Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Natalia Rivera Jan 2015
Una luz tenue me levanto, ¿qué hora será? Miro el rejo y son las 4:50 de la madrugada de algún martes. Me volteo para verlo plasmado, la obra de arte más bella del mundo; el. Esta dormido profundamente, debido a su insomnio es cosa de celebrar así que lo dejo dormir y tomo el abrigo que hay en el suelo. El bonito abrigo color azul de rayas que tanto me encanta, el mismo abrigo que horas antes me quito con la ternura y pasión de dos amantes. Una pequeña sonrisa brota de mis labios y continúo para la sala, atravieso el pasillo forrado de fotos. Fotos de él, fotos mías, fotos familiares, sus pinturas, llego a la cocina y miro por la ventana, ya casi amanece. Me sirvo un poco de agua en mi taza con forma de gato, en la mesa de la sala están las copas y el vino de anoche.
El estaba sentado en el sofá, con su camisa color negra y sus mahonés grises. Con la mitad de la copa vacía me miraba indescifrablemente. Yo estaba sentada en el suelo cerca de la chimenea, usaba mi lindo vestido de flores junto a su abrigo color azul de rayas y el pelo alborotado (como siempre).
-¿Qué te trae bailando en el cinturón de Orión? dice dándole el último sorbo a su copa.
- En lo bien que se te ven esos mahonés le contesto; seguido de unas miradas disfrazadas y unas cuantas risas  me anime a contarle lo que me pasaba realmente.
-Hay días que el miedo me invade, mi vida era bastante simple antes de tu aparición. Nada me quitaba el sueño, vivía viajando en mis libros y mis prioridades era mantener con vida a mi pez y conseguir dinero al final de día para poder sustentarme. Pero apareciste, de la nada, porque si y mi mundo fue un caos. Cartas, besos, caricias, charlas, malos hábitos, terrible humor, un artista, un genio, un sádico, un romántico, egocéntrico y niño. De eso se componían mis pensamientos, pase de depender de cómo terminaba el final de un libro a como terminaba cada una de sus palabras. Estaba enamorada como nunca antes y eso me asustaba. Estoy enamorada de ti y todas tus mañas, pero quiero que te quedes para siempre.

Podía verlo, la luz del fuego enfocaba su rostro a la perfección, el silencio era agobiante. Permanecía sentada de alguna forma extraña hasta que al fin lo vi caminar hacia mí; se sentó junto y me miraba con ojos perdidos, tomo mi rostro en sus deliciosas manos y me besó. Me besó despacio, permitiéndome respirar su aroma y saborear su alma. Entre caricias, besos y suspiros terminamos en la cama, aún vestidos, aún con ganas. Lentamente baja la cremallera del abrigo y me lo quita con esa sonrisa de picardía, como un niño comenzando una travesura. Una vez que el abrigo cae al suelo me mira y me dice “Te amo, mi pequeña niña y mi inmensa mujer”
El resplandor del sol hizo que retornara a la realidad, eran las 5:20 de la mañana y el seguía durmiendo. Abrí la puerta del balcón para saludar a mi madre, danzaba en las olas y en los rayos del sol, radiante como siempre. La playa estaba desierta, estaba desnuda así como me gusta; decidí entrarme en ella así camine hasta la orilla del agua y me senté.  Me sentía viva pero me di cuenta que algo me cubría de pies a cabeza; la melancolía. Lo quería, si lo miraba sabia que ese era el hombre al que amaría por el resto de mis días y tenía miedo. Miedo a que el no sintiera lo mismo, que no me viera como yo lo veo. Mi desfile de pensamientos fue interrumpido por un cálido beso en la cabeza, mi artista de había levantado. Traía una manta y un bulto,  la extendió y cubriéndome me pregunto ¿Qué haces medio desnuda con este frió sentada ahí? Necesitaba brisa con sabor a playa, le dije. Se quedo junto a mi callado durante un rato. Vimos como del océano brotaban las nubes y danzaban hasta llegar a lo más alto del cielo, también, a lo lejos en el muelle vimos a una pareja sacar su pequeño bote para pasar lo que parecía ser un excelente día.
Inesperadamente el toma mi mano y la besa, me acerca a él y al oído casi susurrando me dice
- Jamás encuentro las palabras correctas para expresarte cuán importante eres, y cuando las encuentro se me pierde el coraje para decirlas. La otra noche vi tu alma desnuda, te vi a ti con todos tus miedos y con todo el amor que tienes, entonces supe nuevamente porque te escogí para pasar el resto de mis días contigo. Has estado en cada paso que doy, aun sabiendo que alguno de esos pasos me alejaba de ti. Fuiste mi brújula cuando me encontraba extraviado, mi amiga cuando deseo hablar de cosas que no te interesan y has sido toda una diosa para mí en aspectos que ambos sabemos.  No soy muy bueno en esto, y sé que estas no son las palabras que deseas oír solo sé que te amo y lo haré hasta que mis ganas de plasmar tu sonrisa en un canva se vayan, hasta que me haya cansado de hacerte el amor, hasta el día en que me muera. Te amo, y no dejare que te marches de mi vida nunca.
El sonido de las olas cubría mis sollozos, las lagrimas bajaban por mis mejillas y las palabras no me salían. Lo mire y el tenia una inmensa sonrisa y sus ojos me miraban con ternura. Me quito ambas mantas y del bulto saco su abrigo azul de rayas, me lo puso y me dijo:
-Quédate conmigo para siempre.
Y le dije:
-Me quedare contigo hasta en las ocasiones que quieras estar solo.
Lo beso y le digo:
-Te amo, renacuajo
Me besa y me dice:
-Te amo, mi niña.
Segunda historia.
Mío es el mundo: como el aire libre,
otros trabajan porque coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
una limosna por amor de Dios.
El palacio, la cabaña
          son mi asilo,
si del ábrego el furor
troncha el roble en la montaña,
o que inunda la campaña
El torrente asolador.
Y a la hoguera
me hacen lado
los pastores
con amor.
Y sin pena
y descuidado
de su cena
ceno yo,
o en la rica
chimenea,
que recrea
con su olor,
me regalo
codicioso
del banquete
suntüoso
con las sobras
de un señor.Y me digo: el viento brama,
caiga furioso turbión;
que al son que cruje de la seca leña,
libre me duermo sin rencor ni amor.
    Mío es el mundo como el aire libre...
Todos son mis bienhechores,
          y por todos
a Dios ruego con fervor;
de villanos y señores
yo recibo los favores
sin estima y sin amor.

