Un vuelo de palomas va en la tarde serena.
Cabrero, nada calma la pasión amorosa
como el son de una flauta, con música armoniosa,
al rumor de una fuente que entre juncales suena.
¡Oh, ven! Bajo este plátano, después de la faena,
¡cómo la yerba es blanda! Deja a la cabra ociosa
saltar, sorda al cabrito que bala en la fragosa
cima, de frescos tallos y de botones llena.
Yo, con siete carrizos desiguales que he unido
con cera, hice mi flauta, y en el bosque dormido
mi flauta, cuando quiero, ruega, gime o es llanto.
Llegarás de Sileno a aprender la armonía,
y tu queja y suspiros, de la zampoña mía
volarán por los aires en melodioso canto.