¡Tu hogar está sin luz! ¿La noche acaso
Descorrió en él sus lúgubres crespones
Sepultando tu sol en el ocaso?
Hoy no son las amargas decepciones
Las que tu frente dejan abatida
Sobre escombros de bellas ilusiones.
¡Tu hogar está sin luz! llora afligida
La que sobre este mundanal desierto,
Tesoro de tu amor, vela tu vida.
No sueñas el dolor; estás despierto
Y una voz de martirio en tu alma grita:
¡Tu hogar está sin luz! ¡tu padre ha muerto!
Dentro del pecho sin vigor palpita
El corazón que juvenil y ardiente,
Ayer la coronó dicha infinita.
El ser que amante, tierno y reverente
Tiene muerta en los ojos la mirada
El labio mudo y sin calor la frente...
¡Oh destino cruel! la Parca airada,
Lo arrancó de las penas de este suelo,
Para llevarlo a la mansión soñada.
Tiemblas de pena, lloras sin consuelo...
No te conforma su eternal ventura,
Ni puedes con placer mirar el cielo...
Es sagrada y es noble tu amargura,
Llora sobre su cuerpo, y que tu llanto
Riegue en lluvia de amor su sepultura.
Él te veló de niño y te amó tanto,
Que vas a ser un culto en su memoria,
Y un sol eterno en su cariño santo...
Este sol en tu vida transitoria
Donde todo al abismo se derrumba,
Alumbrará tu hogar... verá tu gloria,
¿Quieres que en el pesar tu alma sucumba?
¡Tu hogar está sin luz! ¡y es tu destino
Darle esa luz que le robó la tumba!
Si el hombre es en la tierra un peregrino,
Lucha con el dolor y con la suerte;
Tu padre ayer te señaló un camino,
Síguelo siempre y honrarás su muerte.