El corazón ya muerto, los ojos hinchados. La continúa espera que no lleva a ninguna parte. Veo la luna brillar pero el sol nunca sale. Y en una noche eterna te sueño entre mis piernas. Y siento ese olor dulzón de las amarillentas páginas de un libro viejo que leíste mil veces y, aún así, esperas un final distinto. Las polillas empiezan a comer las páginas y con ellas se llevan, de a trocitos, tu recuerdo.