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Piramidal, funesta de la tierra
nacida sombra, al cielo encaminaba
de vanos obeliscos ***** altiva,
escalar pretendiendo las estrellas;
si bien sus luces bellas
esemptas siempre, siempre rutilantes,
la tenebrosa guerra
que con negros vapores le intimaba
la vaporosa sombra fugitiva
burlaban tan distantes,
que su atezado ceño
al superior convexo aún no llegaba
del orbe de la diosa
que tres veces hermosa
con tres hermosos rostros ser ostenta;
quedando sólo dueño
del aire que empañaba
con el aliento denso que exhalaba.
Y en la quietud contenta
de impero silencioso,
sumisas sólo voces consentía
de las nocturnas aves
tan oscuras tan graves,
que aún el silencio no se interrumpía.
Con tardo vuelo, y canto, de él oído
mal, y aún peor del ánimo admitido,
la avergonzada Nictímene acecha
de las sagradas puertas los resquicios
o de las claraboyas eminentes
los huecos más propicios,
que capaz a su intento le abren la brecha,
y sacrílega llega a los lucientes
faroles sacros de perenne llama,
que extingue, sino inflama
en licor claro la materia crasa
consumiendo; que el árbol de Minerva
de su fruto, de prensas agravado,
congojoso sudó y rindió forzado.
Y aquellas que su casa
campo vieron volver, sus telas yerba,
a la deidad de Baco inobedientes
ya no historias contando diferentes,
en forma si afrentosa transformadas
segunda forman niebla,
ser vistas, aun temiendo en la tiniebla,
aves sin pluma aladas:
aquellas tres oficiosas, digo,
atrevidas hermanas,
que el tremendo castigo
de desnudas les dio pardas membranas
alas, tan mal dispuestas
que escarnio son aun de las más funestas:
éstas con el parlero
ministro de Plutón un tiempo, ahora
supersticioso indicio agorero,
solos la no canora
componían capilla pavorosa,
máximas negras, longas entonando
y pausas, más que voces, esperando
a la torpe mensura perezosa
de mayor proporción tal vez que el viento
con flemático echaba movimiento
de tan tardo compás, tan detenido,
que en medio se quedó tal vez dormido.
Este. pues, triste son intercadente
de la asombrosa turba temerosa,
menos a la atención solicitaba
que al suelo persuadía;
antes si, lentamente,
si su obtusa consonancia espaciosa
al sosiego inducía
y al reposo los miembros convidaba,
el silencio intimando a los vivientes,
uno y otro sellando labio obscuro
con indicante dedo, Harpócrates la noche silenciosa;
a cuyo, aunque no duro, si bien imperioso
precepto, todos fueron obedientes.
El viento sosegado, el can dormido:
éste yace, aquél quedo,
los átomos no mueve
con el susurro hacer temiendo leve,
aunque poco sacrílego ruido,
violador del silencio sosegado.
El mar, no ya alterado,
ni aún la instable mecía
cerúlea cuna donde el sol dormía;
y los dormidos siempre mudos peces,
en los lechos 1amosos
de sus obscuros senos cavernosos,
mudos eran dos veces.
Y entre ellos la engañosa encantadora
Almone, a los que antes
en peces transformó simples amantes,
transformada también vengaba ahora.
En los del monte senos escondidos
cóncavos de peñascos mal formados,
de su esperanza menos defendidos
que de su obscuridad asegurados,
cuya mansión sombría
ser puede noche en la mitad del día,
incógnita aún al cierto
montaraz pie del cazador experto,
depuesta la fiereza
de unos, y de otros el temor depuesto,
yacía el vulgo bruto,
a la naturaleza
el de su potestad vagando impuesto,
universal tributo.
Y el rey -que vigilancias afectaba-
aun con abiertos ojos no velaba.
El de sus mismos perros acosado,
monarca en otro tiempo esclarecido,
tímido ya venado,
con vigilante oído,
del sosegado ambiente,
al menor perceptible movimiento
que los átomos muda,
la oreja alterna aguda
y el leve rumor siente
que aun le altera dormido.
Y en 1a quietud del nido,
que de brozas y lodo instable hamaca
formó en la más opaca
parte del árbol, duerme recogida
la leve turba, descansando el viento
del que le corta alado movimiento.
De Júpiter el ave generosa
(como el fin reina) por no darse entera
al descanso, que vicio considera
si de preciso pasa, cuidadosa
de no incurrir de omisa en el exceso,
a un sólo pie librada fía el peso
y en otro guarda el cálculo pequeño,
despertador reloj del leve sueño,
porque si necesario fue admitido
no pueda dilatarse continuado,
antes interrumpido
del regio sea pastoral cuidado.
¡Oh de la majestad pensión gravosa,
que aun el menor descuido no perdona!
Causa quizá que ha hecho misteriosa,
circular denotando la corona
en círculo dorado,
que el afán es no menos continuado.
El sueño todo, en fin, lo poseía:
todo. en fin, el silencio lo ocupaba.
Aun el ladrón dormía:
aun el amante no se desvelaba:
el conticinio casi ya pasando
iba y la sombra dimidiaba, cuando
de las diurnas tareas fatigados
y no sólo oprimidos
del afán ponderosos
del corporal trabajo, más cansados
del deleite también; que también cansa
objeto continuado a 1os sentidos
aún siendo deleitoso;
que la naturaleza siempre alterna
ya una, ya otra balanza,
distribuyendo varios ejercicios,
ya al ocio, ya al trabajo destinados,
en el fiel infiel con que gobierna
la aparatosa máquina del mundo.
Así pues, del profundo
sueño dulce los miembros ocupados,
quedaron los sentidos
del que ejercicio tiene ordinario
trabajo, en fin, pero trabajo amado
-si hay amable trabajo-
si privados no, al menos suspendidos.
Y cediendo al retrato del contrario
de la vida que lentamente armado
cobarde embiste y vence perezoso
con armas soñolientas,
desde el cayado humilde al cetro altivo
sin que haya distintivo
que el sayal de la púrpura discierna;
pues su nivel, en todo poderoso,
