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Jr Aug 2017
Irrita la garganta y daña el hígado,
que bastante ya se ha visto machacado
por años de prácticas funestas.

El más ****** líquido,
encuentra camino en mi esófago,
repleto de falsas esperanzas,
va camino abajo y patea mis entrañas
encargándose de dejar escapar la cordura.

Menos por menos es más,
y aquello que te vuelva inestable
en una casa sin columnas ni vigas,
seguro te hará sentir a salvo.

Fuerte aroma y tacto cuestionable,
aunque lo conozcas desde siempre,
todas las veces se siente
como el primer beso
pero con mordida.

Como champaña descorchada,
hace florecer cualquier pensamiento,
entre palabras que escapan a duras penas
de la lengua envenenada y adormecida.

El que lo niegue no lo ha probado,
y si lo probó y lo negó,
tiene ante usted a un ángel limpio y puro,
puesto que ésta es la poción de los pisoteados.
Cocuy.
Dayanne Mendes Dec 2012
Poderíamos só continuar andando pela estrada,
E esquecer tudo de errado que já foi feito,
Eu não sei você, mas isso basta pra mim.

Andando na chuva, e eu não sei porquê você se irrita tanto,
Se agora odeia o Sol.
Estamos apenas andando na chuva.

E ainda não descobri porquê me olha,
Como se eu tivesse feito algo imperdoável.
Eu tento me convencer de não saber o porquê.

Eu estou apenas chorando na estrada,
E você está apenas ao meu lado, me culpando,
Por algo que não fiz.

Poderíamos só continuar andando pela estrada,
Sem erros,sem culpa e sem medo.
Sem lágrimas e arrependimentos.

Poderíamos fingir de uma vez,
Que nada houve,
Nada haverá.

Que no final só restará eu e você.
¿Quién en la miseria y el amor concilia?
Esto más que un problema es un misterio.
Para hablar de un asunto que es tan serio,
Hubo ayer un consejo de familia.

Hizo de presidente del concejo
Un hombrecito al que la edad agobia,
Y que además del chiste de ser viejo,
Es, nada menos, padre de mi novia.

A su lado, y en cómoda poltrona,
Con franco y natural desembarazo,
Estaba una señora setentona
Con un perro faldero en el regazo.

Y en derredor, con rostros muy severos,
Prontos a discutir y meter baza,
Estaban cual prudentes consejeros
Seis o siete visitas de la casa.

Y entre todos, causando maravilla,
De gracia y juventud, rico tesoro,
Como un ángel, sentada en una silla
Estaba la mujer a quien adoro.

-Con que, vamos a ver, dijo indiscreta
La madre, por anciana impertinente,
¿Es verdad que eres novia de un poeta
Que ya ciñe un laurel de su frente?

-Puesto que lo sabéis, dijo la niña,
No lo puedo negar: le quiero mucho.
-Mereces, dijo el padre, que te riña.
Y la anciana exclamó: -¡Cielos! ¡qué escucho!

¡Blasfemia intolerable que me irrita!
-¡Habráse visto niña descarada!
Dijo en tono burlón una visita
Pegándose en la frente una palmada.

-Los versos nada más son oropeles.
Dijo la anciana en tono reposado,
Y apuesto a que no sirven sus laureles
Ni para sazonar el estofado.

¡Un novio soñador y sin dinero!
Hija, esto sí que nadie lo perdona;
Ya que tiene corona y no sombrero,
Fuera mejor que usara su corona.

-Los hombres, dijo el padre, son perversos
Pero más los poetas de hoy en día.
Quizá te piense alimentar con versos,
Y eso vas a comer ¡pobre hija mía!

-O, quién sabe, agregó con triste acento
Una visita, al parecer piadosa,
Si se irán a poblar el firmamento
O a vivir en el cáliz de una rosa.

-Puede ser, interrumpe otra persona,
Que intenten levantar, llegado el caso,
A orillas de la fuente de Helicona,
Un palacio en las faldas del Parnaso.

El regalo de boda, amigo mío,
Tendrá joyas riquísimas y bellas:
Junto a un collar de perlas del rocío,
El manto azul del cielo y sus estrellas.

