how the language varies according to the history, and the half civic-climatic instructing us to his threshold and descendants when giving off by the effusions aerial of the language in assiduous levels tracheo-laryngeal. Earning authoritatively the intervals of vocalization, and relation of the junction with the agriculture and all his dimension descending by his internal walls, but going up by parietal overexcites out of her same.

Of the little air that remains to the world, to follow digesting temporarily assumes leaving flow his extra-air that possessed this in particles mechanically inert, and no in sanctified prophecies with miracles inferences and Inherence that Innova factótum, in the súper existence of which even do not perish by the hand of a monarchic mandate. Like this, the world swallows air in halves suffocating and contaminated whole, whereas others redistribute it for the one who needs to seat at the table to collect the Bread and share it with the other half.  Here it echoes the echo of body Christic, that in Aramaic syndicate much more than a language in his blood, grapheme and phonemes of stylistic in vibratory shock further of his deep stretch reverberating with the grace of his billed divine. Joshua swallows spikes and leaves simultaneously having us in his arms like children of olive-nursling, risk a sheep in his arms giving us lactate hydro-milk of the sustain of a verb creator. Fact strict to preserve the Aramaic and no stray with turning the turns of the leaves in the history, the Aramaic has to incorporate for the times that Joshua grazes us after more than two thousand years even. The one who is walking of one side to another to say us that it still is here, only comfort suggest your walk plagiarized with his larynx the sound of his expression the sheep is mammalian but mammalian that the man as his billed formulates bleats always reflected in the base of his skull for the rest of his children like biblical language, under all the rainbows of Querubines bawling beside boys surrounding them in identical intention! **** habilis, **** Sanctus in a process that possesses Orthodox bases and peripheral anatomical capacity, a linguistic Pythagorean shortcut of the dalliance and sternum when confusing it between yes, not altering his structural complexity neither functional. Of the potential of the Lepidoptera and winged insects, will arise the phenotype that will relate and relativize the mechanical aramea or Aramaic method for no stray the divine tongue, as well as it also is sublime the laryngitic torque of the one who possesses blood and body Aramaic, as his mechanized mystic devours the minimum words with the maximum in an all of the ranges of cacophonies and of prototyped field, they see to my field here spoke the spikes and the insects more than the own mechanical potential of your Voice.

The tunnel of wind filled with Lepidópteras that flew rising in shape helicoidal, everything sensitized with the imminent advent of the saeta magnánima of Zefian that came crossing the perihelion from the high Áullos Kósmos, dialécticamente with abundance credibility in the interior of the geological tunnel of the Profitis Ilias, list to the turgent of lactation doctoral theological. Timoratas And long justices rounded in those who were even exhausted, entre ajar the colophon of the days that began with the identification of the báculo Sheesham, appointing regent of tribulations that drains by his length of trip, to the basality static focusing idiosyncrasies and interests of the Prophet Elías that it received them in the height 103 with passages of Corintios that the saints go to help in the administration of the saints millenials. His capacity will not have the limits of his previous earthly life?  


Codex VIII - Ultramundis Alikantus

Alikantus Archetype of his a short astral trip three days that topped in Gaugamela...! Bulle In hides and discomfort after lightening his igneous hooves by slippery Lerapetras of Lasithi in stepped that seemed to be the same inflows of committed that brought Kanti of Creta, that pyrographed the floor Traciano before arriving at the request of his address. It resorts to Medea, before arriving at Tracia after errate by distinct places in search of protection and councils to protect to his master Vernarth, while it subjected to the last libations opiáceas of vivid liliáceas and angiosperms encapsulated in his pectoral right in the anonymous of Alikanto, asking him to Medea a potion to be able to supply him to his master and reduce inflammation his pectoral for like this can use his armour Áspis Koilé in the fight, as they subtracted three days for the duel. Medea Arrived at the city of Athens on a tempestuous day with a gray dantesco Fusco on the palm of the cliff escaping previously near Abdera, in which the orient proceeded to evacuate sooty plectrums to the sunset. Medea While it looked to the sky, took a piece of anthracite of feldspar to create javelins of aluminum that would have to carry Alikanto to his return, beside the potions for deflating his pectoral infected. It painted the sky with grey lines plotted and lodged later in his wry loop,  sighting from the infinite signals that came joining up in a ray of an alloy whose semblance seemed to be a king, it was Egeo, that not only offered him hospitality but it would link with Medea with the hope that his sorceries allowed him to conceive a son in spite of the advanced of his age. The sorceress fulfilled his expectations by having a son to call Medo. When Teseo, the secret son of Egeo, arrived in Athens had to that his father recognized it like heir Medea took it as a threat to the future of his son and tried to poison it. But Teseo discovered it, accusing it to commit horrible crimes and witchcraft, Medea had to escape again. This crusade had the assistance of Alikantus that transported it flying from Abdera, not to be captured and can supplement the potions that had requested him Alikantus, also with javelins that had to carry to Vernarth to escort him off the splendorous insult. The convulsed Sybilla Cimera customized the symbols of the ceremonial willing forging classical gestures of prodigality, and that at all less was a cornucopia given to zephyrs of the Ultramundis, that revolutionized the boss around that shuddered in the pickets of the dermis rocky that dressed the walls of the final tubule of 103 meters. The channel located referred inclinations of Likantus that harassed, and customize the final discretion of Teseo to finish with the folio of Egeo downward breaking the sentence of his son, and evading it of his stepmother. In this colisseo rooted Teseo beside his mother Etra that did not reveal him the name of his father until it fulfilled sixteen years. Arrived at this age, Teseo could raise the stone, shoe in the sandals and the sword of his father, and initiate his trip to Athens to be recognized like a son of the king. From this obviously Vernarth in the film of Gaugamela dressed him in the sandals Persikaia that did of him the one who never was, and if it died would carry them settled until the altar of the comedies in the Tristanía, where all that surrealist exceeds the loquacity narrow of reality, more than at all in racked muses in forced symptomatology of paranoia or of a heroine Sybilla, that mediated with the Arms of Christi in the iconology of the Codex Raedus.

Vernarth Seated in the edge of the Ultramundis, and broke in front of the cosmos and the solitude that hid all the beings that floated in the ditch that he collected in his moaning, in such judge that it rejected all the creations when feeling his wails, where the demons looked him from the darkness that fragile hastened his Magro occipital, attacking him in front of Medea evading the Satanic circumscription to contravene it the agreed with Egeo. The perjures reigned in the doubts of tragedy favored of Komedia parading in victorious procession, and singing triumphs of duality paranoic tragic, enthroned in the martyrs of tribulation, and in the seeds of the one who does not cease Tragediopathic Ubis, and in facts that speak of the hunger of solitude in all man plunged of the Ultramundis, as only dimensional of the one who burns in his doubts and of Anastasia frustrated. Vernarth Saysekáthisan and the Duoverso in consequence of the Universe seated to dry his tears then Vernarth received from the darkness of the Ultramundis a golden light of steeds Hippeis with an aura of Tesalia, where the krima or criminality become in three chambers threaten from Maceo to the confrontable in the half-hour of Arbela. Vernarth compress desisting the essays of procrastination reconstructing bodies’ severed here more than going isolating of his own souls and sins, with Hebrew souls of root Néfesh that took spooky in capsizing of decapitation of the one who lives exponentiating in the solitude of the Ultramundis. Inexorably the infra earthly holiness of the surrealism exceeds any verse, if it is that it was Lazarus here in the tunnel of wind the one who raises in front of Vernarth embracing him,  and playing it cool the greek of Likantus to fulfill him his mission.


Codex IX Ultramundis Phalanx
            
The labaros of the Phalanx saw from Asia some of the faithful groups of Alexander the Great. They appeared like ursids and Amphibians that came by the near step from Gorgan. "The Red Snake" was a defensive construction from here come the palfreys of Alikanto, preview with big camerades of animals for the body adhered to the cavalry of Alexander the Big. This incredible barbican begins on the coast of the Caspio, north of Gonbade Kavous, and continues to the northwest and disappears in the mountains of Pishkamar. They continued on the buttresses beside Bears and Leviathanes, they formed part of the totemic dreams, that taenia Vernarth when it assumed hallucinations doped by regressive turn by hieratic spaces to the slip away in hardships and incorporate in connection with animal pets in rhythms and waltzes of the applause of his atabales. Alikantus came speedy flying almost without detaining and without distracting when he brought the poisons and instruments of the armory of the panoply. He came Already had for the hours that came to fill out details before taking the game besides the Heavy infantry, Light, and Thessalonians. Inside the most elementary of his mission, he was to do the protocol of the potion, broadcast the preaching beside the Lumberjack, and distribute the javelins to the Hetairoi of Vernarth.

When anchoring the cerulean hoofs of the fire unknown of the Gods, attains to discern as to Vernarth took him out of the back of an Elephant attacker was besides accompanied by the cunning guard dog of Alexander called Péritas, that insinuated him start and raise with windstorms in warlike stratagems. Vernarth Came of his last session frugal Opiácea, for institute vegetal nervous lianas that commonly remained with some of them, and remained cut off in his cephalic vein and jugular stalking his ******, that always spreads in laurels of Cocoon, and by averages of intríngulis that had to gobble up by some days. It would follow daily being joined to the infinite that saw him be born, like the most magnificent Commander of Alexander the Great neither imagined nor collated! The wall Gorgan possessed a length of at least 200 kilometers upper to any one of the Roman walls that outlined in archeology like works of bastion. It was exhausting to exceed it and take a course with beasts since they were upset when being near Tel Gomel to the present that they were approaching the mulch of Vernarth; due to the fact that they were his very adored pets besides the Crocodiles Tupak. The Alazanes were prescribed by a watchdog of the wall of Gorgan being of the Persian army that was seduced by the bears to combat beside Vernarth.

Next to the Bumodos, already saw Vernarth play with his pets, Bears, Crocodiles, and the can of Alejandro Magnus. Further submissively approached shoring his frozen neck, Alikanto or Alikantus preceded with donations and drugs for his master brought of the sleight phalanges by Medea. Vernarth was appreciated and almost emancipated of the branch mowing and the strains venal that populated mostly in his pectoral and both full arms of smelly tattoos that had colonized him. Almost when getting dark on burgeoning them and fluffs of Zeus then begin to arrive the phalanges of Vernarth. The Phalanx of Macedonia was the training of infantry created and used by Filipo II, and later by his son Alexander the Great in the conquest of the Persian Empire. The phalange Macedonia arose, in fact, like the answer in front of holistic modifications and tactical Hellenistic of Theban strategists, Epaminondas and Pelópidas of strengths of earth that deployed at the beginning of the 4th century B.C. For opposition to the superiority, although it already was decadent in training hoplític spartan, that had exerted in the terrestrial fights between the polis Greek until that dates.

The Sybilla European carried a Gladius in his hand but exchanged it with the Xiphos in alternation by the death of innocent entrusted by Herodes the Big, and of the escape of the Holy family to Egypt. This confirms the liturgical grouping of the Triduo Pascual; the alluding passion of Christ and perpetrating the typical dolorism of the Devotio to his death, and triumph to his resurrection. The transposed of surrealism transports to San Juan digging in all the layers and hordes of the Faith, his componential of tribulación that moved in the Egyptian and Greek cartography, moving the triangular areas of the Phalanx, that moved en geometrical block reaching the edges of the hypotenuse gradient and of the tunnel of wind that elevated them cornering to the beast that visited them pretending to be feeble and imprecise.

The dolines collapsed in myriads substances in suspension, while the two swords Gladius and Xiphos were satisfied with blood Greco-roman. Here vegetated the verb of Elías in the corporal resurrection with similarity of triangular body Lazarinus that saw dragging by the power of tow of the ionic Phalanx in his stuck. They were Beings Equis that abstracted in a start of the Be X in his contrary algebraic; an incógnita or something that could take any quantity in other words something unknown, so that the algorithmic links and cater corporeality resuscitator in Lazarus of Betania inside his angles of Holy Geometry. The winds of swing presented viviparous in future observances of visions and perplexity of consciousness, governing fiscality that does resurrect in rabbinic worlds from the highest occupying thrones in the bracket, but of thrice ignoring the belief by means of greater incredulities that the direct truth and more brief. Elías is attracted by the Cinnabar that ponders in an apocalyptic mosaic, in the chamber Esdras, at the end of the mundane reign dissolved and that dies in the same Messiah. Satanás Does not tire to attack the credibility of the Phalanx in manifolds of dispensationalism, perhaps being strongly attached to Carmelo and of the unloyal that never revive in his same bodies unconverted.    


Codex X Ultramundis Lepanto  

Of Lepanto appeared exhausted the Armis Christi with burned eyes volatilized in stratospheres that received them Belligerent. Cual if they went alien castes settled in inflexible breath, refloating from his clámide in fuss and idiosyncrasy. They arrived cracking the pristine stretches from Tel Gómel when they arrived it charges it a military strategist asking him clemency to extend.

Falangist: With the crest in my hands and the Dorus on my clámide from the floor said; each disposal that tried in the double edges of my sword that dent. The upper leaf Sansevieria nominated me to a Hebraic past and to a medieval future, it was the Sword of Saint Jorge, notifying that my family in Kalidona was under a state paradoxical, given to my two greater children that were quoted to the service of the militia. The second inferior edge of my Xiphos and the Sansevieria bent me ruin in front of the prosopopoeia to the entrance with discouraged to defray the sclerosis of my soul follows exploding, surpassing and impelling to my wife in spars of easy undress. I know that my descendants remained buried under the effect of mortal meeting in the catharsis of Pompeii, the future of Saint George that patented! All emigrated and will escape afterward to remain desolated, and attain to return the inopportune comrades to the reintegrate in the verbena of St Mary in Athens, the Saint Patron saint comforted me and prepared my resist of such bad numerary so that someday left to fall my seeds in the wisdom of archangels peasants with sacral devotional fruits. I sighed and I groaned rubbing in my animals! my empties eyes day and night were mesmerized to the ethereally magnetized. They did it beside me, with the singularity of not to affect me, they went by little booklet near to moan not to see them demagnetized by some fatalistic effects and consummatory.

Etréstles moved by the tribulations of the Child of the Falange, bent imposing non-existence afterward that his words involved the exhortation to Hera by his benevolence consummatory to be able to reside beside her. Like this, they would remain immune to progressive lives under the influence of sharp primary stew and secondary in arms of the phalanx. Shinings the eyes of Hera when the spirit of the Falangist is entering to her were not vanities but if the advent of the vanity in ínfulas to the Acrópolis is carrying it to her.  

Sibila Tiburtina sustains it gathering him in his arms saying him: You will receive the heat that you will imprison in the house of the great priest, a scene that will be represented in Prócoro in the neutral corresponding folio. Events and expletives will be of the past, no longer allocated him neither he annoyed. The Arms Christi again swirling with the Souls of Trouvere in last irascible chinks of the winds Eolonimi in the holístic of all the winds that appointed to Vernarth. "They did not go back to live your children heard a Macedonio military", The physical resurrection of the unconverted take place after the tree of Mars when they free to the innocent fallen in the belief versicular that divides the ray with his half where any minute will be able to hit it. The passages of the tunnel of wind are the wasteland that dies revived by the *** cutting overflowing fibrils of vitality from the high for overflow it downwards for those who even expect amazing miracles, walking beside the alive with hypocoristic triviality reborn in his same blood that was spilled. Everything famous goes walking with pennants that raise of his own sepulcre, cutting lower capillaries of the impetuous rising of his pale cheeks, where the scepter Greco-tridentate will be a forbearance of the one who frees and purposeful escape of the tree of Mars. Now lie down beside your children and will be between the hazels and Eolonimis doing revived of the Tágmati or order of succession of the Polis like the unit of elite tribulating the final stretches of the straight of the Ultramundis to the fries the 103 meters glorified.

Etréstles during the millennium of the Satagenesis and Deidagenesis beside the Heosphoros and the Uomo of Valplacci they prostrated to Lucifer in front of Etréstles (Koumeterium Messolonghi, Cap. 45 - Palibrio USE), reflowing and emulating wars of the Peloponeso, is being east a garrison of the general of the Athenian fleet in western Greece. The mentor floats were directed by the admiral Formión that defeated all the Lacedemonios in Naupacto. When they approximated to the province of Nafpaktia, of the Nomo of Aitoloakarnania confined followed the indivises and weightless musks disseminated, disintegrating immortal souls with the damage of the break exhaled that is extinguished in his offering. It is as well as it could cause some aversion not to be condemned to the Hadic infra world, to Tee castes of gods and semi-gods with Sansevierias in green leaves, and clover that chained to the freedom of the furious gases of Xenon and Lithium, slipping away by drainages and spaces where any sword neither launches will cross the atmosphere of Gaugamela-Macedónica, only Vernarth here was hádic and will have to pipe by the untouched pavilions of the spotless backsstore with heroic lineage. Any curly tease or flagrant will slice sanctified carnosities purchased in quoted sessions in the manacled of the Bumodos with the drugs and the potions of Medea.

Codex XI - Ultramundis Raeder      

From Patmos saw come hundreds of hanged boys of the stringers of the pelican blue of the Dodecanese. Raeder cames Hanged with both hands on the rings of iron plating of jasper; from the Greek "iaspis", that means "stone marked". Raeder found it in sharp hydrothermal, in volcanic rocks, and in sedimentary rocks in the surroundings. With four palmate fingers that shod in the hoops of amethyst for the owners of the house that celebrated the actions of thank you, and the celebration of the guidelines of Saint John that sent them transported in his peak golden shoe. Generally, they were more than five thousand those that transited by the regions, they swallowed canonized water of the sea Jonico with the big advantage to reproduce saltwater seas in freshwater to drink. They carried them to each house to fill his vessels and also in periods of seed, irrigated his tillage in summery periods where scarce, with his brown golden plumages raffle the fields of olives and of the ***** vineyards of the Goddess Afrodita. With his whites plumages, they spray the tillage of barley with vinegar and recently wheat fields fished of the legs of Petrobus, his pelican of the dreams! From here they were born all the recipes by all the regions when it depressed them the Bread without firewood and tares. Patmos has recorded in the stringers of the pelican planning every day and go looking for houses where arrive to carry them the Gospel. To all the boys like Raeder accompanied him other blessed, to carry the good news to families that seated expected near in denouements of his social limits when they expected them by the afternoons with the action of gratitude. They ate by the afternoons to expect the boys to taste them Tzatziki; Sauce of yogurt with cucumber and candy with drinks of poppies and honey, they received them in chambers near his gynoecium and right there exchanged the gifts that brought of the Grotto of the Evangelist in Patmos. The boys from the same moment in that the future mother knew or suspected that it was pregnant, attended speedy so that the distribution did not have problems considered them a divine gift,  the only children to the firstborn or those that were born of greater parents, was the privilege of these primogenitures. Reckless renowned and quotations that appear in the Apocalypse of John, in whose introduction says that the author was banished to Patmos, where had his meeting with Jesus in the called Grotto of the Apocalypse that originated everything.

The grotto or foundation of sapphire, was just to the addition of the empty that levitated from the walls of the grotto were molecules with mass hyperactive, delivering him tracks to Raeder near to the Jasper, calcedonia, emerald, sardónica, sardio, crisolito, berilo, topacio, and crisoprasa, but he magnetized with the Iaspis of the genealogy of Kalymnos that revealed him the wave vibrational on the Jasper,  the Arms Christi of Saint John in Apocalypse 21, of verse 19, says there: "The foundations of the wall of the city all lovely stone the first foundation jasper; in the paráfrasis predicted that the foundations of the Megarón will be most of these materials, but regularly of Iaspis of Raeder.

Sibila Gets flu carries the relative scourges to the scene of Flagellation in the praetorium here filigrees hematíes ran by exvotos simulating blood from the celestial, representing the corresponding straight folio. The natural laws of the Parables Iaspias do the alchemy with noble minerals immanent and hypocoristic in the cavern that revealed all this grace to Raeder for the propaedeutic of the Mashiaj when centralizing here the spacetime that said that God has similarity to the Iaspis, as its bed of condensed gold in the expiration and metalization of the cosmic essence. The similarity did that all the walls of the vault or tunnel of the Profitis Ilias governed of Jasper and Cornelian, being this last of blue greens eyes of Raeder glittering in his iris, and in the curvature of mass that did apressed in the interior of the tunnel of wind that also expanded, doing rubíes and sharpnesses of her same. The visibility of the Universe still did hyper brilliant on the inlet of Patmos, for this Petrobus his Pelicano blue topped surrounded in the arch superciliary of Apollo, to train similarity of the metals like his neighbor metalloid.

