Si no me encuentras donde solía esperarte,
no pienses que me fui;
tal vez me perdí buscándote en mí mismo.
He sido un mapa sin rutas,
una brújula herida por el norte de tus ojos,
y aun así, caminé.
Caminé con la esperanza
de que el eco de tu voz
algún día me guiara de vuelta.
No quise ser eterno,
solo inolvidable.
No quise que me amaras para siempre,
solo que no me olvidaras tan fácil.
Si no me encuentras,
búscame en las cosas pequeñas:
el silencio entre dos canciones,
el respiro antes de una lágrima,
el temblor leve cuando alguien dice tu nombre.
Allí,
en lo invisible,
me quedé.