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Jr Aug 2017
Irrita la garganta y daña el hígado,
que bastante ya se ha visto machacado
por años de prácticas funestas.

El más ****** líquido,
encuentra camino en mi esófago,
repleto de falsas esperanzas,
va camino abajo y patea mis entrañas
encargándose de dejar escapar la cordura.

Menos por menos es más,
y aquello que te vuelva inestable
en una casa sin columnas ni vigas,
seguro te hará sentir a salvo.

Fuerte aroma y tacto cuestionable,
aunque lo conozcas desde siempre,
todas las veces se siente
como el primer beso
pero con mordida.

Como champaña descorchada,
hace florecer cualquier pensamiento,
entre palabras que escapan a duras penas
de la lengua envenenada y adormecida.

El que lo niegue no lo ha probado,
y si lo probó y lo negó,
tiene ante usted a un ángel limpio y puro,
puesto que ésta es la poción de los pisoteados.
Cocuy.
Debajo del mar vives en tus cuevas
liberadoras de todo mal
y te hundes en ellas, oscuras y frías,
titilando junto al miedo.

Haces sombras de tu propia luz
tras tu espalda desarmada
se confunden con tus manos negras
de destiempos inmundos,
soportando el peso de la reflexión
que caen como rocas
sobre tu cabeza adormecida,
rompiéndola en mil pedazos de ideas
y secretos contrariados.

En vano para tu cuerpo,
tenaz para tu mente que crece
en revolución a los sentidos,
que se muestra rebelde
como fuego ferviente.

Se avecina la verdad del mar rojo de tu venas
y llegan contundentes a marchar sobre el temor,
con tu pecho bullendo, explotando
se rompe el mar en tres; cubriéndote,
fortaleciendo tus huesos con su bruma.

Alzas tu cabeza casi rozando a la luna
porque no existe mar muerto,
no existe total infortuna
mas de los débiles con hambre
y sed de complacencia,
costumbristas del sufrir.
Se levanta la tormenta brava
y te haces dueñas de las aguas turbias.

Qué fuerte son las olas que golpean el cuerpo,
desgarrando los músculos.
Como marcan tu piel dejándola roja y fría,
atravesando sin trémulo tus venas congeladas,
dejándote inconsciente de tu alma piadosa,
volviéndose hacia ti en un llanto de muerte.

Abriendo los brazos te dejas ir a lo profundo,
hundiendo tu cabeza ahogaras tus miserias
y, partiendo desde el último aliento,
te dejarás vivir entre la espuma.

Entonces flotarás sobre tus penas
ya olvidadas y dóciles,
te dejarás vivir asomando la cara
frente a la luz más sincera de la noche.
Paz
Vamos hacia los árboles... el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.
¿Estarás siempre de mi parte,
adormecida entre mis brazos,
primaveral y musical,
afirmándote y afirmándonos?¿A centenares de kilómetros,
a millares de encinas y álamos,
a millones de horas, de ríos,
de cumbres de piedra, de páramos?Esta mañana te ha teñido
el recuerdo de vinos pálidos.
En las ramas de acacia, otoño
puso a dorar su seco manto.Hojas crujían con la música
con que embistes acantilados.
La llanura fingió latidos,
temblores, fuegos oceánicos.¿Tu compañía? ¿Tu nostalgia?
¿Tu esperanza?... ¿Siempre a mi lado
estarás, mar, primaveral,
afirmándote y afirmándonos?Mar mía, ¿pase lo que pase,
aun después de lo que ha pasado?
Leydis Jun 2017
He did not care,
He did not hesitate,
not for a second did he ponder on the consequences of
risking his own life…..
to save that of a stranger.

He did not hesitate
to immerse himself in the violent waves of my life.

He did not care to find me,
lifeless, ethereal,
with my swollen stomach from all the bitter fluids imbibed throughout my life.

Did not care,
to find me with numbed hands,
my lifeless eyelids,
caused by the cruel cataracts of my life.

He did not care to find me without a pulse,
impulses nailed in tumbled dreams,
impetuously begging God for a little bit of oxygen…
for mercy,
I just need to breath!!

