Voy a prender un incienso,
y me sentaré a ver cómo arde.
Pienso, a veces, en el antaño.
Espero también se vaya,
junto a la nube de olor a acre
que el humo va creando,
ese pasado hecho costumbre.
Voy a prender un incienso,
para desterrar todo el mal
que a mi alrededor se abruma.
Lo pondré junto a mi cuarto.
Que el olor lo cubra todo,
y se lleve con él, aquellos pecados
que por mi mente pasan sin permiso,
y llevan un mismo nombre.
Voy a prender un incienso,
y guardaré las cenizas para mí.
Será mi amuleto contra la nostalgia.
Contra el maltiempo con que la vida,
austera y mordaz, arrecia.