Isaías says 28:16: "Therefore, Iahveh the Gentleman says like this; Love and behold that I have put in Sion by the foundation a stone, stone tested, we look by where it begins, a stone, but first tested then angular, then lovely of stable foundation; the one who believed. From this situation the Iaspis and Sardio in the mountain of Sion the throne of the Gentleman that accompanied to Raeder and to the lamb flashing beside his idols Petrobus. They did angulars to all the stones some powdered finally and all pyramided by the dolines, in the exquisiteness of the son that presented in the cavern of the most refractory way for irradiate light that warned to Raeder to go by his progenitors. The glory of Raeder did of the glow to garrison enhanced in voices of boys by all Patmos, speaking that his parents were similar lovely stones to the Iaspis.    


Codex XII - Ultramundis Duodecim Evangelii

The twine of the Rainbow did to mutate the labaros in each color disseminated, already descends a peripeteia in the chromatic Era and niveous, discoloring in the Antiphony of entrance that says: I will give you shepherds according to my heart that grazes you in consciousness and experience. Oh God, that have aroused in the Church to Saint Joseph, Mariah, and his Rabí, wise priest, to proclaim the universal vocation to the holiness of the Duodecim Evangelii, grant us his intercesión and example, in the exercise of the ordinary debit having us to our Messiah, and serve with fervent passion in the work Redentive by our Gentleman Jesus Christ.

This big event exerts from the chasm of the Apocalypse, where daily inhabitants bound handwritten and ancient treasures  Sakkelion-Sakellarios. They upset conforming a new resolution in his scriptorium in the Byzantine period they administered alms and tributes, Curiously related with Zaqueo appearing in the new verses from Lucas´s Gospel, 19 1-10, when Jesus Christ goes in Jericho. It was a publican, boss of collectors, and very rich. The collectors worked for the Romans and besides asking for more money the Romans demanded doing this rich way easily, by what was doubly hated. Zaqueo was low in height and for this reason, when Jesus went in in the city of Jericho, all the world banked to see it and he remained backward and did not arrive to see it. Then it advanced and it went up to a species of the fig tree, a sycamore (Ficus sycomorus) since it went to happen in front of her. When Jesús arrived at that place, said him: Zaqueo goes down prompt; because it suits that today it remains me in your house. In front of this, the village muttered that it went to the lodge home of a sinner. Zaqueo retorts that it will give to the poor half of what has, and if it defrauded to somebody previously will give him the quadruple. Jesús answers that salvation has arrived at his house because he also is the son of Abraham. From this antiphony arises the Twelfth Evangelii, which arises in a file that celebrates the haughty morals of tributes that have to motivate by tribal crowds of Gaugamela for the presence of God, by what want his will and No!

The tessitura of the wind tunnel transfigured the next height of 103, after the blonde grace of Abraham murmuring his tent to generate height over Israel and Jacob. The dolines of aspersion evaporated the matter that transfigured in celestial plasma with ranks of metric coercive, of what that up to is down and vice versa for the hemispheres of the Sefirot, and for the Shemot or name of the start of the origin transfiguring in would idolise of Creation in the Universe-Duoverso. From all the corners will split to give reading to this big incident no easy to read, and listen neither less feel in his once become vibrations by the immortality of the events memorials of the history like regent conveyor of the meeting of all the frivolous voices that sin of ignorance, and those that know by ensuing ebullient. That they will be quadrupled the parchments to the fighters that finalize alive or died in Gaugamela, each one carrying in his hands one of them bled. All the crosses relations of the ancient society, infuse parallel of sustainability of Faith by means of the generosity, almost transferred of an essential charisma praised of the esoteric core of the Same dogma, confusing on the way that it has to transport it without having consciousness of the destination that will carry it, and comes badly from the limen of the doubt from the beginning. Since a king, impious Manases was imprisoned and exiled, designated king impío, convivió in the depths of the heat of the Averno. For the modern Christians, Manases is an icon of the Divine pardon, of where arises the traditional pray socrative of Manasés from the jaculatory of Abraham, Isaac, and Jacob, since after being one of the kings more bloodthirsty and pagan of the Jewish, forgave him and even was buried in the city of David, pantheon only reserved for the faithful kings with what deduces that God forgave it entirely.

The Sybilla Délfica carries the crown of spines of the Coronation of Jesús become equally in the praetorium, and as in previous cases to the scene that represents in the neutral corresponding. In the triade Eritrea, rather Herófila, if caste and clairvoyant Délfica and apologetic, his vernacular artery did it native of Marpeso, Trojan Tróade, as in fantasies to be a daughter of a Nymph and Shepherd. It chose it did him escort for the Duodecim Evangelii, from Samos this robbing to Patmos in the foundation of the Megarón with the same polygonal of the Chapel Sixtina in the quattrocento, where Vernarth had assistance in Regression parapsychological of the Quattrocento Duodecim Evangelii, announcing that the Vernolatría serious part of his Apologetic life inspiring prophecies with the Parables Iaspis, extolling erudition after the grave that was in the forest of Apollo Esminteo, returning to his origins to a sinkhole in the Córico mountain.          

Codex XIII - Nix in the Tenebrousness

All the demarcations derived to witness Bastos and impolitic utensils of the undivided Gaugamela. Three days before that the Falangists protested to Vernarth for when they were clouded by the Ekadashi. They fasted three days before and delivered to the visas of Zeus, graduating fulgid movements in his lunar seals eleven days before. It is the penultimate stair; already remained hours to walk by the woodworm that shook the heels of the Phalanges, all the accouterments and animals were conferred to the mysticism of essence and to his disputable worshipper. Now in the boundary circle of the heritages of Gaugamela, Darío came from afterward to move the Tigris, organizing his troops and his harem. The Macedonians had an army that added 7.000 riders and 40.000 children. The heavy cavalry of the elite of Alexander was the Hetairoi and was formed by the nobility of Macedonia, that accompanied Alexander in this battle and went the decisive factor in the faction, Vernarth commanded more than 40 one thousand children, saving narrow relation with the Hetairoi with his arms twinned of divine caste, and the Hoplites Greek that took part to cover the rear of the phalanx, that Vernarth defrays from the more furtive boundary of his doctrine in this mobile taint with thousands of Macedonians singing institutional quarrelsome poetry. From the Dodecanese, Kalidona and all the central Greek archipelagos came to surrender the figure of Vernarth, accompanied by Etréstles of Kalavrita, big hero and defender beside Markos Botsaris (Capitulate 6, pag. 36 Koumeterium Messolonghi / Palibrio USA) in this Magna Epos. Also, Raeder incorporated beside Petrobus the Pelican Blue, Brisehal of Dash-and-Lut and Vlad Strigoi appearing of the transversal valleys of Transilvania, suddenly after having arrived of the Reign of the Horcondising, tackling his Frigate in Valparaíso juxtaposing in the nine elements and in megatonnes to be ratified from the start in a new Celestial wasteland. All camp to five kilometers of the Rio Bumodos, in the ***** north where the shady blemishes favored them of a new lunar phase in tendencies, effusion, and backflow that was the apotheosis influence of energy. The worshipper of the clan did not give him any importance especially only given hierarchy by alone gnosis because in these goods could improve his devotion, so they are occupied in his service.  They are to the expectation to have the juncture of renovating even more his mourning for himself by second certificates to his right-handed with astrológics cosmic interpretations of the Ekadashi, being able to be explained by the shoots of the material world.  The concept contravened to the reverences is that the Ekadashi will be the day in that the Gentleman will persevere attaining the unitary joy dean, contesting flashes incessant by the unbalance emotional community of the assistants, like ingredient spirit that is allocated in his spree, and has to treat to give more start to Vernarth in his regression parapsychological. But besides it is necessary to conceive that we are in singing of subsistence of the hypotenuse, by which do not have to think this Zeus requires extremely our third. He is entirely self-sufficient and is tied to his transcendental world of the vilorta, but not to leave us alone with his vague shimmers of collectivity!

Sibila Helespóntica sustains the cross, the last emblem of the Passion represented in the chaining. As it corresponds in his straight and immediate folio representing the Crucifixión of Christ in the Gólgota, the spaces car selected consigning in the ashlar that came close in technical whispered of works that inspired to Sybilla of Helesponto, she approached with the gear and the utensils of the altarpiece of her same, decorating them with passions that represented in the lineup, eleven days before being sprayed the alcohol on them of first degree in his heads to leave them in the intemperate, and to posterity that came to the goddess of the darks Nix spilling petals macerated and turned sour on all they to inhume them in blasphemies of the god Erebus, in the deep light scarcity of all lethargy marginal to redeem them of the chaos, on an earthly crushed sea unfamous that will be the surface of Gaugamela transiting in the catacombs, with earthy rivers and elusive phlegm escaping of the insectaries light of Ultramundis of the god Tartar. Nix Runs alarming in his muddy tiled, appearing as a winged woman dressed with a black toga cover of stars. It will drive an armature thrown by two steeds properly accompanied by his children twins Hypnos and Tánatos, here besides them trepidation running by any place, for attesting the regrets of the Falangists Hoplites, after being suddenly invaded by mythological strengths of the Auqemenides. Through condensed pulses and of others no designated will be represented on diverse types and in supports of xylographic monumentality in the ceramics and even in the patrimonial immaterial with the hindsight of the Áullos Kósmos. From the Basiliscus will aim to Betelgeuse, dispensing in the Arms Christi to advance to the Fontana's and to Parables Iaspis, staging the Sibyllae Prophetae, vaticinating the paved of the Iaspis of lovely stones for fragment in the elevation and in the maremágnum issued by Sybilla of Helesponto,  raising on the height of 133 in the ordeal of the Gólgota, in orient skull of Abimelech and of Jezabel from the kraníon symbolizing the traffic in places of executions from a kraníon admonished.  

The place of the Gólgota also is uncertain of archaeology. All he knows is that it was out of the city, further from the second wall. It had to be a hill, as it could see from some distance and was near to a way, homologous to the initial of Getsemani, Saint John Apostle amplifies that a new grave was near, in an orchard. The tágmati translated as "order" Indicated the ranks in the Roman army; the saints of the Ancient Will and of the tribulation receive his bodies glorified near the return of Christ to the world. Being Greek root Tagma of put in order from the thoracic head and abdominal, in tagmatization and differentiation of regions of the body or tagmas formed by series of metámeros or similar segments between himself differentiated of the rest. The Ultramundis of the god Tartar here is conceptualized, and corresponds with the metamerization heteronomous of inert organic, and opposes to the of metamerization homonomous, in which all the metámeros or bilateral symmetry in all the appendices that are equivalent. They are those centurions that drilled the rib of the Mashiaj in the Gólgota with whispered symmetry from the head, thorax, and abdómen of the Tágmati, sorting out from the launched Pilum awarding them the Christo Salvatore Vaticinante, but in the dictamen or professing the same symptoms of his passion by the tagma abdominal, toráxico and head in his crown of spines Ziziphus.    


Codex XIV-  Ultramundis Primum apud Orionem finale    

Challenged by the sortilege of the Augur Vernarth gathered with his General Commander and invites him not to separate further of extending them that edging by a docile lunar greyish wind. They gather and they put near one of another.

Vernarth Says: That joy turns to my meditation behaving in this contiguous night to our Falangists Consecrated, and to the cavalry sleeping in Machiavellian dreams when falling in his sink, until in his parishioner and in his steeds so that they do not lose his eyes sung in the drain of the pressing. All lodging as if lying in a genial lawn and honesty of the belly of the Chaos, exhorting hallucinations to those who sleep in the cap of the kraníon, with the wise utopias of the Erebus. Dozing likewise  utopias to the high and rubbering in Orión with a pythoness expression and changing his tacit. Leaving hardly a space of turn to change the tri face cariátide tackling the secondary mirages of Aurion, turned into a decimated Muse captivate for desirous delectation treating them as his heirs, seeing them flatter with his scarlet layer and inscribed with Lambda in your magazine in Gaugamela.  Alexander Magnus answers: That the satirized arms re-spin by the ****** of Amón, popping your eyes-hearings and eyes unheard folded in the martyrdom glaucoma of Anubis, re transforming the constellation of Aurion after we heave us annihilating them in this silent furrowed already embattled! While, I have to wash down your sentences more cleaned with one thousand tempests more than the refrained gallantry that receives in my corrected hemisphere, unbalancing the **** Target of the night, situated in the Lambda on her so that it accompany me with his nurse to the temple, truncating the investment sovereign to the moaning in the lead of Febo.  

When observing Vernarth that the spittle of Febo or the personality of Apollo in Alexander the Great fell repaired, quickly the appraised on his jaw drying him, smiling him and at the same time changing his gestures of nervousness. Taking him and attaching him, since it seemed a retained dizzy of his long addresses parliament with his feudatory. Then it would be prosperous to leave him seated in the side of the aspect that escorts him. In this instant separates and extends his arms to the envious koelum or dialect sky, joint to both swords that also will accompany them with the bronze shake chatter, snorting in the retracted navels.

Vernarth Retorts: Dissolute In my infancy had to walk with my dogs as a ray stayed in his frame when it advanced me to them only sniffed my scarlet aureoles; that they were red stars súper giants and near to the Earth fading. Today it is the belt of Aurion beside the Big General, beating in his groove and changing his course precessional. His hallucinations will move, so that it remains alone in his reddish outline, but not in his physicist componential.

In this way, Vernarth moved the tunnel of the zephyr with the tip of his Dorus when they bent, the shining final of his tip warned to reopen in the intestinal of the firmament when going out launches. Mechanical ran Years light by much more than it has to describe, in front of exact science and in front of a Dorus inaccurate, in a universe that only this distant whereas Vernarth is doing using the protocol of governance, pulling on the floor with the drum, ratling by his dorsal in direction to his shaft that volatile attached of the abbreviated adminícule, for one launches used like Sword Xiphos, arriving at the vertex of Betelgeuse to approximate to the legatee space of radiosity, and of Persia joined in a billed merely advocator. It appears Vernarth behind the cloudscape coughing with cloying fever with a dazzling ruby hypnotizing the muffins of the colossal fénix cosmic, and lighting up to Alexander Magnus when waking up. Sibila Frigia, finally sustained the cross with the risen flag of the same representation that does it the own Christ resurrected in a corresponding scene of Resurrection, in extensive complement of the Sybillas with his Gothic imagination and recentish, with the Sybilla Frigia being the priest that will chair an apolíneo oracle of a historical realm in the western central part of the highlands of Anatolia contrasted with Casandra of the Ilíada.

The incipient muffins sequence to redeemed reigns in that the puérp postpartum aurora, intercede nonetheless of the facets and of the screams of the Cáucaso, of the one who this chained in the irons but frozen of his isolation, for the one who the panic of the Diaísthisi or presage, traps him in millennia taken from a heart stuck in the thorax of the Tágmati, to the Apollyon offered in the abyss of the consecratam, and of the abyssal jumping from the fathomless floor the abysmal destruction providential, and his tulle issuing in those who will not shine after exalting concluded in silty bottoms of the fosca. Regards and Tares will govern intolerable pacts s and promises, early tinted in the heartbreaking disclosures of Saint John, glimpsing to diábolos interventors of Apollyon beside the Sheol of the Koumeterium of Messolonghi, redeeming them in Nínive and ordering in Arbela and Gaugamela in the indissoluble planted zones of the Camels Gigas of Apollyon.    


Codex XV - Apud Secundus finale  

Arbela falls in the hands of castes of the mesnades of Etréstles of Kalavrita, collapsing like lightning and exceeding the charred farmhouses of alien Mosul, to his intrinsic compartments. Of to the contrary was the authority of Maceo, found immediate to Syrian troops, mesopotámicas, medas, split, sucianas, tibarianas, hircanias, albanias and sacesanias, scattered like disturbed Leviathanes of himself same and of debased titans in all the execrations not specified of this avalanche, so that they are carried by his dean leader, and donated to his physiognomy like limpid preys of misfortune when predicting for them in the banishment of his bravery. Later once encysted in the cracks of his stinks would look for in the fatuous emanations of the Phosphorus (Crash of the morning of Venus) drizzled by the glories of the morning and of his distractions, changing the decomposed inert matters to the Aqueménides, incontinenti to be bordered with all the fascination of the dawn. The commanded by Maceo; the commander of Dario, brought a heart to be transplanted from a wise person Dervish that had split to install it after conquering the epic Gesta, and his conjecture of it. They believed to ****** his ascribed gentlemen that seconded to his disconsolate of him…, but brought off by half the substrate character that moves the incessant rumbles in the bitterness of the cicuta unfunded in the Xiphos, offering to the twilight to mark the withdrawal between lights.

Etréstles, spotted a stray prescription in the field of battle, expelling it from the divine sky of Arbela. By the conferred adherents him to Vernarth in this round stroking to Alikanto by the gibbosity right of his steed Kanti, this would cause that they would cross on the same line and gave an oppressive split kinetic curve so that the lancers hyper vibrated with the spin of twist of his masses contracted, adding a field in the tips of the sky to the discouragements and the static Persian. Like this they fought together near of the children, infamous legislation plagiarizing the movement and tying the ribs of rows from left to right of the Syntagma, to fluctuate in the strengths of his graceful Falangists of anxiety. When observing this Moving away Magnus, redouble his heavy cavalry and also challenges similar concert in the maneuvers executed by Etréstles, designating it Diabolical Officiousness curiosity, as they visited inseparable in the Runes of the circulatory movement and in the cardiac system or Kardiá, reimplanting in the spin of twist of return of the children and the cavalry, but with the whole mass of his horses bluish lapis lazuli, wheezing of his nasal like a domestic nasal breath!

Auriga Says: Your venerate you milestones come to upset to the new beings, come to occupy your organisms with arrows on his bodies deterred by the quiver magic of Artemis, with new incarnations and manly gallantries?

Etréstles Jumps from Kanti, represses some militias that were surrounded, and reaches to spot Vernarth, to there is of the hubbub of his transmission recharged on the intimidated enemy. Sometimes they affirmed of one of his hangman of him to resist the pain of his ribs of him, while he vigorously tightened his sword and resisted the suffering that paled in his face, but increasing the size of his arms and legs, to unchain the big booming voice of Sheol or Hell, that piped him in the big stupor of the Persians resigned, afterward he clarified an all in the miscellanea was of the ardor and the pain of the souls expelleds, to testify the quantity of his independence consumed. The lightened environment of emptiness in the tunnel of the Profitis Ilias did feel in the peak of the surface, where was and trembled in the acroteria of entry of the Hexagonal Progenitura. Majestic Gravitational waves struggled here invested, oozing from the volcanic base of Patmos in vertexes of the physical fields and of elementary particles of great similarity to the caverns of Getsemaní, in the suggested detain of the phylogenetic mechanics and of the instauration of the phonetics, all embedded and propelled by the particles hitting on them, causing opposition of mass in the empty internal of the pipe covered by chairs of the Iaspis, propelling unions in progressive waves in viscous fields, very dense when being generated by the Arms Christi and the Souls of Trouvere. These elementary particles of God plunged into aroused basilisks in compound particles in the dynamics of energeia, preexisting already quoted, and adopted by Vernarth in his last parapsychological regression where he collided in the field of Higgs Ipso facto. In the areas W and Z, rather in the W of Wonthelimar and Z of Zefian like patterns of Lights without mass in his vectorial that were attracted by the maremágnum of his matter, where the viscosity is maybe, the confused darkness of the material fossil, mutating by atomic energy from the starvation of the Phoebus Shemesh, or false Sun of Apollo-Leviathan in his demolished asthenia. It was captive of a viscous moraine that collides between yes, arousing occupations of the empty field, already typecast in the boson of Higgs, and in the photons of Wonthelimar that taenia of on dowry, to be prone to the binomial W and Z, in the energized tangent of the shallow elementary bodies transformed in particles with mass. The interaction of the particles resembled a quantum field of the Orchard of Getsemaní with asymmetric and rocky graphics, that supremely did immanent in the trinitary energy that absorbed them in his arrest, concatenating the converted tendency of the field of Higgs in a quantum physical structure symmetrical, therefore in a perfect triangulation trinitarian of elementary particles, activating equidistant of his uniformity between if in all the spin of twist and in the three ataxic angles of unsteadiness of Zefian inroads of his fourth Saeta. The statics longed for the tendency that propagated in a fourth Angulo, but this time in the Progenitura Hexagonal in his six sides concealing the two equilateral triangles, subtended in no massive strengths, that is to say; feeble in a load of a photon, but if having to cross the unions of field that were him apt to auscultate the physics of God. We have to understand that all dogma gathers interactions with the field Diaísthisi or to presage, that recovers the mass of all this or that ventures the idleness of some silent particles that conform his weight, and the global mass affine of his material existence, sponsored by the proton in a cubic meter if it is accelerated. The field that underlies here in Patmos will be of upper physics from the Boson of Higgs or of God, for the grant of mass and of weight in the empty tunnel of wind in the Profitis Ilias, re sustaining the necessary ineffective light of the Febo Shemesh apocryphal of Sheol (Hades and Erebo), for constraining the symmetrical balance magmatic basality of intraterrestrial energy, contributing the supernumerary of her, turned into Light for the reborn world of the Apocalypse. The elementality bearer of the particle of Patmos, in his context of quantum physics, will enumerate like the theory of the Apud Secundus Finale, to generate interactions in the spacetime, that reduce physicality and delay when attending his credibility, in front of facts supra abnormal and bearers of his hyperactive dogmatic abulia, understanding that the graphic of his cerebral activity is genius of the quantum physics, provided with energy without mass, that vertiginously adheres to the protons of his physical strength consolidated, turning it into a kinetic inert element atomic, and in one dynamic of physical solidity. For all the solidness of the wasteland of the Apud (In) of Getsemaní, this will not be consecrated like a mystery, rather it will aspire the just act of immense clemency of the body compacted in the emotion of the feel gravitate, and accelerated transfiguring in an atomic elementary impulse that crystallizes the creative Faith, or was to the Vernarthian Duoverse! The Boson is massive, all the matter that is him leading will be poured by the standard of verticality in the creation, predicting theoretically in the tree of physics whose pipe hyper lives between the root and its foliage, and will consult the effect of his origin for greater challenges of his divine experience.

