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Andrea Elizabeth Jun 2012
Que no me deje ni pensar ni gritar, ni sentir, ni desear.
Una droga que no me permita recordar, algo me haga olvidar.
Ocupo una droga que quite las impurezas, una droga que me limpie.
La droga que sea la única en poder cegarme (La distracción mas grande).
Ocupo una droga en la que deje de ser.
Una droga para dejar de vivir.

Tú eres mi droga, y no pido tu amor.
No quiero tu perdón, ni tus caricias, ni tu deseo.
Tu eres la droga, tu eres mi droga.
*No pido nada, no quiero nada, solo quédate a mi lado, y en tus brazos
poder sentir tu efecto en mi ser.
nickolas Feb 2018
y recordé
aquello que me sofocaba
aquel inmenso terror
de quererme acercar

juro, desde lo mas profundo de mi ser
que solo quiero olvidar
más muchas veces
desear no es ganar

observo desde la lejanía
deseando estar ahí
deseando ser como él
gritar “¡no me importa!”
y “no me importas”

más repito, desear no es ganar
y aquello que me sujeta
no me soltará
nunca lo hará

es de débiles pedir ayuda
más la necesito más que nunca
desear no es ganar
y solo deseo, poder olvidar
Jess Araya Mar 2013
si, yo se como se siente,
vivir sin vivir,
morir sin morir,
estar sin ser,
y ser sin estar

es como verse en un espejo
sin reflejo,
como pensar sin decir
o como hablar sin pensar

se muere uno lentamente
cuando deja de querer,
cuando deja de desear,
cuando exhala lentamente
y no inhala mas...

Se pierde el coraje
dia con dia,
se pierde la vida
con cada caida,
hasta el minimo esfuerzo
parece lejano,
y cualquier solucion,
ajena

cerrar los ojos
y dejarse morir,
cerrar la boca
y dejar de decir,
cerrar la mente
y dejar de pensar,
hasta el minimo esfuerzo
es agotador
Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes,
queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo: somos pasajeros.

Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa el mar, se despide la rosa,
pasa la tierra por la sombra y por la luz,
y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.

Entonces, qué les pasa?
Por qué andan tan furiosos?
A quién andan buscando con revólver?

Nosotros no sabíamos
que todo lo tenían ocupado,
las copas, los asientos,
las camas, los espejos,
el mar, el vino, el cielo.

Ahora resulta
que no tenemos mesa.
No puede ser, pensamos.
No pueden convencernos.
Estaba oscuro cuando llenamos al barco.

Estábamos desnudos.
Todos llegábamos del mismo sitio.
Todos veníamos de mujer y de hombre.
Todos tuvimos hambre y pronto dientes.
A todos nos crecieron las manos y los ojos
para trabajar y desear lo que existe.

Y ahora nos salen con que no podemos,
que no hay sitio en el barco,
no quieren saludarnos,
no quieren jugar con nosotros.

Por qué tantas ventajas para ustedes?
Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?

Aquí no están contentos,
así no andan las cosas.

No me gusta en el viaje
hallar, en los rincones, la tristeza,
los ojos sin amor y la boca con hambre.

No hay ropa para este creciente otoño
y menos, menos, menos para el próximo invierno.
Y sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta
al mundo, a tanta piedra en los caminos?
Sin mesa dónde vamos a comer,
dónde nos sentaremos si no tenemos silla?
Si es una broma triste, decídanse, señores,
a terminarla pronto,
a hablar en serio ahora.

Después el mar es duro.

Y llueve sangre.
No Equity Nov 2013
A veces, en mi mente escucho tu dulce voz
Después, mis sueños se alivian
Y por una noche, otra vez estamos juntos
Hasta que los rayos de sol, de mis brazos te arrancan

A veces, en mi mente siento tu toque cariñoso
Después, en mi piel siento lo contrario
Y por unas horas, se me pone la piel de gallina
Cuando imagino tus manos sobre otra persona

A veces, en mi mente oigo tu sonreír
Después, en mi cara ocurre lo contrario
Y por unos minutos, me olvido
Cuántas noches me dejaste sin dormir