He did not care,
He just didn't think!
He threw himself in without hesitation,
to save an empty life,
without thinking about it,
he administered first aids,
watching my puffed chest, he closed in,
placed a kiss on my lips,
transferring all the oxygen from him to me,
causing me to expel all that poisoned water,
all those ungrateful fluids that sickened my body,
harassed my soul,
destroyed my fragile heart from all tsunamis, I’ve endured;
From torrential waters,
stagnant waters, where life doesn’t happen at all,
contaminated waters that poison the soul,
violent waters-that destroy homes.

He did not care
he did not hesitate
he thought to himself
“that lifeless woman..deep in the waters..
                                I will bring back to life”

I breathe with the verses and kisses he daily administers!

LeydisProse
6/20/2017
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A él no le importo,
en ningún momento pensó
que posiblemente perdería su vida, rescatando la mía.
A él no le importo hundirse en las profundidades de
los escombros de las oleadas de la vida.  

A él no le importo,
que me encontró cadavérica,
con la barriga crecida por los estragos
de todos los tragos amargos
que por no saber nadar, tuve que tragar en la vida.

A él no le importo encontrarme con las manos adormecida
con los párpados sin vida,
palpando las crueles torrentes que azotaban mi vida.

A él no le importo encontrarme sin pulso,
con impulsos clavados en sueños caídos,
a pulso rogando ¡que Dios me diera oxígeno!

¡A él no le importo!
Él no pensó,
él se arrojó a salvar una vida vacía,
él socorrió a mi sin pensarlo,
me dio los primeros auxilios,
viendo mi pecho inflado,
acerco su mejilla a mi boca,
con un beso lento, transfirió de su ser todo su oxigeno
hasta que de mí se expulsara;
toda esa agua envenenada
todos esos flujos ingratos que mareaban mi cuerpo,
hostigaban mi alma,
destruían mi corazón, por tantos maremotos que naufrague,
por las torrentes aguas,
las aguas estancadas donde no pasa nada,
las aguas tan sucias que envenenan el alma,
las aguas violentas que derrumban casas.

¡A él no le importo!
el solo pensó,
“esa mujer…casi muerta,
¡la revivo yo!.

Hoy respiro en los besos y versos
que él me suministra todos los días!
LeydisProse
6/20/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/about/
En mi vega oriental, verde collado,
fiesta siempre de grama a colorines,
suenan flautas y violas y violines,
desde el trino inicial, bien acordado.

Y desta hora matinal, a la de
adormecida fiesta de la tarde,
es la esmeralda, y el rubí que arde
un delirio de púrpura y de jade.

Después la perla de la luz difusa,
el ilustre zafiro de este cielo,
la Cruz del Sur corola de profusa

y rica flor a fuego en el desvelo
y el recuerdo sin bálsamos ni cura,
tormentación de ansiosa criatura.
Cuando el amor volvió, todo era rosa
El rosal, en la huerta adormecida;
Y en el patio las auras rumorosas
Eran como canción de bienvenida.

En la noche, de luna iluminada,
Cuando el amor volvió, yo estaba triste;
Y a tu reja llegué, la vi cerrada,
Y dijo mi dolor: «¿Por qué volviste?»

Tu ausencia fue de solitarios días,
Y de noches sin sueño... vida trunca;
Y triste, al preguntar si volverías,
El corazón me respondía: «¡Nunca!»

Volviste, y tu ventana está cerrada,
Y sigue el corazón de angustia opreso;
Y como adiós del alma atribulada
Mi amor te deja, en una rosa, un beso.
Lost Indeed Jul 2019
Tempestades que abalam o firmamento.
Palavras de amor perdidas no vento.
O frio que corta a alma inocente.
Que agarra e acorrenta a criança no ventre.

Que Deus feche os olhos ao por do sol.
Pois a esta noite esposas iram chorar.
Naus na agua longe do farol.
Marinheiros perdidos afogados no mar.

A Terra esta entorpecida pelo opío que queima.
Adormecida pelo sangue que escorre.
Que amaldiçoa o inocente que morre.
Enquanto o Diabo caça aquele que teima.
Ni de insectos el ruido, ni de abejas el vuelo;
Bajo el sol la gran selva reposa adormecida,
Y tamizan las frondas una luz parecida
De esmeraldinos musgos al suave terciopelo.