Singing of Sibila Líbica (bis): !The sparking plugs will inflame, the iridescent eyes of the Mashiaj flashed in the likely mortuary settlement of Vernarth in the oasis of Siwa: “Oh My warm blow of Libya that flatters my cheeks, and my shoulders that groove in the light of the callous cerebral coexistence of Zeus. Singing by you my Didaskein; treating or teaching to the baffled herd that confuses the kitchenware that was born to. b.C., not having a reminiscence of Irradiation in the mastery of the continuous turn to the not contravening of latent ignorance, but yes to find him agreed and effulgent”!
Codice Raedus
En Sevilla a un sevillano
siete hijas le dio Dios,
todas siete fueron hembras
y ninguna fue varón.

A la más chiquita de ellas
le llevó la inclinación
de ir a servir a la guerra
vestidita de varón.

Al montar en el caballo
la espada se le cayó;
por decir, maldita sea,
dijo: maldita sea yo.

El Rey que la estaba oyendo,
de amores se cautivó,
-Madre los ojos de Marcos
son de hembra, no de varón.
-Convídala tú, hijo mío,
a los rios a nadar,
que si ella fuese hembra
no se querrá desnudar.

Toditos los caballeros
se empiezan a desnudar,
y el caballero Don Marcos
se ha retirado a llorar.

Por qué llora Vd. Don Marcos
por qué debo de llorar,
por un falso testimonio
que me quieren levantar.

No llores alma querida
no llores mi corazón,
que eso que tú tanto sientes,
eso lo deseo yo.
Invitación al llanto.  Esto es un llanto,
      ojos, sin fin, llorando,
escombrera adelante, por las ruinas
        de innumerables días.
Ruinas que esparce un cero -autor de nadas,
obra del hombre-, un cero, cuando estalla.
Cayó ciega.  La soltó,
la soltaron, a seis mil
metros de altura, a las cuatro.
¿Hay ojos que le distingan
a la Tierra sus primores
desde tan alto?
¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,
que se tejen, se destejen,
mariposas, hombres, tigres,
amándose y desamándose?
No. Geometría.  Abstractos
colores sin habitantes,
embuste liso de atlas.
Cientos de dedos del viento
una tras otra pasaban
las hojas
-márgenes de nubes blancas-
de las tierras de la Tierra,
vuelta cuaderno de mapas.
Y a un mapa distante, ¿quién
le tiene lástima? Lástima
de una pompa de jabón
irisada, que se quiebra;
o en la arena de la playa
un crujido, un caracol
roto
sin querer, con la pisada. 
Pero esa altura tan alta
que ya no la quieren pájaros,
le ciega al querer su causa
con mil aires transparentes.
Invisibles se le vuelven
al mundo delgadas gracias:
La azucena y sus estambres,
colibríes y sus alas,
las venas que van y vienen,
en tierno azul dibujadas,
por un pecho de doncella.
¿Quién va a quererlas
si no se las ve de cerca?
Él hizo su obligación:
lo que desde veinte esferas
instrumentos ordenaban,
exactamente: soltarla
al momento justo.                                   Nada.
Al principio
no vio casi nada.  Una
mancha, creciendo despacio,
blanca, más blanca, ya cándida.
¿Arrebañados corderos?
¿Vedijas, copos de lana?
Eso sería...
¡Qué peso se le quitaba!
Eso sería: una imagen
que regresa.
Veinte años, atrás, un niño.
Él era un niño -allá atrás-
que en estíos campesinos
con los corderos jugaba
por el pastizal.  Carreras,
topadas, risas, caídas
de bruces sobre la grama,
tan reciente de rocío
que la alegría del mundo
al verse otra vez tan claro,
le refrescaba la cara.
Sí; esas blancuras de ahora,
allá abajo
en vellones dilatadas,
no pueden ser nada malo:
rebaños y más rebaños
serenísimos que pastan
en ancho mapa de tréboles.
Nada malo.  Ecos redondos
de aquella inocencia doble
veinte años atrás: infancia
triscando con el cordero
y retazos celestiales,
del sol niño con las nubes
que empuja, pastora, el alba.
 
Mientras,
detrás de tanta blancura
en la Tierra -no era mapa-
en donde el cero cayó,
el gran desastre empezaba.Muerto inicial y víctima primera:
lo que va a ser y expira en los umbrales
del ser. ¡Ahogado coro de inminencias!
Heráldicas palabras voladoras
-«¡pronto!», «¡en seguida!», «¡ya!»- nuncios de dichas
colman el aire, lo vuelven promesa.
Pero la anunciación jamás se cumple:
la que aguardaba el éxtasis, doncella,
se quedará en su orilla, para siempre
entre su cuerpo y Dios alma suspensa.
¡Qué de esparcidas ruinas de futuro
por todo alrededor, sin que se vean!
Primer beso de amantes incipientes.
¡Asombro! ¿Es obra humana tanto gozo?
¿Podrán los labios repetirlo?  Vuelan
hacia el segundo beso; más que beso,
claridad quieren, buscan la certeza
alegre de su don de hacer milagros
donde las bocas férvidas se encuentran.
¿ Por qué si ya los hálitos se juntan
los labios a posarse nunca llegan?
Tan al borde del beso, no se besan.
Obediente al ardor de un mediodía
la moza muerde ya la fruta nueva.
La boca anhela el más celado jugo;
del anhelo no pasa.  Se le niega
cuando el labio presiente su dulzura
la condensada dentro, primavera,
pulpas de mayo, azúcares de junio,
día a día sumados a la almendra.
Consumación feliz de tanta ruta,
último paso, amante, pie en el aire,
que trae amor adonde amor espera.
Tiembla Julieta de Romeos próximos,
ya abre el alma a Calixto, Melibea.
Pero el paso final no encuentra suelo.
¿Dónde, si se hunde el mundo en la tiniebla,
si ya es nada Verona, y si no hay huerto?
De imposibles se vuelve la pareja.
¿Y esa mano -¿de quién?-, la mano trunca
blanca, en el suelo, sin su brazo, huérfana,
que buscas en el rosal la única abierta,
y cuando ya la alcanza por el tallo
se desprende, dejándose a la rosa,
sin conocer los ojos de su dueña?
¡Cimeras alegrías tremolantes,
gozo inmediato, pasmo que se acerca:
la frase más difícil, la penúltima,
la que lleva, derecho, hasta el acierto,
perfección vislumbrada, nunca nuestra!
¡Imágenes que inclinan su hermosura
sobre espejos que nunca las reflejan!
¡Qué cadáver ingrávido: una mañana
que muere al filo de su aurora cierta!
Vísperas son capullos. Sí, de dichas;
sí, de tiempo, futuros en capullos.
¡Tan hermosas, las vísperas!
                                                          ¡Y muertas!¿Se puede hacer más daño, allí en la Tierra?
Polvo que se levanta de la ruina,
humo del sacrificio, vaho de escombros
dice que sí se puede.  Que hay más pena.
Vasto ayer que se queda sin presente,
vida inmolada en aparentes piedras.
¡Tanto afinar la gracia de los fustes
contra la selva tenebrosa alzados
de donde el miedo viene al alma, pánico!
Junto a un altar de azul, de ola y espuma,
el pensar y la piedra se desposan;
el mármol, que era blanco, es ya blancura.
Alborean columnas por el mundo,
ofreciéndole un orden a la aurora.
No terror, calma pura da este bosque,
de noble savia pórtico.
Vientos y vientos de dos mil otoños
con hojas de esta selva inmarcesible
quisieran aumentar sus hojarascas.
Rectos embisten, curvas les engañan.
Sin botín huyen. ¿Dónde está su fronda?
No pájaros, sus copas, procesiones
de doncellas mantienen en lo alto,
que atraviesan el tiempo, sin moverse.
Este espacio que no era más que espacio
a nadie dedicado, aire en vacío,
la lenta cantería lo redime
piedras poniendo, de oro, sobre piedras,
de aquella indiferencia sin plegaria.
Fiera luz, la del sumo mediodía,
claridad, toda hueca, de tan clara
va aprendiendo, ceñida entre altos muros
mansedumbres, dulzuras; ya es misterio.
Cantan coral callado las ojivas.
Flechas de alba cruzan por los santos
incorpóreos, no hieren, les traen vida
de colores.  La noche se la quita.
La bóveda, al cerrarse abre más cielo.
Y en la hermosura vasta de estos límites
siente el alma que nada la termina.
Tierra sin forma, pobre arcilla; ahora
el torno la conduce hasta su auge:
suave concavidad, nido de dioses.
Poseidón, Venus, Iris, sus siluetas
en su seno se posan.  A esta crátera
ojos, siempre sedientos, a abrevarse
vienen de agua de mito, inagotable.
Guarda la copa en este fondo oscuro
callado resplandor, eco de Olimpo.
Frágil materia es, mas se acomodan
los dioses, los eternos, en su círculo.
Y así, con lentitud que no descansa,
por las obras del hombre se hace el tiempo
profusión fabulosa.  Cuando rueda
el mundo, tesorero, va sumando
-en cada vuelta gana una hermosura-
a belleza de ayer, belleza inédita.
Sobre sus hombros gráciles las horas
dádivas imprevistas acarrean.
¿Vida?  Invención, hallazgo, lo que es
hoy a las cuatro, y a las tres no era.
Gozo de ver que si se marchan unas
trasponiendo la ceja de la tarde,
por el nocturno alcor otras se acercan.
Tiempo, fila de gracias que no cesa.
¡Qué alegría, saber que en cada hora
algo que está viniendo nos espera!
Ninguna ociosa, cada cual su don;
ninguna avara, todo nos lo entregan.
Por las manos que abren somos ricos
y en el regazo, Tierra, de este mundo
dejando van sin pausa
novísimos presentes: diferencias.
¿Flor?  Flores. ¡Qué sinfín de flores, flor!
Todo, en lo igual, distinto: primavera.
Cuando se ve la Tierra amanecerse
se siente más feliz.  La luz que llega
a estrecharle las obras que este día
la acrece su plural. ¡Es más diversa!El cero cae sobre ellas.
Ya no las veo, a las muchas,
las bellísimas, deshechas,
en esa desgarradora
unidad que las confunde,
en la nada, en la escombrera.
Por el escombro busco yo a mis muertos;
más me duele su ser tan invisibles.
Nadie los ve: lo que se ve son formas
truncas; prodigios eran, singulares,
que retornan, vencidos, a su piedra.
Muertos añosos, muertos a lo lejos,
cadáveres perdidos,
en ignorado osario perfecciona
la Tierra, lentamente, su esqueleto.
Su muerte fue hace mucho.  Esperanzada
en no morir, su muerte. Ánima dieron
a masas que yacían en canteras.
Muchas piedras llenaron de temblores.
Mineral que camina hacia la imagen,
misteriosa tibieza, ya corriendo
por las vetas del mármol,
cuando, curva tras curva, se le empuja
hacia su más, a ser pecho de ninfa.
Piedra que late así con un latido
de carne que no es suya, entra en el juego
-ruleta son las horas y los días-:
el jugarse a la nada, o a lo eterno
el caudal de sus formas confiado:
el alma de los hombres, sus autores.
Si es su bulto de carne fugitivo,
ella queda detrás, la salvadora
roca, hija de sus manos, fidelísima,
que acepta con marmóreo silencio
augusto compromiso: eternizarlos.
Menos morir, morir así: transbordo
de una carne terrena a bajel pétreo
que zarpa, sin más aire que le impulse
que un soplo, al expirar, último aliento.
Travesía que empieza, rumbo a siempre;
la brújula no sirve, hay otro norte
que no confía a mapas su secreto;
misteriosos pilotos invisibles,
desde tumbas los guían, mareantes
por aguja de fe, según luceros.
Balsa de dioses, ánfora.
Naves de salvación con un polícromo
velamen de vidrieras, y sus cuentos
mármol, que flota porque vista de Venus.
Naos prodigiosas, sin cesar hendiendo
inmóviles, con proas tajadoras
auroras y crepúsculos, espumas
del tumbo de los años; años, olas
por los siglos alzándose y rompiendo.
Peripecia suprema día y noche,
navegar tesonero
empujado por racha que no atregua:
negación del morir, ansia de vida,
dando sus velas, piedras, a los vientos.
Armadas extrañísimas de afanes,
galeras, no de vivos, no de muertos,
tripulaciones de querencias puras,
incansables remeros,
cada cual con su remo, lo que hizo,
soñando en recalar en la celeste
ensenada segura, la que está
detrás, salva, del tiempo.¡Y todos, ahora, todos,
qué naufragio total, en este escombro!
No tibios, no despedazados miembros
me piden compasión, desde la ruina:
de carne antigua voz antigua, oigo.
Desgarrada blancura, torso abierto,
aquí, a mis pies, informe.
Fue ninfa geométrica, columna.
El corazón que acaban de matarle,
Leucipo, pitagórico,
calculador de sueños, arquitecto,
de su pecho lo fue pasando a mármoles.
Y así, edad tras edad, en estas cándidas
hijas de su diseño
su vivir se salvó.  Todo invisible,
su pálpito y su fuego.
Y ellas abstractos bultos se fingían,
pura piedra, columnas sin misterio.
Más duelo, más allá: serafín trunco,
ángel a trozos, roto mensajero.
Quebrada en seis pedazos
sonrisa, que anunciaba, por el suelo.
Entre el polvo guedejas
de rubia piedra, pelo tan sedeño
que el sol se lo atusaba a cada aurora
con sus dedos primeros.
Alas yacen usadas a lo altísimo,
en barro acaba su plumaje célico.
(A estas plumas del ángel desalado
encomendó su vuelo
sobre los siglos el hermano Pablo,
dulce monje cantero).
Sigo escombro adelante, solo, solo.
Hollando voy los restos
de tantas perfecciones abolidas.
Años, siglos, por siglos acudieron
aquí, a posarse en ellas; rezumaban
arcillas o granitos,
linajes de humedad, frescor edénico.
No piso la materia; en su pedriza
piso al mayor dolor, tiempo deshecho.
Tiempo divino que llegó a ser tiempo
poco a poco, mañana tras su aurora,
mediodía camino de su véspero,
estío que se junta con otoño,
primaveras sumadas al invierno.
Años que nada saben de sus números,
llegándose, marchándose sin prisa,
sol que sale, sol puesto,
artificio diario, lenta rueda
que va subiendo al hombre hasta su cielo.
Piso añicos de tiempo.
Camino sobre anhelos hechos trizas,
sobre los días lentos
que le costó al cincel llegar al ángel;
sobre ardorosas noches,
con el ardor ardidas del desvelo
que en la alta madrugada da, por fin,
con el contorno exacto de su empeño...
Hollando voy las horas jubilares:
triunfo, toque final, remate, término
cuando ya, por constancia o por milagro,
obra se acaba que empezó proyecto.
Lo que era suma en un instante es polvo.
¡Qué derroche de siglos, un momento!
No se derrumban piedras, no, ni imágenes;
lo que se viene abajo es esa hueste
de tercos defensores de sus sueños.
Tropa que dio batalla a las milicias
mudas, sin rostro, de la nada; ejército
que matando a un olvido cada día
conquistó lentamente los milenios.
Se abre por fin la tumba a que escaparon;
les llega aquí la muerte de que huyeron.
Ya encontré mi cadáver, el que lloro.
Cadáver de los muertos que vivían
salvados de sus cuerpos pasajeros.
Un gran silencio en el vacío oscuro,
un gran polvo de obras, triste incienso,
canto inaudito, funeral sin nadie.
Yo sólo le recuerdo, al impalpable,
al NO dicho a la muerte, sostenido
contra tiempo y marea: ése es el muerto.
Soy la sombra que busca en la escombrera.
Con sus siete dolores cada una
mil soledades vienen a mi encuentro.
Hay un crucificado que agoniza
en desolado Gólgota de escombros,
de su cruz separado, cara al cielo.
Como no tiene cruz parece un hombre.
Pero aúlla un perro, un infinito perro
-inmenso aullar nocturno ¿desde dónde?-,
voz clamante entre ruinas por su Dueño.
Siendo mozo Alvargonzález,
dueño de mediana hacienda,
que en otras tierras se dice
bienestar y aquí, opulencia,
en la feria de Berlanga
prendóse de una doncella,
y la tomó por mujer
al año de conocerla.Muy ricas las bodas fueron
y quien las vio las recuerda;
sonadas las tornabodas
que hizo Alvar en su aldea;
hubo gaitas, tamboriles,
flauta, bandurria y vihuela,
fuegos a la valenciana
y danza a la aragonesa.   Feliz vivió Alvargonzález
en el amor de su tierra.
Naciéronle tres varones,
que en el campo son riqueza,
y, ya crecidos, los puso,
uno a cultivar la huerta,
otro a cuidar los merinos,
y dio el menor a la Iglesia.   Mucha sangre de Caín
tiene la gente labriega,
y en el hogar campesino
armó la envidia pelea.   Casáronse los mayores;
tuvo Alvargonzález nueras,
que le trajeron cizaña,
antes que nietos le dieran.   La codicia de los campos
ve tras la muerte la herencia;
no goza de lo que tiene
por ansia de lo que espera.   El menor, que a los latines
prefería las doncellas
hermosas y no gustaba
de vestir por la cabeza,
colgó la sotana un día
y partió a lejanas tierras.La madre lloró, y el padre
diole bendición y herencia.   Alvargonzález ya tiene
la adusta frente arrugada,
por la barba le platea
la sombra azul de la cara.   Una mañana de otoño
salió solo de su casa;
no llevaba sus lebreles,
agudos canes de caza;