gradúa por esemptas
a ningunas personas,
desde la de a quien tres forman coronas
soberana tiara
hasta la que pajiza vive choza;
desde la que el Danubio undoso dora,
a la que junco humilde, humilde mora;
y con siempre igual vara
(como, en efecto, imagen poderosa
de la muerte) Morfeo
el sayal mide igual con el brocado.
El alma, pues, suspensa
del exterior gobierno en que ocupada
en material empleo,
o bien o mal da el día por gastado,
solamente dispensa,
remota, si del todo separada
no, a los de muerte temporal opresos,
lánguidos miembros, sosegados huesos,
los gajes del calor vegetativo,
el cuerpo siendo, en sosegada calma,
un cadáver con alma,
muerto a la vida y a la muerte vivo,
de lo segundo dando tardas señas
el de reloj humano
vital volante que, sino con mano,
con arterial concierto, unas pequeñas
muestras, pulsando, manifiesta lento
de su bien regulado movimiento.
Este, pues, miembro rey y centro vivo
de espíritus vitales,
con su asociado respirante fuelle
pulmón, que imán del viento es atractivo,
que en movimientos nunca desiguales
o comprimiendo yo o ya dilatando
el musculoso, claro, arcaduz blando,
hace que en él resuelle
el que le circunscribe fresco ambiente
que impele ya caliente
y él venga su expulsión haciendo activo
pequeños robos al calor nativo,
algún tiempo llorados,
nunca recuperados,
si ahora no sentidos de su dueño,
que repetido no hay robo pequeño.
Estos, pues, de mayor, como ya digo,
excepción, uno y otro fiel testigo,
la vida aseguraban,
mientras con mudas voces impugnaban
la información, callados los sentidos
con no replicar sólo defendidos;
y la lengua, torpe, enmudecía,
con no poder hablar los desmentía;
y aquella del calor más competente
científica oficina
próvida de los miembros despensera,
que avara nunca v siempre diligente,
ni a la parte prefiere más vecina
ni olvida a la remota,
y, en ajustado natural cuadrante,
las cuantidades nota
que a cada cual tocarle considera,
del que alambicó quilo el incesante
calor en el manjar que medianero
piadoso entre él y el húmedo interpuso
su inocente substancia,
pagando por entero
la que ya piedad sea o ya arrogancia,
al contrario voraz necio la expuso
merecido castigo, aunque se excuse
al que en pendencia ajena se introduce.
Esta, pues, si no fragua de Vulcano,
templada hoguera del calor humano,
al cerebro enviaba
húmedos, mas tan claros los vapores
de los atemperados cuatro humores,
que con ellos no sólo empañaba
los simulacros que la estimativa
dio a la imaginativa,
y aquesta por custodia más segura
en forma ya más pura
entregó a la memoria que, oficiosa,
gravó tenaz y guarda cuidadosa
sino que daban a la fantasía
lugar de que formase
imágenes diversas y del modo
que en tersa superficie, que de faro
cristalino portento, asilo raro
fue en distancia longísima se veían,
(sin que ésta le estorbase)
del reino casi de Neptuno todo,
las que distantes le surcaban naves.
Viéndose claramente,
en su azogada luna,
el número, el tamaño y la fortuna
que en la instable campaña transparente
arriesgadas tenían,
mientras aguas y vientos dividían
sus velas leves y sus quillas graves,
así ella, sosegada, iba copiando
las imágenes todas de las cosas
y el pincel invisible iba formando
de mentales, sin luz, siempre vistosas
colores. las figuras,
no sólo ya de todas las criaturas
sublunares, mas aun también de aquellas
que intelectuales claras son estrellas
y en el modo posible
que concebirse puede lo invisible,
en sí mañosa las representaba
y al alma las mostraba.
La cual, en tanto, toda convertida
a su inmaterial ser y esencia bella,
aquella contemplaba,
participada de alto ser centella,
que con similitud en sí gozaba.
I juzgándose casi dividida
de aquella que impedida
siempre la tiene, corporal cadena
que grosera embaraza y torpe impide
el vuelo intelectual con que ya mide
la cuantidad inmensa de la esfera,
ya el curso considera
regular con que giran desiguales
los cuerpos celestiales;
culpa si grave, merecida pena,
torcedor del sosiego riguroso
de estudio vanamente juicioso;
puesta a su parecer, en la eminente
cumbre de un monte a quien el mismo Atlante
que preside gigante
a los demás, enano obedecía,
y Olimpo, cuya sosegada frente,
nunca de aura agitada
consintió ser violada,
aun falda suya ser no merecía,
pues las nubes que opaca son corona
de la más elevada corpulencia
del volcán más soberbio que en la tierra
gigante erguido intima al cielo guerra,
apenas densa zona
de su altiva eminencia
o a su vasta cintura
cíngulo tosco son, que mal ceñido
o el viento lo desata sacudido
o vecino el calor del sol, lo apura
a la región primera de su altura,
ínfima parte, digo, dividiendo
en tres su continuado cuerpo horrendo,
el rápido no pudo, el veloz vuelo
del águila -que puntas hace al cielo
y el sol bebe los rayos pretendiendo
entre sus luces colocar su nido-
llegar; bien que esforzando
mas que nunca el impulso, ya batiendo
las dos plumadas velas, ya peinando
con las garras el aire, ha pretendido
tejiendo de los átomos escalas
que su inmunidad rompan sus dos alas.
Las pirámides dos -ostentaciones
de Menfis vano y de la arquitectura
último esmero- si ya no pendones
fijos, no tremolantes, cuya altura
coronada de bárbaros trofeos,
tumba y bandera fue a los Ptolomeos,
que al viento, que a las nubes publicaba,
si ya también el cielo no decía
de su grande su siempre vencedora
ciudad -ya Cairo ahora-
las que, porque a su copia enmudecía
la fama no contaba
gitanas glorias, menéficas proezas,
aun en el viento, aun en el cielo impresas.
Estas que en nivelada simetría
su estatura crecía
con tal disminución, con arte tanto,