Cribando el dombo, irradia la claridad del cielo,
Y a mis ojos que el sueño ya vence, entretejida
De fulgores furtivos, forma red encendida
Que al través de las sombras se extiende por el suelo.

A la gasa que tejen los rayos tembladores,
Vuela de mariposas bandada reluciente,
Embriagada de luces y de aromas de flores;

Y mis dedos entonces juntan hilos, sedeños,
Y en las mallas de oro de esa red transparente,
Cazador de armonías, aprisiono mis sueños.
Mistico Mar 14
Sua voz ressoa em meus ouvidos,
como um sussurro do tempo que insiste em voltar.
Finjo-me de pedra, de indiferença fria,
e revisto minha alma de lembranças amargas,
na esperança de que me sirvam de escudo.

Angústia… essa velha conhecida,
vem e me lembra de tudo que fiz,
de tudo que foi em vão.
Se antes nada bastou,
por que agora haveria de ser diferente?

E a confiança… onde ficou?
Talvez perdida na imensidão do esquecimento,
talvez guardada, adormecida,
à espera de um dia
em que a saudade seja mais forte
do que as dores que me ensinaste a sentir.
Mistico Mar 4
Preciso de um refúgio, um santuário etéreo,
um espaço onde o vazio se estenda sem limites,
onde minhas mágoas se afoguem, dissolvendo-se no tempo,
e, ao emergir, fiquem à deriva, sem âncora para retornar.

Não apenas as tristezas desejo abandonar,
mas também os pesares que ecoam na mente,
os tormentos insondáveis, os pensamentos errantes,
toda sombra que, impiedosa, se aninha em meu ser.

Almejo um refúgio, um bálsamo sem toque,
onde minha própria consciência me embale,
pois já não espero gestos nem promessas,
talvez nem mesmo de mim próprio.

Um refúgio onde, após a água fria em dias abrasadores,
eu possa fechar os olhos sem temor,
e, na vastidão do pensamento, encontrar descanso,
certo de que, ao despertar, serei renovado.

Preciso de um mergulho profundo,
tão intenso que, ao emergir,
seja eu outro, despido do peso do passado,
meus fardos escoando pelo ralo do esquecimento.

Que até minha essência resplandeça,
e a escuridão oculta, há tanto arraigada,
seja iluminada por quem deseje permanecer,
pois tal redenção não se dá por acaso,
mas pelo encontro de almas que veem além.

Tão restaurador será esse refúgio,
que nele reencontrarei o que há muito se perdeu:
a centelha que, adormecida,
aguarda apenas um sopro para arder outra vez.
I - A Entrada

Abrem-se as portadas, para que todas as partes de mim possam entrar.
Entro, a custo, na sala escura do meu palácio mental. As portas já se tornaram difíceis de empurrar,
pelo pouco uso a que as tenho condenado.
Não me sinto preparada. Nem sei se algum dia hei-de estar. Contudo, uma vez que os pés já atravessaram para o lado de lá, roubei-me a opção de fazer o resto do corpo recuar.
     Lá vou eu, sentar-me na mesa redonda do Eu.
Sinto mil olhos pousados em mim. Todos curiosos e com intenção de me analisar. Todos prontos para me dissecar. Logo Eu, que prefiro ter objetos de estudo, em vez de ser o objeto estudado. Então, tenho de me contrariar. Desta vez, não posso fechar-me na concha à espera que alguém a venha rebentar. Preciso de estar exposta a este desconforto. Sou a paciente. A que tem de manter os olhos abertos
enquanto lhe remexem o cérebro à procura do tumor que me está a matar.
Quase podia jurar que seria visível a todos, este peso que circula no ar,

um peso tão denso que podia ser cortado ao meio.
                  
      Mas só a mim veio cortar.