  iba triste y pensativo
por la alameda dorada;
anduvo largo camino
y llegó a una fuente clara.   Echóse en la tierra; puso
sobre una piedra la manta,
y a la vera de la fuente
durmió al arrullo del agua.   Y Alvargonzález veía,
como Jacob, una escala
que iba de la tierra al cielo,
y oyó una voz que le hablaba.Mas las hadas hilanderas,
entre las vedijas blancas
y vellones de oro, han puesto
un mechón de negra lana.Tres niños están jugando
a la puerta de su casa;
entre los mayores brinca
un cuervo de negras alas.La mujer vigila, cose
y, a ratos, sonríe y canta.-Hijos, ¿qué hacéis? -les pregunta.Ellos se miran y callan.-Subid al monte, hijos míos,
y antes que la noche caiga,
con un brazado de estepas
hacedme una buena llama.   Sobre el lar de Alvargonzález
está la leña apilada;
el mayor quiere encenderla,
pero no brota la llama.-Padre, la hoguera no prende,
está la estepa mojada.   Su hermano viene a ayudarle
y arroja astillas y ramas
sobre los troncos de roble;
pero el rescoldo se apaga.Acude el menor, y enciende,
bajo la negra campana
de la cocina, una hoguera
que alumbra toda la casa.   Alvargonzález levanta
en brazos al más pequeño
y en sus rodillas lo sienta;-Tus manos hacen el fuego;
aunque el último naciste
tú eres en mi amor primero.   Los dos mayores se alejan
por los rincones del sueño.
Entre los dos fugitivos
reluce un hacha de hierro.   Sobre los campos desnudos,
la luna llena manchada
de un arrebol purpurino,
enorme globo, asomaba.Los hijos de Alvargonzález
silenciosos caminaban,
y han visto al padre dormido
junto de la fuente clara.   Tiene el padre entre las cejas
un ceño que le aborrasca
el rostro, un tachón sombrío
como la huella de un hacha.Soñando está con sus hijos,
que sus hijos lo apuñalan;
y cuando despierta mira
que es cierto lo que soñaba.   A la vera de la fuente
quedó Alvargonzález muerto.Tiene cuatro puñaladas
entre el costado y el pecho,
por donde la sangre brota,
más un hachazo en el cuello.Cuenta la hazaña del campo
el agua clara corriendo,
mientras los dos asesinos
huyen hacia los hayedos.Hasta la Laguna Negra,
bajo las fuentes del Duero,
llevan el muerto, dejando
detrás un rastro sangriento,
y en la laguna sin fondo,
que guarda bien los secretos,
con una piedra amarrada
a los pies, tumba le dieron.   Se encontró junto a la fuente
la manta de Alvargonzález,
y, camino del hayedo,
se vio un reguero de sangre.Nadie de la aldea ha osado
a la laguna acercarse,
y el sondarla inútil fuera,
que es la laguna insondable.Un buhonero, que cruzaba
aquellas tierras errante,
fue en Dauria acusado, preso
y muerto en garrote infame.   Pasados algunos meses,
la madre murió de pena.Los que muerta la encontraron
dicen que las manos yertas
sobre su rostro tenía,
oculto el rostro con ellas.   Los hijos de Alvargonzález
ya tienen majada y huerta,
campos de trigo y centeno
y prados de fina hierba;
en el olmo viejo, hendido
por el rayo, la colmena,
dos yuntas para el arado,
un mastín y mil ovejas.
    Ya están las zarzas floridas
y los ciruelos blanquean;
ya las abejas doradas
liban para sus colmenas,
y en los nidos, que coronan
las torres de las iglesias,
asoman los garabatos
ganchudos de las cigüeñas.Ya los olmos del camino
y chopos de las riberas
de los arroyos, que buscan
al padre Duero, verdean.El cielo está azul, los montes
sin nieve son de violeta.La tierra de Alvargonzález
se colmará de riqueza;
muerto está quien la ha labrado,
mas no le cubre la tierra.   La hermosa tierra de España
adusta, fina y guerrera
Castilla, de largos ríos,
tiene un puñado de sierras
entre Soria y Burgos como
reductos de fortaleza,
como yelmos crestonados,
y Urbión es una cimera.   Los hijos de Alvargonzález,
por una empinada senda,
para tomar el camino
de Salduero a Covaleda,
cabalgan en pardas mulas,
bajo el pinar de Vinuesa.Van en busca de ganado
con que volver a su aldea,
y por tierra de pinares
larga jornada comienzan.Van Duero arriba, dejando
atrás los arcos de piedra
del puente y el caserío
de la ociosa y opulenta
villa de indianos. El río
al fondo del valle, suena,
y de las cabalgaduras
los cascos baten las piedras.A la otra orilla del Duero
canta una voz lastimera:«La tierra de Alvargonzález
se colmará de riqueza,
y el que la tierra ha labrado
no duerme bajo la tierra.»   Llegados son a un paraje
en donde el pinar se espesa,
y el mayor, que abre la marcha,
su parda mula espolea,
diciendo: -Démonos prisa;
porque son más de dos leguas
de pinar y hay que apurarlas
antes que la noche venga.Dos hijos del campo, hechos
a quebradas y asperezas,
porque recuerdan un día
la tarde en el monte tiemblan.Allá en lo espeso del bosque
otra vez la copla suena:«La tierra de Alvargonzález
se colmará de riqueza,
y el que la tierra ha labrado
no duerme bajo la tierra».   Desde Salduero el camino
va al hilo de la ribera;
a ambas márgenes del río
el pinar crece y se eleva,
y las rocas se aborrascan,
al par que el valle se estrecha.Los fuertes pinos del bosque
con sus copas gigantescas
y sus desnudas raíces
amarradas a las piedras;
los de troncos plateados
cuyas frondas azulean,
pinos jóvenes; los viejos,
cubiertos de blanca lepra,
musgos y líquenes canos
que el grueso tronco rodean,
colman el valle y se pierden
rebasando ambas laderasJuan, el mayor, dice: -Hermano,
si Blas Antonio apacienta
cerca de Urbión su vacada,
largo camino nos queda.-Cuando hacia Urbión alarguemos
se puede acortar de vuelta,
tomando por el atajo,
hacia la Laguna Negra
y bajando por el puerto
de Santa Inés a Vinuesa.-Mala tierra y peor camino.
Te juro que no quisiera
verlos otra vez. Cerremos
los tratos en Covaleda;
hagamos noche y, al alba,
volvámonos a la aldea
por este valle, que, a veces,
quien piensa atajar rodea.Cerca del río cabalgan
los hermanos, y contemplan
cómo el bosque centenario,
al par que avanzan, aumenta,
y la roqueda del monte
el horizonte les cierra.El agua, que va saltando,
parece que canta o cuenta:«La tierra de Alvargonzález
se colmará de riqueza,
y el que la tierra ha labrado
no duerme bajo la tierra».
    Aunque la codicia tiene
redil que encierre la oveja,
trojes que guarden el trigo,
bolsas para la moneda,
y garras, no tiene manos
que sepan labrar la tierra.Así, a un año de abundancia
siguió un año de pobreza.   En los sembrados crecieron
las amapolas sangrientas;
pudrió el tizón las espigas
de trigales y de avenas;
hielos tardíos mataron
en flor la fruta en la huerta,
y una mala hechicería
hizo enfermar las ovejas.A los dos Alvargonzález
maldijo Dios en sus tierras,
y al año pobre siguieron
largos años de miseria.   Es una noche de invierno.
Cae la nieve en remolinos.
Los Alvargonzález velan
un fuego casi extinguido.El pensamiento amarrado
tienen a un recuerdo mismo,
y en las ascuas mortecinas
del hogar los ojos fijos.No tienen leña ni sueño.Larga es la noche y el frío
arrecia. Un candil humea
en el muro ennegrecido.El aire agita la llama,
que pone un  fulgor rojizo
sobre las dos pensativas 
testas de los asesinos.El mayor de Alvargonzález,
lanzando un ronco suspiro,
rompe el silencio, exclamando:-Hermano, ¡qué mal hicimos!El viento la puerta bate
hace temblar el postigo,
y suena en la chimenea
con hueco y largo bramido.Después, el silencio vuelve,
y a intervalos el pabilo
del candil chisporrotea
en el aire aterecido.El segundo dijo: -Hermano,
¡demos lo viejo al olvido!

  Es una noche de invierno.
Azota el viento las ramas
de los álamos. La nieve
ha puesto la tierra blanca.Bajo la nevada, un hombre
por el camino cabalga;
va cubierto hasta los ojos,
embozado en negra capa.Entrado en la aldea, busca
de Alvargonzález la casa,
y ante su puerta llegado,
sin echar pie a tierra, llama.   Los dos hermanos oyeron
una aldabada a la puerta,
y de una cabalgadura
los cascos sobre las piedras.Ambos los ojos alzaron
llenos de espanto y sorpresa.-¿Quién es?  Responda -gritaron.-Miguel -respondieron fuera.Era la voz del viajero
que partió a lejanas tierras.   Abierto el portón, entróse
a caballo el caballero
y echó pie a tierra. Venía
todo de nieve cubierto.En brazos de sus hermanos
lloró algún rato en silencio.Después dio el caballo al uno,
al otro, capa y sombrero,
y en la estancia campesina
buscó el arrimo del fuego.   El menor de los hermanos,
que niño y aventurero
fue más allá de los mares
y hoy torna indiano opulento,
vestía con ***** traje
de peludo terciopelo,
ajustado a la cintura
por ancho cinto de cuero.Gruesa cadena formaba
un bucle de oro en su pecho.Era un hombre alto y robusto,
con ojos grandes y negros
llenos de melancolía;
la tez de color moreno,
y sobre la frente comba
enmarañados cabellos;
el hijo que saca porte
señor de padre labriego,
a quien fortuna le debe
amor, poder y dinero.
De los tres Alvargonzález
era Miguel el más bello;
porque al mayor afeaba
el muy poblado entrecejo
bajo la frente mezquina,
y al segundo, los inquietos
ojos que mirar no saben
de frente, torvos y fieros.   Los tres hermanos contemplan
el triste hogar en silencio;
y con la noche cerrada
arrecia el frío y el viento.-Hermanos, ¿no tenéis leña?-dice Miguel.             -No tenemos
-responde el mayor.               Un hombre,
milagrosamente, ha abierto
la gruesa puerta cerrada
con doble barra de hierro.

El hombre que ha entrado tiene
el rostro del padre muerto.Un halo de luz dorada
orla sus blancos cabellos.
Lleva un haz de leña al hombro
y empuña un hacha de hierro.   De aquellos campos malditos,
Miguel a sus dos hermanos
compró una parte, que mucho
caudal de América trajo,
y aun en tierra mala, el oro
luce mejor que enterrado,
y más en mano de pobres
que oculto en orza de barro.   Diose a trabajar la tierra
con fe y tesón el indiano,
y a laborar los mayores
sus pegujales tornaron.   Ya con macizas espigas,
preñadas de rubios granos,
a los campos de Miguel
tornó el fecundo verano;
y ya de aldea en aldea
se cuenta como un milagro,
que los asesinos tienen
la maldición en sus campos.   Ya el pueblo canta una copla
que narra el crimen pasado:«A la orilla de la fuente
lo asesinaron.¡qué mala muerte le dieron
los hijos malos!En la laguna sin fondo
al padre muerto arrojaron.No duerme bajo la tierra
el que la tierra ha labrado».   Miguel, con sus dos lebreles
y armado de su escopeta,
hacia el azul de los montes,
en una tarde serena,
caminaba entre los verdes
chopos de la carretera,
y oyó una voz que cantaba:«No tiene tumba en la tierra.
Entre los pinos del valle
del Revinuesa,
al padre muerto llevaron
hasta la Laguna Negra».
    La casa de Alvargonzález
era una casona vieja,
con cuatro estrechas ventanas,
separada de la aldea
cien pasos y entre dos olmos
que, gigantes centinelas,
sombra le dan en verano,
y en el otoño hojas secas.   Es casa de labradores,
gente aunque rica plebeya,
donde el hogar humeante
con sus escaños de piedra
se ve sin entrar, si tiene
abierta al campo la puerta.   Al arrimo del rescoldo
del hogar borbollonean
dos pucherillos de barro,
que a dos familias sustentan.   A diestra mano, la cuadra
y el corral; a la siniestra,
huerto y abejar, y, al fondo,
una gastada escalera,
que va a las habitaciones
partidas en dos viviendas.   Los Alvargonzález moran
con sus mujeres en ellas.
A ambas parejas que hubieron,
sin que lograrse pudieran,
dos hijos, sobrado espacio
les da la casa paterna.   En una estancia que tiene
luz al huerto, hay una mesa
con gruesa tabla de roble,
dos sillones de vaqueta,
colgado en el muro, un *****
ábaco de enormes cuentas,
y unas espuelas mohosas
sobre un arcón de madera.   Era una estancia olvidada
donde hoy Miguel se aposenta.
Y era allí donde los padres
veían en primavera
el huerto en flor, y en el cielo
de mayo, azul, la cigüeña
-cuando las rosas se abren
y los zarzales blanquean-
que enseñaba a sus hijuelos
a usar de las alas lentas.   Y en las noches del verano,
cuando la calor desvela,
desde la ventana al dulce
ruiseñor cantar oyeran.   Fue allí donde Alvargonzález,
del orgullo de su huerta
y del amor a los suyos,
sacó sueños de grandeza.   Cuando en brazos de la madre
vio la figura risueña
del primer hijo, bruñida
de rubio sol la cabeza,
del niño que levantaba
las codiciosas, pequeñas
manos a las rojas guindas
y a las moradas ciruelas,
o aquella tarde de otoño,
dorada, plácida y buena,
él pensó que ser podría
feliz el hombre en la tierra.   Hoy canta el pueblo una copla
que va de aldea en aldea:«¡Oh casa de Alvargonzález,
qué malos días te esperan;
casa de los asesinos,
que nadie llame a tu puerta!»   Es una tarde de otoño.
En la alameda dorada
no quedan ya ruiseñores;
enmudeció la cigarra.   Las últimas golondrinas,
que no emprendieron la marcha,
morirán, y las cigüeñas
de sus nidos de retamas,
en torres y campanarios,
huyeron.           Sobre la casa
de Alvargonzález, los olmos
sus hojas que el viento arranca
van dejando. Todavía
las tres redondas acacias,
en el atrio de la iglesia,
conservan verdes sus ramas,
y las castañas de Indias
a intervalos se desgajan
cubiertas de sus erizos;
tiene el rosal rosas grana
otra vez, y en las praderas
brilla la alegre otoñada.   En laderas y en alcores,
en ribazos y en cañadas,
el verde nuevo y la hierba,
aún del estío quemada,
alternan; los serrijones
pelados, las lomas calvas,
se coronan de plomizas
nubes apelotonadas;
y bajo el pinar gigante,
entre las marchitas zarzas
y amarillentos helechos,
corren las crecidas aguas
a engrosar el padre río
por canchales y barrancas.   Abunda en la tierra un gris
de plomo y azul de plata,
con manchas de roja herrumbre,
todo envuelto en luz violada.   ¡Oh tierras de Alvargonzález,
en el corazón de España,
tierras pobres, tierras tristes,
tan tristes que tienen alma!   Páramo que cruza el lobo
aullando a la luna clara
de bosque a bosque, baldíos
llenos de peñas rodadas,
donde roída de buitres
brilla una osamenta blanca;
pobres campos solitarios
sin caminos ni posadas,¡oh pobres campos malditos,
pobres campos de mi patria!
    Una mañana de otoño,
cuando la tierra se labra,
Juan y el indiano aparejan
las dos yuntas de la casa.
Martín se quedó en el huerto
arrancando hierbas malas.   Una mañana de otoño,
cuando los campos se aran,
sobre un otero, que tiene
el cielo de la mañana
por fondo, la parda yunta
de Juan lentamente avanza.   Cardos, lampazos y abrojos,
avena loca y cizaña,
llenan la tierra maldita,
tenaz a pico y a escarda.   Del corvo arado de roble
la hundida reja trabaja
con vano esfuerzo; parece,
que al par que hiende la entraña
del campo y hace camino
se cierra otra vez la zanja.   «Cuando el asesino labre
será su labor pesada;
antes que un surco en la tierra,
tendrá una arruga en su cara».   Martín, que estaba en la huerta
cavando, sobre su azada
quedó apoyado un momento;
frío sudor le bañaba
el rostro.           Por el Oriente,
la luna llena, manchada
de un arrebol purpurino,
lucía tras de la tapia
del huerto.           Martín tenía
la sangre de horror helada.
La azada que hundió en la tierra
teñida de sangre estaba.   En la tierra en que ha nacido
supo afincar el indiano;
por mujer a una doncella
rica y hermosa ha tomado.   La hacienda de Alvargonzález
ya es suya, que sus hermanos
todo le vendieron: casa,
huerto, colmenar y campo.   Juan y Martín, los mayores
de Alvargonzález, un
El bosque centenario
En sus antros encierra
Ese silencio eterno que acompaña
A las salvajes pompas de la América.

En el espeso toldo
Que al sol el paso niega,
Los cenzontles que cantan en las noches,
De rama en rama sin zozobras vuelan.

Y el cardenal errante,
Y el colibrí de seda,
Al beso de las tibias alboradas,
Dando celos al iris, juguetean.

De las copas más altas,
Como argentadas hebras,
Las canas de los viejos ahuehuetes
Dan a los vientos sus robustas crenchas.

Y revistiendo el tronco
De secular corteza,
Matizando sus tronos de esmeralda,
Se abre a la luz la trepadora hiedra.

Tapiza el suelo un musgo
Que ni el verano seca,
Donde recoge el aire en las mañanas
Un sempiterno olor a flores nuevas.

El bosque centenario
En su extensión inmensa
Repercute en las tardes los acentos
Más dulces de los cánticos aztecas.

Las voces de una raza
Peregrina y guerrera
Que va dejando con su sangre hirviente
De su incesante caminar las huellas.

Y vagan esas notas
Dulcísimas y tiernas,
Enseñando a los pájaros salvajes
Tristes y melancólicas cadencias.

Las repite el cenzontle
En la noche serena,
Cuando la luna en el azul espacio
El heno de los árboles platea.

Las dice la calandria,
El clarín las remeda,
Y en las tardes de mayo los jilgueros
Trovan los himnos de su amor con ellas.

Y cuando en tristes horas
De lluvia y de tinieblas
La tempestad su carro de relámpagos
Sobre los viejos árboles pasea,

Y con ojos de llamas
La lechuza agorera
Predice la catástrofe y la muerte
Como alada Sibila de la selva,

Cuando los vientos rugen,
Cuando los troncos tiemblan
Y cual cinta de lumbre en ***** abismo
El rayo retumbando culebrea,

En el fondo del bosque,
Rasgando las tinieblas,
Se oye dulcísima y doliente
Que canta melancólicas endechas.

Son las notas de un arpa
De misteriosas cuerdas
En que surgen estrofas no aprendidas
Cuando calla el placer y hablan las penas.

Las extrañas canciones
Entre la sombra vuelan,
Mezclándose del viento a los rugidos
Y al sordo rebramar de la tormenta.

Vagan en el ramaje,
Cruzan por la maleza,
Y el paso no les corta la falange
De sabinos cual mudos centinelas.

Se extienden en los lagos
De superficie tersa
Donde crecen los juncos cimbradores
Y sus corolas abren las ninfeas.

Cruzan por los maizales
Cuyas cañas esbeltas
Sus hinchadas espigas, a las lluvias
Levantan a los cielos en ofrenda.

¿Quién canta esas canciones?
¿Quién dice esas endechas,
Que ya traspuesto el sol y quieto el mundo
Repiten los cenzontles en la selva?

¿De qué garganta brotan?
¿Quién delira con ellas
Y en la imponente majestad del bosque
En tristísimas horas las eleva?

Mirad, hay en el fondo,
Tras la enramada espesa,
Dominando los altos ahuehuetes
Una montaña de verdor cubierta.

La mano de un gigante
Amontonó sus piedras,
Sobre las cuales fabricó un palacio,
Para propio solaz, un rey azteca.

Son espesos sus muros,
Angostas son sus puertas,
Y parece, mirado desde lejos,
Vetusta cripta en la extensión desierta.

Pega el nopal al muro
Sus espinosas pencas,
Y como cenicientos obeliscos
Los órganos tristísimos lo cercan.

No tiene escudo noble
Tan rara fortaleza,
Ni levadizo puente, ni ancho foso,
Ni rastrillo, ni glacis, ni poterna.

No guarda férreos cascos,
Ni lanzas, ni rodelas,
Ni resonó jamás en sus salones
La armadura brutal de la Edad Media.

Los señores que ha visto
Esgrimen arco y flecha,
Llevan al combatir desnudo el ****
Y adornada con plumas la cabeza.

Obscuros son sus ojos,
Sus cabelleras negras,
Su cutis, siempre al sol, color de trigo,
Sencillas sus costumbres y su lengua.

En tan triste palacio
Con sus damas se hospeda
Siempre sola, llorosa y resignada,
Como un lirio con alma, una princesa.

Y vive sin que nadie
A visitarla venga,
Que por rencor y celos y venganza
Víctima del amor allí la encierran.

Amó, cual amar saben
En su raza, en su tierra,
Las mujeres que encienden sus pupilas
Con la del alma inextinguible hoguera,

Un hermano celoso
De su pasión intensa,
Mató al indio bizarro que formaba
El culto terrenal de la doncella.