que cuánto más al cielo caminaba
a la vista que lince la miraba,
entre los vientos se desaparecía
sin permitir mirar la sutil *****
que al primer orbe finge que se junta
hasta que fatigada del espanto,
no descendida sino despeñada
se hallaba al pie de la espaciosa basa.
Tarde o mal recobrada
del desvanecimiento,
que pena fue no escasa
del visual alado atrevimiento,
cuyos cuerpos opacos
no al sol opuestos, antes avenidos
con sus luces, si no confederados
con él, como en efecto confiantes,
tan del todo bañados
de un resplandor eran, que lucidos,
nunca de calurosos caminantes
al fatigado aliento, a los pies flacos
ofrecieron alfombra,
aun de pequeña, aun de señal de sombra.
Estas que glorias ya sean de gitanas
o elaciones profanas,
bárbaros hieroglíficos de ciego
error, según el griego,
ciego también dulcísimo poeta,
si ya por las que escribe
aquileyas proezas
o marciales, de Ulises, sutilezas,
la unión no le recibe
de los historiadores o le acepta
cuando entre su catálogo le cuente,
que gloría más que número le aumente,
de cuya dulce serie numerosa
fuera más fácil cosa
al temido Jonante
el rayo fulminante
quitar o la pescada
a Alcídes clava herrada,
que un hemistiquio solo
-de los que le: dictó propicio Apolo-
según de Homero digo, la sentencia.
Las pirámides fueron materiales
tipos solos, señales exteriores
de las que dimensiones interiores
especies son del alma intencionales
que como sube en piramidal *****
al cielo la ambiciosa llama ardiente,
así la humana mente
su figura trasunta
y a la causa primera siempre aspira,
céntrico punto donde recta tira
la línea, si ya no circunferencia
que contiene infinita toda esencia.
Estos pues, montes dos artificiales,
bien maravillas, bien milagros sean,
y aun aquella blasfema altiva torre,
de quien hoy dolorosas son señales
no en piedras, sino en lenguas desiguales
porque voraz el tiempo no ]as borre,
los idiomas diversos que escasean
el sociable trato de las gentes
haciendo que parezcan diferentes
los que unos hizo la naturaleza,
de la lengua por solo la extrañeza; .
si fueran comparados
a la mental pirámide elevada,
donde, sin saber como colocada
el alma se miró, tan atrasados
se hallaran que cualquiera
graduara su cima por esfera,
pues su ambicioso anhelo,
haciendo cumbre de su propio vuelo,
en lo más eminente
la encumbró parte de su propia mente,
de sí tan remontada que creía
que a otra nueva región de sí salía.
En cuya casi elevación inmensa,
gozosa, mas suspensa,
suspensa, pero ufana
y atónita, aunque ufana la suprema
de lo sublunar reina soberana,
la vista perspicaz libre de antojos
de sus intelectuales y bellos ojos,
sin que distancia tema
ni de obstáculo opaco se recele,
de que interpuesto algún objeto cele,
libre tendió por todo lo criado,
cuyo inmenso agregado
cúmulo incomprehensible
aunque a la vista quiso manifiesto
dar señas de posible,
a la comprehensión no, que entorpecida
con la sobra de objetos y excedida
de la grandeza de ellos su potencia,
retrocedió cobarde,
tanto no del osado presupuesto
revocó la intención arrepentida,
la vista que intentó descomedida
en vano hacer alarde
contra objeto que excede en excelencia
las líneas visuales,
contra el sol, digo, cuerpo luminoso,
cuyos rayos castigo son fogoso,
de fuerzas desiguales
despreciando, castigan rayo a rayo
el confiado antes atrevido
y ya llorado ensayo,
necia experiencia que costosa tanto
fue que Icaro ya su propio llanto
lo anegó enternecido
como el entendimiento aquí vencido,
no menos de la inmensa muchedumbre
de tanta maquinosa pesadumbre
de diversas especies conglobado
esférico compuesto,
que de las cualidades
de cada cual cedió tan asombrado
que, entre la copia puesto,
pobre con ella en las neutralidades
de un mar de asombros, la elección confusa
equívoco las ondas zozobraba.
Y por mirarlo todo; nada veía,
ni discernir podía,
bota la facultad intelectiva
en tanta, tan difusa
incomprensible especie que miraba
desde el un eje en que librada estriba
la máquina voluble de la esfera,
el contrapuesto polo,
las partes ya no sólo,
que al universo todo considera
serle perfeccionantes
a su ornato no más pertenecientes;
mas ni aun las que ignorantes;
miembros son de su cuerpo dilatado,
proporcionadamente competentes.
Mas como al que ha usurpado
diuturna obscuridad de los objetos
visibles los colores
si súbitos le asaltan resplandores,
con la sombra de luz queda más ciego:
que el exceso contrarios hace efectos
en la torpe potencia, que la lumbre
del sol admitir luego
no puede por la falta de costumbre;
y a la tiniebla misma que antes era
tenebroso a la vista impedimento,
de los agravios de la luz apela
y una vez y otra con la mano cela
de los débiles ojos deslumbrados
los rayos vacilantes,
sirviendo va piadosa medianera
la sombra de instrumento
para que recobrados
por grados se habiliten,
porque después constantes
su operación más firme ejerciten.
Recurso natural, innata ciencia
que confirmada ya de la experiencia,
maestro quizá mudo,
retórico ejemplar inducir pudo
a uno y otro galeno
para que del mortífero veneno,
en bien proporcionadas cantidades,
escrupulosamente regulando
las ocultas nocivas cualidades,
ya por sobrado exceso
de cálidas o frías,
o ya por ignoradas simpatías
o antipatías con que van obrando
las causas naturales su progreso,
a la admiración dando, suspendida,
efecto cierto en causa no sabida,
con prolijo desvelo y remirada,
empírica
Nat G Asúnsolo Aug 2013
Qué infinita soledad siento.
Cuando te tenía platicábamos hasta el amanecer.
Ahora que no te tengo, me quedo despierta esperando tu llamada.