Olho em volta, a mesa está cheia de mim, não sobra um único lugar. Todas me observam, como se achassem que sei exatamente o que preciso de falar. Mas, não sei.
Tenho a firme sensação que estou prestes a ter de me enfrentar. É como se todas esperassem que, finalmente, me confessasse. Mas, não sei o quê.
Ou talvez saiba.
Ou talvez ainda me sinta demasiado fraca para o proclamar.
Sento-me na única cadeira da sala que dá para girar.
Estarão as outras mais firmes - ou serei eu que já perdi o chão?
Destravo as rodas, dou um balanço nervoso, preciso de uma distração que me ajude a começar.

Atenção a todas!
Silêncio na sala. Está na altura de confessar.

II - O Funeral

Antes de mais, devo-vos um pedido de perdão.
Sei que tenho estado propositadamente adormecida,
           num coma auto-induzido,
           uma anestesia emocional
para que consiga continuar a caminhar. Desprovida da essência dual e humana que tanto me caracteriza. Tenho estado focada em sobreviver, a correr para a frente sem olhar para trás, na esperança de que, se assim for, os meus pensamentos não consigam apanhar-me. Posso dizer que, até já tentei aprender a voar, mas ainda não consegui sentir a liberdade que me falaram.
Tenho tentado adormecer mais cedo - e acordo várias vezes a meio da noite, para não me permitir sequer sonhar. Sinto-me tentada a mandar o meu corpo ao mar, sem qualquer intenção de mexer os braços para o fazer boiar.
Encurralei, num canto escuro da minha mente, a voz que se recusava a calar. Na esperança de que, se tapasse os ouvidos com força suficiente, não a ouvisse mais a chamar.
Pus correntes à volta do meu coração. Não queria que batesse,
nem que uma única gota de sangue me traísse,
nem queria sentir a minha própria pulsação.
Mas ouvi uma voz dizer que as correntes são feitas de elos de ligação. E eu quis destruí-las também
            porque até elas me levavam a ti.
Então, já não escrevo. Já não canto. Já não sinto prazer em sentir.

Todas de mim olham-me de volta, com o mesmo olhar de desilusão. Como se me quisessem esbofetear por compaixão. Como se não tivessem coragem de me provocar mais dor.
Sabem que não podem esmagar o que já se desfez, uma vez que já me estendi em lágrimas no chão.
O eco do silêncio é ensurdecedor.
Preferia que me partissem até eu cair num caixão.
Ao menos assim,
                                 o silêncio
                          daria lugar ao som.

III - As cinzas

Deambulo como um espírito que não encontrou passagem, sobre a areia molhada onde o mar perdeu um beijo antigo. Lembro-me de todas as vezes que percorri esta mesma praia, esperançosa de me esbarrar em ti. Lembro-me do exato sítio onde te encontrei. E da exata rocha onde escorregaste, quando também me procuravas a mim.
Lembro-me do teu cheiro na minha pele,
da sensação de casa que via no castanho do teu olhar. E quero esquecer que agora sou um espírito abandonado, sem o teu olhar para encontrar.
Lembro-me da tua mão na minha,
de saber, com o corpo inteiro, que era ali o meu lugar. Agora, tento esquecer a ausência,
da mão fantasma que ainda procuro apertar.
Lembro-me que já não estás aqui. Tento apagar os anos em que te conheci.
Lembro-me que tenho de ser forte,
e tento esquecer a triste verdade:
que serei sempre fraca por ti.

Um coração partido não faz barulho ao estilhaçar. Não deixa uma marca que alguém possa ver. Chamam-lhe figura de estilo. Mas a dor é literal. Quem diz que ninguém morre de desgosto, convido-vos a entrar no meu palácio mental, e assistirem comigo, na primeira fila, ao meu próprio funeral.
O silêncio grita mais alto que qualquer lamento.

Quero gritar,

mas não me quero lembrar do porquê.

IV - A sombra da escrita

Aquilo a que resistimos, persiste dentro de nós.
E se o arrependimento matasse, eu já teria morrido. Ou talvez tenha mesmo morrido e ninguém reparou - além de mim.
Enterrei - vivo - o amor que me mantinha aqui. E agora, quanto mais fujo de mim, mais me sinto sozinha. Quanto mais longe vou, mais a minha alma definha.
Fica doente.
Pequenina.