Ni pregunto
quiénes sean,
ni me obligo
a agradecer;
que mis rezos
si desean,
dar limosna
es un deber.
Y es pecado
la riqueza:
la pobreza
santidad:
Dios a veces
es mendigo,
y al avaro
da castigo,
que le niegue
caridad.Yo soy pobre y se lastiman
todos al verme plañir,
sin ver son mías sus riquezas todas,
qué mina inagotable es el pedir.
    Mío es el mundo: como el aire libre...
Mal revuelto y andrajoso,
          entre harapos
del lujo sátira soy,
y con mi aspecto asqueroso
me vengo del poderoso,
y a donde va, tras él voy.

Y a la hermosa
que respira
cien perfumes,
gala, amor,
la persigo
hasta que mira,
y me gozo
cuando aspira
mi punzante
mal olor.
Y las fiestas
y el contento
con mi acento
turbo yo,
y en la bulla
y la alegría
interrumpen
la armonía
mis harapos
y mi voz:Mostrando cuán cerca habitan
el gozo y el padecer,
que no hay placer sin lágrimas, ni pena
que no traspire en medio del placer.
    Mío es el mundo; como el aire libre...
Y para mí no hay mañana,
          ni hay ayer;
olvido el bien como el mal,
nada me aflige ni afana;
me es igual para mañana
un palacio, un hospital.

