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Adrián Poveda Aug 2016
Amanecemos por la tarde, bajo la sombra de los edificios, huimos del sol por que nos quema y no nos deja pensar, sin lugar a certezas ni a aclaraciones nuestras almas se asoman como la luna (siempre en las noches y solo a veces al final de la tarde).

Ya todos los lugares están copados, la sombra es corta en los barrios bajos y hay que acelerar el paso, refugiarnos del sol antes de que el alma salga de pronto y nos sorprendan empezando a gritar; todos lo saben la noche hace invisible la propia oscuridad y encierra en un dulce parpadeo la cordura.
Copyright © 2016 Adrián Poveda All Rights Reserved
Ya por cambiar de piel o por tenerla
nos acogemos a lo oscuro,
que nos viste de sombra
la carne desollada.

En los ojos abiertos
cae la sombra y luego son los ojos
los que en la sombra caen
y es unos ojos líquidos la sombra.

¡En esos ojos anegarse,
no ser sino esos ojos
que no ven, que acarician
como las olas si son alas,
como las alas si son labios!

Pero los ojos de la sombra
en nuestros ojos se endurecen
y arañemos el muro o resbalemos
por la roca, la sombra nos rechaza:
en esa piedra no hay olvido.

Nos vamos hacia dentro, túnel *****.
"Muros de cal. Zumba la luz abeja
entre el verdor caliente y ya caído
de las yerbas. Higuera maternal:
la cicatriz del tronco, entre las hojas,
era una boca hambrienta, femenina,
viva en la primavera. Al mediodía
era dulce trepar entre las ramas
y en el verde vacío suspendido
en un higo comer el sol, ya *****."

Nada fue ayer, nada mañana,
todo es presente, todo está presente,
y cae y no sabemos en qué pozos,
ni si detrás de ese sinfín
aguarda Dios, o el Diablo,
o simplemente Nadie.

Huimos a la luz que no nos miente
y en un papel cualquiera
escribimos palabras sin respuesta.
Y enrojecen a veces
las líneas azules, y nos duelen.
Bastian M Pop Sep 2019
enfrascamos herméticamente
sueños entre tu rizado cabello

pretenden conocer

donde se esconde nuestro enmudecido mono?
nuestros labios huyeron
del caprichoso mirar
sin miedo a pertenecer
bajo un invernal oleaje

empedernido amante
eterno sputnik
retratando difuminados contornos

huimos de nuestro imaginar
el recuerdo melancólico siempre formará parte
de tu pupila

inexpertas manos
tus manos
encendiendo un cenicero

— The End —