A realidade é que não sei como não te amar. Não sei como esquecer todo o amor que senti. Ou como ignorar que isso me mudou. E não sei lidar com o facto de que nunca mais voltarei a permitir que esse amor exista. Que inunde e transborde. Que seja o ar leve que fazem estes pulmões vibrar.
Escrever só faz sentido
quando és tu o motivo que me faz sangrar. Escrever só tem sentido se for mexer na ferida,
                               e tu eras a faca
                                                     e a razão.
Então, fugi da escrita. Fugi de mim. Quero esquecer-me de tudo aquilo que já me fizeste despejar no papel,
porque não sei como voltar à escrita sem voltar a ti.
Só que já não há casa, não há ninguém para onde voltar.
O teu sitio está vazio. O teu assento já está frio. Já não há musica, nem escrita, nem literatura para nos unir.
Resta-me queimar estas palavras, segurar o papel ardente contra o peito
como se ainda pudesse aquecer-me com o que restou.
E tentar esquecer-me que, um dia, foste a minha fonte de calor,
      a luz que me guiava na escuridão...
O meu pirilampo mágico! A quem decidi entregar-me de alma e coração.

Hoje, parece tudo tão longínquo... como se nunca tivesses existido, como um sonho do qual acordei atordoada, como se tivesse gastado mais uma vida em vão.
Agora, a mesa está vazia. Já não sei qual de mim ficou para apagar a luz.  
Mas sinto-a, sozinha, em silêncio, à espera que volte(s).

V - A mesa redonda do Nós

Sentámo-nos, sem convite, cada qual com as suas vozes. Umas sussurram desculpas, outras gritam promessas partidas.
Tu trazias o silêncio nos ombros,
   eu, a urgência de ser compreendida.
Entre nós, o tempo ocupava a cadeira do meio, com as mãos cruzadas sobre o colo, esperando que alguém lhe pedisse perdão.
Ali cabiam todas as versões de nós que tentaram
                  e falharam: a criança ferida, a amante que esperava demais, a amiga ausente, a que esperou à janela até ao fim do verão, e a que aprendeu a calar o amor para não o perder. Também ali estavam os que não souberam ficar e os que quiseram demais. Mas na hora certa, ninguém os quis de volta.
Fizemos da mesa um espelho estilhaçado, onde cada caco refletia uma versão diferente do encontro.
Eram histórias ditas pela metade, afetos com ferrugem, promessas que nunca chegaram ao corpo, cartas que não foram lidas, beijos que não voltaram para casa, toques interrompidos por orgulho, olhares desviados na última possibilidade de ternura.

Tentámos ordenar o caos, nomear culpas, mapear o amor, dar à dor algum significado:
quem magoou quem,
quem fugiu primeiro,
quem se calou quando devia ter falado,
quem amou a quem em vão.

Mas o "nós" não se escreve em linha reta,
é espiral,
                 tropeço,
                                  é laço e corte.
É ponte feita de dedos trémulos, tentando ainda alcançar.

E entre cacos, alguém - talvez tu - ergueu um gesto quase imperceptível:
um "ainda" dentro do "já não",
um "pode ser" suspenso no "acabou".

Então brindámos,
não ao passado, mas à remota e terna possibilidade de voltarmos a encontrar o amor
                                    não como foi
mas como ainda pode ser:

mais paciente,
                            mais honesto,
menos medo,
                            mais presença.

Um brinde a isso!
À flor que cresce entre as pedras,

ao reencontro verdadeiro,

mesmo que não seja imediato.
                 
Ao amor que regressa, se soubermos esperar com o coração aberto.

No fim, servimos silêncio em taças de cristal.
Um brinde à tentativa!
Às ruínas que ainda brilham.
Ao facto de termos tentado.
Um brinde a estarmos ali,

ainda que partidas,
                                    
                                      ainda que tarde,

ainda que nunca cheguemos a consenso.

Porque amar é tentar,
mesmo quando falha.

VI - Final

Talvez um dia, ouça a porta a ranger,
e outra de mim entre -
sem pressa, sem medo.
Talvez nem se sente,
apenas acenda a luz.

E nesse gesto, silencioso, haja uma oportunidade de começar de novo.

— The End —