Ven, rescátame de mis noches de insomnio.
No me dejes despierta sola, vagando en pensamientos y dando vueltas en la cama.

Necesito tu sonrisa, tus textos y tus miradas.
Necesito que vengas, sin ti no puedo dormir.
Te necesito y odio admitirlo.
Te necesito y te quiero conmigo.
Te necesito.
Natalia Rivera Aug 2015
Luz mañanera de los lunes, esa que ilumina
Aquel vago recuerdo estancado en la almohada.
Un silbido sale de las botellas añejadas bajo la cama
Y la silueta de lo que pudo ser prende un cigarrillo.
Lúgubres desfiles en las tardes
Donde las quejas son el primer acto.
Las quejas de lo que nunca fui
Y de lo que nunca seré.
Acostada en la bañera con otra copa de vino
Y algunas pastillas para dormir
Ahogándome en el vacío que emanan de mis promesas.
“Todo estará bien” me decía “es solo una etapa”.
Cicatrices de inquilinas, arrojándome
A un acantilado sin fondo.
Adentro llovía todos los días y ya no sabía
Como evitar que el agua entrara.
No dormía ni comía
Era un cuerpo vagando entre vivos.
Ilusa la persona que creía poder salvarme
Absurdo el pensar que podía salir de eso.
Estaba en aquella tina contemplando desde mi ventana
El vestido que me tejía la luna y allí
Entre recuerdos, pastillas y alcohol
Quise dejarme ir; liberarme de todo el suplicio
Que jamás me dejo vivir, así que recite
Las últimas palabras antes de dejar esta vida
“Al fin, el fin”.
Natalia Rivera Jul 2015
Mirada embriagadora
Sonrisa juguetona.
Vestida de azul, vagando en la brisa
De mi alma y de mi cama.