Ya sea por una noche, unas horas o unos minutos,
Después momentos en los que regresas
A veces mi cara, mi piel y mis sueños
No podrían desear más
Spanish
Somos criaturas diseñadas solo para amar. A la luz llegamos para amar a Dios, a nosotros mismos, a la naturaleza, a la familia, a los amigos y a nuestros  amantes.
Somos todos los productos de un acto de Amor. Aunque a veces puede ser el producto de un acto ******* o puramente ******.
Eso es otro asunto. Perfectos nacimos pero la sociedad nos deforma, nos cambia a propósito a través de la media y del sistema educacional. Así somos manipulados, somos los peones en este juego de ajedrez y ellos son los reyes y las reinas.
Pero anda, vuelva a tus raíces, desnúdate y vistéate de ropa suntuosa. Ocupa tu gran puesto en el sol. Vuelva a querer, a desear y amar para siempre.
Nacimos para amar.
Michael Farrel ardía con un ardor puro como la luz.
Sus manos enseñaban a amar los lirios
y sus sienes a desear el oro de las estrellas.
En sus ojos bullían trémulas luces oceánicas.
Sus formas eran el himno de castidad de la arcilla,
suave y fragante y musical.
Bajo sus bucles rubios, undosos y profusos,
parecían temblar las alas de un ángel.

Emiliano Atehortúa era muy sencillo
y traía una infantilidad inagotable.
Su adolescencia láctea, meliflua y floreal,
fluía por las escarpas de mi madurez
como fluye por el cielo la leche del alba.
Cuando le vi en el vano ejercicio de la vida
me pareció que me envolvía el rumor de una selva
y me inundó el corazón la virtud musical de las aguas.
Hay almas tan melódicas como si fueran ríos
o bosques en las orillas de los ríos!

Guillermo Valderrama era indolente y apasionado.
Como un licor de bajo precio,
la vida le produjo una embriaguez innoble.
Sus formas pregonaban el triunfo de una estirpe.
Había en su voz un glú-glú redentor
y su amante le llamó una vez
"el Príncipe de las hablas de agua".

Leonel Robledo era muy tímido
bajo una apariencia llena de majestad.
En el recóndito espejo de su ternura
se le reflejaba la imagen de una mujer.
Toda su fuerza era para el ensueño y la evocación.
Le vi llorar una vez por males de ausencia
y me dije: hay una tempestad en una gota de rocío,
y, sin embargo, no se conmueven los luceros...

Stello Ialadaki era armonioso, rosáceo, azulino,
como los mares de Grecia, como las islas que ellos ciñen.
Efundía del mundo algo irreal, risueño, fantástico.
Se le veía como marchando de las playas de ensueño
que rozaron las quillas de Simbad el Marino,
hacia las vagas latitudes
por donde erró Sir John de Mandeville.
Cuando le conocí tuve antojo de releer la Odisea,
y por la noche soñé en el misterio de las espigas.
¡Evanaam! ¡Evanaam!

Juan Rafael Agudelo era fuerte. Su fuerza trascendía
como los roncos ecos del monte a los pinos.
Alma laboriosa, la soledad era su ambiente necesario.
Sus ilusiones fructificaban como una floresta
oculta por los tules del "todavía-no".
Sus palabras revelaban la fuerza de la realidad,
y sus actos tenían la sencillez de un gajo de roble.
Ha enmudecido el campo, presintiendo la lluvia.
Reaparece en la tierra su primer abandono.
La alegría del cielo se desconsuela a veces,
sobre un pastor sediento.
Cuando la lluvia llama se remueven los muertos.
La tierra se hace un hoyo removido, oloroso.
Los árboles exhalan su último olor profundo
despuestos a morirse.
Bajo la lluevia adquiere la voz de los relojes
la gravedad, la angustia de la posstrera hora.
Reviven las heridas visibles y las otras
que sangran hacia dentro.
Todo se hace entrañable, reconcentrado, íntimo.
Como bajo el subsuelo, bajo el signo lluvioso.
Todo, todo parece desear ahora
la paz definitiva.
Llueve como una sangre transparente, hechizada.
Me siento traspasado por la humedad del suelo
Que habrá de sujetarme para siempre a la sombra,
para siempre a la lluvia.
El cielo se desangra pausadamente herido.
El verde intensifica la penumbra en las hojas.
Los troncos y los muertos se oscurecen aún más
por la pasión del agua.
Y retoñan las cartas viejas en los rincones
que olvido bajo el sol. Los besos de anteayer,
las maderas más viejas y resecas, los muertos
retoñan cuando llueve.
Bodegas, pozos, almas, saben a más hundidos.
Inundas, casi sepultados, mis sentimientos,
tú, que, brumosa, inmóvil pareces el fantasma
de tu fotografía.
Música de la lluvia, de la muerte, del sueño,
.............................................
Todos los animales, fatídicos, se inclinan
debajo de las gotas.
Suena en las hojas secas igual que en las esquinas,
suena en el mar la lluvia como en un imposible.
Suena dentro del surco como en un vientre seco,
seco, sordo, baldío.
Suena en las hondonadas en los barrancos: suena
como una pasión íntima suicidada o ahogada.
Suena como las balas penetrando la carne,
como el llanto de todos.
Redoblan sus tambores, tañe su flauta lenta,
su lagrimosa lengua que lame tercamente.
Y siempre suena como sobre los ataúdes,
los dolores, la nada.
Itzel Hdz May 2017
No tengo donde ocultarme
de tu mirada que desea matarme
Los ojos dulces y cálidos como miel
que me hacen sentir tan bien
Desde que los mire fijamente
no pude apartarlos de mi mente
no supe como termine así
queriéndote  y necesitándote tanto a ti
Nunca mires sus ojos de ángel
o quedaras hipnotizada
Tarde ya es para mi
no puedo dejar de desear que estés aquí
6 years ago. I had a crush, lasted no loger than 2 months lol
No recordar nada...
Que me hunda la noche callada
como una bandada
blanda y acabada.

