Un respiro. Un exhalo. Poco a poco, el cuerpo analiza lo pasado. Apago los ojos, solo veo blanco. Blancas las sabanas de la cama desordenada, durante el momento en que dos almas se reencontraban. Blanca la tela que el torso cubría, al caminar sintiendo la arena, por la oscura noche en la que dos corazones corrían. Blanco el destello de las estrellas percibidas, que hacía arriba era lo que veían. Blanca la mente, ya que fascinada y demente se encuentra. Empeorando al desvanecerse en aquellas brillantes ventanas de tonos cafés que mesmerizan. Mariposas blancas aleteando colman todo aquello que al cuerpo conforma. Un respiro. Un exhalo. Ahora la mente se encuentra en relajo.