Yo soy
la mentira y la muerte
(es decir, la verdad última
del hombre).
Sé que no hay esperanza,
pero te dije:
espera,
con el único fin
de envenenar la vida
con la letal ponzoña de los sueños.
No hubo resurrección.
Una gran piedra
selló mi tumba,
en la que sólo había
silencio y sombra.
Nada hallaron en ella, salvo sombra y silencio.
Yo soy el que no fue
ni será nunca:
en la oquedad vacía,
la turbia resonancia de tu miedo.