Piel cristalina y ojos que brillan
De mis estrellas la favorita.
Con tragos y café
Te invito a ver mil lunas.

Mi niña
Te quiero así, con cabello alborotado
Con ganas de ver el mundo
Y que el mundo te vea a ti.
Para Carolina, mujer coqueta y hermosa.
katy winser Jul 2014
Dormo …dormo profondamente
le palpebre  chiuse e pesanti come la neve cadente
la mente offuscata dal impetuoso pensiero
vagando nel obblio senza trovare il sentiero
la ragion ormai vola via col sussurrar del vento
oltrepassando  l’oscurità  della  luna  d’argento …
da lontano ti vedo rivolto al indietro
entrando dentro casa senza aspettare il mio rientro .

Dormo…
dormo …incessantemente…
dormo senza poter sognare, stupidamente
nei miei pensieri il tuo sorriso brilla
ed io vedendoti rimango come l’argilla
pietrificata …
e se ci penso meglio, direi ghiacciata;

Dormo…
dormo…inconscentemente
senza mai potermi svegliare veramente
perché ahimè! In questo mondo vissuto palesemente
non trovo la fiamma della ragion che bruci ardentemente !

perciò…continuo a dormire
dormire, per poter svanire
svanire, dalla insulsa menzogna attuale
più esilarante persino della realtà virtuale…
Irene Jan 2015
Una curva comienza a delinearse en tus labios
Se asoma la felicidad en tus ojos
Se desprende de ti el dolor
Desparece la angustia
Te encuentras en la curva imperfecta que refleja tu alma

Parece que estaba extraviada
Vagando alrededor tuyo sin saber cómo volver
Pero ha encontrado el camino de vuelta a su hogar
Y hoy más que nunca
Vive en tu rostro
Y finalmente le devuelve al mundo lo que tanto extrañaba

El fenómeno detiene el tiempo
Por segundos esa curva es todo lo que existe
La vida depende de su presencia
Las miradas se suspenden en el aire
Y cuando se queda a vivir en ti
El corazón comienza a moverse en tu pecho
Y el mundo puede escuchar cada uno de sus latidos
El flujo de la vida por tu cuerpo
Y todo por esa curva en tu rostro
Era una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.
Era un acorde lamento
de juventud y de amor
para la luna y el viento,
el agua y el ruiseñor.
«El jardín tiene una fuente
y la fuente una quimera...»
Cantaba una voz doliente,
alma de la primavera.
Calló la voz y el violín
apagó su melodía.
Quedó la melancolía
vagando por el jardín.
Sólo la fuente se oía.
Serafeim Blazej Dec 2016
Marinheiro, marinheiro
Você  perdeu sua âncora
Você perdeu seu atlas
Marinheiro, marinheiro
Você matou seus companheiros
E não há lugar em terra para você
Marinheiro, marinheiro
Te disseram para nunca mais voltar
Te mandaram parar de respirar
Marinheiro, marinheiro
E toda dor que você sentiu?
Você perdeu seu coração?
Marinheiro, marinheiro
Eles te odeiam
Você é a própria morte, dizem eles
Marinheiro, marinheiro
O alfaiate e o jovem da meia-noite estão em paz?
Seus fantasmas ainda o perseguem?
Marinheiro, marinheiro
Você perdeu o receio daquele barco?
O velho barco quebrado  que é você
Marinheiro, marinheiro
Você sentiu o cheiro de casa?
Seus companheiros estão em terra
Marinheiro, marinheiro
Como você navega pelo desfiladeiro?
Como você luta com o desespero?
Marinheiro, marinheiro
Eu achei sua âncora e seu atlas
Mas eles pertencem a outro senhor
Marinheiro, marinheiro
Você desistiu do seu destino?
Você abandonou sua tripulação
Marinheiro, marinheiro
Onde será seu enterro?
Porque você está morto afinal
Marinheiro, marinheiro
Se eu disser que te odeio
Pois você abandonou sua tripulação?
Marinheiro, marinheiro
Você me responderia
Se eu dissesse que te odeio?
Marinheiro, marinheiro
Se você está morto afinal
Porque eu sou um fantasma?
Marinheiro, marinheiro
Onde seu coração está?
Porque eu não quero mais sofrer
Marinheiro, marinheiro
Quem é você afinal?
Porque eu sou um espectro de quem você foi
Marinheiro, marinheiro
Se eu matar meus companheiros
E abandonar a tripulação
Marinheiro, marinheiro
Eu vou ser livre do desespero?
A escuridão vai me abandonar?
Marinheiro, marinheiro
Por que eu sou tão triste
Se sou um fantasma solitário?
Marinheiro, marinheiro
Eles dizem que você é o pior
Aquele que nunca deveria ter existido
Marinheiro, marinheiro
O que isso diz sobre mim?
Se você, afinal, não tivesse nascido
Como eu poderia estar aqui?
Marinheiro, marinheiro
Se você recuperar sua âncora e seu atlas
Se você recuperar sua tripulação
Você me aceita?
Marinheiro, marinheiro
Se você estiver vivo afinal
Você me empresta seu nome?
Porque eu estou cansado de sofrer
Marinheiro, marinheiro
Se eu for seu herdeiro
Você me deixa navegar naquele velho barco?
Marinheiro, marinheiro
Você me deixa ser a própria morte?
Porque eu não quero mais sofrer.
Marinheiro, marinheiro
Você permite que eu seja apenas um fantasma
Vagando sem rumo pela escuridão?
Marinheiro, marinheiro
Você permite que eu me mate
Para não fazer mais ninguém sofrer?
Marinheiro, marinheiro
Por que tudo mudou?
Era mais fácil quando todos éramos sonhadores
Marinheiro, marinheiro
Eu quero ser novamente um marinheiro
Para que eu sinta o cheiro de casa
Marinheiro, marinheiro
Se eu não sou mais marinheiro
Eu posso abandonar o barco?
Marinheiro, marinheiro
Eu quero abraçar o mar
Marinheiro, marinheiro
Eu quero sangrar com o mar.
Marinheiro, marinheiro
Eu quero entender por inteiro
Por que eu deixei de ser marinheiro
Marinheiro marinheiro
Eu vou virar seu companheiro
Vamos estar mortos afinal.
Parte de uma história e meio que um desabafo também.
Escrito em 08/11/16, numa viagem de ônibus intermunicipal, de manhã bem cedo.
Série "Marinheiro, marinheiro".

