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Inés es joven: en su faz hermosa,
Luchando están como Hércules y Anteo,
El carmín pudibundo de la rosa,
Con la avarienta lumbre del deseo.

Torna los corazones en despojos,
Pues tiene en su diabólico albedrío,
Miel en sus frases, dardos en sus ojos
El alma en ascuas y el semblante frío.

Es blanca en su exterior como azucena
Negra en su fondo cual la noche oscura;
Roja adelfa es su boca, que envenena
Al que una gota de su miel apura.

A fuerza de sufrir, lleva consigo
Tal odio al mundo que su planta pisa,
Que, engañando al amante y al amigo,
Usa como una máscara la risa.

Visita los altares, y allí brota
De sus labios y en público la queja:
Que por ganar la fama de devota,
Ha dado, siendo joven, en ser vieja.

Cansada al fin de dar funesto ejemplo,
Suelta un ***** mantón sobre su talle,
Y aunque igual en la calle y en el templo,
Hoy ha cambiado el templo por la calle.

En la humildad con que su rostro juega,
Se juntan lo piadoso y lo pagano:
Un correcto perfil de estatua griega,
Y el colorido del pincel romano.

Tan modesta se viste, y tan seguido
Se la mira en el templo lacrimosa,
Que son juntos su faz y su vestido,
Hábito y faz de austera religiosa.

Cuando se haiia en el templo arrodillada,
Rezando en alta voz con gran tristeza,
La gente que la ve dice asombrada:
«Inés es muy devota porque reza».

Los ojos bajos y la faz contrita,
Trémulos y turbados sus acentos,
Toma y lleva a su frente agua bendita,
Para ahuyentar los malos pensamientos.

Se ven correr las cuentas del rosario
Entre sus dedos de alabastro y grana,
Como en el blanco lirio solitario
Las perlas de la púdica mañana

Cuantos miran a Inés rezar sumisa,
Y oyen la voz con que piedad implora,
Y ven que, puesta en cruz, toda la misa,
Solloza, ruega, se estremece y llora;

Al ver su rostro en lágrimas deshecho,
Con santa unción resplandecer ufano;
Las reliquias que cuelgan de su pecho,
Las novenas que tiemblan en su mano;

Juzgan verdad su devoción sagrada,
Cierta juzgan su mística tristeza,
E ignoran que la dama arrodillada
No viene a orar... y, sin embargo, reza.

Entre orar y rezar hay un abismo,
Que ni medir ni escudriñar me toca:
El rezo y la oración no son lo mismo,
Que no es lo mismo el alma que la boca.

Inés, del templo en la imponente calma,
Por rendir culto a Dios, le infiere agravios:
Su rezo está en la boca, no en el alma...
¡La oración en el alma, no en los labios!

La dulce fe de sus primeros días
Mataron en Inés los desengaños,
Y hoy reza en alta voz Avemarías
Iguales: ¡ay! a las de aquellos años.

¿Qué son las tiernas frases de su boca?
Gritos que aturdirán su propio duelo...
Flores con que su afán cubre una roca
Coronada de témpanos de hielo.

Víctima de su gracia y su belleza,
Tiene Inés una historia de dolores.
Y recuerda su historia cuando reza,
Queriendo despertar tiempos mejores.

Rezando sin orar, en voz muy alta,
Ofende al templo del Señor, sagrado,
Pues pone allí, para encubrir su falta,
El rezo como escudo del pecado.

Es incrédula, y júzganla creyente;
Llena con falso culto el alma hueca,
Y así a la faz de Dios rezando miente,
Y el mundo ignora que rezando peca.

¡El mundo! Vedlo... toma como ejemplo
De santa unción a Inés que está llorando...
¿Ejemplo? Sí: de las que van al templo,
Hijas del mal, para pecar rezando.

