De nuevo acepté que no va a ser mi nada nunca,
y sí, es triste,
pero no hay nada que yo pueda hacer.
No deja de ser mi amor inalcanzable,
pero sólo deseo que sea feliz,
que esté bien
y yo estaré ahí siempre que necesite a alguien,
incluso si no me busca.
No siempre se puede tener lo que uno quiere,
y lo sé.
Me siento bien con saber que la puedo hacer reír
y que podemos hablar de tonterías y temas profundos,
saber que puede ser ella misma cuando está conmigo
y yo ser yo mismo cuando estoy con ella.
No tengo que aparentar
ni dejar de hacer
ni empezar a hacer.
Me siento bien siendo yo con ella, me quiera o no.
Es lo que le puedo ofrecer.
Sé que he hecho cosas fuera de lugar con ella,
y que quizá lastimaron su perspectiva de mi y su decisión.
Y ella igual ha hecho cosas que me han lastimado mucho,
pero no le reprocho nada.
Sé que ella no es como cualquier mujer que haya conocido,
es diferente,
y, aunque ella no lo logre entender,
es un ángel más allá de lo que deja ver.
Y a los ángeles los adoramos desde la distancia,
nos son inalcanzables,
tanto como ella lo es para mi.
Y la seguiré soñando cada noche,
y la seguiré mirando cuando ella no ve,
y la seguiré pensando,
y la seguiré escribiendo,
pero no es para mi.