("Sailor, sailor")
De todos los laberintos el mejor
es el que no conduce a nada
y ni siquiera va sembrando indicios
ya que aquellos otros
esos pocos que llevan a alguna parte
siempre terminan en la fosa común

así que lo mejor es continuar vagando
entre ángulos rectos y mixtilíneos
pasadizos curvos o sinuosos
meandros existenciales / doctrinas en zigzag
remansos del amor / veredas del desquite
en obstinada búsqueda de lo inhallable

y si en algún momento se avizora
la salida prevista o imprevista
lo más aconsejable es retroceder
y meterse de nuevo y de lleno
en el dédalo que es nuestro refugio

después de todo el laberinto es
una forma relativamente amena
de aplazar cualquier postrimería

el laberinto / además de trillada metáfora
frecuentada por borges y otros aventajados
discípulos y acólitos del rey minos
es simplemente eso / un laberinto /
cortázar se quejaba / entre otras cosas /
de que ya no hubiera laberintos
pero qué sino un laberinto
es su rayuela descreída y fértil

forzado a elegir entre los más renombrados
digamos los laberintos de creta samos y fayum
me quedo con el de los cuentos de mi abuela
que no dejaba vislumbrar ninguna escapatoria

en verdad en verdad os digo que la única fórmula
para arrendar la esquiva eternidad
es no salir jamás del laberinto
o sea seguir dudando y bifurcándose y titubeando

o más bien simulando dudas bifurcaciones y titubeos
a fin de que los leviatanes se confundan

así y todo el laberinto es tabla de salvación
para aquellos que tienen vocación de inmortales
el único inconveniente es que la eternidad /
como bien deben saberlo el padre eterno
y su cohorte de canonizados /
suele ser mortalmente aburrida
Nicole Apr 2015
...
Frustrada, sí, estoy frustrada.
Necesito un orden, quiero un orden.
No puedo seguir con la mirada extraviada,
vagando por las calles como si nada pasara.
Me siento frustrada, desdichada.
Mi felicidad se la llevaron y ahora lo que me queda es nada.
A veces no sé qué me pasa,
pretendo que con las salidas y los hombres,
todo será como si no importara,
que ellos me darán lo que yo buscaba.
Quiero gritar,
mirarme al espejo y decirme lo sucia que me encuentro.
Antes me quejaba,
pero ahora soy parte de las mismas jugadas,
estoy cometiendo las mismas faltas.
No estoy con nadie,
pero con todos a la vez.
Si continúo así, mi reputación quedará pisoteada.
Cada vez que encuentro la salida, siento que algo me hala,
es como una fuerza que no quiere que de este mundo salga.
Necesito paz, quiero paz.
Mi mente está muy ocupada
y no en los asuntos que debería estar concentrada.
Me siento agobiada, estoy frustrada.
Aborresco el monstruo que que ha ocupado mi alma.
No quiero seguir así.
Aseh Jan 2019
Siempre sabía que eras demasiado como una nectarina
a principios de verano. Tú: sin poros y brillante e insinuando dulzura.
Me llenaste con tu erupción secreta, luego me apagaste
con tu lengua plateada y elegante,
lava palpitante en mis tímpanos,
realzando mi sangre,
con fuego en tus ojos. Yo era una ciruela, vagando hacia su calor agustín. Mi piel tierna cedió a su toque hábil.

Pero luego lo mordí. Probé la carne bajo tu brillo brillante.
Y ¡oh cómo te traiciona!
Tan amarillo e inmaduro, tan tenso con la novedad,
Aún aferrado al brillo del alba,
primavera congelada con miedo
de la oscuridad de mi néctar.

