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Natalia Rivera Apr 2015
El otro día estaba limpiando la vieja casa en donde crecí cuando era pequeña,  mis padres iban a venderla y necesitaban un poco de ayuda así que accedí. Quise limpiar mi habitación, y al decir limpiar hablaba de quitarle el polvo a los estantes y pasar una escoba. Al entrar la luz del sol entraba por la ventana, dejando todo el polvo que había al descubierto, mis estantes tenían una que otra pieza de porcelana, bailarinas y algunas fotos viejas. Le di la vuelta al cuarto hasta llegar al armario el que se suponía que estuviera vacío, se suponía. Habían dos cajas grandes una al lado de la otra, viejas y dañadas por la humedad; las tome y abrí una de ellas, frente a mi estaban cinco años de mi vida, guardadas todo este tiempo. Fotos, cartas, postales, discos, joyería, las sacaba una por una rápidamente preguntándome que hacían allí, quien las había puesto allí, desde cuando estaban allí. Limpie todo de prisa, le avise a mi madre que me iba y tome las cajas, me dirigía a mi apartamento.

Llegando tome un baño, me serví una cerveza y puse una de las cajas encima de la cama. Me tome el tiempo de ver cada una de las fotos; algunas eran mías usando algún traje espantoso, otras de amigos y familia. Reí leyendo las cartas que tenía y escogí la joyería que aun quería conservar. Fui a levantar la otra caja para ver que había dentro y era algo pesada, demasiado para ser ropa o chucherías como lo que contenía la otra. Grandes, pequeños, de todos los colores, carpeta dura y blanda, ahí estaba una colección inmensa de libros que había perdido. Mis libros. Las interrogantes que tuve en la casa volvieron, decidí abrir uno de ellos al azar. Era color verde y tenía algunos garabatos en la portada, “Poemas y Relatos” el mundo se había congelado. Tenía en mi mano uno de mis diarios de hace cinco, casi seis años atrás. Supe que esa noche, tendría de visitante a las lágrimas que hacen varias semanas no aparecían; pasaba las páginas y leí los poemas, las historias, las frases, hasta que en una de las paginas había algo que me llamo la atención. Era un fragmento de algún día.


“5 de junio de 2010

He pasado el verano cuidado a una pequeña, y esta casa es inmensa. Pero me reconforta el saber que en algún momento mi teléfono sonará mi teléfono y será un mensaje de él. Un como estas, que hiciste en el día, estuve esquiando, hace demasiado frio por acá, has comido algo. Me gusta mucho, me ha dicho te amo unas cuantas veces y mi corazón se va elevando con la rapidez que se acaba un suspiro. Blanco como la arena, sus ojos azules como el mar, hermosos, al igual que su sonrisa. Era inevitable no sonreír luego de verlo. Carismático, sarcástico y simpático; inteligente y cariñoso. Es como un ángel, el cual me  trae estúpida e imbécil. Enamorada me trae.


                                                         ­                                                        NARR”