¿Cómo ensalzar sus aparentes galas
De misticismo y devoción? -¡Del cielo
Es la oración, que, al agitar sus alas
Ni polvo ni rumor alza en el suelo!
Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje *****
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla:  -¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete *****.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.Corriendo los años, pasó mucho tiempo...
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros...
Me enluto por ti, Mireya,
y te rezo esta epopeya.
Mis entrañables provincianas mías:
no sospeché alabar vuestro suicidio
en las facinerosas tropelías.
Antes de sucumbir al bandolero
se amortizaron las sonoras alas
que aleteaban en el fiel alero.
Cúspide del teatro pueblerino:
en un martirologio de palomas
tú las viste volar a su destino.
El novio llorará a su mártir perla,
y que luego lo mate la nostalgia
de no haber acertado a defenderla.
La amó porque tejía, y por su traza
de ángel custodio, cual la amó el gatito
juguetón con la bola de su hilaza.
¡Pobre novio aldeano! ¡Ya no teje
su perla, ya no lee el Oficio Parvol
¡El cabriolé del novio va sin eje!
Me enluto por ti, Mireya,
y te rezo esta epopeya.
Honorable pajar de la cosecha
honorable: tu incendio es la basílica
en que se ahoga la virgen deshecha.
¡Morir al fuego, si olían tan bien
y tenían su alma como el plúmbago
y un guardarropa como un almacén!
Gemirán las cocinas en que antes
las Mireyas criollas fueron una
bandeja de pozuelos humeantes.
Gime también esta epopeya, escrita
a golpes de inocencia, cuando Herodes
a un niño de mi pueblo decapita.
Santas de los terruños, cuerpos caros
y gratas almas: ved que me he hecho añicos
y azul celeste, y luz para rezaros.
Me enluto por ti, Mireya,
y te rezo esta epopeya.
Victor Marques Dec 2009
A nobreza de tua família, teus descendentes!
Fernando era teu nome, Deus te chamou...
Junto a água pura Deus te abençoou,
Os peixes estavam contentes,
Tua catedral resplandecente,
Santo do amor eterno e confiante.



A tua voz sagrada,
Em Pádua a vi idolatrada.
Teu túmulo que me fez chorar com amor,
Meu santo amigo, eterno confessor.



Contigo aprendi a ser humano e amigo,
Me deleito a orar contigo.
Rezo a Deus e busco tua sabedoria infinita,
Pois Deus a todos beatifica..


Victor Marques
- From Network, wine and people....
Victor Marques Aug 2010
Deus, Nossa Senhora e Santo António

Acredito em Deus com amor, convicção,
Rezo com a fé do coração.
Na estrada da vida e da sorte,
Deus nos dá a vida e a morte….

Virgem Maria, eterna Mãe e companhia,
Me iluminas com luz resplandecente,
Durante a noite e o dia,
Hoje, amanhã e sempre.


Santo António, de Padova , Lisboa saudosista,
Dos doutores Deus te abençoo,
Amor do Teu Deus te santificou,
Doutor celestial meu predilecto,
És meu Santo com afecto….


Tua linda catedral,
Te toquei com encanto divinal,
És santo com doce ternura,
Tudo por ti tem cura…

Victor Marques
annette  Oct 2017
el rezo
annette Oct 2017
there is a woman who knows more about loss
than she does of forgiveness.

she bathes every evening in warm water and salt
because she once saw el curandero prepare a bath
for the man who screamed every night
after he met the black-haired devil.
the mixture is suppose to heal.

she brushes her long thick black hair
with a wide-toothed comb.
it reminds her of the way he pulled her hair
when she would try to leave him.
it always made her come back
for more.

she rubs baby oil on her skin while droplets of water
are still running down her body.
they swerve around her chest,
clash near her bellybutton,
and sneak in between her thighs.

but even with all the salt baths and baby oil
the skin on her knees is still ashy
and dark.

she wonders if it is from kneeling too much as a child.
when she would kneel with her sister at church
rezando for the return of their fathers.
each a man who left their mother in pedazos.
they were actually praying for their mother.

or if it was from the holy act of making love.
when she would get down on her knees for him.
praying to receive more.
having his hands pull her hair,
push her closer to him,
to take him all in.

she finds herself praying for the return of her loss rather than for forgiveness every night before sleep.
es sagrado.
Moni Aug 2018
rezo a Dios por misericordia,
porque me odio a mi misma,
por la razon que la unica persona
que me gusta, eres tu.



