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Triste há de ser; curto e doce e terno.
Que seja breve dizendo tudo.

Que seja doce confeito de manhã eterna.
Que seja belo qual água de cachoeira.
Que a pureza o invada: morte indolor.
Da febre se dissipe como quem à tempestade vence.
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Fonte: Cadernos de Sizenando, vol. II, 2016
Gastón Feb 2015
Aquellas quienes son alguien solo frente a un espejo, quienes sienten lo que son con la camara de su telefono, quienes les importa retocarse por horas para estar minutos en un lugar, son esas personas las que no quiero en mi vida.
Quiero quien se ponga feliz de ver un bosque, que se ria a carcajadas cuando la lluvia las invadio sin aviso, quien disfrute de las luciernagas como de las estrellas, que se descalze a sentir el pasto y juegue con sus dedos en el, que no le importe la gente pero que si le importe el mundo y todo lo que hay en el, que cuando mire sea amor y solo amor, que te acompañe sin invadir, que viva el mundo a contramano y siempre para adelante, que te alimente de felicidad y alegria sin pedir nada a cambio.
Quiero una persona que no ande a las corridas y valore lo que la rodea, que pueda hacer sus cosas con felicidad y no la invadan ni la sofoquen.
Quizas sea utopico pero yo se que esa persona existe, y la quiero conocer, que me invada de amor con una mirada, que nos riamos como locos en una hamaca porque los demas nos estan juzgando.
Quizas este loco, quizas nadie me entienda, pero ya conozco muchos locos, lo que pido no es fuera de lo comun, quiero ver su cara y conocer su nombre porque aunque no la conozca ya estoy enamorado de ella.
Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.

Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.
Que nada me invada de fuera,
que sólo me escuche yo dentro.
Yo dios
de mi pecho.
(Yo todo: poniente y aurora;
amor, amistad, vida y sueño.
Yo solo
universo).
Pasad, no penséis en mi vida,
dejadme sumido y esbelto.
Yo uno
en mi centro.

— The End —