Mi madre siempre me decía
que la vida no es fácil,
que nada llega solo,
que todo cuesta.
Me enseñó que escuchar consejos
es como guardar llaves
que un día abrirán las puertas del camino.
Me dijo:
“Aprende a ayudar a tu madre,
aprende a cocinar,
porque el fuego del hogar
te mantendrá vivo cuando todo falte.
Aprende a limpiar,
porque una casa limpia
es un alma en paz.”
Y tenía razón…
Hoy entiendo que no basta soñar sentado,
que las cosas buenas requieren manos,
requieren tiempo,
requieren amor.
Mi madre sabía de batallas,
de madrugadas vacías,
de trabajos que duelen en el cuerpo,
pero alimentan la mesa.
Ella trae el pan,
ella sostiene el mundo,
ella me enseñó a no rendirme
y a dar gracias por lo que tengo.
Hoy sé que su voz
es mi brújula eterna,
y que, aunque pasen los años,
cada palabra suya
es una verdad que florece.
Las madres siempre tienen razón.
Aprendan a ser como ellas,
porque ellas son quienes nos dieron la vida,
y nos enseñan todo lo que saben,
para que el día que ya no estén en este mundo,
uno pueda defenderse,
y vivir con lo que dejaron sembrado.
Sea uno hombre, mujer o cualquier ser:
una madre enseña a vivir.
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~Daniii