Y entonces con la rabia
Que electriza a las fieras,
Cuando el artero cazador destroza
Al cachorro que esconden en la cueva,

Ella tomó en sus manos
La macana de piedra
Y castigó a su hermano con un golpe
Que bien pudo arrancarle la existencia.

El padre, como ejemplo,
Como justa sentencia,
La alejó de su lado y encerróla,
Del viejo bosque en la mansión severa.

Y allí con la alborada,
Cuando la luz despierta,
Cuando en todas las ramas hay cantares
Y alza un himno de amor toda la selva,

Cuando se abren las fibras
Y en sus corolas tiemblan
Los pintados y errantes chupamirtos
Que de sabrosas mieles se alimentan,

Se oye como desciende,
Por las abruptas peñas,
Envuelta en un mantón de blancas plumas,
Seguida de sus damas, la Princesa.

Siempre al pisar el bosque
Toma la misma senda,
Para buscar el sitio apetecido
En que el placer y la delicia encuentra.

Allá, bajo las ramas
Más verdes, más espesas,
Y donde en haces de colores vivos
El sol naciente sus fulgores quiebra,

Engastada en el musgo
Cual líquida turquesa,
Convidando a la vida y al deleite,
Espejo del follaje, está la alberca.

El manantial fecundo
Al fondo borbotea,
Sin que nadie perciba sus rumores
Ni la quietud perturbe de la selva.

Dicen que cuando alguno
Se posa en sus arenas,
Queda encantado y con extraña forma,
Y el que a buscarlo va, jamás lo encuentra.

Por eso todos temen,
Y aún los hombres recelan,
Sumergirse en las ondas cristalinas
De una agua tan azul y tan serena.

Sólo la hermosa joven,
Cuando a los bordes llega,
Fija en el manantial una mirada
Que es la viva expresión de una promesa.

Deja el manto de pluma,
Sus cabellos destrenza,
Y a las caricias púdicas del agua,
Dando tregua al dolor, feliz se entrega.

Y míranse en las ondas
Las formas hechiceras,
Deslizarse flotantes y tranquilas
Como la flor que la corriente lleva.

Si el bello busto asoma,
Sobre los senos ruedan
Las gotas trasparentes y brillantes
Como si fuesen lágrimas o perlas.

Y cuando el cuerpo airoso
Quieto flotando queda,
Parece que el cristal azul y terso,
Enamorado sus contornos besa.

Semeja blanca ondina,
Ruborosa sirena,
Que, con un beso, el sol americano
Quemó su piel y la tornó trigueña.

¿Oís? cantan muy dulce
Las aves de la selva,
Las brisas no estremecen el ramaje,
Ni el heno gris en los sabinos tiembla.

El aire está suspenso,
Ningún rumor se eleva,
Porque en el viejo bosque centenario
Juega desnuda la gentil doncella.


Salta un instante al borde
De la azulosa terma,
Y los encantos que la dio natura
Sin velo encubridor al aire muestra.

Y escúchase de pronto
Un grito de sorpresa,
Cual lo lanzara el que soñó en un cielo
Y al fin, sin esperarlo, lo contempla.

Por el vetusto bosque,
El grito aquel resuena,
Y levanta los ojos espantados
La ninfa que en las aguas se refleja.

Y sin tino, temblando,
Pálida, como muerta,
Descubre entre las ramas de un sabino
De un ser desconocido la cabeza.

Es un amante osado,
Es un guerrero azteca,
Que adora a la doncella y la persigue,
Y hoy en su virgen desnudez la acecha.

Sin conceder más tiempo
De que sus formas vea,
Herida en su pudor la altiva joven
Se sumerge en el agua con violencia.

Y al manantial desciende
Y toca sus arenas,
Y se pierde a los ojos de sus damas
Y el guerrero la busca y no la encuentra.

Cruzaron varios soles
Por la azulada esfera,
Y nadie supo el postrimer destino
De aquella humana y púdica azucena.
Que allí quedó encantada,
Refieren las leyendas,
Y que al mediar los soles y las lunas
Flota sobre la líquida turquesa.

Su nombre ignoran todos,
Nadie ignora sus penas,
Y quedan de sus gracias como espejo
Los movibles cristales de la alberca.
Más gallarda que el nenúfar
Que sobre las verdes ondas,
Al soplo del manso viento
Se mece al rayar la aurora,
Es una linda doncella
Que tiene por nombre Rosa,
Y a fe que no hay en los campos
Igual a sus gracias otra.
Vive en Pátzcuaro, en la Villa
De hermoso lago señora,
Lago que retrata un cielo
Limpio y azul, donde flotan
Blancas nubes que semejan
Grupos de errantes gaviotas.

Está en la flor de la vida,
No empaña ninguna sombra
Las primeras ilusiones
Con que el amor ia corona
Ama Rosa y es amada
Con un amor que no estorban
Sus padres, porque comprenden
Que ei joven que para esposa
La pretende, nobies prendas
Y honrado nombre atesora.
Cuentan ios que io conocen
Que tal mérito le abona,
Que no hay otro que le iguale
Cien leguas a la redonda.

Y aunque alabanza de amigo
Pueda tacnarse de impropia,
Nadie niega que remando
Tiene ei alma generosa;
Que sus riquezas divide
Con ios que sufren y lloran,
Que es tan bravo, que el peligro
Desdeña y jamas provoca,
Pero io humilla y io vence
Cuando en su camino asoma.

No hay jinete más garboso
Ni más diestro, porque asombra
Cuando de potro rebelde
Los fieros ímpetus doma,
Y es tan amable en su trato,
Tan cumplido en su persona,
Tan generoso en sus hechos
Y tan resuelto en sus obras,
Que la envidia no se atreve
Con su lengua ponzoñosa
A manchar su justa fama
Cuando cualquiera lo nombra.

Ya se prepara la fiesta,
Cercanas están las bodas.
Los padres cuentan los días,
Los prometidos las horas;
Los amigos se disponen
Para obsequiar a la novia
Dando brillo con sus galas
A la nupcial ceremonia.
Y aunque es tiesta de familia
Por suya el pueblo la toma.
Y en llevarla bien al cabo
Se empeña la Villa toda.
¡Con qué profunda tristeza
Vive Rosa en su retiro!
Está pálida su frente
Y están sus ojos sin brillo;
De la noche a la mañana
Corre de su llanto el hilo,
Sus padres sufren con ella
Y están tristes y abatidos.

No le da el sueño descanso
Ni el sol le procura alivio,
Que son la luz y las sombras
Para el que sufre lo mismo.
Está muy lejos Fernando,
Muy lejos y en gran peligro
Por que al llegar de la boda
El instante apetecido,
Invadió como un torrente
La ciudad el enemigo.

El pabellón del imperio
Halla en Patzcuaro un asilo,
Los franceses se apoderan
Del sosegado recinto,
Su ley imponen a todos,
Subyugan al pueblo altivo,
Y Fernando en su caballo,
De pocos hombres seguido,
Sale a buscar la bandera
Que veneró desde niño,
Y que agita en las montañas
El viento del patriotismo.

Ni el amor ni la esperanza
Le cerraron el camino,
Que ciego a todo embeleso
Y sordo a todo atractivo,
La Patria, sólo la Patria
En tales horas ha visto,
Y por ella deja todo
A salvarla decidido.

Rosa se queda llorando
Y como agostado lirio,
No hay fuerza que la levante
Ni sol que le infunda brío;
De su amoroso Fernando
Sólo sabe lo que han dicho;
Fue a la guerra y lo conoce,
Firme, noble y decidido;
Lo sueña entre los primeros
Que acometen los peligros;
Sabe que en todos los casos,
Entre muerte y servilismo
Ha de preferir la muerte
Que es vida para los dignos
Y con profunda tristeza
Vive Rosa en su retiro
Sin consuelo ni descanso,
Sin esperanza ni alivio,
Que son la luz y las sombras
Para el que sufre lo mismo.
A la habitación de Rosa,
Al rayar de la mañana
Llega un indígena humilde
Que viene de la montaña,
Y sin despertar sospechas
Cruzó por las avanzadas
Trayendo un papel oculto
En su sombrero de palma.
En hablar con Rosa insiste
Cuando de oponerse tratan
Sus padres que en todo miran
Espionajes y asechanzas.
Oye la joven las voces
Y con interés indaga,
Porque el corazón le dice
Que la nueva será grata,
Y lo confirma mirando
Que al borde de su ventana
Un «salta-pared» ligero
Tres veces alegre canta,
Nuncio de buena fortuna
Del pueblo entre las muchachas.

Llama al indio presurosa,
Este con faz animada
La saluda, y del sombrero
Descose la tosca falda,
Y de allí con mano firme
Saca y le entrega una carta
Que vino tan escondida,
Que a ser otro no la hallara.

Rosa trémula no acierta
En su gozo a desplegarla
Y ya febril e impaciente
Tanta torpeza le enfada;
Abre al fin y reconoce
Que Fernando se la manda
Y en cortas frases le dice,
Esto que en su pecho guarda:

«Mi único amor, vida mía,
Mi pasión, alma del alma,
No puedo vivir sin verte,
Que sin ti todo me falta;
Y aunque tu amor me da aliento
Y tu recuerdo me salva,
Tengo sed de tu presencia,
Tengo sed de tus palabras.

»Hoy por fortuna muy cerca
Me encuentro de tu morada,
Y he de verte aunque se oponga
Todo el poder de la Francia.

»Esta noche, a media noche
Antes de rayar el alba,
Para verme y para hablarme
Asómate a la ventana.

»Adiós vida de mi vida
No tengas miedo, y aguarda
Al que adora tu recuerdo
Luchando entre las montañas».
Es pasada media noche,
Reina profundo silencio
Que sólo interrumpe a veces
El ladrido de los perros,
O el grito del centinela
Que lleva perdido el viento.

En su ventana está Rosa,
Entre las sombras queriendo
Penetrar con la mirada
De sus grandes ojos negros,
Las tinieblas que sepultan
Los callejones estrechos.

Para no inspirar sospechas
Oscuro está su aposento,
Y ni a suspirar se atreve
Por no vender su secreto.

De súbito, escucha pasos
Cautelosos a lo lejos,
Y al oírlos no le cabe
El corazón en el pecho.

Entre las sombras divisa
Algo que tomando cuerpo
A la ventana se llega
Y casi con el aliento,
Le dice: -Prenda del alma.
Aquí estoy-.
                    ¡Bendito el cielo!-
Contesta Rosa y las manos
En la oscuridad tendiendo
Halla el rostro de su amante
Que las cubre con sus besos.
-¿Dudabas de que viniera?
-¿Como dudar, si yo creo
Cuanto me dices lo mismo
Que si fuera el Evangelio?
-¡Tantas semanas sin verte!
-¡Tanto tiempo!
                        -¡Tanto tiempo!

-Pero temo por tu vida...
-No temas, Dios es muy bueno.
Ahora dime que me amas,
A que me lo digas vengo
Y a decirte que te adoro...
-¿Más que yo a ti, cuando siento
Hasta de la misma patria
El aguijón de los celos?
No te culpo, mi Fernando,
No te culpo, bien has hecho
Pero dudo y me atormenta
Pensar que esconde tu seno
Amor más grande que el mío
Y otro vínculo más tierno.

Escúchame: si algún día
Merced a tu noble esfuerzo,
Victoriosa tu bandera,
Por héroe te aclama el pueblo,
Yo disputaré a tu frente
Ese laurel, porque tengo
Ante la patria que gime,
Para adquirirlo derecho;
Tú, sacrificas tu vida,
Yo, débil mujer, le ofrezco,
Alentando tu constancia,
Todo el amor que te tengo.
¡Ay Fernando! ¿tú no mides
Este sacrificio inmenso?
Y al decir así, la mano
Atrajo del guerrillero
Y con su llanto al bañarla
La oprimió contra su pecho.
Limpia despunta la aurora
Y en la ventana Fernando
No se atreve a despedirse
Sin hacer del tiempo caso.

Mas de pronto, por la esquina,
Sobre fogoso caballo,
De la brida conduciendo
Un potro alazán tostado,
Un guerrillero aparece
Con el mosquete en la mano.

Acércase a la pareja,
Aquel coloquio turbando,
Y dirigiéndose al joven
Le dice: «Mi Jefe, vamos,
Monte, que nos han sentido
Y somos dos contra tantos».

-iVete, por Dios!-grita Rosa.
Salta a su corcel Fernando,
Toma su pistola, besa
A la doncella en los labios,
Y a tiempo que se despide,
Por un callejón cercano
Desembocan en desorden
Argelinos y zuavos.
-iAlto!-gritan los que vienen.
-¡Primero muerto que dado!-
Contesta el otro y se lanza
Para abrir en ellos paso...
Suenan discordantes gritos,
Y se escuchan los disparos
Y álzanse nubes de polvo
De los pies de los soldados;
Y al punto que Rosa enjuga
Sus ojos que anubla el llanto,
Ya mira como se alejan
A galope por el campo,
Libres de sus enemigos,
Ei asistente y Fernando.
Algunos años más tarde,
Y cuando pagó a su patria
La deuda de sus servicios
Y la vió libre y sin mancha,
Volvió Fernando a sus lares;
Colgó en el hogar su espada,
Y no quiso ser soldado
Después de triunfar su causa;
Que fue guerrero del pueblo,
Luchador en la montaña,
De los que sólo combaten
Si está en peligro la Patria.

Entonces cumplióle a Rosa
Sus ofertas más sagradas,
Y fue la boda una fiesta
Popular, risueña y franca.

Al verlos salir del templo,
Según refiere la fama,
Recordando aquellas frases
De la inolvidable carta,
Formando vistoso grupo
A las puertas de su casa,
Las más bonitas del pueblo,
Las más festivas muchachas,
Con melancólicas notas
(Que a nuestros tiempos alcanzan
En canción que «Los Capiros»
En Michoacán se la llama),
Al compás de las vihuelas,
De esta manera cantaban:

«Esta noche a media noche,
Y antes que llegue mañana
Si oyes que al pasar te silbo
Asómate a tu ventana».
Zampuzado en un banasto
Me tiene su Majestad,
En un callejón Noruega
Aprendiendo a gavilán.
Graduado de tinieblas
Pienso que me sacarán
Para ser noche de Invierno,
O en culto algún Madrigal.
Yo, que fui Norte de guros,
Enseñando a navegar
A las Godeñas en ansias,
A los buzos en afán,
Enmoheciendo mi vida
Vivo en esta oscuridad,
Monje de zaquizamíes,
Ermitaño de un desván.
Un abanico de culpas
Fue principio de mi mal;
Un letrado de lo caro,
Grullo de la puridad.
Dios perdone al Padre Esquerra,
Pues fue su Paternidad
Mi suegro más de seis años
En la cuexca de Alcalá,
En el mesón de la ofensa,
En el Palacio mortal,
En la casa de más cuartos
De toda la Cristiandad.
Allí me lloró la Guanta,
Cuando por la Salazar,
Desporqueroné dos almas
Camino de Brañigal.
Por la Quijano, doncella
De perversa honestidad,
Nos mojamos yo y Vicioso,
Sin metedores de paz.
En Sevilla el Árbol seco
Me prendió en el arenal,
Porque le afufé la vida
Al zaino de Santo Horcaz.
El zapatero de culpas
Luego me mandó calzar
Botinicos Vizcaínos,
Martillado el cordobán.
Todo cañón, todo ****,
Todo mandil jayán,
Y toda iza con greña,
Y cuantos saben fuñar,
Me lloraron soga a soga,
Con inmensa propiedad,
Porque llorar hilo a hilo
Es muy delgado llorar.
Porque me metí una noche
A Pascua de Navidad
Y libré todos los presos
Me mandaron cercenar.
Dos veces me han condenado
Los señores a trinchar,
Y la una el Maestresala
Tuvo aprestado sitial.
Los diez años de mi vida
Los he vivido hacia atrás,
Con más grillos que el Verano,
Cadenas que el Escorial.
Más Alcaides he tenido
Que el castillo de Milán,
Más guardas que Monumento,
Más hierros que el Alcorán,
Más sentencias que el Derecho,
Más causas que el no pagar,
Más autos que el día del Corpus,
Más registros que el Misal,
Más enemigos que el agua,
Más corchetes que un gabán,
Más soplos que lo caliente,
Más plumas que el tornear.
Bien se puede hallar persona
Más jarifa y más galán,
Empero más bien prendida
Yo dudo que se hallará.
Todo este mundo es prisiones,
Todo es cárcel y penar:
Los dineros están presos
En la bolsa donde están;
La cuba es cárcel del vino,
La troj es cárcel del pan,
La cáscara, de las frutas
Y la espina del rosal.
Las cercas y las murallas
Cárcel son de la ciudad;
El cuerpo es cárcel del Alma,
Y de la tierra la mar.
Del Mar es cárcel la orilla,
Y en el orden que hoy están,
Es un cielo de otro cielo
Una cárcel de cristal.
Del aire es cárcel el fuelle,
Y del fuego el pedernal;
Preso está el oro en la mina;
Preso el diamante en Ceilán.
En la hermosura y donaire
Presa está la libertad,
En la vergüenza los gustos,
Todo el valor en la paz.
Pues si todos están presos,
Sobre mi mucha lealtad
Llueva cárceles mi cielo
Diez años sin escampar.
Lloverlas puede si quiere
Con el peine y con mirar,
Y hacerme en su Peralvillo
Aljaba de la Hermandad.
Mas volviendo a los amigos,
Todos barridos están,
Los más se fueron en uvas
Y los menos en agraz.
Murió en Nápoles Zamora
Ahíto de pelear,
Lloró a cántaros su muerte
Eugenia la Escarramán.
Al Limosnero a Zaguirre
Le desjarretó el tragar:
Con el Limosnero pienso
Que se descuidó San Blas.
Mató a Francisco Jiménez
Con una aguja un rapaz,
Y murió muerte de sastre,
Sin tijeras ni dedal.
Después que el Padre Perea
Acarició a Satanás
Con el alma del corchete
Vaciada a lo Catalán,
A Roma se fue por todo,
En donde la enfermedad
Le ajustició en una cama,
Ahorrando de procesar.
Dios tenga en su santa gloria
A Bartolomé Román,
Que aun con Dios, si no le tiene,
Pienso que no querrá estar.
Con la grande polvareda,
Perdimos a Don Beltrán,
Y porque paró en Galicia,
Se teme que paró en mal.
Jeldre está en Torre Bermeja;
Mal aposentado está,
Que torre de tan mal pelo
A Judas puede guardar.
Ciento por ciento llevaron
Los Inocentes de Orgaz,
Peonzas que a puro azote
Hizo el bederre bailar.
Por pedigüeño en caminos,
El que llamándose Juan,
De noche, para las capas,
Se confirmaba en Tomás,
Hecho nadador de penca,
Desnudo fue la mitad,
Tocándole pasacalles
El músico de Quien tal...
Sólo vos habéis quedado,
¡Oh Cardoncha singular!,
Roído del Sepan cuántos...
Y mascado del varal.
Vos, Bernardo entre Franceses,
Y entre Españoles Roldán,
Cuya espada es un Galeno
Y una botica la faz,
Pujamiento de garnachas
Pienso que os ha de acabar,
Si el avizor y el calcorro
Algún remedio no dan.
A Micaela de Castro
Favoreced y amparad,
Que se come de Gabachos
Y no se sabe espulgar.
A las hembras de la caja,
Si con la expulsión fatal
La desventurada Corte
No ha acabado de enviudar,
Podéis dar mis encomiendas,
Que al fin es cosa de dar:
Besamanos a las niñas,
Saludes a las de edad.
En Vélez a dos de marzo,
Que por los putos de allá
No quiere volver las ancas,
Y no me parece mal.
Santo silencio profeso:
No quiero, amigos, hablar;
Pues vemos que por callar,
A nadie se hizo proceso.
Ya es tiempo de tener seso:
Bailen los otros al son,
Chitón.
Que piquen con buen concierto
Al caballo más altivo
Picadores, si está vivo,
Pasteleros, si está muerto;
Que con hojaldre cubierto
Nos den un pastel frisón,
Chitón.
Que por buscar pareceres
Revuelvan muy desvelados
Los Bártulos los Letrados,
Los Abades sus mujeres.
Si en los Estrados las vieres
Que ganan más que el varón,
Chitón.
Que trague el otro jumento
Por doncella una Sirena
Más catada que colmena,
Más probada que argumento;
Que llame estrecho aposento
Donde se entró de rondón,
Chitón.
Que pretenda el maridillo
De puro valiente y bravo,
Ser en una escuadra cabo,
Siendo cabo de cuchillo;
Que le vendan el membrillo
Que tiralle era razón,
Chitón.
Que duelos nunca le falten
Al Sastre que chupan brujas;
Que le salten las agujas
Y a su mujer se las salten;
Que sus dedales esmalten
Un doblón y otro doblón,
Chitón.
Que el letrado venga a ser
Rico con su mujer bella,
Más por buen parecer de ella
Que por su buen parecer,
Y que por bien parecer
Traiga barba de cabrón,
Chitón.
Que tonos a sus galanes
Cante Juanilla estafando,
Porque ya piden cantando
Las niñas, como Alemanes;
Que en tono, haciendo ademanes,
Pidan sin ton y sin son,
Chitón.
Mujer hay en el lugar
Que a mil coches, por gozallos,
Echará cuatro caballos,
Que los sabe bien echar.
Yo sé quien manda salar
Su coche como jamón,
Chitón.
Que pida una y otra vez,
Fingiendo virgen el alma,
La tierna doncella palma,
Y es dátil su doncellez;
Y que lo apruebe el juez
Por la sangre de un Pichón,
Chitón.
Alan Eshban Nov 2016
30/11/2016                                                             ­                                               