Vivo ajeno
de memorias,
de cuidados
libre estoy;
busquen otros
oro y glorias,
yo no pienso
sino en hoy.
Y do quiera
vayan leyes,
quiten reyes,
reyes den;
yo soy pobre,
y al mendigo,
por el miedo
del castigo,
todos hacen
siempre bien.Y un asilo donde quiera
y un lecho en el hospital
siempre hallaré, y un hoyo donde caiga
mi cuerpo miserable al espirar.
Mío es el mundo: como el aire libre,
otros trabajan porque coma yo;
todos se ablandan, si doliente pido
una limosna por amor de Dios.
d3x Oct 2014
Que mejor que estar a tu lado, pegadita junto a ti y sentirte respirar, dime tu, que mejor que eso?
Nada se compara. Dejame ahi, no me levantes, y si lo vas hacer, que sea con un simple beso y una enorme caricia. Una enorme pa' que me despiertes, pa' darte un enorme beso y asi, quien se pegue a mi, seas tu. Pegate, con calma, no hay nada de prisa. Tengo el tiempo que quieras, el tiempo que necesites. Toma todo el que quieras pero pegate, hazme sentirte, mas alla de sentirte respirar, sentir tu calor. Ese calorcito que solo yo provoco al darte un simple beso, besame y hazme sentir asi. Cero miedo, cero prisa. Tomando nuestro propio tiempo, en nuestro propio mundo. Besame suavecito, cosa de que poquito a poquito, vayas bajando. Despacio con ternura y con cautela. Que tus ricas manos vayan tocando cada parte de mi piel, cada parte de mi ser. Baja, continua. Dejame dejar este escrito aqui, pa' terminar lo que viene ahora...que deleite.
o es que existe un territorio
donde las sangres se mezclan(de una canción de Daniel Viglietti)

Ya van días y noche que pienso pobre flaco
y no puedo ni quiero apartar el recuerdo

no el subido al cajón a la tribuna
con su palabra de espiral velocisima
que blindaba los pregones del pueblo
o encendía el futuro con unas pocas brasas
ni el cruzado sin tregua que quería
salvar la sangre prójima aferrándose
a la justicia esa pobre lisiada

no es el rostro allá arriba el que concurre
mas bien el compañero del exilio
el cálido el silencio aquel buen parroquiano
del boliche de la calle maipú
fiel al churrasco y al budín de pan
rodeado de hijos hijas yernos nietos
ese flamante abuelo con cara de muchacho
hablando del paisito con la pasión ecuánime
sin olvidar heridas
y tampoco quedándose en el barro
siempre haciendo proyectos y eran viables
ya que su vocación de abrecaminos
lo llevaba a fundar optimismos atajos
cuando alguno se daba por maltrecho

y a pesar de la turbia mescolanza
que hay en el techo gris de la derrota
nadie consiguió que tildara de enemigos
a quienes bien o mal
radiantes o borrosos
faros o farolitos
eran pueblo
                      como él

y también comparece el vigilado
por esos tiras mansos con quienes conversaba
de cine libros y otras zancadillas
en el hotel o escala o nostalgia
de la calle corrientes

se que una vez el dueño que era amigo
lo reconvino porque había una cola
de cincuenta orientales nada menos
que venían con dudas, abandonos
harapos desempleos frustraciones conatos
pavores esperanzas cabalas utopías

y el escuchaba a todos
el ayudaba comprendía a todos
lo hacia cuerdamente y si algo prometía
lo iba a cumplir después con el mismo rigor
que si fuera contrato ante escribano público
no se puede agregar decia despacito
mas angustia a la angustia
no hay derecho

y trabaja siempre
noche y día
quizás para olvidar que la muerte miraba
de un solo manotazo espantaba sus miedos
como si fueran moscas o rumores
y pese a las calumnias las alarmas
su confianza era casi indestructible
llevaba la alegria siempre ilesa
de la gente que cumple con la gente

solo un imagen lo vencia
era la hija inerme
la hija en la tortura
durante quince insomnios la engañaron diciendole
que lo habian borrado en la Argentina
era un viejo proyecto por lo visto
entonces si pedia ayuda para
no caer en la desesperación
para no maldecir mas de la cuenta
ya van noches y días que pienso pobre flaco
un modo de decir pobres nosotros
que nos hemos quedado
sin su fraternidad sobre la tierra
no se me borra la sonrisa el gesto
de la ultima vez que lo vi junto a chicho
y no le dije adios sino cuidate
pero los dos sabiamos que no se iba a cuidar

por lo comun cuando cae un verdugo
un doctor en crueldad, un mitrione cualquiera
los canallas zalameros recuerdan
que deja tres cuatro
verduguitos en ciernes

ahora que problema este hombre legal
este hombre cabal acribillado
este muerto inmorible con las manos atadas
deja diez hijos tras de si
diez huellas
pienso en cecilia en chicho
en isabel margarita felipe
y los otros que siempre lo rodeaban
porque tambien a ellos inspiraba confianza
y que lindos gurises ojala
vayan poquito a poco entendiendo su duelo
resembrando a zelmar en sus diez surcos

puede que la tristeza me haga decir ahora
sin el aval de las computadoras
que era el mejor de nosotros
y era
pero nada me hará olvidar que fue
quien haciendo y rehaciendo
se purifico mas en el exilio