Envidia te tendrán los serafines,
Pues tendrás, deleitando tu hermosura,
Una alfombra de nardos y jazmines
Y un ruiseñor que cante en la espesura.

El marido feliz te dará un beso
Diciendo: ¡tengo un ángel por esposa!
¿Y a la hora de comer? ¡quién piensa en eso!
¡Para el poeta la comida es prosa!

Un coro de estridentes carcajadas
Satíricas, terribles, infernales,
Convirtió las mejillas en granadas
Al ángel de mis sueños celestiales.

-¿Conque piensas seguir esos amores,
Tú, la más infeliz de las mujeres,
Piensas con el aroma de las flores
Vivir entre la dicha y los placeres?

¿A qué alta sociedad, hija querida
Te llevará ese amor del cual abusas?
¡Ha de ser muy monótona la vida,
Sin tener más visitas que las musas!

Otra risa estalló ¡bendita risa!
Entonces ella abandonó su asiento,
Y con grave ademán y muy de prisa
Salió, sin vacilar, del aposento.

Llamáronla mil veces, pero ella,
Espléndida, graciosa, soberana,
Como asoma en los cielos una estrella
El rostro fue a asomar por la ventana.

-Ven, me dijo, mitad del alma mía.
Dicen que amarte es prueba de torpeza,
Que por pobre te olvide ¡qué ironía!
Que te deje por pobre ¡qué tristeza!

Como no te comprenden, ya por eso
Destruir mis amores se concilia.
Yo siempre seré tuya: dame un beso;
¡Se ha lucido el consejo de familia!
Marco Bo Nov 2018
under this grey suburban sky, it is not my habit to complain
although lately you seem empty
yet every day I  dedicate myself to you
and you do not look at me
you frame of fire, scar of wind!

maybe I'm too old
and  too resentful
or it irritates me the fact that I have to keep looking at you
looking for a meaning in my eyes

just leave me or let me go
as you wish as I know
.......

sotto questo grigio cielo suburbano,
non è mia abitudine lamentarmi
ma ultimamente sembri vuoto
eppure ogni giorno mi dedico a te
e tu non mi guardi
tu cornice di fuoco, cicatrice del vento!

forse sono troppo vecchio
e pieno di risentimento
oppure mi irrita il fatto di dover continuare a guardarti
cercando un significato nei miei occhi

lasciami o lasciami andare
come tu desideri come io so
...............
bajo  este cielo gris, no es mi costumbre quejarme.
aunque últimamente pareces vacío
sin embargo, todos los días yo me  dedico a ti
y tu no me miras
marco de fuego, cicatriz de viento!

tal vez you sea demasiado viejo
y ya muy resentido
o me irrita el hecho de que tengo que seguir mirándote
buscando un significado en mis ojos

solo déjame o déjame ir
como tu desees como yo se
..........

sous ce ciel gris de banlieue,

je n'ai pas l'habitude de me plaindre
mais récemment tu sembles vide
bien que chaque jour je me dédie à vous
et tu ne me regarde pas
vous encadrez de feu, cicatrice du vent!

peut-être que je suis trop vieux
et trop rancunier
ou que m'irrite le fait que je dois continuer à vous regarder
a la recherche d'un sens dans mes yeux

laisse-moi ou laisse-moi partir
comme tu veux comme je sais
Nos separamos ambos de mal humor. ¿Por qué?
Y después de que tanto prometimos un día
Amarnos siempre, pero... la culpa no fue mía,
Y aunque insistas, no puedes decir que yo empecé.
Fuiste tú. Tú empezaste. Tal vez ambos... Tú... yo...
Mas te confieso, no
Fuiste tú. ¿Me has oído? Ni yo... Franco seré.
Él sólo responsable de todo el amor fue.
Y saliste enojada. Tu adiós me sonó mal,
Y cambiamos palabras duras en el umbral.
Hizo explosión mi orgullo, que tanto tiempo, tanto,
Contuve, y reprimías en los ojos el llanto.

