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Un poco de tí, un poco de mí
lo que estuvo en mí se fue,
no lo ví salir, solo la nota y el beso dijeron adiós
y desde ese instante no supe más de tí.

Dejé que mi mente divagara y de mis tobillos cosí unas alas,
para que en mis días fríos el viento al volar me calmara, y así
no recordara tu voz, tu piel; divagaran por siempre en mi interior,
expulsarlo de un soplo y vivir tranquila cuando saliera el sol.
Written by Dina Alvarez Erazo    Guatemala, Guatemala
liz Feb 2014
tengo que recordar
que mis amigos
no son posesiones
sino extenciones
de mi existencia
de mi sustento

y mis amigos hablaran
de mi molestia
y de mi gloria
y cambiaran historias
de mis luchas

pero no soy una criminal
yo quiero sentarse n el coche
de ***** y oro
y no enterder la musica
que eliges

y cuando yo voy a mi casa
despues un noche
de cigarillos
y bufandas
yo quiero olor el humo
en mi pelo y mi piel
y recordara
que mis amigos no son posesiones
pero son extenciones
de mi existencia
y de mi sustento
Spanish is a second language, so I am still trying to understand and learn structures. I write all poems on my phone so there is a lack of accent marks.
Es imposible estar seguro
pero tal vez sea Dios todo el silencio
que queda de los hombres

es imposible estar seguro
pero acaso Dios sea
la soledad total
irrevocable
más grave que la tuya
o que la mía
por lo menos más grave que la mía
que es soledad tan sólo
cuando el viejo crepúsculo me mira
como un toro furioso
y yo no tengo a mano
tus sabios labios para
olvidarme ele todo lo que temo

es imposible estar seguro
ah pero en ese caso
pobre Dios qué tristeza
debe ser su tristeza
pobre Dios
si una ver descendiera
a asir nuestra miseria
y respirara por unas pocas horas
el incesante miedo de la muerte
quizá mucho después
allá
solo y eterno
recordara esa tibia bocanada
como el único asueto
de su enorme
desolado Infinito.
La tarde bajaba por esa calle junto al puerto
con paso lento, balanceándose, llena de olor,
las viejas casas palidecen en tardes como ésta,
nunca es mayor su harapienta melancolía
ni andan más tristes de paredes,
en las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar,
ojos muertos tal vez que miran a la tarde como si recordaran.

Eran las seis, una dulzura detenía a los
desconocidos,
una dulzura como de labios de la tarde, carnal,
carnal,
los rostros se ponen suaves en tardes como ésta,
arden con una especie de niñez
contra la oscuridad, el vaho de los dancings.

Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujer,
sus muslos abrazados, la cabeza en su vientre,
el silencio de los desconocidos
era un oleaje en medio de la calle
con rodillas y restos de ternura chocando
contra el "New Inn", las puertas, los umbrales de
color abandono.

Hasta que la muchacha se asomó al balcón
de pie sobre la tarde íntima como su cuarto con
la cama deshecha
donde todos creyeron haberla amado alguna vez
antes de que viniera el olvido.
Esta vieja canción que oí contigo,
y que contigo di por olvidada,
surge del fondo de la madrugada
como la voz doliente de un amigo.

(Yo sé que la mujer que va contigo
no puede adivinar en mi mirada
que esa canción que no le dice nada,
le está diciendo lo que yo no digo).

Y, al escuchar de pronto esa tonada,
comprendo la amargura de un mendigo
ante una puerta que le fue cerrada.

Pero intento reír, y lo consigo...
como si no me recordara nada
esta vieja canción que oí contigo.

— The End —