mañana apretaremos con los dientes
este gajo de asombro
este agrio absurdo gajo
y tragaremos
                       seguirá
la vida
pero hoy este horror es demasiado

que no profane el odio
a este bueno yacente este justo
que el odio quede fuera del recinto
donde estan los que quiso y que lo quieren
solo por esta noche
por esta pena apenas
para que nada tizne
esta vela de almas

pocos podran como él
caer tan generosamente
tan atrozmente ingenuos
tan limpiamente osados

mejor juntemos nuestras osadías
la generosidad mas generosa
y ademas instalemos con urgencia
fieles radares en la ingenuidad

convoquemos aquí a nuestros zelmares
esos que el mismo nos dejo en custodia
el que ayudo a cada uno en su combate
en su mas sola soledad
y hasta nos escucho los pobres sueños
                él
                que siempre salía
                de alguna pesadilla
y si tendia una mano era una mano
y si daba consuelo era un consuelo
y nunca un simulacro

convoquemos aquí a nuestros zelmares
en ellos no hay ceniza
ni muerte ni derrota ni tierno descalabro
nuestros zelmares siguen tan campantes
señeros renacidos
únicos y plurales
fieles y hospitalarios
convoquemos aquí a nuestros zelmares
y si aun asi fraternos
asi reunidos en un duro abrazo

en una limpia desesperación
cada uno de esos módicos zelmares
echa de menos a zelmar
                                          será
que el horror sigue siendo demasiado
y ya que nuestro muerte
como diria roque en plena vida
es un indócil
ya que es un difunto peliagudo
que no muere en nosotros
pero muere
que cada uno llore como pueda

a lo mejor entonces
nuestro zelmar
                           ese de cada uno
ese que el mismo nos dejo en custodio
a cada uno tendera una mano
y como en tantas otras
malas suertes y noches
nos sacara del pozo
desamortajara nuestra alegría
y empezara a blindarnos los pregones
a encender el futuro con unas pocas brasas
Sólo una tonta podía dedicar su vida a la
soledad y al amor.

Sólo una tonta podía morirse al tocar una lámpara,
si lámpara encendida,
desperdiciada lámpara de día eras tú.

Retonta por desvalida, por inerme,
por estar ofreciendo tu canasta de frutas a
los árboles,
tu agua al manantial,
tu calor al desierto,
tus alas a los pájaros.

Retonta, rechayito, remadre de tu hijo y de
ti misma.

Huérfana y sola como en las novelas,
presumiendo de tigre, ratoncito,
no dejándote ver por tu sonrisa,
poniéndote corazas transparentes,
colchas de terciopelo y de palabras
sobre tu desnudez estremecida.

¡Cómo te quiero, Chayo, cómo duele
pensar que traen tu cuerpo! -así se dice-
(¿Dónde dejaron tu alma? ¿No es posible
rasparla de la lámpara, recogerla del piso
con una escoba? ¿Qué, no tiene escobas la Embajada?)

¡Cómo duele, te digo, que te traigan,
te pongan, te coloquen, te manejen,
te lleven de honra en honra funerarias!

(¡No me vayan a hacer a mí esa cosa
de los Hombres Ilustres, con una
chingada!)

¡Cómo duele, Chayito! ¿Y esto es todo?

¡Claro que es todo, es todo!

Lo bueno es que hablan bien en el Excélsior
y estoy seguro de que algunos lloran,
te van a dedicar tus suplementos,
poemas mejores que éste, estudios,
glosas,
¡qué gran publicidad tienes ahora!

La próxima vez que platiquemos
te diré todo el resto.
Ya no estoy enojado.

Hace mucho calor en Sinaloa.
Voy a irme a la alberca a echarme un trago.
Ahora me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mí.

Yo voy a cerrar los ojos.

Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raíces preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.

La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.

Ahora si quieren se vayan.

He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.

Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contrario:
sucede que voy a vivirme.

Sucede que soy y que sigo.

No será, pues, sino que adentro
de mi crecerán cereales,
primero los granos que rompen
la tierra para ver la luz,
pero la madre tierra es oscura:
y dentro de mí soy oscuro:
soy como un pozo en cuyas aguas
la noche deja sus estrellas
y sigue sola por el campo.

Se trata de que tanto he vivido que
quiero vivir otro tanto.