I pray to God for mercy
Because i hate myself
For the reason is, the only person
I like, is you
is there anything in Spanish I did wrong? I don't know much by far, but im trying
Oh grandes símbolos misteriosos
Outrora por vós fascinado fui
Mas a dúvida por minhas veias ainda flui
como águas correntes de rios fervorosos

Queria respostas evidentes e claras
Banhem-nos, rogo, em frias águas
Pois as humanas mentes ignaras
São perdidas na ilusão que as afaga

O que somos é pura hipnose
Quero ver com meus próprios olhos a gnose
Daquilo que a ciência não provou
Imploro, então, por saber quem de fato sou!

Provei do doce, o ácido veneno
que meu corpo em febre rejeitou
Meus olhos relutam em ver o que é pleno
E já não sei o que de mim restou

Acorde-me deste pesadelo de ilusão
Quero sentido, e lógica, e verdade
Mas rezo também por libertação
Há um fantasma que nos rouba a sanidade

Não posso crer que diante de todas as possibilidades da matéria
Possa existir algo tão patético quanto o homem
Grandes e sábios são os vermes e bactérias
Que sem questionar, nossas putrefatas entranhas consomem
Não sofrem, não se rendem,
nem se gabam, ou se vendem

De onde nasce nossa vontade?
O despertar da hipnose é não crer,
Não sentir, observe o que se vê
Ações são previsíveis e morta está a liberdade

Somos símbolos, e a tudo simbolizamos
Despersonalizado nos desvendo
Livres de pecados realizamos
O fim da roda de tormentos

Rouba-me um beijo e eu lhe mostrarei
algo que só posso me recordar
Não mais sinto, eu sei
mas me resta saborear
As lembranças do doce-amargo
que do meu corpo já se foi
¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andahicía!
¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar!
Son las tierras
soleadas,
anchas lomas, lueñes sierras
de olivares recamadas.
Mil senderos. Con sus machos,
abrumados de capachos,
van gañanes y arrieros.
¡De la venta del camino
a la puerta, soplan vino
trabucaires bandoleros!
¡Olivares y olivares
de loma en loma prendidos
cual bordados alamares!
¡Olivares coloridos
de una tarde anaranjada;
olivares rebruñidos
bajo la luna argentada!
¡Olivares centellados
en las tardes cenicientas,
bajo los cielos preñados
de tormentas!...
Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán
caminando a cien molinos.
Ya darán
trabajo en las alquerías
a gañanes y braceros,
¡oh buenas frentes sombrías
bajo los anchos sombreros!...
¡Olivar y olivareros,
bosque y raza,
campo y plaza
de los fieles al terruño
y al arado y al molino,
de los que muestran el puño
al destino,
los benditos labradores,
los bandidos caballeros,
los señores
devotos y matuteros!...
¡Ciudades y caseríos
en la margen de los ríos,
en los pliegues de la sierra!...
¡Venga Dios a los hogares
y a las almas de esta tierra
de olivares y olivares!   A dos leguas de Úbeda, la Torre
de Pero Gil, bajo este sol de fuego,
triste burgo de España. El coche rueda
entre grises olivos polvorientos.
Allá, el castillo heroico.
En la plaza, mendigos y chicuelos:
una orgía de harapos...
Pasamos frente al atrio del convento
de la Misericordia.
¡Los blancos muros, los cipreses negros!
¡Agria melancolía
como asperón de hierro
que raspa el corazón! ¡Amurallada
piedad, erguida en este basurero!...
Esta casa de Dios, decid hermanos,
esta casa de Dios, ¿qué guarda dentro?
Y ese pálido joven,
asombrado y atento,
que parece mirarnos con la boca,
será el loco del pueblo,
de quien se dice: es Lucas,
Blas o Ginés, el tonto que tenemos.
Seguimos. Olivares. Los olivos
están en flor. El carricoche lento,
al paso de dos pencos matalones,
camina hacia Peal. Campos ubérrimos.
La tierra da lo suyo; el sol trabaja;
el hombre es para el suelo:
genera, siembra y labra
y su fatiga unce la tierra al cielo.
Nosotros enturbiamos
la fuente de la vida, el sol primero,
con nuestros ojos tristes,
con nuestro amargo rezo,
con nuestra mano ociosa,
con nuestro pensamiento
-se engendra en el pecado,
se vive en el dolor. ¡Dios está lejos!-.
Esta piedad erguida
sobre este burgo sórdido, sobre este basurero,
esta casa de Dios, decid, oh santos
cañones de von Kluck, ¿qué guarda dentro?
El palacio virreinal
Se encuentra sumido en sombra.
Sobre el techo y en el patio
La lluvia cae monótona;
Se ve una luz solamente
En una cerrada alcoba,
Y en ella están departiendo
En voz lenta, dos personas:
Con el Virrey don José
Solís y Folch y Cardona,
Habla el Alcalde ordinario
Moreno Escandón, que gloria
Como Fiscal de la Audiencia
Fue después; que la Colonia
Enalteció con ingenio
Y virtudes, y que en toda
Inquietud para el Virrey
Le dió ayuda cariñosa
Y fue noble confidente
De sus últimas congojas.
De pronto dice Moreno
En tono de quien reprocha:
-«Nada en Santa Fe dijisteis;
Tan sólo cuando a la Costa
Llegó el Bailío, supimos
Que de la Corte española
Un nuevo Virrey vendría».