No necesitaba saber el nombre, sabia para quien era aquello. Mucho tiempo había pasado desde que tuve la última conversación con él, pero así era. Como las estrellas fugaces, aparecen cuando quieren y así era él. Los sentimientos me invadían y quise con todas mis fuerzas saber porque se había ido, porque me había abandonado. Así que me asome a la ventana y susurre su nombre, como parte de un hechizo o un ritual.
-Llegue. Me volteé y ahí estaba. Parado frente a mí con sus enormes ojos azules. Me quede paralizada y solo pude decir “llegaste”.
-Oh valla. Demasiado tiempo para solo eso ¿no crees? Repentino silencio, pero luego comenzó a preguntarme que había hecho y como me iba. Hablamos de todo un poco, de las que todos hablan hasta que comenzó
-Hace algunos años atrás tuve un accidente y estuve en coma. Al despertar no recordaba caras, personas, amigos, sucesos. Pero me acorde de ti. No recuerdo exactamente como nos conocimos y porque hemos dejado de hablar, pero me acuerdo de ti.
La sangre la sentía correr fría, el corazón me iba a estallar. El seguía parado junto a mí y yo sentada en la ventana. Cuando finalmente pude hablar le dije
-Siempre me has acordado ese verano. En su mirada que no sabía de qué hablaba así que le mostré lo que había escrito en la libreta.
- Así que, ¿nos gustábamos?
-Al menos yo de ti me enamore, y llegaste a decirme unas cuantas veces un te amo. Perdimos comunicación porque jamás fui suficiente para ti, así que decidí dejar de intentarlo. Poco después supe que tenías pareja, hablamos por última vez y luego desapareciste.
- Lo supuse cuando después de todo me acordaba de tu nombre; eres mi único recuerdo de ese verano. “ángel” susurro casi tan bajo que apenas pude escucharlo. Sonreí y él lo hizo también. Se sentó al lado mío y dejo que descansara mi cabeza en su hombro. Pude sentir su olor, apreciarlo más, ver que aquel rostro de niño había evolucionado. Al lado mío estaba un viejo amor, un viejo amigo, al cual su corazón le pertenecía a alguien más igual que el mío. Pero mi corazón me pedía gritos unas últimas palabras así que le pregunte.
-¿Alguna vez me extrañas?

El me dio un beso en la frente y también recostó su cabeza en la mía, la brisa soplo y yo sonreí.
Para J.M
Land Raccoon Jan 2015
Anoche lloré mientras te recodaba
Y recordé las noches que pasamos juntos
En las que no tenía que atraer al gato, que ya bastante me odia, hasta mis pies para no tener frío.
Anoche recordé también la noche en que dijiste que te irías para siempre y lloré desconsolado.
Luego vinieron a mis ojos las lágrimas de aquella otra en la que regresaste,
en la que te ayudé a cargar tus maletas,
en la que juntos acomodamos mi espacio que se convirtió en nuestro
y las palabras dulces que dijimos optimistas sobre el futuro.
No pude detenerme hasta recordar todas las noches que despiertos o dormidos pasé tranquilo a tu lado,
en las que reímos,
en las que bailamos,
en las que gozamos,
en las que nos conocimos y reencontramos.
Las noches en las que te besé,
ésas fueron las mejores por sobre todas.  
Y al final me quebré porque esta noche,
como las que sigue, estoy solo.
Y me quedo repasando todos esos recuerdos y lloro,
te juro que lloro.  
Pero has de saber que entre lágrimas se escuchan también risas,
porqué si hay algo que me hace enteramente feliz,
es amarte,
es recordarte.
A dios no lo encontré
precisamente en una iglesia,
ni tampoco en un sermón.
No nos conocimos un domingo,
ni se me presentó envuelto en sotanas.

A dios lo vi en una solitaria zebra,
en un hocico húmedo y arrugado,
y en el tímido beso de una hiena.
En el sincronizado nado de los delfines,
la jorobada espalda de una ballena
y un atardecer radiante de rojo y azul.

Me lo topé en las canas de mi padre
y la fe intensa de mi madre.
En la tenacidad de mi hermanita,
convertida hoy en empoderada mujer,
y en el calor de esas amistades
que prevalecen a pesar
de tiempo y distancia.

Dios se me apareció en un primer beso
y una caricia sincera.
Lo encontré detrás de ese
par de ojos azules que gritaban “te amo”,
y en la impotencia y el dolor
que hoy causa el haberlos perdido.

Lo atrapé escondido
en la grandeza de Machu Picchu,
y corriendo por las majestuosas
planicies sudafricanas.
En las calles de mi pueblo pequeñito,
tan lleno de virtudes y problemas,
y en el eco del grito latinoamericano.

A dios lo veo en las cicatrices
que exhiben mis rodillas,
producto de cada caída.
Reside en mi fuerza y coraje,
que me han levantado,
y también en cada persona
que me ha brindado una mano.