Nunca me sentí tan sonoro,
nunca he tenido tantos besos.

Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.

Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer.
Lirismo de invierno, rumor de crespones,
cuando ya se acerca la pronta partida;
agoreras voces de tristes canciones
que en la tarde rezan una despedida.

Visión del entierro de mis ilusiones
en la propia tumba de mortal herida.
Caridad verónica de ignotas regiones,
donde a precio de éter se pierde la vida.

Cerca de la aurora partiré llorando;
y mientras mis años se vayan curvando,
curvará guadañas mi ruta veloz.

Y ante fríos óleos de luna muriente,
con timbres de aceros en tierra indolente,
cavarán los perros, aullando, un adiós!
Abrazado a tu cuerpo como el tronco a su tierra,
con todas las raíces y todos los corajes,
¿quién me separará, me arrancará de ti,
madre?

Abrazado a tu vientre, ¿quién me lo quitará,
si su fondo titánico da principio a mi carne?
abrazado a tu vientre, que es mi perpetua casa,
¡nadie!

Madre: abismo de siempre, tierra de siempre: entrañas
donde desembocando se unen todas las sangres:
donde todos los huesos caídos se levantan:
madre.

Decir madre es decir tierra que me ha parido;
es decir a los muertos: hermanos, levantarse;
es sentir en la boca y escuchar bajo el suelo
sangre.

La otra madre es un puente, nada más, de tus ríos.
El otro pecho es una burbuja de tus mares.
Tú eres la madre entera con todo su infinito,
madre.

Tierra: tierra en la boca, y en el alma, y en todo.
Tierra que voy comiendo, que al fin ha de tragarme.
Con más fuerza que antes, volverás a parirme,
madre.

Cuando sobre tu cuerpo sea una leve huella,
volverás a parirme con más fuerza que antes.
Cuando un hijo es un hijo, vive y muere gritando:
¡madre!

Hermanos: defendamos su vientre acometido,
hacia donde los grajos crecen de todas partes,
pues, para que las malas alas vuelen, aún quedan
aires.

Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites, los efectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre
grande.

Una fotografía y un pedazo de tierra,
una carta y un monte son a veces iguales.
Hoy eres tú la hierba que crece sobre todo,
madre.

Familia de esta tierra que nos funde en la luz,
los más oscuros muertos pugnan por levantarse,
fundirse con nosotros y salvar la primera
madre.

España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.

Además de morir por ti, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.
Leydis Jun 2017
El tiempo nos ha cambiado,
ha dejado un zanja de grietas.
Las penas, tristezas, las traiciones
han embadurnado nuestras almas,
dejándolas secas y forradas en piedras.

Nuestra vestidura ha cambiado.
El algodón y las sedas no arrullan nuestra piel,
El cemento del engaño a sellado
nuestros sueños de algún día gozar
de una relación sana y plena.

No somos plomo,
No somos piedra
No somos hierro
Somos almas buscando su mejor melodía.
Su mejor madrigal.
La esperanza vestida en poesía.

Te propongo amartillarnos
los pedazos tiesos con tibios besos,
que vayan humedeciendo las partes más impasibles de nuestras almas.
Con tórridos abrazos que demuelan  
las inseguridades de nuestro turbulento pasado.

No estamos hechos de piedra amor,
es una cubierta que ha fraguado el tiempo.
Es un escape a una errante realidad de soledades impuestas.
Es vivir encarcelado a silencios sempiternos,
Poseyendo copiosa libertad .
te aseguro cielo,
es la manera más cobarde de vivir en esta tierra.

No estamos hechos de piedra amor,
tenemos miedo a la entrega,
a las heridas,
a más huellas.

Somos los ecos de una prosa que leímos algún día.
Somos luz en la tenebrosidad,……………….
solo tenemos que buscar nuestro almacén de lámparas.
Solo tenemos que llevar nuestras cálidas manos
a ese espacio que quiere latir
mas nuestra cobija está obstruyendo el paso.