En algún lado está,
En otro yo estoy.
Buscaré en cada rincón de la tierra,
para su hermosura encontrar.
No importa qué tan difícil sea,
Que yo por ella la vida diera.
La pena, merece ella,
Que hasta buscaría por mar y por tierra.
Sediento estoy,
pero no descansaré.
El tiempo se acaba,
Y aún no te he encontrado.
Caminando por el disierto voy,
Pero por un golpe de calor,
Ahora desmayado estoy.
Yo Soñando escucho un hermoso canto,
Y guiándome por el sonido,
Sentada en una piedra a lado de un río se encuentra usted.
Haciendo reverencia yo le digo:
-Oh amada mía, disculpad la molestia
Vengo de un lugar muy lejano
Que he pasado por bosques, desiertos, Montañas y rios,
Por solo encontrar a el bello ser que está en frente mío,
Y veo ahora que palabra alguna para describirla no existe.
-Pero no todo es perfecto,
Ya que lo malo de todo esto, es que solo es un sueño.
Helo, helo por do viene   el moro por la calzada,
caballero a la jineta   encima una yegua baya,
borceguíes marroquíes   y espuela de oro calzada,
una adarga ante los pechos   y en su mano una azagaya.
Mirando estaba Valencia,   como está tan bien cercada:
-¡Oh, Valencia, oh Valencia,   de mal fuego seas quemada!
Primero fuiste de moros   que de cristianos ganada.
Si la lanza no me miente,   a moros serás tornada;
aquel perro de aquel Cid   prenderélo por la barba,
su mujer, doña Jimena,   será de mí cautivada,
su hija, Urraca Hernando,   será mi enamorada,
después de yo harto de ella   la entregaré a mi compaña.
El buen Cid no está tan lejos,   que todo bien lo escuchaba.
-Venid vos acá, mi hija,   mi hija doña Urraca;
dejad las ropas continas   y vestid ropas de pascua.
Aquel moro hi·de·perro   detenédmelo en palabras,
mientras yo ensillo a Babieca   y me ciño la mi espada.
La doncella, muy hermosa,   se paró a una ventana;
el moro, desque la vido,   de esta suerte le hablara:
-Alá te guarde, señora,   mi señora doña Urraca.
-Así haga a vos, señor,   buena sea vuestra llegada.
Siete años ha, rey, siete,   que soy vuestra enamorada.
-Otros tantos ha, señora,   que os tengo dentro en mi alma.
Ellos estando en aquesto   el buen Cid que se asomaba.
-Adiós, adiós, mi señora,   la mi linda enamorada,
que del caballo Babieca   yo bien oigo la patada.
Do la yegua pone el pie,   Babieca pone la pata.
Allí hablará el caballo   bien oiréis lo que hablaba:
-¡Reventar debía la madre   que a su hijo no esperaba!
Siete vueltas la rodea   alrededor de una jara;
la yegua, que era ligera,   muy adelante pasaba
hasta llegar cabe un río   adonde una barca estaba.
El moro, desque la vido,   con ella bien se holgaba,
grandes gritos da al barquero   que le allegase la barca;
el barquero es diligente,   túvosela aparejada,
embarcó muy presto en ella,   que no se detuvo nada.
Estando el moro embarcado,   el buen Cid que llegó al agua,
y por ver al moro en salvo,   de tristeza reventaba;
mas con la furia que tiene,   una lanza le arrojaba,
y dijo: -Recoged, mi yerno,   arrecogedme esa lanza,
que quizás tiempo vendrá   que os será bien demandada.
En la isla en que detiene su esquife el argonauta
del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta
de las eternas liras se escucha -isla de oro
en que el tritón elige su caracol sonoro
y la sirena blanca va a ver el sol- un día
se oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía.

Son los Centauros. Cubren la llanura. Les siente
la montaña. De lejos, forman són de torrente
que cae; su galope al aire que reposa
despierta, y estremece la hoja del laurel-rosa.

Son los Centauros. Unos enormes, rudos; otros
alegres y saltantes como jóvenes potros;
unos con largas barbas como los padres-ríos;
otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos,
y robustos músculos, brazos y lomos aptos
para portar las ninfas rosadas en los raptos.

Van en galope rítmico, Junto a un fresco boscaje,
frente al gran Océano, se paran. El paisaje
recibe de la urna matinal luz sagrada
que el vasto azul suaviza con límpida mirada.
Y oyen seres terrestres y habitantes marinos
la voz de los crinados cuadrúpedos divinos.
 
Calladas las bocinas a los tritones gratas,
calladas las sirenas de labios escarlatas,
los carrillos de Eolo desinflados, digamos
junto al laurel ilustre de florecidos ramos
la gloria inmarcesible de las Musas hermosas
y el triunfo del terrible misterio de las cosas.
He aquí que renacen los lauros milenarios;
vuelven a dar su lumbre los viejos lampadarios;
y anímase en mi cuerpo de Centauro inmortal
la sangre del celeste caballo paternal.
 
Arquero luminoso, desde el Zodíaco llegas;
aun presas en las crines tienes abejas griegas;
aun del dardo herakleo muestras la roja herida
por do salir no pudo la esencia de tu vida.
¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana
de la verdad que busca la triste raza humana:
aun Esculapio sigue la vena de tu ciencia;
siempre el veloz Aquiles sustenta su existencia
con el manjar salvaje que le ofreciste un día,
y Herakles, descuidando su maza, en la harmonía
de los astros, se eleva bajo el cielo nocturno...
 
La ciencia es flor del tiempo: mi padre fue Saturno.
 
Himnos a la sagrada Naturaleza; al vientre
de la tierra y al germen que entre las rocas y entre
las carnes de los árboles, y dentro humana forma,
es un mismo secreto y es una misma norma,
potente y sutilísimo, universal resumen
de la suprema fuerza, de la virtud del Numen.
 
¡Himnos! Las cosas tienen un ser vital; las cosas
tienen raros aspectos, miradas misteriosas;
toda forma es un gesto, una cifra, un enigma;
en cada átomo existe un incógnito estigma;
cada hoja de cada árbol canta un propio cantar
y hay un alma en cada una de las gotas del mar;
el vate, el sacerdote, suele oír el acento
desconocido; a veces enuncia el vago viento
un misterio; y revela una inicial la espuma
o la flor; y se escuchan palabras de la bruma;
y el hombre favorito del Numen, en la linfa
o la ráfaga encuentra mentor -demonio o ninfa.
 
El biforme ixionida comprende de la altura,
por la materna gracia, la lumbre que fulgura,
la nube que se anima de luz y que decora
el pavimento en donde rige su carro Aurora,
y la banda de Iris que tiene siete rayos
cual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayos
en la fragante tierra llenos de ramos bellos,
y el Polo coronado de cándidos cabellos.
El ixionida pasa veloz por la montaña
rompiendo con el pecho de la maleza huraña
los erizados brazos, las cárceles hostiles;
escuchan sus orejas los ecos más sutiles:
sus ojos atraviesan las intrincadas hojas
mientras sus manos toman para sus bocas rojas
las frescas bayas altas que el sátiro codicia;
junto a la oculta fuente su mirada acaricia
las curvas de las ninfas del séquito de Diana;
pues en su cuerpo corre también la esencia humana
unida a la corriente de la savia divina
y a la salvaje sangre que hay en la bestia equina.
Tal el hijo robusto de Ixión y de la Nube.
 
Sus cuatro patas bajan; su testa erguida sube.
 
Yo comprendo el secreto de la bestia. Malignos
seres hay y benignos. Entre ellos se hacen signos
de bien y mal, de odio o de amor, o de pena
o gozo: el cuervo es malo y la torcaz es buena.
 
Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo:
son formas del Enigma la paloma y el cuervo.
 
El Enigma es el soplo que hace cantar la lira.
 
¡El Enigma es el rostro fatal de Deyanira!
MI espalda aun guarda el dulce perfume de la bella;
aun mis pupilas llaman su claridad de estrella.
¡Oh aroma de su ****! ¡O rosas y alabastros!
¡Oh envidia de las flores y celos de los astros!
 
Cuando del sacro abuelo la sangre luminosa
con la marina espuma formara nieve y rosa,
hecha de rosa y nieve nació la Anadiomena.
Al cielo alzó los brazos la lírica sirena,
los curvos hipocampos sobre las verdes ondas
levaron los hocicos; y caderas redondas,
tritónicas melenas y dorsos de delfines
junto a la Reina nueva se vieron. Los confines
del mar llenó el grandioso clamor; el universo
sintió que un nombre harmónico sonoro como un verso
llenaba el hondo hueco de la altura; ese nombre
hizo gemir la tierra de amor: fue para el hombre
más alto que el de Jove; y los númenes mismos
lo oyeron asombrados; los lóbregos abismos
tuvieron una gracia de luz. ¡VENUS impera!
Ella es entre las reinas celestes la primera,
pues es quien tiene el fuerte poder de la Hermosura.
¡Vaso de miel y mirra brotó de la amargura!
Ella es la más gallarda de las emperatrices;
princesa de los gérmenes, reina de las matrices,
señora de las savias y de las atracciones,
señora de los besos y de los corazones.
 
¡No olvidaré los ojos radiantes de Hipodamia!
 
Yo sé de la hembra humana la original infamia.
Venus anima artera sus máquinas fatales;
tras sus radiantes ojos ríen traidores males;
de su floral perfume se exhala sutil daño;
su cráneo obscuro alberga bestialidad y engaño.
Tiene las formas puras del ánfora, y la risa
del agua que la brisa riza y el sol irisa;
mas la ponzoña ingénita su máscara pregona:
mejores son el águila, la yegua y la leona.
De su húmeda impureza brota el calor que enerva
los mismos sacros dones de la imperial Minerva;
y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte,
hay un olor que llena la barca de Caronte.
 
Como una miel celeste hay en su lengua fina;
su piel de flor aun húmeda está de agua marina.
Yo he visto de Hipodamia la faz encantadora,
la cabellera espesa, la pierna vencedora;
ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto;
ante su rostro olímpico no habría rostro adusto;
las Gracias junto a ella quedarían confusas,
y las ligeras Horas y las sublimes Musas
por ella detuvieran sus giros y su canto.
 
Ella la causa fuera de inenarrable espanto:
por ella el ixionida dobló su cuello fuerte.
La hembra humana es hermana del Dolor y la Muerte.
 
Por suma ley un día llegará el himeneo
que el soñador aguarda: Cenis será Ceneo;
claro será el origen del femenino arcano:
la Esfinge tal secreto dirá a su soberano.
 
Naturaleza tiende sus brazos y sus pechos
a los humanos seres; la clave de los hechos
conócela el vidente; Homero con su báculo,
en su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo.
 
El monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe,
en el Centauro el bruto la vida humana absorbe,
el sátiro es la selva sagrada y la lujuria,
une sexuales ímpetus a la harmoniosa furia.
Pan junta la soberbia de la montaña agreste
al ritmo de la inmensa mecánica celeste;
la boca melodiosa que atrae en Sirenusa
es de la fiera alada y es de la suave musa;
con la bicorne bestia Pasifae se ayunta,
Naturaleza sabia formas diversas junta,
y cuando tiende al hombre la gran Naturaleza,
el monstruo, siendo el símbolo, se viste de belleza.
 
Yo amo lo inanimado que amó el divino Hesiodo.
 
Grineo, sobre el mundo tiene un ánima todo.
 
He visto, entonces, raros ojos fijos en mí:
los vivos ojos rojos del alma del rubí;
los ojos luminosos del alma del topacio
y los de la esmeralda que del azul espacio
la maravilla imitan; los ojos de las gemas
de brillos peregrinos y mágicos emblemas.
Amo el granito duro que el arquitecto labra
y el mármol en que duermen la línea y la palabra...
 
A Deucalión y a Pirra, varones y mujeres
las piedras aun intactas dijeron: "¿Qué nos quieres?"
 
Yo he visto los lemures florar, en los nocturnos
instantes, cuando escuchan los bosques taciturnos
el loco grito de Atis que su dolor revela
o la maravillosa canción de Filomela.
El galope apresuro, si en el boscaje miro
manes que pasan, y oigo su fúnebre suspiro.
Pues de la Muerte el hondo, desconocido Imperio,
guarda el pavor sagrado de su fatal misterio.
 
La Muerte es de la Vida la inseparable hermana.
 
La Muerte es la victoria de la progenie humana.
 
¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia
ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia.
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella;
en su rostro hay la gracia de la núbil doncella
y lleva una guirnalda de rosas siderales.
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales,
y en su diestra una copa con agua del olvido.
A sus pies, como un perro, yace un amor dormido.
 
Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte.
 
La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte.
 
Si el hombre -Prometeo- pudo robar la vida,
la clave de la muerte serále concedida.
 
La virgen de las vírgenes es inviolable y pura.
Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura,
ni beberá en sus labios el grito de la victoria,
ni arrancará a su frente las rosas de su gloria...
 
Mas he aquí que Apolo se acerca al meridiano.
Sus truenos prolongados repite el Oceano.
Bajo el dorado carro del reluciente Apolo
vuelve a inflar sus carrillos y sus odres Eolo.
A lo lejos, un templo de mármol se divisa
entre laureles-rosa que hace cantar la brisa.
Con sus vibrantes notas de Céfiro desgarra
la veste transparente la helénica cigarra,
y por el llano extenso van en tropel sonoro
los Centauros, y al paso, tiembla la Isla de Oro.
¿Cuentos quieres, niña bella?
Tengo muchos que contar:
de una sirena de mar,
de un ruiseñor y una estrella,
de una cándida doncella
que robó un encantador,
de un gallardo trovador
y de una odalisca mora,
con sus perlas de Bassora
y sus chales de Lahor.Cuentos dulces, cuentos bravos,
de damas y caballeros,
de cantores y guerreros,
de señores y de esclavos;
de bosques escandinavos
y alcázares de cristal;
cuentos de dicha inmortal,
divinos cuentos de amores
que reviste de colores
la fantasía oriental.Dime tú: ¿de cuáles quieres?
Dicen gentes muy formales
que los cuentos orientales
les gustan a las mujeres;
así, pues, si eso prefieres
verás colmado tu afán,
pues sé un cuento musulmán
que sobre un amante versa,
y me lo ha contado un persa
que ha venido de Hispahán.Enfermo del corazón
un gran monarca de Oriente,
congregó inmediatamente
los sabios de su nación;
cada cual dio su opinión,
y sin hallar la verdad
en medio de su ansiedad,
acordaron en consejo
llamar con presura a un viejo
astrólogo de Bagdad.Emprendió viaje el anciano;
llegó, miró las estrellas;
supo conocer en ellas
las cuitas del soberano;
y adivinando el arcano
como viejo sabidor,
entre el inmenso estupor
de la cortesana grey,
le dijo al monarca: -!Oh Rey!
Te estás muriendo de amor.Luego, el altivo monarca,
con órdenes imperiosas
llama a todas las hermosas
mujeres de la comarca
que su poderío abarca;
y ante el viejo de Bagdad,
escoge su voluntad
de tanta hermosura en medio,
la que deba ser remedio
que cure su enfermedad.Allí ojos negros y vivos;
bocas de morir al verlas,
con unos hilos de perlas
en rojo coral cautivos;
allí rostros expresivos;
allí como una áurea lluvia,
una cabellera rubia;
allí el ardor y la gracia,
y las siervas de Circasia
con las esclavas de Nubia.Unas bellas, adornadas
con diademas en las frentes,
con riquísimos pendientes
y valiosas arracadas;
otras con telas preciadas
cubriendo su morbidez;
y otras, de marmórea tez,
bajas las frentes y mudas,
completamente desnudas
en toda su esplendidez.En tan preciada revista,
ve el Rey una linda persa
de ojos bellos y piel tersa,
que al verle baja la vista;
el alma del Rey conquista
con su semblante la hermosa,
y agitada y ruborosa
tiembla llena de temor
cuando el altivo Señor
le dice: -Serás mi esposa.Así fue. La joven bella
de tez blanca y negros ojos,
colmó los reales antojos
y el Rey se casó con ella.
¿Feliz, dirás, tal estrella,
Emelina? No fue así:
no es feliz la Reina allí
la linda persa agraciada,
porque ella está enamorada
de Balzarad el rawí.Balzarad tiene en verdad
una guzla en la garganta,
guzla dúlcida que encanta
cuando canta Balzarad.
Vióle un día la beldad
y oyó cantar al rawí;
de sus labios de rubí
brotó un suspiro temblante...
Y Balzarad fue el amante
de la celestial hurí.Por eso es que triste se halla
siendo del monarca esposa,
y el tiempo pasa quejosa
en una interior batalla.
Del Rey la cólera estalla,
y así le dice una vez:
-Mujer llena de doblez:
di si amas a otro, falaz.-
Y entonces de ella en la faz
surgió vaga palidez.-Sí -le dijo-, es la verdad;
de mi destino es la ley:
yo no puedo amarte, ¡Oh Rey!
porque adoro a Balzarad.-
El Rey, en la intensidad,
de su ira, entonces, calló;
mudo, la espalda volvió;
mas se vía en su mirada
del odio la llamarada,
la venganza en que pensó.Al otro día la hermosa
de parte de él recibió
una caja que la envió
de filigrana preciosa;
abrióla presto curiosa
y lanzó, fuera de sí,
un grito; que estaba allí
entre la caja, guardada,
lívida y ensangrentada
la cabeza del rawí.En medio de su locura
y en lo horrible de su suerte,
avariciosa de muerte
ponzoñoso filtro apura.
Fue el Rey donde la hermosura,
y estaba allí la beldad
fría y siniestra, en verdad,
medio desnuda y ya muerta,
besando la horrible y yerta
cabeza de Balzarad.El Rey se puso a pensar
en lo que la pasión es,
y poco tiempo después
el Rey se volvió a enfermar.
Wendy Howe Mar 2012
Keep us in color. Mute
the traffic and sparrows
dominating the café trees.

Focus on the table,
how we stare at white cups
waiting to be filled, gold spoons
to be used, stirring in
more than sweetener, suave poise.

The waiter will come in moments
not seconds. We are left
to anticipate the scent
of espresso,

the tang of apricots,
and what must be said
about our union.

Clouds hang closer, pale
limestone gray
like *The Church of The Holy Maiden,
La Doncella Santa *
perched on the hill.
Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vió y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento, vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche nochera.

La Virgen y San José
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa,
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna, soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar,
sin peines para sus crenchas.

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.

La ciudad libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

¡Oh, ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.

¡Oh, ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
juego de luna y arena.
Livingdeadgirl Apr 2015
The heart of the Nobody
I'm going to **** her
she's pushing me past that point
she's gonna die
I tighten the muscles in my arms
******
Ha!
it'll be welcoming
when I put the knife to her
she will know th epain she inflicts
she's gonna die
by my hand
She is evil
she is the wicked stepmother
but one problem
the brothers Grimm
they didn't show all
of her evilness
or her ugliness of deep in her
******
Maybe then I won't be
deppressed anymore
I want to drop the mask
I'm always wearing it
I want to die
can i?
I've tried before....
I've tried over 400 times
nothing ever worked....
I just feel pain now
I hate pain
but I've been through alot of it
so I write
and write
and write
until there's nothing left
nothing
that's what I am
nothing
I have only one person
and he is far from my reach
sometimes I wonder what it'd be like
to not have my past
to not have my curses
the curses I must bear
but then I wouldn't have met him
he knows who he is
but it's his choice
if he wants to be associated with me
the deeply troubled, possibly to likely psychotic teen
but I say this
we are knights
our armor is battered
we are bruised
I'm no damsel
and you're not a shiny knight
and I love you for that
because if we were
then we'd be flimsy
we'd be false
you know who you are
and I'll shout it
through a megaphone
on the tallest building
I LOVE YOU!!!