-«Esta carga abrumadora,
Respondió Solís, depuse
Hace más de un año. En notas
Ante el Monarca he insistido.
Me oyó. Soy feliz ahora».

-«¿Y a uniros vais a Sevilla
A vuestro hermano, que es honra
De España como Arzobispo,
O a servirle a la Corona
Como Mariscal de Campo
Con vuestra espada gloriosa?»

Del Virrey la voz oyose
Que se extendía en la sombra...
No era la voz de otros días
Clara, vibrante, imperiosa,
Sino voz entrecortada,
Como de alguien que se agota,
Voz de quien hablar pretende
Pero en vez de hablar, solloza.

-«Aquí quedarme he pensado,
Y no es intención de ahora».

-«Qué es lo que decís?», Moreno
Con sorpresa lo interroga.
«¿Habéis resuelto quedaros,
Como holgazana persona
En Santa Fe, que os ha visto
Siempre el primero entre pompa,
Entre honores, y acatado,
Y en tanto, luciendo en otra
Mano la real insignia?
¿No dirán que una deshonra
Del aprecio del Monarca
Vuestro ilustre nombre borra?
¡En Santa Fe!... No comprendo...
¿Qué dirán todos?»
-«No importa.
Si al Cielo irroguele ofensas
Con mi vida licenciosa,
Aquí donde yo he debido
Ser de fiel creyente norma,
Es fuerza que se me vea
Como sombra de una sombra...»

Seguía tenaz la lluvia
Cayendo en la noche lóbrega.

Moreno Escanden decía:
-«Seréis de la gente ociosa
Comidilla. Bravas lenguas
En Santa Fe siempre sobran
Para hacer de todo burla
Y para regar ponzoña.
¿Vos Duque de Montellano,
Como cesante y de ronda
De noche por las callejas
Siendo aquí de todos mofa,
Cuando antes en torno vuestro
Se oían sólo lisonjas?»
-«¿A España? ¿A la Corte? ¿A
fiestas?
Hondo cansancio me postra...

»Busco el sueño, pero el sueño
Sólo es para mí zozobra:
Oigo ruido de cadenas,
Negras visiones se agolpan
A mi rededor; me hundo
Como entre revueltas olas;
Lucho con ellas, y sirtes
Veo ante mí tenebrosas,
Y en sobresalto despierto;
Sudor helado me moja
Las sienes; estrecho nudo
Al querer hablar, me ahoga...
Me incorporo; todo inútil,
Y en tanto... lejos la aurora
Que mis visiones disipe,
Visiones trágicas y horridas.
Busco amores olvidados,
Pido músicas ruidosas,
Bullicio de gente alegre,
Pero el tedio me devora.
Sangre soy empobrecida
De una raza que se agota,
Néctar quizá de otros tiempos
En una embriagante copa,
Y que hoy, al pasar los años,
Es de la vida una sobra».
-«¿Y no rezáis?»
-«Rezo... En vano».

-«Pero la misericordia
Del cielo, que es infinita,
Al pecador no abandona,
Al que los brazos le tiende
Y consuelo y paz implora».

-«Es verdad. Mas cuando triste,
En la quietud de mi alcoba,
Me postro a rezar, visiones
Me perturban tentadoras.
Aquí conmigo el pecado
Ha vivido; y se alzan formas
Que se acercan, que se alejan,
Que vuelven, después se borran,
Y vuelven después... y juntan
A mí la encendida boca».