Hoy me desperté aquí con un imán en mi estómago.
Ecos de metal frío recorren en mi garganta.
La falta de amor, el dolor que
corre entre las penumbras aórticas--
la esperanza, un refugio tragado por la noche efímera.
Siempre sabía que eras demasiado como una nectarina
a principios de verano.
amor secreto corazón
Carolina Mar 2018
No tengo recuerdos de haber nacido. Quizás nunca lo hice.
Quizás sólo soy un alma vagando eternamente sin sentido.
Aferrándome a lo único que me conecta a la vida,
unidos por un delgado hilo *****, demasiado fino para soportar la distancia que recorro.
Dolencias que llegan de ninguna parte, llegan para no irse. Tal vez un asunto sin resolver... o varios.
¿Qué debo hacer? ¿Hacia dónde debo ir?
¿Acaso me permito quedarme un poco más? ¿O debería desistir?
Anna Banasiak Sep 2017
Eres un soplo de eternidad
En un espacio intemporal
El sentido de mi existencia
Estoy vagando sin ti
En el desierto de la nada
Recuerdo tu beso
Luz como el cielo
Quiéreme
Con tu toque eterno
Y liberarme
De la jaula
De soledad
En Cluny, Siglo XV.
                                        Bajo álamos de plata
sus aguas el Saona, rumoroso dilata
por el lento deshielo. La mole ennegrecida
de piedra, corta el llanto que despierta a la vida.
En el parque, vagando, y humilde la mirada,
las manos sobre el pecho y en la oración callada,
pasan monjes, tendida hacia atrás la cogulla
y como una armonía celeste al campo arrulla.

Cielo tranquilo y diáfano.
                                                  La quietud del convento
a la plegaria incita y a hondo recogimiento.
Las ventajas abiertas dan al jardin. Las rosas
sonríen bajo errante vuelo de mariposas;
y en las frondas, de nidos y de aves la algazara
es saludo a la aurora, que surge azul y clara.

En la amplia biblioteca, monje benedictino
tiene abierto en la mesa borroso pergamino,
donde paciente artista de tiempo muy lejano,
al principiar capítulos, pintó con hábil mano,
en grandes iniciales y con vivos colores,
dragones, ninfas, grifos y ultraterrenas flores.

Con sus rubios cabellos sobre la frente vasta,
su palidez y el brillo de su pupila casta,
y con su hábito blanco, parece el monje, efebo,
del jardín ante el tibio primaveral renuevo

Copia un códice antiguo; «Dafnis y Cloe».
                                                                                    Aromas
de los rosales suben y arrullos de palomas.

Absorto escribe.
                                        Y Cloe se yergue ante sus ojos,
Púber, blanca, sin velos y con sus labios rojos,
Así cual Longo un día radiante de verano
La soñó junto a Dafnis, bajo el azul lesbiano.

Aromas, más aromas, va trayendo la brisa.
Cloe sonríe; a Dafnis abraza, y su sonrisa
Es rosa entre sus labios en flor. Y más fragancia,
Arrullos y rumores llenan la quieta estancia.

Cloe pasa, se borra, mas de nuevo aparece.
En su naciente seno ya la vida florece;
Se pierde entre los árboles, vuelve nerviosa y bella,
Y muestra en el boscaje su desnudez de estrella.

Sobre la mesa el monje pensativo se curva;
Inquietud hasta entonces no sentida lo turba;
Se alza rápido y torna a sentarse impaciente;·
Se pone en pie; se inclina, las manos en la frente,
Y aromas... y un deseo el corazón le roe...
Y más vivaz irradia la pubertad de Cloe.

De pronto aparta el códice, y ante la azul mañana
Tiende inquieto las manos, y cierra la ventana;
Y sentado en la silla, pálido y sonreído,
Se queda lentamente y en éxtasis dormido.

En el silencio entonces, bajo el azul y el oro
Del cielo, las campanas se oían; y en el coro
Los monjes, en anhelo que del mal los liberte,
Cantaban de rodillas el Salmo de la Muerte.
Joseph B Nov 2017
¿Cómo luchar por algo que ya esta perdido?
¿Cómo luchar por un amor que no es correspondido?
¿Cómo detener la lluvia de tristeza que me embarga?
¿Cómo secar las lágrimas que me brotan del alma?
¿Cómo hacerme el loco cuando la veo?
Si es imposible porque es tanto mi deseo
Que creo que se ha convertido en una obsesión
Irremediablemente es suyo mi corazón
Y al llegar la aurora emergen mis aullidos
Como un lobo solitario anhelando su presencia
Vagando por mi mente su imagen dulce y tierna
Destrozando a su paso toda mi poca prudencia
Surgen dudas en mi que me agotan de impaciencia
¿Cómo luchar por algo que ya esta perdido?
¿Cómo luchar por un amor que no es correspondido?
Y mi alma se inunda en una lluvia de lagrimas y tristezas.
sap sap deibi coli pik decía david cassidy a los pies
de su melancolía en primavera ¡oh!
esa melancolía sonaba como siete cañones grandes de la
primera guerra mundial
cuando él la agitaba o bailaba con su hermoso costado

pero ahora callar
david cassidy sube por las calles del pueblo
y es como si hubiera un oleaje seco frío
más ***** que la cólera que ardió

con todo eso ¿qué hacer? ¿eh, presidentes?
se le evaporaron jugos entrañas humedades a david cassidy
dejándole huesos tirantes
crepitaciones cuando roza el otoño