El corazón de la Nadie
Voy a matarla
ella me está empujando a ese punto
ella va a morir
Aprieto los músculos de los brazos
asesinato
¡Ja!
que va a ser bienvenida
cuando puse el cuchillo en la
ella sabrá ª Epain ella inflige
ella va a morir
por mi mano
Ella es el mal
ella es la malvada madrastra
pero un problema
los hermanos Grimm
no mostraron todo
de su maldad
o su fealdad del fondo de su
asesinato
Tal vez entonces no voy a ser
deppressed más
Quiero dejar caer la máscara
Yo siempre estoy usando
Quiero morir
puedo?
He intentado antes ....
He intentado más de 400 veces
nada nunca trabajó ....
Siento dolor ahora
Odio el dolor
pero yo he pasado por un montón de ella
así escribo
y escribe
y escribe
hasta que no queda nada
nada
Esto es lo que soy
nada
Tengo una sola persona
y él está lejos de mi alcance
A veces me pregunto qué sería como
para no tener mi pasado
para no tener mis maldiciones
las maldiciones debo soportar
pero entonces yo no lo he encontrado
él sabe quién es
pero es su elección
si quiere asociarse conmigo
la profundamente preocupado, posiblemente a propensos adolescente psicótico
pero lo digo
somos caballeros
nuestra armadura es maltratadas
estamos magullados
No soy doncella
y no eres un caballero brillante
y Te quiero para eso
porque si estábamos
entonces estaríamos endeble
estaríamos falsa
Tu sabes quien eres
y voy a gritar que
a través de un megáfono
en el edificio más alto
TE AMO !!!
El son del viento en la arcada
tiene la clave de mí mismo:
soy una fuerza exacerbada
y soy un clamor de abismo.
Entre los coros estelares
oigo algo mío disonar.
Mis acciones y mis cantares
tenían ritmo particular.
Vine al torrente de la vida
en Santa Rosa de Osos,
una medianoche encendida
en astros de signos borrosos.
Tomé posesión de la tierra,
mía en el sueño y el lino y el pan;
y, moviendo a las normas guerra,
fui Eva... y fui Adán.
Yo ceñía el campo maduro
como si fuera una mujer,
y me enturbiaba un vino oscuro
de placer.
Yo gustaba la voz del viento
como una piñuela en sazón,
y me la comía... con lamento
de avidez en el corazón.
Y, alígero esquife al día,
y a la noche y al tumbo del mar,
bogaba mi fantasía
en un rayo de luz solar.
Iba tras la forma suprema,
tras la nube y el ruiseñor
y el cristal y el doncel y la gema
del dolor.
Iba al Oriente, al Oriente,
hacia las islas de la luz,
a donde alzara un pueblo ardiente
sublimes himnos a lo azul.
Ya, cruzando la Palestina,
veía el rostro de Benjamín,
su ojo límpido, su boca fina
y su arrebato de carmín.
O de Grecia en el día de oro,
do el cañuto le daba Pan,
amaba a Sófocles en el Coro
sonoro que canta el Peán.
O con celo y ardor de paloma
en celo, en la Arabia de Alá
seguía el curso de Mahoma
por la hermosura de Abdalá:
Abdalá era cosa más bella
que lauro y lira y flauta y miel;
cuando le llevó una doncella
¡cien doncellas murieron por él!
... Mis manos se alzaron al ámbito
para medir la inmensidad;
pero mi corazón buscaba ex-ámbito
la luz, el amor, la verdad.
Mis pies se hincaban en el suelo
cual pezuña de Lucifer,
y algo en mí tendía el vuelo
por la niebla, hacia el rosicler...
Pero la Dama misteriosa
de los cabellos de fulgor
viene y en mí su mano posa
y me infunde un fatal amor.
Y lo demás de mi vida
no es sino aquel amor fatal,
con una que otra lámpara encendida
ante el ara del ideal.
Y errar, errar, errar a solas,
la luz de Saturno en mi sien,
roto mástil sobre las olas
en vaivén.
Y una prez en mi alma colérica
que al torvo sino desafía:
el orgullo de ser, ¡oh América!
el Ashaverus de tu poesía...
Y en la flor fugaz del momento
querer el aroma perdido,
y en un deleite sin pensamiento
hallar la clave del olvido;
después un viento... un viento... un viento...
¡y en ese viento, mi alarido!
Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.
Al fin, una pulmonía
mató a don *****, y están
las campanas todo el día
doblando por él: ¡din-dan!Murió don *****, un señor
de mozo muy jaranero,
muy galán y algo torero;
de viejo, gran rezador.Dicen que tuvo un serrallo
este señor de Sevilla;
que era diestro
en manejar el caballo
y un maestro
en refrescar manzanilla.Cuando mermó su riqueza,
era su monomanía
pensar que pensar debía
en asentar la cabeza.Y asentóla
de una manera española,
que fue casarse con una
doncella de gran fortuna;
y repintar sus blasones,
hablar de las tradiciones
de su casa,
escándalos y amoríos
poner tasa,
sordina a sus desvaríos.Gran pagano,
se hizo hermano
de una santa cofradía;
el Jueves Santo salía,
llevando un cirio en la mano
-¡aquel trueno!-,
vestido de nazareno.
Hoy nos dice la campana
que han de llevarse mañana
al buen don *****, muy serio,
camino del cementerio.Buen don *****, ya eres ido
y para siempre jamás...
Alguien dirá: ¿Qué dejaste?
Yo pregunto: ¿Qué llevaste
al mundo donde hoy estás?¿Tu amor a los alamares
y a las sedas y a los oros,
y a la sangre de los toros
y al humo de los altares?Buen don ***** y equipaje,
¡buen viaje!...
El acá
y el allá,
caballero,
se ve en tu rostro marchito,
lo infinito:
cero, cero.¡Oh las enjutas mejillas,
amarillas,
y los párpados de cera,
y la fina calavera
en la almohada del lecho!
¡Oh fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
sobre el pecho; 
metido en tosco sayal,
las yertas manos en cruz,
¡tan formal!
el caballero andaluz.
Pártese el moro Alicante   víspera de San Cebrián;
ocho cabezas llevaba,   todas de hombres de alta sangre.
Sábelo el rey Almanzor,   a recebírselo sale;
aunque perdió muchos moros   piensa en esto bien ganar.
Mandara hacer un tablado   para mejor los mirar;
mandó traer un cristiano   que estaba en captividad,
como ante sí lo trujeron   empezóle de hablar:
díjole: -Gonzalo Gustos,   mira quien conocerás;
que lidiaron mis poderes   en el campo de Almenar,
sacaron ocho cabezas,   todas son de gran linaje.
Respondió Gonzalo Gustos:   -Presto os diré la verdad.
Y limpiándoles la sangre   asaz se fuera a turbar;
dijo llorando agramente:   -¡Conózcolas por mi mal!
La una es de mi carillo;   las otras me duelen más,
de los Infantes de Lara   son, mis hijos naturales.
Así razona con ellas   como si vivos hablasen:
-¡Sálveos Dios, Nuño Salido,   el mi compadre leal!,
¿adónde son los mis hijos   que yo os quise encomendar?
Mas perdonadme, compadre,   no he por qué os demandar,
muerto sois como buen ayo,   como hombre muy de fiar.
Tomara otra cabeza   del hijo mayor de edad:
-¡Oh hijo Diego González,   hombre de muy gran bondad,
del conde Garci Fernández   alférez el principal,
a vos amaba yo mucho,   que me habíades de heredar.
Alimpiándola con lágrimas   volviérala a su lugar.
Y toma la del segundo,   don Martín que se llamaba:
-¡Dios os perdone, el mi hijo,   hijo que mucho preciaba;
jugador de tablas erais   el mejor de toda España;
mesurado caballero,   muy bien hablabais en plaza!
Y dejándola llorando   la del tercero tomaba:
-¡Hijo don Suero González,   todo el mundo os estimaba;
el rey os tuviera en mucho,   sólo para la su caza!
¡Ruy Velázquez, vuestro tío,   malas bodas os depara;
a vos os llevó a la muerte,   a mí en cautivo dejaba!
Y tomando la del cuarto   lasamente la miraba:
-¡Oh, hijo Fernán González,   (nombre del mejor de España,
del buen conde de Castilla,   aquel que vos baptizara),
matador de oso y de puerco,   amigo de gran compaña;
nunca con gente de poco   os vieran en alianza!
Tomó la de Ruy González,   al corazón la abrazaba:
-¡Hijo mío, hijo mío,   quién como vos se hallara;
gran caballero esforzado,   muy buen bracero a ventaja;
vuestro tío Ruy Velázquez   tristes bodas ordenara!
Y tomando otra cabeza,   los cabellos se mesaba:
-¡Oh, hijo Gustios González,   habíades buenas mañas,
no dijérades mentira,   ni por oro ni por plata,
animoso, buen guerrero,   muy gran heridor de espada,
que a quien dábades de lleno   tullido o muerto quedaba!
Tomando la del menor   el dolor se le doblaba:
-¡Hijo Gonzalo González,   los ojos de doña Sancha!
¡Qué nuevas irán a ella   que a vos más que a todos ama!
¡Tan apuesto de persona,   decidor bueno entre damas,
repartidor en su haber,   aventajado en la lanza!
¡Mejor fuera la mi muerte   que ver tan triste jornada!
Al duelo que el viejo hace,   toda Córdoba lloraba.
El rey Almanzor, cuidoso,   consigo se lo llevaba
y mandaba a una morica   lo sirviese muy de gana.
Esta le torna en prisiones   y con amor le curaba;
hermana era del rey,   doncella moza y lozana;
con ésta Gonzalo Gustios   vino a perder la su saña,
que de ella le nació un hijo   que a los hermanos vengara.
Helo, helo por do viene   el infante vengador,
caballero a la jineta   en un caballo corredor,
su manto revuelto al brazo,   demudada la color,
y en la su mano derecha   un venablo cortador;
con la ***** del venablo   sacarían un arador,
siete veces fue templado   en la sangre de un dragón
y otras tantas afilado   porque cortase mejor,
el hierro fue hecho en Francia,   y el asta en Aragón.
Perfilándoselo iba   en las alas de su halcón.
Iba buscar a don Cuadros,   a don Quadros, el traidor.
Allá le fuera a hallar   junto al emperador,
la vara tiene en la mano,   que era justicia mayor.
Siete veces lo pensaba   si lo tiraría o no
y al cabo de las ocho   el venablo le arrojó;
por dar al dicho don Cuadros,   dado ha al emperador,
pasado le ha manto y sayo,   que era de un tornasol,
por el suelo ladrillado   más de un palmo lo metió.
Allí le habló el rey,   bien oiréis lo que habló:
-¿Por qué me tiraste, infante?   ¿Por qué me tiras, traidor?
-Perdóneme tu alteza,   que no tiraba a ti, no,
tiraba al traidor de Cuadros,   ese falso engañador,
que siete hermanos tenía   no ha dejado si a mí, no.
Por eso delante de ti,   buen rey, lo desafío yo.
Todos fían a don Cuadros   y al infante no fían, no,
sino fuera una doncella,   hija es del emperador,
que los tomó por la mano   y en el campo los metió.
A los primeros encuentros   Cuadros en tierra cayó.
Apeárase el infante,   la cabeza le cortó
y tomárala en su lanza   y al buen rey la presentó.
De que aquesto vido el rey   con su hija le casó.
Sí, yo amaba lo azul con ardimiento:
las montañas excelsas, los sutiles
crespones de zafir del firmamento,
el piélago sin fin, cuyo lamento
arrulló mis ensueños juveniles.

Callaba mi laúd cuando despliega
cada estrella purísima su broche,
el universo en la quietud navega,
y la luna, hoz de plata, surge y siega
el haz d'espesas sombras de la noche.

Cantaba, si l'aurora descorría
en el Oriente sus rosados velos,
si el aljófar al campo descendía,
y el sol, urna de oro que se abría,
inundaba de luz todos los cielos.

Mas hoy amo la noche, la galana,
de dulce majestad, horas tranquilas
y solemnes, la nubia soberana,
la d'espléndida pompa americana:
¡la noche tropical de tus pupilas!

Hoy esquivo del alba los sonrojos,
su saeta de oro me maltrata,
y el corazón, sin pena y sin enojos,
tan sólo ante lo ***** de tus ojos
como el iris del búho se dilata.

¿Qu'encanto hubiera semejante al tuyo,
oh, noche mía? ¡Tu beldad me asombra!
Yo, qu'esplendores matutinos huyo,
¡dejo el alma que agite, cual cocuyo,
sus alas coruscantes en tu sombra!

Si siempre he de sentir esa mirada
fija en mi rostro, poderosa y tierna,
¡adiós, por siempre adiós, rubia alborada!;
doncella de la veste sonrosada:
¡que reine en mi redor la noche eterna!

¡Oh, noche! Ven a mí llena d'encanto;
mientras con vuelo misterioso avanzas,
nada más para ti será mi canto,
y en los brunos repliegues de tu manto,
su cáliz abrirán mis esperanzas...
En Castilla está un castillo,   que se llama Rocafrida;
al castillo llaman Roca,   y a la fonte llaman Frida.
El pie tenía de oro   y almenas de plata fina;
entre almena y almena   está una piedra zafira;
tanto relumbra de noche   como el sol a mediodía.
Dentro estaba una doncella   que llaman Rosaflorida;
siete condes la demandan,   tres duques de Lombardía;
a todos les desdeñaba,   tanta es su lozanía.
Enamoróse de Montesinos   de oídas, que no de vista.
Una noche estando así,   gritos da Rosaflorida;
oyérala un camarero,   que en su cámara dormía.
-«¿Qu'es aquesto, mi señora?   ¿Qu'es esto, Rosaflorida?
»O tenedes mal de amores,   o estáis loca sandía».
-«Ni yo tengo mal de amores,   ni estoy loca sandía,
»mas llevásesme estas cartas   a Francia la bien guarnida;
»diéseslas a Montesinos,   la cosa que yo más quería;
»dile que me venga a ver   para la Pascua Florida;
»darle he siete castillos   los mejores que hay en Castilla;
»y si de mí más quisiere   yo mucho más le daría:
»darle he yo este mi cuerpo,   el más lindo que hay en Castilla,
»si no es el de mi hermana,   que de fuego sea ardida».
La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, Infantes
Esquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,
y del manchego heroico, el ama y la sobrina
(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,
la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),
la esposa de don Diego y la mujer de Panza,
la hija del ventero, y tantas como están
bajo la tierra, y tantas que son y que serán
encanto de manchegos y madres de españoles
por tierras de lagares, molinos y arreboles.   Es la mujer manchega garrida y bien plantada,
muy sobre sí doncella, perfecta de casada.   El sol de la caliente llanura vinariega
quemó su piel, mas guarda frescura de bodega
su corazón. Devota, sabe rezar con fe
para que Dios nos libre de cuanto no se ve.
Su obra es la casa -menos celada que en Sevilla,
más gineceo y menos castillo que en Castilla-.
Y es del hogar manchego la musa ordenadora;
alinea los vasares, los lienzos alcanfora;
las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.   ¿Hay más?  Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego.   ¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?
¿No es el Toboso patria de la mujer idea
del corazón, engendro e imán de corazones,
a quien varón no impregna y aun parirá varones?   Por esta Mancha -prados, viñedos y molinos-
que so el igual del cielo iguala sus caminos,
de cepas arrugadas en el tostado suelo
y mustios pastos como raído terciopelo:
por este seco llano de sol y lejanía,
en donde el ojo alcanza su pleno mediodía
(un diminuto bando de pájaros puntea
el índigo del cielo sobre la blanca aldea,
y allá se yergue un soto de verdes alamillos,
tras leguas y más leguas de campos amarillos),
por esta tierra, lejos del mar y la montaña,
el ancho reverbero del claro sol de España,
anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día
-amor nublóle el juicio: su corazón veía-.   Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano
eterna compañera y estrella de Quijano,
lozana labradora fincada en tus terrones
-oh madre de manchegos y numen de visiones-,
viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera
cuando ta amante erguía su lanza justiciera,
y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.Aquel amor de fuego era por ti y contigo.     Mujeres de la Mancha con el sagrado mote
de Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.
14
Despertar con la misma cara
despertar y verte la espalda
una luz calida que entra por la puerta
la sombra que enmarca la silueta del alma.

Despertar con tonos azules
donde los gorriones cantan
Aroma a manzana
tu cuerpo desnudo
mi mente divaga
sueños, vida y llanto.

Despertar y mirarme de frente
un hombre más joven que ayer
levantarme y verte pequeña
delicada, tierna como doncella
en un cielo de luz y color.

Despertar con un beso
olor a rosas, miel y café.
Tierra mojada de las tardes líquidas
en que la lluvia cuchichea
y en que se reblandecen las señoritas, bajo
el redoble del agua en la azotea...
Tierra mojada de las tardes olfativas
en que un afán misántropo remonta las lascivas
soledades del éter, y en ellas se desposa
con la ulterior paloma de Noé;
mientras se obstina el tableteo
del rayo, por la nube cenagosa...
Tarde mojada, de hálitos labriegos,
en la cual reconozco estar hecho de barro,
porque en sus llantos veraniegos,
bajo el auspicio de la media luz,
el alma se licúa sobre los clavos
de su cruz...
Tardes en que el teléfono pregunta
por consabidas náyades arteras,
que salen del baño al amor
a volcar en el lecho las fatuas cabelleras
y a balbucir, con alevosía y con ventaja,
húmedos y anhelantes monosílabos,
según que la llovizna acosa las vidrieras...
Tardes como una alcoba submarina
con su lecho y su tina;
tardes en que envejece una doncella
ante el brasero exhausto de su casa,
esperando a un galán que le lleve una brasa;
tardes en que descienden
los ángeles, a arar surcos derechos
en edificantes barbechos;
tardes de rogativa y de cirio pascual;
tardes en que el chubasco
me induce a enardecer a cada una
de las doncellas frígidas con la brasa oportuna;
tardes en que , oxidada
la voluntad, me siento
acólito del alcanfor,
un poco pez espada
y un poco San Isidro Labrador....
Delante del Sol venía
Corriendo Dafne, doncella
De extremada gallardía,
Y en ir delante tan bella,
Nueva Aurora parecía.Cansado más de cansalla
Que de cansarse a sí Febo,
A la amorosa batalla
Quiso dar principio nuevo,
Para mejor alcanzalla.Mas viéndola tan cruel,
Dio mil gritos doloridos,
Contento el amante fiel
De que alcancen sus oídos
Las voces, ya que no él.Mas envidioso de ver
Que han de gozar gloria nueva
Las palabras en su ser,
Con el viento que las lleva
Quiso parejas correr.Pero su padre, celoso,
En su curso cristalino
Tras ella corrió furioso,
Y en medio de su camino
Los atajó sonoroso.El Sol corre por seguilla,
Por huir corre la estrella;
Corre el llanto por no vella,
Corre el aire por oílla,
Y el río por socorrella.Atrás los deja arrogante,
Y a su enamorado más,
Que ya, por llevar triunfante
Su honestidad adelante,
A todos los deja atrás.Mas viendo su movimiento,
Dio las razones que canto,
Con dolor y sin aliento,
Primero al correr del llanto
Y luego al volar del viento:«Di, ¿por qué mi dolor creces
Huyendo tanto de mí
En la muerte que me ofreces?
Si el Sol y luz aborreces,
Huye tú misma de ti.»No corras más, Dafne fiera,
Que en verte huir furiosa
De mí, que alumbro la Esfera,
Si no fueras tan hermosa,
Por la noche te tuviera.»Ojos que en esa beldad
Alumbráis con luces bellas
Su rostro y su crueldad,
Pues que Sois los dos estrellas,
Al Sol que os mira, mirad.»¡En mi triste padecer
Y en mi encendido querer,
Dafne bella, no sé cómo
Con tantas flechas de plomo
Puedes tan veloz correr!»Ya todo mi bien perdí;
Ya se acabaron mis bienes;
Pues hoy corriendo tras ti,
Aun mi corazón, que tienes,
Alas te da contra mí.»A su oreja esta razón,
Y a sus vestidos su mano,
Y de Dafne la oración,
A Júpiter soberano
Llegaron a una sazón.Sus plantas en sola una
De lauro se convirtieron;
Los dos brazos le crecieron,
Quejándose a la Fortuna
Con el ruido que hicieron.Escondióse en la corteza
La nieve del pecho helado,
Y la flor de su belleza
Dejó en la flor un traslado
Que al lauro presta riqueza.De la rubia cabellera
Que floreció tantos mayos,
Antes que se convirtiera,
Hebras tomó el Sol por rayos,
Con que hoy alumbra la esfera.Con mil abrazos ardientes,
Ciñó el tronco el Sol, y luego,
Con las memorias presentes,
Los rayos de luz y fuego
Desató en amargas fuentes.Con un honesto temblor,
Por rehusar sus abrazos,
Se quejó de su rigor,
Y aun quiso inclinar los brazos,
Por estorbarlos mejor.El aire desenvolvía
Sus hojas, y no hallando
Las hebras que ver solía,
Tristemente murmurando
Entre las ramas corría.El río, que esto miró,
Movido a piedad y llanto,
Con sus lágrimas creció,
Y a besar el pie llegó
Del árbol divino y santo.Y viendo caso tan tierno,
Digno de renombre eterno,
La reservó en aquel llano,
De sus rayos el Verano,
Y de su hielo el Invierno.
Leydis Jul 2017
No me busques entre los vivos.
No me busques en lo que vibra.
No me busques en los jardines….
ya es infértil mi tierra.