Y es que a dios lo veo en algo tan simple
como lo es la gracia de ser humano.
En la risa, el éxito, el dolor y los errores.
El amor, la soledad, la esperanza y la incertidumbre.
Dios, mis amigos, está en la valentía de vivir.
Taijitu Jun 2018
No se si te acuerdas cuando nos conocimos,
porque a sinceridad, yo no
me imagino que fue un día sin mayor relevancia
de esos que pasan desapercibidos
solo para agregarle mas tiempo al reloj
yo, quizás sintiendo mi usual dosis de ansiedad
tu, quizás gruñendo por algo sin importancia
ambas ajenas a las aleaciones de los astros
las jugadas del destino o cualquier otra estupidez
con la que disfraza uno las salvajadas de la vida
ni puta idea que ese día marcaría mi antes y después
que tu mirada jamas dejaría de ser mi buenos días
ni tus labios la única fuente para saciar mi sed
en mi opinión, diría un día demasiado normal
para desprender con tanta fuerza un alma,
así que si logras recordarlo, te pido,  no me cuentes
déjame el sabor a simpleza con la que una salvajada de la vida
me regalo el mas bello amor

- Custodio
The voice Nov 2012
La vida es un viaje. Nunca me esperaba una caída en el amor conmigo, y yo con usted. Fue tan inesperado y tan salvaje, pero estábamos amor. Fuimos luz, fuimos a través, pero estábamos juntos. Una parte pero nunca sperated. Éramos jóvenes, infantil, absurdo. Hemos sobrevivido unos a otros, se puede sobrevivir a cualquier cosa y cualquier persona. Nos conocimos a cabo coinciden, y lo puso juntos. La vida es un viaje. Para el fuego sigue ardiendo brillante, y se ilumina los caminos seprate que están destinados a viajar. Pero ese fuego, que quema, que el calor .... siempre voluntad y un día, quemadura por nuestro amor. Al igual que el sol. Este es mi viaje. ¿Cuál es el tuyo?

~ Estrella Luciano and Natalia Torres (my spanish family)
From my friend Jerel Ballard
Tengo tu mismo color
Y tu misma procedencia.
Somos aroma y esencia
Y amargo es nuestro sabor.
Tú viajaste a Nueva York
Con visa en Bab-el-Mandeb,
Yo mi Trópico crucé
De Abisinia a las Antillas.
Soy como ustedes semillas.
Son un grano de café.
En los tiempos coloniales
Tú me viste en la espesura
Con mi liana a la cintura
Y mis abóreos timbales.
Compañero de mis males,
Yo mismo te trasplanté.
Surgiste y yo progresé:
En los mejores hoteles
Te dijeron ¡qué bien hueles!
Y yo asentí "¡uí, mesié!".
Tú: de porcelana fina,
Cigarro puro y cognac.
Yo de smoking, yo de frac,
Yo recibiendo propina.
Tú a la Bolsa, yo a la ruina;
Tú subiste, yo bajé...
En los muelles te encontré,
Vi que te echaban al mar
Y ni lo pude evitar
Ni a las aguas me arrojé.
Y conocimos al Peón
Con su "café carretero",
Y hablando con el Obrero
Recorrimos la nación.
Se habló de revolución
Entre sorbos de café:
Cogí el machete... dudé,
¡Tú me infundiste valor
Y a sangre y fuego y sudor
Mi libertad conquisté...!
Después vimos al Poeta:
Lejano, meditabundo,
Queriendo arreglar el mundo
Con una sola cuarteta.
Yo, convertido en peseta,
Hasta sus plantas rodé:
¡Qué ojos los que iluminé,
Que trilogía formamos
Los pobres que limosneamos
El Poeta y su café...!
Tengo tu mismo color
Y tu misma procedencia,
Somos aroma y esencia
Y amargo es nuestro sabor...
¡Vamos hermanos, valor,
El café nos pide fe;
Y Changó y Ochún y Agué
Piden un grito que vibre
Por nuestra América Libre,
Libre como su café!
Dre G Sep 2013
enemiga mía, hace cuatro años
nos conocimos y hasta este día
todavía no hablamos ¿recuerdas
cuando éramos amistades?