Moreno Escandón callaba;
Era alta noche. En las hojas
Del patio se percibía
El lento caer de gotas.


Y Solís seguía:
-«A veces
Tristes claustros mi memoria
Cruzan en hondo silencio;
Arcos y arcos, grises losas,
Retablos en blancos muros
Donde se extiende la sombra
Que débil lámpara alumbra;
En la capilla el aroma
Del incienso; a media noche
Del órgano lentas notas
Que van borrando... borrando
Del mundo alegrías locas,
Y nos llevan lentamente
A una luz de eterna gloria,
En redor humildad viendo
Y el alma ante Dios absorta;
Y Cristo manando sangre,
Y entre sangre su corona
De espinas; albas risueñas
Sobre el huerto... olor de rosas
Que cuidan para la Virgen
Manos antes pecadoras...
La comunidad que pasa;
En el coro la salmodia...
¡Luz celestial que se enciende,
Y la tierra que se borra!»

Moreno Escandón callaba.
En Santa Fe silenciosa
Sonó una campana. Trinos,
Más trinos entre las frondas
Que se agitan en el patio.

Salió Moreno.
La alcoba
Quedó en silencio profundo...
Luego una voz que solloza...
Y otra vez silencio...
Un Cristo,
Divina misericordia,
Abre los brazos. El Duque
Las rodillas ante él dobla;
A sus pies se abraza. Llanto
Su rostro pálido moja,
Y abrazado al Mártir sigue
Hasta que llega la aurora.

Di a los pobres su fortuna;
En humilde ceremonia
Entregó el mando a Messía,
Y esa tarde en su carroza,
Con su uniforme de gala,
Por las calles silenciosas
Fue al convento franciscano
Donde sonaban las notas
Del órgano y ascendía
De incienso fragante aroma.
Llamó al Prior. Y esa noche
Vestido de tela hosca,
De rodillas, en su celda,
Vio nuevamente la aurora.
DieingEmbers Aug 2012
El hablar en lengua dual
con ojos jeweled
ella susurró suave en acalorado respiran...

usted es mi primer pensó en la mañana
mi palabra final
luz colgada en labios iluminados por la luna
mi rezo silencioso,
mi sueño más suave,
mi fantasía acalorada.

Rece me dicen que soy el suyo

y hágame creer

en este su



The dual-language talk
with jeweled eyes
she whispered soft hot breath ...

you are my first thought in the morning
My final word
light hanging on my lips moonlit
my silent prayer,
my softest dream
my hottest fantasy.

Pray tell me I'm yours

and let me know

in this, your kiss.
Vincent Salomon Jul 2017
Tu ausencia en mi tibia cama, se hace más presente
No por no querer buscar lugar, sino por no tenerte,
Y estos labios, cada vez más tuyos,
Y esos ojos, cada vez menos míos.
Sólo queda por correr, dónde nunca corre el río,
No me pidas que te deje
Que aquí sólo hace frío
Dame una señal de esos labios,
Sosténme la mano en hastío
Que si muero hoy, triste y timorato, no habrá de mí que llorar.

Son sólo besos, que se pierden vano
Y al tiempo se los voy a cobrar.

Sobre tu vientre morir, sobre tu boca resucitar
Sobre tu voz escribir, y sobre tus besos cantar.
Y no me pidas perdón, cuándo no exista la culpa,
Que si de amor se trata, no habría forma oculta,
De besarte una vez más; a ojos cerrados.
De tocarte noches enteras; con estrellas de tu lado.
Tu amor, a mí sólo me resplandece,
Culpable no eres de existir, y que de ti todo florece, ay pobre de mí.

Son sólo besos, que se pierden vano
Pero que al tiempo, se los voy a exigir.

Lluvia de otoño, fútil amanece,
Lluvia de verano, quién te viera nacer
Sobre las costras en el mar abierto, como una venus llorar,
La virgen María se pregunta, con quién tiene que hablar
Porque de ti hay poesía, llena de verdad,
Y los rezo a ti, ninguno te va.

Quién fuera canción a tocar, versos dulces a tu oído,
Quién fuera la muerte comandada, por emisarios perdidos,
No te lloro, por correspondencia,
Te lloro sensato.

Que si de amor nos tenemos,
Nos tenemos de a ratos.

— The End —