No me busques entre los vivos,
ni en el cielo azul,
ni en la luz de un niño,
ni en la sonrisa de un anciano,
ni en la esperanza de un santo,
ni en la ardor de amantes,
ni en la lluvia campante,
ni en la sequía del otoño,
ni en la carencia del rico,
ni en la riqueza del pobre.

Búscame entre los muertos.
Entre el crepúsculo del sol…..
cuando la noche es ama y reina.

Búscame en el cementerio de los desilusionados,
en el dolor de los huesos,
en el polvo del cremado,
en el silencio de la luna,
en la neblina celada,
en el infecundo otoño,
en el frio verano,
en la hoja quemada,
en el invierno infernal,
y
en el infierno de los que no son correspondidos.

No me busques entre los vivos.
No me busques entre sonidos,
ni en eufonías harmónicas,
ni en la risa perseverante de la juventud,
ni en la pluma del poeta,
ni en la voz de una dulce doncella.

Búscame allí donde me dejaste.
Búscame en ese estancado instante.
Búscame en lo inmoble, lo innombrable.
En el tiempo detenido.
En el puerto del tiempo.
En el tiempo de los muertos.
En el muelle de las almas dolidas;
las que penan por un amor traicionado,
por un amor abandonado,
por un amor sin amor
por los amores de mentiras.

No me busques entre los vivos,
búscame si recuerdas que anide en tu nido.

No me busques entre los vivos…
¡no recuerdas que me mataste, cuando decidiste marcharte!

No me busques entre los vivos...
No soy Jesucristo.....¡no creo que resucite!

LeydisProse
7/7/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
¡Ea! apretad esas cinchas
y apercibid los overos;
y que ya tasquen los potros
el bocado de los frenos.
Preparad las jabalinas,
poned traílla a los perros;
sonad las trompas de caza
y azores llevad dispuestos.
¿Ya estáis listos? Pues aprisa,
vamos al bosque siniestro.-Quien tal dice es un altivo,
noble y alto caballero
que, con sus alrededores,
tiene la comarca en feudo.
Es Don Pedro de Almendares,
el infanzón altanero
a quien, por lo valeroso,
ninguno venció en el duelo.
El que ha astillado sus lanzas
en las justas y torneos,
siempre sereno y triunfante,
sin temores ni recelos.Es Violante una doncella
con unos ojos muy negros,
con unos oscuros rizos
que cuando le caen sueltos
por la garganta blanquísima,
por la espalda y por el seno,
fingen en fondo de mármol
mallas finísimas de ébano.
Don Pedro adora a Violante
y Violante ama a Don Pedro;
y ambos gozan en deliquios
de ardorosos embelesos.Pero Violante, la hermosa,
se enciende en llamas de celos,
sin que nada de sus ansias
pueda aminorar el fuego.
La linda Violante busca
para sus males remedio,
y a un nigromante interroga
contándole sus secretos.
El nigromante medita;
y luego, fruncido el ceño,
busca en yerbas misteriosas
filtros; y ve los luceros;
y en caballísticos signos
quiere hallar el verdadero
modo de que sus retortas
puedan curar aquel pecho.
Por fin, después de lograr
descifrar aquel misterio,
y ya encontrada la clave
del enigma, dijo luego
a Violante: -Que el que os ama
os traiga el ala de un cuervo;
y con el oscuro copo
del suave plumaje *****,
podréis curar la dolencia,
llevándole junto al pecho.Por eso va en su corcel
el valeroso Don Pedro,
y con sus gentes al bosque,
con jaurías y pertrechos.
Ese es el bosque maldito,
ese es el bosque siniestro,
del que mil supersticiones
andan en boca del pueblo.
Con temor van caminando
ojeadores y monteros,
que a ese bosque nunca llegan
porque les ataja el miedo.
-Don Pedro, el bosque es terrible-.
...Don Pedro se ríe de eso;
que no teme ese hijodalgo
ni a los vivos ni a los muertos.
-Ese bosque está maldito.
-No importa-dice Don Pedro.
Y siguen andando, andando;
y ya están del bosque dentro;
y ya los toques de caza
repiten sonoros cuernos,
y van los genios del aire
desparramando los ecos.
Don Pedro no busca fieras
ni sigue la pista a ciervos,
ni a cerdosos jabalíes;
él busca un nido de cuervos.Iba la noche empezando;
el día iba oscureciendo;
cuando en un árbol robusto
medio destroncado y seco,
graznó un cuervo enorme echado
en unos grietosos huecos;
sus ojos fosforescentes,
su corvo pico entreabierto.Don Pedro fuese hacia él
afanoso ya y contento;
puso en comba un arco entonces,
y disparó... cuando el cuervo
como una flecha veloz
voló donde el caballero;
hincó en los hombros robustos
sus largas uñas de acero,
y con picotazos rápidos
le sacó los ojos negros...
Don Pedro dio un hondo grito,
mas mató al pájaro; y luego
le sacaron aterrados
servidores y pecheros
de aquel lugar tenebroso,
de en medio el bosque siniestro.
Fue al castillo de Violante,
con un ala entre sus dedos
del pájaro, y a la hermosa
le dijo: -Mira, estoy ciego;
por ti he perdido mis ojos
ángel de mis dulces sueños...
Yo llegué al bosque maldito
y me castigó el infierno.La niña miróle entonces
y le dijo: -Buen mancebo,
yo ya no puedo quererte:
primero, porque eres ciego;
y después, porque el de Alcántara,
noble señor extranjero,
pidió a mi padre mi mano
y nos casamos hoy mesmo.Dio un grito de horror terrible,
y tornado loco el ciego,
en carrera desatada,
fue tropezando y cayendo
por los bosques; y apretando
contra el dolorido pecho,
entre los puños crispados,
la espantosa ala del cuervo.
34
Tersa, pulida, rosada
¡cómo la acariciarían,
sí, mejilla de doncella!
Entreabierta, curva, cóncava,
su albergue, encaracolada,
mi mirada se hace dentro.
Azul, rosa, malva, verde,
tan sin luz, tan irisada,
tardes, cielos, nubes, soles,
crepúsculos me eterniza.
En el óvalo de esmalte
rectas sutiles, primores
de geometría en gracia,
la solución le dibujan,
sin error, a aquel problema
propuesto
en lo más hondo del mar.
Pero su hermosura, inútil,
nunca servirá. La cogen,
la miran, la tiran ya.
Desnuda, sola, bellísima
la venera, eco de mito,
de carne virgen, de diosa,
su perfección sin amante
en la arena perpetúa.
Leydis Jul 2017
Do not look for me among the living
do not look for me in things that scintillate.
Do not look for me in gardens... my land is barren.

Do not look for me among the living,
nor in the blue sky,
nor in the light of a child,
nor in the smile of an aging man,
nor in the hope of a Saint,
nor in the burning desire of lovers,
nor  in the calming of rain,
nor in the drought of autumn,
nor in the lack of the wealthy,
or the wealth of the poor.  

Find me among the dead.
Between the dusk of the Sun... when the night reigns.  

Find me, in the cemetery of the disenchanted,
in the pain that shatters bones,
in the dust of incinerated,
in the silence of the Moon,
in the betrayed mist,
in the loneliness of autumn,
in the cold summer,
in the burned leaf,
in the blistering winter,
and in the hell of those who are not reciprocated.  

Do not look for me among the living.
Don’t look for me in sounds,
nor in harmonious hymns,
nor in persistent laughter of youth,
nor in the ink of the poet,
or in the voice of a lovely damsel.    

Find me there, where you left me.
Find me in that mired moment.
Find me, in the immobile, the unspeakable.
In the stagnation of time.
In the time of the dead.
In the harbor of hurting souls;
Those that  journey in purgatory suffering for;
a love betrayed,
a love abandoned,
a love without love,
by a love built in lies.  

Do not look for me among the living,
seek me, if you remember that my love nested within you.

Do not look for me among the living...
don't remember that you killed me, when did you decide to go away?  

I am not among the living...
I am not Jesus Christ... I don't think I’ll resuscitate!
****************­********************­**********
No me busques entre los vivos.
No me busques en lo que vibra.
No me busques en los jardines….
ya es infértil mi tierra.
No me busques entre los vivos,
ni en el cielo azul,
ni en la luz de un niño,
ni en la sonrisa de un anciano,
ni en la esperanza de un santo,
ni en la ardor de amantes,
ni en la lluvia campante,
ni en la sequía del otoño,
ni en la carencia del rico,
ni en la riqueza del pobre.
Búscame entre los muertos.
Entre el crepúsculo del sol…..
cuando la noche es ama y reina.
Búscame en el cementerio de los desilusionados,
en el dolor de los huesos,
en el polvo del cremado,
en el silencio de la luna,
en la neblina celada,
en el infecundo otoño,
en el frio verano,
en la hoja quemada,
en el invierno infernal,
y
en el infierno de los que no son correspondidos.
No me busques entre los vivos.
No me busques entre sonidos,
ni en eufonías de harmónicas,
ni en la risa perseverante de la juventud
ni en la pluma del poeta,
ni en la voz de una dulce doncella.
Búscame allí donde me dejaste.
Búscame en ese estancado instante.
Búscame en lo inmoble, lo innombrable.
En el tiempo detenido.
En el puerto del tiempo.
En el tiempo de los muertos.
En el muelle de las almas dolidas;
las que penan por un amor traicionado,
por un amor abandonado,
por un amor sin amor
por los amores de mentiras.
No me busques entre los vivos,
búscame si recuerdas que anide en tu nido.
No me busques entre los vivos…
¡no recuerdas que me mataste, cuando decidiste marcharte!
No me busques entre los vivos...
No soy Jesucristo.....¡no creo que resucite!

LeydisProse
7/7/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Leydis Nov 2017
HUELEME OTRA VEZ

Solo una sola oportunidad,
de repetir aquel evento,
donde por fin entendí
que me hiciste tuya…
sin ni siquiera ponerme un dedo.

Huéleme otra vez,
quiero sentir de nuevo tu respiración tan cerca de mí,
que puedas oler mis más íntimos pensamientos.

Huéleme, así, como lo hiciste aquella vez,
huméame, de tal manera, que se zafe un botón de mi túnica.

Husméame como lo hiciste aquel día,
haciéndome ruborizar de timidez,
como doncella que no sabe cómo proceder.

Haz que tu respiración me arrope en deseo.

Huéleme, no tienes que hacer más nada.
solo quiero que tu respiración, espire mi alma.

Huéleme como aquella vez,
fija tu mirada en mi pelo,
haz que tu respiración
empine mis vellos.

Fija tu nariz cerquita de mi oreja,
haz que se quiera ensordecer mi oído de delirio.
Haz que busque con que sostener estas ganas
que tu respirar en mi provoca.

Huéleme como lo hiciste aquel día,
cambiando por siempre
la forma de entregarme a alguien,
sin ni siquiera tocarme.

Huéleme otra vez.
hoy mi cuerpo y mi alma
necesitan hacer el amor contigo.  


LeydisProse
11/22/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
Leí los rudimentos de la Aurora,
Los esplendores lánguidos del día,
La Pira y el construye y ascendía,
Y lo purpurizante de la hora,
El múrice y el Tirio y el colora,
El Sol cadáver cuya luz yacía,
Y los borrones de la sombra fría,
Corusca Luna en ascua que el sol dora,
La piel del Cielo cóncavo arrollada,
El trémulo palor de enferma Estrella,
La fuente de cristal bien razonada.
Y todo fue un entierro de doncella,
Doctrina muerta, letra no tocada,
Luces y flores, grita y zacapella.
En las alas oscuras de la racha cortante
me das, al mismo tiempo, una pena y un goce:
algo como la helada virtud de un seno blando,
algo en que se confunden el cordial refrigerio
y el glacial desamparo de un lecho de doncella.
He aquí que en la impensada tiniebla de la muda
ciudad, eres un lampo ante las fauces lóbregas
de mi apetito: he aquí que en la húmeda tiniebla
de la lluvia, trasciendes a candor como un lino
recién lavado, y hueles, como él, a cosa casa;
he aquí que entre las sombras regando estás la esencia
del pañolín de lágrimas de alguna buena novia.
Me embozo en la tupida oscuridad, y pienso
para ti estos renglones, cuya rima recóndita
has de advertir en una pronta adivinación
porque son como pétalos nocturnos, que te llevan
un mensaje de un singular clarosfrío;
y en las tinieblas húmedas me recojo, y te mando
estas sílabas frágiles, en tropel, como ráfaga
de misterio, al umbral  de tu espíritu en vela.
Toda tú te deshaces sobre mí como una
escarcha, y el traslúcido meteoro prolóngase
fuera del tiempo; y suenan tus palabras remotas
dentro de mí, con esa intensidad quimérica
de un reloj descompuesto que da horas y horas
en una cámara destartalada...
Bermejazo Platero de las cumbres
A cuya luz se espulga la canalla:
La ninfa Dafne, que se afufa y calla,
Si la quieres gozar, paga y no alumbres.
Si quieres ahorrar de pesadumbres,
Ojo del Cielo, trata de compralla:
En confites gastó Marte la malla,
Y la espada en pasteles y en azumbres.
Volvióse en bolsa Júpiter severo,
Levantóse las faldas la doncella
Por recogerle en lluvia de dinero.
Astucia fue de alguna Dueña Estrella,
Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:
Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.
Leydis Jul 2017
Que lastima que no te haya funcionado.
Imagino lo que estas pasando.
No lo imagino, se exactamente que se siente;
que alguien se burle de tus sentimientos,
que tu leña la conviertan en copas de nieves,
que tu hoguera se inunde de agua salada,
que tu mundo se derrumbe como avalancha de fango,
que tus sueños se conviertan en desvelo,
que la estrellas que acobijaste cada noche, dejen de brillar.

¿Como lo se?
¡Lo vivi!
el desamor,
la traicion,
la pesadumbre del olvido,
que te escupan en la cara..
como tú lo hicistes conmigo.  

Si, lo siento….
pero, a mí, no puedes regresar.
Aquí no hay espacios para los tres..
¡Tu, yo, y tu condecorado ego!
Tienes que quedarte con tu trofeo.
Fue por eso que me dejaste ¿no?

Porque mi cuerpo estaba en decadencia,
y el de ella..bueno, en pura primavera.
Porque mis pupilas para ti ya no brillaban,
y los de ella..bueno, la ilusión te acomodaban,
Porque mi cansancio te repugnaba,
mas la energia de esa doncella te aniba.
Porque mis flores marchita estaban,
mas los botones de sus rosales apenas brotaban.
Porque mis rios se secaron,
y de su juventud--emanaban maremotos, manantiales,
que a tu pasion excitaban.  
Que la vida me habia vuelta fria y deteriorada,
mas de ella, su dulzura al hablarte, tu hombria endulzaba.

No sabes amor, cuanto lo siento,
que tu trofeo de juventud, te haya dejado,
por los mismos galardones, por lo cuales cobardemente,
me abandonastes un dia.

LeydisProse
7/20/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Color de ropa antigua. Un julio a sombra,
y un agosto recién segado. Y una
mano de agua que injertó en el pino
resinoso de un tedio malas frutas.
Ahora que has anclado, oscura ropa,
tornas rociada de un suntuoso olor
a tiempo, a abreviación... Y he cantado
el proclive festín que se volcó.
Mas ¿no puedes, Señor, contra la muerte,
contra el límite, contra lo que acaba?
¡Ay, la llaga en color de ropa antigua,
cómo se entreabre y huele a miel quemada!
Oh unidad excelsa! Oh lo que es uno
por todos!
¡Amor contra el espacio y contra el tiempo!
Un latido único de corazón;
un solo ritmo: ¡Dios!
Y al encogerse de hombros los linderos
en un bronco desdén irreductible,
hay un riego de sierpes
en la doncella plenitud del 1.
¡Una arruga, una sombra!
Tus otoños me arrullan
en coro de quimeras obstinadas;
vas en mí cual la venda va en la herida;
en bienestar de placidez me embriagas;
la luna lugareña va en tus ojos
¡oh blanda que eres entre todas blanda!
y no sé todavía
qué esperarán de ti mis esperanzas.
Si vas dentro de mí, como una inerme
doncella por la zona devastada
en que ruge el pecado, y si las fieras
atónitas se echan cuando pasas;
si has sido menos que una melodía
suspirante, que flota sobre el ánima,
y más que una pía salutación;
si de tu pecho asciende una fragancia
de limón, cabalmente refrescante
e inicialmente ácida;
si mi voto es que vivas dentro de una
virginidad perenne aromática,
vuélvese un hondo enigma
lo que de ti persigue mi esperanza.
¿Qué me está reservado
de tu persona etérea? ¿Qué es la arcana
promesa de tus ser? Quizá el suspiro
de tu propio existir; quizá la vaga
anunciación penosa de tu rostro;
la cadencia balsámica
que eres tú misma, incienso y voz de armónium
en la tarde llovida y encalmada...
De toda ti me viene
la melodiosa dádiva
que me brindó la escuela
parroquial, en una hora ya lejana,
en que unas voces núbiles
y lentas ensayaban,
en un solfeo cristalino y simple,
una lección de Eslava.
Y de ti y de la escuela
pido el cristal, pido las notas llanas,
para invocarte ¡oscura
y rabiosa esperanza!
con una a colmada de presentes,
con una a impregnada
del licor de un banquete espiritual:
¡ara mansa, ala diáfana, alma blanda,
fragancia casta y ácida!
Leydis Nov 2017
Un Beso

Necesito un beso que verse con mi alma, que describa la magia del amor,  
en un verso que llene mis entrañas.

Necesito un beso  que devuelva color y esperanza, a este ser descolorido que ha quedado desplazado por las tribulaciones de la desolación.

Necesito un beso;
como un día árido necesita la lluvia!
Como un día nublado necesita el astro más brillante.
Lo necesito como la primavera necesita las aves y las abejas  para néctar sus espectaculares flores.

Solo uno,
como el que le dio aquel
principe a esa doncella durmiente,
y con esa magia,
con ese roce de sus labios,
con esa saliva humedeciendo aquella piel innerta,
que se deslizaba despacito,
injectando fluidos a una pasión durmiente esperando despertarse,
revelarse, estallarse
y demonstrar que si es verídico......
que un beso dado al momento exacto,
un beso regalado con intención
tiene la fuerza para siempre acabar con una larga tristeza.

No por pena,
no por indecencia,
no por mendigar,
ni por desesperar,
necesito un beso,
para confirmar,
que si estoy viva y despierta!

LeydisProse
11/11/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
Por qué no recuerdan los viejos
las deudas ni las quemaduras?

Era verdad aquel aroma
de la doncella sorprendida?

Por qué los pobres no comprenden
apenas dejan de ser pobres?

Dónde encontrar una campana
que suene adentro de tus sueños?

— The End —