LeydisProse
5/31/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
Alguien barre
y canta
y barre
(zuecos en la madrugada).
  Alguien
dispara las puertas.
¡Qué miedo,
madre!
  (¡Ay, los que en andas del viento,
en un velero a estas horas
vayan arando los mares!)
  Alguien barre
y canta
y barre.
  Algún caballo, alejándose,
imprime su pie en el eco
de la calle.
¡Qué miedo,
madre!
  ¡Si alguien llamara a la puerta!
¡Si se apareciera padre
con su túnica talar
chorreando!...
¡Qué horror,
madre!
    Alguien barre
               
y canta
                     
y barre.
¿Qué es aquello que reluce
por los altos corredores?
Cierra la puerta, hijo mío,
acaban de dar las once.
En mis ojos, sin querer,
relumbran cuatro faroles.
Será que la gente aquélla
estará fregando el cobre.
Ajo de agónica plata
la luna menguante, pone
cabelleras amarillas
a las amarillas torres.
La noche llama temblando
al cristal de los balcones,
perseguida por los mil
perros que no la conocen,
y un olor de vino y ámbar
viene de los corredores.
Brisas de caña mojada
y rumor de viejas voces,
resonaban por el arco
roto de la media noche.
Bueyes y rosas dormían.
Solo por los corredores
las cuatro luces clamaban
con el fulgor de San Jorge.
Tristes mujeres del valle
bajaban su sangre de hombre,
tranquila de flor cortada
y amarga de muslo joven.
Viejas mujeres del río
lloraban al pie del monte,
un minuto intransitable
de cabelleras y nombres.
Fachadas de cal, ponían
cuadrada y blanca la noche.
Serafines y gitanos
tocaban acordeones.
Madre, cuando yo me muera,
que se enteren los señores.
Pon telegramas azules
que vayan del Sur al Norte.
Siete gritos, siete sangres,
siete adormideras dobles,
quebraron opacas lunas
en los oscuros salones.
Lleno de manos cortadas
y coronitas de flores,
el mar de los juramentos
resonaba, no sé dónde.
Y el cielo daba portazos
al brusco rumor del bosque,
mientras clamaban las luces
en los altos corredores.
De Antequera partió el moro   tres horas antes del día,
con cartas en la su mano   en que socorro pedía.
Escritas iban con sangre,   más no por falta de tinta.
El moro que las llevaba   ciento y veinte años había,
la barba tenía blanca,   la calva le relucía;
toca llevaba tocada,   muy grande precio valía.
La mora que la labrara   por su amiga la tenía;
alhaleme en su cabeza   con borlas de seda fina;
caballero en una yegua,   que caballo no quería.
Solo con un pajecico   que le tenga compañía,
no por falta de escuderos,   que en su casa hartos había.
Siete celadas le ponen   de mucha caballería,
mas la yegua era ligera,   de entre todos se salía;
por los campos de Archidona   a grandes voces decía:
-¡Oh buen rey, si tú supieses   mi triste mensajería,
mesarías tus cabellos   y la tu barba vellida!
El rey, que venir lo vido,   a recebirlo salía
con trescientos de caballo,   la flor de la morería.
-Bien seas venido, el moro,   buena sea tu venida.
-Alá te mantenga, el rey,   con toda tu compañía.
-Dime, ¿qué nuevas me traes   de Antequera, esa mi villa?
-Yo te las diré, buen rey,   si tú me otorgas la vida.
-La vida te es otorgada,   si traición en ti no había.
-¡Nunca Alá lo permitiese   hacer tan gran villanía!,
mas sepa tu real alteza   lo que ya saber debría,
que esa villa de Antequera   en grande aprieto se vía,
que el infante don Fernando   cercada te la tenía.
Fuertemente la combate   sin cesar noche ni día;
manjar que tus moros comen,   cueros de vaca cocida.
Buen rey, si no la socorres,   muy presto se perdería.
El rey, cuando aquesto oyera,   de pesar se amortecía;
haciendo gran sentimiento,   muchas lágrimas vertía;
rasgaba sus vestidudas,   con gran dolor que tenía,
ninguno le consolaba,   porque no lo permitía;
mas después, en sí tornando,   a grandes voces decía:
-Tóquense mi añafiles,   trompetas de plata fina;
júntense mis caballeros   cuantos en mi reino había,
vayan con mis dos hermanos   a Archidona, esa mi villa,
en socorro de Antequera,   llave de mi señoría.
Y ansí, con este mandado   se junto gran morería;
ochenta mil peones fueron   el socorro que venía,
con cinco mil de caballo,   los mejores que tenía.
Ansí en la Boca del Asna   este real sentado había
a la vista del infante,   el cual ya se apercebía,
confiando en la gran victoria   que de ellos Dios le daría,
sus gentes bien ordenadas;   de San Juan era aquel día
cuando se dió la batalla   de los nuestros tan herida,
que por ciento y veinte muertos   quince mil moros había.
Después de aquesta batalla   fue la villa combatida
con lombardas y pertrechos   y con una gran bastida
conque le ganan las torres   de donde era defendida.
Después dieron el castillo   los moros a pleitesía,
que libres con sus haciendas   el infante los pornía
en la villa de Archidona,   lo cual todo se cumplía;
y ansí se ganó Antequera   a loor de Santa María.
Nicole Apr 2015
Durante los años
he forzado a las personas
para que se mantengan a mi lado
y lo único que he obtenido
es que poco a poco
se vayan alejando.
Jr Nov 2018
inmerso en un caparazón
fuertes vientos amenazan la ventana
y si cambia el clima
nos desvanecemos en el polvo