¿alguno sabe realmente qué hacer?
david cassidy pisa rosas muertas ha mucho
y levanta un olor a podrido frágil
como la tía francesa que escapó al amanecer

qué pies señor algún día
david cassidy se encontrará varado en Cochrane Street o en la
esquina del cine
y no habrá más remedio que regarlo y cuidarlo del sol

david cassidy seguirá convirtiéndose en rosas
distraídas que los niños arrancarán
será un bello final una bella continuación mejor dicho
en vez de andar vagando por tanta tierra agua fuego y otoño
como todo lo que se tuesta asa quema o chamusca

y los que lo envidiaron se morirán de rabia o rabiosos
no irán a pájaros ni a peces ni nada
mientras que david cassidy
cantará todo lo que tenga que cantar
Anna Banasiak Jul 2017
Eres un soplo de eternidad
En un espacio intemporal
El sentido de mi existencia
Estoy vagando sin ti
En el desierto de la nada
Recuerdo tu beso
Luz como el cielo
Quiéreme
Con tu toque eterno
Y liberarme
De la jaula
De soledad
Fatigada ya, su mano
Sobre las teclas vagó,
Y soñolienta arrancó
El último acorde al piano.

Y como aroma que exhala
Una flor, y al viento flota,
Aquella postrera nota
Queda vagando en la sala.

Y va la niña a su alcoba,
Y se alzan visiones puras
De las blancas colgaduras
De su lecho de caoba.

Por el alto mirador
Entran a la tibia estancia
El rumor y la fragancia
De los naranjos en flor.

Se ve al través del boscaje
Un astro que parpadea,
Y la brisa cuchichea
En las cortinas de encaje.

Y de un amor ideal,
Memorias quizá adoradas,
Hay flores secas, regadas
En las mesas de nogal.

Entre esos ramos dispersos,
De festines olvidados,
Muestra sus cortes dorados
Abierto un libro de versos.

Al fulgor azul y escaso
Que la lámpara derrama
Brillan cerca de la cama
Sus zapatillas de raso.

Y finge la luz visiones,
Visiones que sonrientes
Se reclinan indolentes
En los tallados sillones.

Y en la penumbra se ve,
Bañado en tenue fulgor,
Afuera del cobertor
Su breve y rosado pie.

Todo yace en calma. Hermosa
La luna su lumbre riega,
Y a besar el lecho llega
Donde la virgen reposa.

¡Cómo su pecho se ensancha
Ante esa luz de consuelo!
Es la bendición del cielo
Sobre esa frente sin mancha.
Anna Banasiak May 2018
Eres un soplo de eternidad
En un espacio intemporal
El sentido de mi existencia
Estoy vagando sin ti
En el desierto de la nada
Recuerdo tu beso
Luz como el cielo
Quiéreme
Con tu toque eterno
Y liberarme
De la jaula
De soledad
La calle, amigo mío, es vestida sirena
que tiene luz, perfume, ondulación y canto.
Vagando por las calles uno olvida su pena,
yo te lo digo que he vagado tanto.

Te deslizas por ellas entre el mar de la gente,
casi ni la molestia tienes de caminar,
eres como una hoja marchita, indiferente,
que corre o que no corre como quiere ese mar.

Y al fin todas las cosas las ves como soñando:
el hombre, la mujer, el coche, la arboleda.
El mundo en torbellino pasa como rodando.
Tú mismo no eres más que otra cosa que rueda.
Quizá una vez en tu balcón sentada,
De las estrellas a la luz dudosa,
Lejos, entre la noche silenciosa,
Un grito oirás cual queja desolada.

Si en tu jardín vagando, dulce amada,
Sobre una fresca y encendida rosa,
Una lágrima miras temblorosa,
En tus cabellos pon la flor preciada.

Pensarás que esa gota es de rocío,
y es lágrima de oculto sufrimiento,
Es gota del raudal del llanto mío;

y aquel grito no fue rumor del viento,
Soy yo... que muero, y al morir te envío
Mi último beso y mi último lamento.
LKenzo Dec 2020
La mitad de mis amigos me dijeron
que podían ver el corazón a través de mi cuerpo
vagando la sangre por mis venas
perdida por las cumbres
de la fortuita rendición
Porque es así, lo he hecho y me he rendido.
Si pudiese volver 4 años atrás
solucionaría todos mis errores.
Acabó el verano, vino el otoño.
Pasó el día de San Miguel y aún algunos
de nuestros campos
no estaban segados.
Y tu eres como un coyote que hambriento
y refranero conquistas a mis invitados
con esa bonita triste sonrisa
solo por un poco de comida.
Encendido está el brasero en el salón
dos abanicos son sus alas
que avivan el fuego
mientras pequeñas chispas
se disparan por toda la estancia
golpeando el suelo como monedas
de oro y de plata.
Las dos torres impotentes a ambos lados
La erosión del viento contra la roca
el gato cruzando el puente
la tormenta, el rayo, el trueno, el relámpago.
Pólvora y keratina en tu pelo
ketamina
El sueño en el que apuntabas
con una luz láser directamente a mis ojos.
Demasiado tiempo
intentando cazar la felicidad
como a una mariposa*
Un día soleado más y la gente sale a la calle
Ellos solo ven las ventajas del Sol
¿Que hay de todas esas manchas?
Que a veces solo suceden
en mi mente y también en tu interior
primero las pupilas ardiendo
y luego la ceguera.

— The End —