todas las noches en la hierba,
la nieve, revolcandonos sobre el
piso y a veces en el
cielo. ¿qué le pasó a nuestra
unidad? estos días me temes,
estos días quiero perdonar.

te echo de menos.
deseo que seas bendecida
que se jodan los ex novios,
quiero ser otra vez tu amiga.
Mi alma sueña... Ven. Y como entonces,
La mano tuya entre mi mano trémula,
Vamos en busca de silencio y sombra.
En la noche de abril, de aromas llena,
Ni una palabra nos diremos. Sólo
Se oirá la brisa en el boscaje.

Envuelta
En mi ***** rebozo de española,
La faz donde el dolor dejó su huella,
No verás las arrugas de mi frente
Ni mis cabellos grises... ¡Alma, sueña!

Con luz de juventud los ojos míos
Brillarán nuevamente en las tinieblas,
y mi alma por ellos (¡Ojos míos,
Ojos que tantas esperanz.as muertas
Llorasteis en la vida!) para verte,
Cerca de mí, se asomará risueña.
Y ambos evocaremos en la calma
De esta noche de tibia primavera,
Los éxtasis pasados, nuestros sueños,
Y de un eterno amor nuestras promesas;
Y dulcemente sentiremos ambos,
Entre hálitos de rosas y violetas,
Que invade nuestras almas un anhelo
De oración, a la luz de las estrellas.
¡Oh, qué dulce vagar en clara noche
Respirando el olor de las primeras
Rosas, en tanto que estridente vibra
El canto de los grillos en la yerba! ...
¡Oh, callados vagar entre los árboles
Con las manos unidas, y muy cerca,
En el hondo silencio de las cosas
Que bajo el manto de la noche sueñan,
Mientras recuerdos de un amor lejano
Entre las sombras fúlgidos despiertan,
Y del alma agostada van surgiendo,
Cual onda viva de una roca seca!

¡Di! ¿No creíste que el amor ya muerto
Volvería a surgir a vida nueva?...
¡Que la embriaguez de los pasados días
Un instante a sentir el alma vuelva,
y que un instante bienhechor de olvido
Sobre la angustia de mi vida venga,
Para que una esperanza me sonría,
Y destelle una luz en mi tristeza!
¡Oh, que en ímpetu ardiente, y a mi lado,
Mi corazón de nuevo se estremezca,
Y cante a Dios agradecida el alma,
Que ante el conjuro de tu amor despierta,
A Dios, que dio la juventud al hombre,
Y a los campos les dio la primavera!
El viento, que los álamos agita,
Pasa aromado con olor de selva...
Anochece. Las sombras en los campos
Extendiéndose van, y en la serena
Quietud, de pronto escuchase una nota
Que surge clara de la fronda trémula,
Y luego rompe en rítmicos gorjeos,
En frenesí de gozo, que en la tierra
Nunca nosotros conocimos, hechos
De fango de mentira y de tristeza...

La noche escucha en éxtasis el canto,
Mientras el alma solitaria sueña.
Ya llena de sí solo la litera
Matón, que apenas anteyer hacía
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía,
sobrando sitio, en una ratonera.
Hoy, mal introducida con la esfera
su casa, al sol los pasos le desvía,
y es tropezón de estrellas; y algún día,
si fuera más capaz, pocilga fuera.
Cuando a todos pidió, le conocimos;
no nos conoce cuando a todos toma;
y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.
Sóbrale tanto cuanto falta a Roma;
y no nos puede ver, porque le vimos:
lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.

— The End —