cambio si pienso
pensar en cambio
me abrazo a mis ideas y las asfixio
y me duele el tiempo
y me asusta la calma
y me inquieta el silencio

salto a un foso lleno de fuego
y me quema el frío
cura rápido, pero más duele el remedio
que olvidar
olvidar que andamos recordándonos
como constante
y que lo que nos ancla a esta tierra
a esta vida
son las memorias

al fondo del espiral
de la concha marina en la que estamos
en la que estoy
siento en la piel el rebotar de mil voces
que me despiertan
mientras crecen mis ojeras
y se opaca mi espíritu

un haz de luz tras otro,
tras otro,
me bañan de esperanza
y no me dejo
y dejo que los rayos del sol sigan, y reboten
y se vayan
lejos

humo se escapa de mi nariz mientras muero de frío
presumo estar en control
mientras los venenos queman mi cuerpo por dentro
y no hago nada
y sí puedo

y un perro pasa caminando
por el frente
le ladra a un desconocido
no pasa nada
y eso es todo

vivimos en una casa de caracol
mientras más entramos,
más bajamos,
más seguimos,
mientras,
hay menos salidas
y nunca llegamos al final del camino
En el ártico mar, bajo la grave,
fría techumbre del borrado cielo,
rota la proa, yace antigua nave,
prisionera entre témpanos de hielo.

A do vayan inquietas las miradas
en esa soledad do el hielo impera,
tan solo ven llanuras desoladas,
rocas de hielo... hielo donde quiera.

Entre las sombras de la noche bruma,
Del horizonte en el confín distante;
turbio aparece el sol, fosca la luna,
y en el cielo se ven solo un instante.

De la llanura en la extensión inerte
jamás de vida palpitó un aliento,
y no flota en la calma de esa muerte,
sobre ese horror, ni voz ni movimiento.

Antes de que sus flancos destrozados
fueran allá donde la nave mora,
de los rugientes mares dilatados
todas las playas conoció su prora.

De las hijas del viento en compañía
la vio del ecuador el cielo urgente,
y cruzó con gallarda bizarría
los mares todos, desde Ocaso a Oriente.

Vió la boca del Ganges; el distante
Cabo de la Esperanza; surcó el seno
del Mar de las Antillas resonante,
y su bandera recorrió el Tirreno.

Era su nombre PORVENIR; su vida
fue el libre y ancho mar; y yace ahora
por témpanos de hielo detenida,
e inmóvil yace su volante prora.

Los años pasan. Desde el turbio Oriente
la mira un sol de luz amortiguada,
y una luna sin brillo... y lentamente
la nave se deshace abandonada.

Ya derribó los mástiles el noto;
la quilla, entre los hielos, yace endida;
se hunde el puente... el timón está roto,
y cayó al mar el ancla desprendida.

¡Arriba, el cielo tenebroso y frío
y el desierto en redor, mudo y sombrío!
Apocrypha Mar 2022
Hoy el cielo estaba carmesí
Y mas seguro que nunca se
Que te regalo todos los atardeceres
Que en mi vida vayan a ver mis ojos
Mikaela L Oct 2020
Levanto,
Preguntas,
Son tuyas.

Las echo al mar,
Les digo,
"Vayan a otro destino,"
Me pregunto si al preguntar,
Alguna vez, te has preguntado cómo se siente ser cuestionada,
Por ser real.

Me siento a pensar,
Me siento perdida,
Ensillada en tus pensamientos,
Aquellos árboles secos,
Aquellos ríos extintos,
No hay fruto en tu mente,
Solo sequía.

— The End —