Las botas de piel sintética están allí,
En el lado oscuro del armario,
Enterradas, malolientes, ajenas a mí.
Están rotas, no, no las levantes,
No, no las brilles con los dedos, están mugrientas,
Miralas, mira las suelas, se van a esfumar.
Ah, sí, las botas,
Las traje para mí,
Para cuando tenga que marcharme.