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Lejana vibración de esquilas mustias
en el aire derrama
la fragancia rural de sus angustias.
En el patio silente
sangra su despedida el sol poniente
El ámbar otoñal del panorama
toma un frío matiz de gris doliente!
Al portón de la casa
que el tiempo con sus garras torna ojosa,
asoma silenciosa
y al establo cercano luego pasa,
la silueta calmosa
de un buey color de oro,
que añora con sus bíblicas pupilas,
oyendo la oración de las esquilas,
su edad viril de toro!
Al muro denla huerta
aleteando la pena de su canto,
salta un gallo gentil, y, en triste alerta,
cual dos gotas de llanto,
tiemblan sus ojos en la tarde muerta!
Lánguido se desgarra
en la vetusta aldea
el dulce yaraví de una guitarra,
en cuya eternidad de hondo quebranto
la triste voz de un indio dondonea,
como un viejo esquilón de camposanto.
De codos yo en el muro,
cuando triunfa en el alma el tinte oscuro
y el viento reza en los ramajes yertos
llantos de quenas, tímidos, inciertos,
suspiro una congoja,
al ver que la penumbra gualda y roja
llora un trágico azul de idilios muertos!
aleteando la pena de su canto,
salta un gallo gentil, y, en triste alerta,
cual dos gotas de llanto,
tiemblan sus ojos en la tarde muerta!
Lánguido se desgarra
en la vetusta aldea
el dulce yaraví de una guitarra,
en cuya eternidad de hondo quebranto
la triste voz de un indio dondonea,
como un viejo esquilón de camposanto.
De codos yo en el muro,
cuando triunfa en el alma el tinte oscuro
y el viento reza en los ramajes yertos
llantos de quenas, tímidos, inciertos,
suspiro una congoja,
al ver que la penumbra gualda y roja
llora un trágico azul de idilios muertos!
Sophia Margarita Mar 2019
Un respiro.
Un exhalo.
Poco a poco,
el cuerpo
analiza lo pasado.
Apago los ojos,
solo veo blanco.
Blancas las sabanas de la cama desordenada,
durante el momento en que dos almas se reencontraban.
Blanca la tela que el torso cubría,
al caminar sintiendo la arena, por la oscura noche en la que dos corazones corrían.
Blanco el destello de las estrellas percibidas,
que hacía arriba era lo que veían.
Blanca la mente, ya que fascinada y demente se encuentra.
Empeorando al desvanecerse en aquellas brillantes ventanas de tonos cafés que mesmerizan.
Mariposas blancas aleteando colman
todo aquello que al cuerpo conforma.
Un respiro.
Un exhalo.
Ahora la mente
se encuentra en relajo.
mecha vaugham vivió la mayor parte en su uteró
lejos de otros ruidos del mundo o mundanales
y conoció paisajes raros llenos de pájaros nerviosos
y conoció paisajes

"oh bichos" decía dirigiéndose a los bichos
que poblaban su cuerpo y mucho más su sueño
aleteando picoteándole el alma
"oh bichos que me despiertan la voz"

decía mecha vaugham callándose de pronto o intentando volar
"¿qué es esto que me pega al piso?" decía
zangoloteando chapoteando
con gran horror o fastidio de los vecinos del 3

"pies que piesan en vez de alar o cómo /
sería el mundo el buey lo que se hija /
si no nos devoráramos /
si amorásemos mucho" decía mecha vaugham

"si fuéramos o fuésemos / como rostros humanos /
empezando de a dos /
completos en el resto" decía mecha derrumbándose
finalmente en el suelo

un día pasó lo que sigue:
pájaro de voz tenor que la amoraba mucho
antes de ser devorado del todo
plantó un arbolito en su alma

mecha vaugham devoró al pajarito pero
el arbolito creció creció
empezó a cantarle de noche
el tenorino

no la dejó dormir
no la dejó vivir y cuando mecha vaugham murió
salió otra vez volando del árbol
el pájaro ese pájaro

a mecha vaugham le alfombraron la tumba
con pedacitos de su mismo uteró
todos los pájaros del mundo al atardecer picoteaban allí
o aleteaban
todos del mundo menos uno

— The End —