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Marco Raimondi Feb 2019
Oscilação de um verbo, um minuto de vazio
Um lápis, uma folha branca e um verso
Um poeta, um mundo e um universo
Criação infértil, um ousar rápido e estio

Deste breve soneto não guardarei feitio
Pois a estética de meu agrado é o inverso
E se na subversão de minhas palavras, imerso
Desmeço o ritmo desta rima rica que emergiu

Adiciono mais seis versos para o fim
E cá escolho a palavra para rimas seguidas
Que, por conforto da língua, dou-lhe conferida

Para que torne-se um soneto, enfim
Com a solidez de uma música erguida,
E o feiume silábico de uma pétala caída!
Pablo Neruda  Jun 2017
Soneto lxv
Matilde, dónde estás? Noté, hacia abajo,
entre corbata y corazón, arriba,
cierta melancolía intercostal:
era que tú de pronto eras ausente.

Me hizo falta la luz de tu energía
y miré devorando la esperanza,
miré el vacío que es sin ti una casa,
no quedan sino trágicas ventanas.

De puro taciturno el techo escucha
caer antiguas lluvias deshojadas,
plumas, lo que la noche aprisionó:

y así te espero como casa sola
y volverás a verme y habitarme.
De otro modo me duelen las ventanas.
Yo/ fulano de mí/ llevo conmigo
tu rostro en cada suerte de la historia.
Tu cuerpo de mengana es una gloria
y por eso al soñar sueño contigo.

Luego/ si el sueño acaba te persigo
soñándote despierto/ es una noria
que rodea tu eco en mi memoria
y te cuenta esos sueños que te digo.

Así/ sin intenciones misteriosas
sé que voy a elegir de buena gana
de mi viejo jardín sólo tus rosas.

De las altas ventanas tu ventana
de los signos de mar tu mar de cosas
y de todo el amor/ tu amor/ mengana.
Con laureles del Sur y orégano de Lota
te corono, pequeña monarca de mis huesos,
y no puede faltarte esa corona
que elabora la tierra con bálsamo y follaje.

Eres, como el que te ama, de las provincias verdes:
de allá trajimos barro que nos corre en la sangre,
en la ciudad andamos, como tantos, perdidos,
temerosos de que cierren el mercado.

Bienamada, tu sombra tiene olor a ciruela,
tus ojos escondieron en el Sur sus raíces,
tu corazón es una paloma de alcancía,

tu cuerpo es liso como las piedras en el agua,
tus besos son racimos con rocío,
y yo a tu lado vivo con la tierra.
El hijo que la esclava ha concebido,
dice el derecho que le pertenece
al legítimo dueño que obedece
la esclava madre, de quien es nacido.

El que retorna el campo agradecido,
opimo fruto, que obediente ofrece,
es del señor, pues si fecundo crece,
se lo debe al cultivo recibido.

Así, Lysi divina, estos borrones
que hijos del alma son, partos del pecho,
será razón que a ti te restituya;

y no lo impidan sus imperfecciones,
pues vienen a ser tuyos de derecho
los conceptos de una alma que es tan tuya.
trestrece  May 2014
Soneto
trestrece May 2014
No hay metáfora que llene este espacio
ningún recurso poético que me explique
que me ayude a entender esta psique
que me ayude a controlar el vacío

¿Cómo describo tu cuerpo en poemas,
en canciones o en un par de siluetas?
¿Dónde, de que forma comienzo?

No hay forma, ni rápida ni despacio,
ni en la novela o en la crónica que
me ayuden a entender el por qué
la literatura es tu rostro que ansío

¿Cómo te plasmo en letras eternas
en bóvedas celestes sobre estrellas?
¿Dónde te encuentro si tropiezo?
taller de poesía 2013
Pablo Neruda  Jun 2017
Soneto xl
Era verde el silencio, mojada era la luz,
temblaba el mes de Junio como una mariposa
y en el austral dominio, desde el mar y las piedras,
Matilde, atravesaste el mediodía.

Ibas cargada de flores ferruginosas,
algas que el viento sur atormenta y olvida,
aún blancas, agrietadas por la sal devorante,
tus manos levantaban las espigas de arena.

Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta,
tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos,
tu boca derramada por toda la alegría,

pero, para mi casa vecina del abismo,
dame el atormentado sistema del silencio,
el pabellón del mar olvidado en la arena.
Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura:
sentir la suavidad que cambió mi destino.

Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.

Quiero que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,

para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.
Verás la maravilla de camino,
camino de soñada Compostela
-¡oh monte lila y flavo!-, peregrino,
en un llano, entre chopos de candela.

Otoño con dos ríos ha dorado
el cerco del gigante centinela
de piedra y luz, prodigio torreado
que en el azul sin mancha se modela.

Verás en la llanura una jauría
de agudos galgos y un señor de caza,
cabalgando a lejana serranía,

vano fantasma de una vieja raza.
Debes entrar cuando en la tarde fría
brille un balcón de la desierta plaza.
Alev  May 2014
Soneto XVII
Alev May 2014
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.*

― Pablo Neruda
Ni el tiempo que al pasar me repetía
que no tendría fin mi desventura
será capaz con su palabra obscura
de resistir la luz de mi alegría,
ni el espacio que un día y otro día
convertía distancia en amargura
me apartará de la persona pura
que se confunde con mi poesía.
Porque para el Amor que se prolonga
por encima de cada sepultura
no existe tiempo donde el sol se ponga.
Porque para el Amor omnipotente,
que todo lo transforma y transfigura,
no existe espacio que no esté presente.
M Suárez  Jan 2012
Soneto I
M Suárez Jan 2012
Si supieran los secretos guardados
Mañanas pesadas de aquel ayer
Noches envueltas de frágil placer
Los dulces besos a escondidas dados

El singular color de tu mirada
Recuerdos imperfectos de tu ser
Sin pensarlo me hiciste comprender
Que no hay mejor placer que ser amada

Mentiría al decir que no te extraño
Si tu esencia en mi se ha impregnado
Y tu ausencia me hace tanto daño

Te escondes de la vida, calcinado
Y te sumerges en un vil engaño
No permites amar sin ser amado
Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.

Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.

Y ceniza hallará, no de su llama,
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto en la rama.

Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío!

— The End —