(Que no quede nada...
Que pase la mujer amada
por una dejada
estancia soñada).

No desear nada...
Perderme en la idea sagrada
como una dorada
sombra en la alborada.
A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,
para levantar tu resurrección.
A caballo tus ojos,
el salmo de tus ojos,
el sueño de tus piernas cansadas.
A caballo en el territorio de la malaria,
tiempo enfermo,
hembra caliente,
risa a gotas.
A donde llegan noticias de vírgenes,
periódicos con santos,
y telegramas de corazones deportivos como una
bandera.
A caballo, Tarumba, sobre el río,
sobre la laja de agua, la vigilia,
la hoja frágil del sueño
(cuando tus manos se despiertan con nalgas),
y el vidrio de la muerte en el que miras
tu corazón pequeño.
A caballo, Tarumba,
hasta el vertedero del sol.
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.
Honda, inmóvil, letárgica laguna
que semeja el sepulcro de la luna,
se tiende hasta el ilímite horizonte,
y a la tristeza vesperal se aduna
un viento de ultramar y de ultramonte.
Cantan en el crepúsculo
y un leve son de esquila
vuela en el éter trémulo.

Que mi rumor se extinga blando, tenue,
ola en onda, onda en pompa, pompa en iris,
como vágulo aroma en la memoria;
y me reintegre a la epopeya trunca
en la ciudad de nieblas de mi gloria.
Cantan en el crepúsculo. ¡Armonía!

Y que olvide la brega transitoria,
y el no ser más -y el no ser menos nunca-,
del hilo de oro del collar del día.
¡Armonía! ¡Armonía!

Y el ancla suelte a místicas regiones,
no humano ya mi desear: divino
mi poseer,
mientras en el desmayo del crepúsculo
rueda sobre los ásperos terrones
el carro del campesino,
y fulgura, real, tras el velo de mis lágrimas,
erigida por mi dolor con el mármol de mi poesía
-¡y mía, mía, mía!-
mi nebúlea azulina Acuarimántima.
¡Armonía! ¡Armonía!
Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.

Si muero, que me dejen a solas.
La mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.

Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.

Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiece a arder,
soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.
sufrimientos / fealdades que sufrís
mías dentro de vos / no sé imitarte
sol de grandeza / que devorás la noche
liberás el cautivo corazón

asi crece el amar / alma que abrasa
su propia alma de desear con vos /
íntimo punto donde es imposible
cualquier memoria de la ser / ausente

de vos / viva de vos / gritando por
su moriría / su padecimiento /
metida a llama que no la quemase
para aflojar la pena del vivir
Jorge Rangel May 2019
Querer,
es desear, necesitar, sentir afecto.
En todas sus definiciones,
te quiero.

Amar,
es sentimiento y acto!
A ti yo amo!
Te amo en sentimiento,
deseando que permitas
a mi cuerpo amarte en acto.
Bastian M Pop Dec 2020
sé mi falena
por cuatro noches faltas de compañía
dejé hasta de humedecer mis labios
&
los humos rechinantes entre mis falanges
abandonaron perplejos mi expresión

cómo hacerle daño a un reloj?
si sin ti ni tiempo reconozco

sé mi falena
ahora sin pétalos ni saetas
que esconder o desear

por eternidad
&
sin compañía
no podré abandonar mi infante

recuso a mi febril corazón
la puñalada que contigo traes

falena
no me reconozco

&
nuestras lagrimas
a quién pertenecen?
No recordar nada...
Que me hunda la noche callada,
como una bandada
blanda y acabada.

(Que no quede nada...
Que pase la mujer amada
por una dejada
estancia soñada)

No desear nada...
Perderse en la idea sagrada,
como una dorada
sombra en la alborada.

— The End —