Extraño es, pero cierto. Desde que nos unimos
Parece, así lo creo, que odiándonos vivimos.
Y la culpa no es tuya. Tampoco culpa mía.
Me quieres. No lo niego. Negarlo no podría,
Y te he amado. Y te amo con afecto leal.
Mas tal vez las disputas, del carácter igual
Que tenemos, dependen; de que siempre nos vemos,
Y quizás de que mucho los dos nos conocemos.

Así nuestros defectos se muestran con frecuencia,
Sin que haya en nuestras almas un poco de indulgencia.
Comprenderse de sobra no es nunca conveniente,
Porque viene el análisis al punto. Y a la mente
La incertidumbre llega fatal. Y no tenemos
En el amor confianza, pues de él siempre tememos
El vernos traicionados. Mira: un momento hacía
Que tú y yo nos amábamos. Pero ambos pretendemos,
Como extraña manía,
Amarnos en la vida de modo extraordinario,
Y, viéndolo bien, eso no es nunca lo ordinario.
Y nos atormentamos. Ya amarnos con locura
Es difícil. Mas oye. Juzgo que la cordura
Exige, de nosotros que menos nos veamos.
Cierto es que nos amamos,
Mas de hablar de eso siempre se cansa uno y se irrita.
Y para estar tranquilos nuestra alma necesita
No vernos con frecuencia. Y esto no es un capricho.
Verás que cuando vuelvas, muchas cosas tendremos
Para decirnos, cosas que no nos hemos dicho,
Y entonces, sí, felices, muy felices seremos.
Vamos a amarnos mucho, mucho nos amaremos.
Pensar en dichas nuevas no es esperanza vana,
Estoy de ello seguro. Lo verás, sí, tesoro
De mi vida. ¡Te adoro!...

Y trata de que vuelvas más temprano mañana.
Por la orilla del Ganges suenan vivos clamores,
Los tigres, dando fieros rugidos penetrantes,
saltan, rotos los yugos, y en fuga las Bacantes
destrozan la vendimia, por los valles y alcores.

Rompen uñas y dientes pámpanos cimbradores
que  enrojecen con sangre de uvas, incitantes
gargantas, y se tienden las fieras jadeantes
entre púrpura y fango, del sol a los fulgores.

Sobre cuerpos convulsos y con sangre teñidos,
bostezando los tigres, o entre sordos rugidos,
una sangre olfatean más roja y más caliente.

Pero el Dios, embriagándose  con tal fiesta inaudita,
con el tirso y los gritos a las fieras irrita,
y une en tanto a la hembra con el macho rugiente.
Qué cosa irrita a los volcanes
que escupen fuego, frío y furia?

Por qué Cristóbal Colón
no pudo descubrir a España?

Cuántas preguntas tiene un gato?

Las lágrimas que no se lloran
esperan en pequeños lagos?

O serán ríos invisibles
que corren hacia la tristeza?
Sí, me quieres... Es cierto. ¡Qué amable!... ¡Muy amable!
Pero hay días -lo sabes-, te lo digo sin riña,
En que, cansado, siento que me pongo irritable
Al verte que haces cosas como si fueras niña.

Risas y chanzas siempre... Todo eso es agradable,
Todo eso nos encanta: nunca te lo he negado,
Pero en la vida humana jamás eso ha bastado.

Quizá no es nada, pero... mal ahora me siento,
Y a ti no se te oculta que me encuentro enervado;
y hasta llorar podría,  sin motivo, al momento.
Cállate, pues. Te agitas. Y de hablar no has cesado.

Tu voz de pajarito me irrita y me hace mal.
¿El forro de tu capa no te gustó tal vez?
De esas cosas no entiendo. Todo eso me es igual…
¿Y por qué esas miradas de tragedia esta vez?

Te digo francamente que no estoy enojado.
No creas que esto es cólera ¡No!... ¡No!... Te explicaré.

Nada te he dicho ahora con acento irritado.
Tengo ataque de nervios. ¿Quieres saber por qué?
¡Dios mío! ¡Es este tiempo!...
Más no encuentro manera de explicarte.
Es fatiga, y un fastidio tenaz.
Pero, por hoy siquiera,
Óyeme: deja un poco tus sombreros en paz.

— The End —