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Corazón cálido y pequeño,
brinda a la chica de antaño,
para sanar lo que fue dañado,
por un pasado ya olvidado.

La soledad la cubría,
una oscuridad sin salida.
Su carisma, como brisa,
daba a su amada alegría,
aunque no era correspondida.

Chica herida y desconfiada,
se alejaba, no era abrazada.
Aun así, ella adoraba
los recuerdos de su aliada.

Una amistad de tantos años,
atada a sueños ya lejanos,
de aquella aliada distante,
que quedó en su horizonte errante.

Pero ella tomó su mano,
y borró todo lo insano.
Tocó su corazón con calma,
y limpió su mente del drama.

A su lado decidió quedarse,
sin importar los desplantes
de su chica de antaño,
con su alma hecha de telarañas.

¡Oh, recuerdos congelados!
La chica del pasado
dio su primer paso
y se quedó a mi lado,
dejando atrás el daño.

Temor de volver a sentir
sin esa “aliada” junto a mí.
Pero ella no es como antes,
no es la sombra de alguien distante.

Ella es dulce, como el anís,
con dulzura que no se ve,
pero que al probarla una vez,
queda en el alma, hecha raíz.

Aprendió a cuidarla
para que nunca fuera dañada,
como lo hizo su “aliada”
con la chica abandonada.
Sola sin sensación alguna
Dolor con nudos como laguna,
Canciones sin decisiones certeras,
Sufrimiento como de las carreteras.

Llegaste en el momento indicado,              
Y me tomaste de la mano sin comando,
El cansancio era pesado,
Que decidiste cargarlo sin pecado.

Las flores son hermosas,
Como las pláticas silenciosas,
Solo tú y yo recordaremos esto,
Con sensación hacia el momento.

Fue una historia incontable,
Con un amor invalorable,
Durante el tiempo sin contexto,
Arruinó nuestro texto.

Recuerdos de lo nuestro
Son como cuentos de muertos,
Tristes y felices con el telón *****,
Miro hacia arriba y te encuentro
En ese lugar sin remedio
Que está en el cielo.

En las noches frías
Cae una lluvia de recuerdos,
Que invaden mis ojos,
Con dulces de espinas
Para estar en este desierto.

Dos personajes hermosas,
Que mueren por tú esplendor
Con poco realce
Sin alcance.

Esa doncella sin talle,
Te hizo llorar en la calle,
Por nimiedades,
De flores sin detalles.

Al final la doncella no visitó
Lo causado que te hizo hacer,
Dónde tu físico,
Era igual al su anterior playero.

Llorar y luego olvidar
Fue lo que hizo tu doncella sin vida,
Pero a la chica que lloró con primor,
Se estancó como agua sin rencor.

Si la carta fuera contestada,
Aún estuvieras a mi lado,
Sin flores de amarillo,
Sin discusiones de rumores.

¡Oh! Pasado lujurioso,
Deja esa esperanza,
Él no está a mi lado,
Pero ese candado,
Me está matando.
Un pequeño poema para saciar los recuerdos...

— The End —