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Alev May 2014
Eres un caballo coriendo solitario
Y él trata de domarte
Te compara con un camino imposible
Con una casa en llamas
Dice que lo estás cegando
Que nunca podría dejarte
Olvidarte
No quiere nada excepto a ti
Lo mareas, eres irresistible
Cada mujer antes o después de ti
Está empapada en tu nombre
Llenas su boca
Sus dientes duelen con el recuerdo de tu sabor
Su cuerpo es sólo una sombra buscando la tuya
Pero siempre eres muy intensa
Atemorizante en el modo en que lo deseas
Desvergonzada y sacrificada
Él dice que ningún hombre puede compararse
Al que vive en tu mente
Y trataste de cambiar, ¿no es así?
Cerraste más tu boca
Trataste de ser más suave
Más linda
Menos volátil, menos despierta
Pero aun durmiendo podías sentirlo
Viajando lejos de ti en sus sueños
Así que, qué quieres hacer amor
¿Partir su cabeza en dos?
No puedes construir hogares de seres humanos.
Alguien debería haberte dicho eso
Y si él se quiere ir
entonces déjalo ir.
Eres estremecedora y extraña y hermosa
Algo que no todos saben cómo amar.*

― Warsan Shire
Josias Barrios Jul 2012
Me dejaste esperando, deseando oir tu voz diciendome que hibas en camino para darte el masaje que te habia prometido, pero no fue asi, pase la noche creando fantasias en las cuales tu eras el centro de mi atencion.
Pero la espera valio la pena, la siguiente noche cuando llegaste pense que seria otra de esas noches en las cuales conversasiones, puntos de vista y besos serian intercambiados. No te miento yo queria mas que besos lo unico que no sabia era si tu querias lo mismo y si estabas lista para dejarme explorar tu cuerpo. Realmente no imagine cuan intensa nuestra atraccion era, al momento de ese primer beso esa noche yo necesitaba estar dentro de ti, que me sintieras en mi plenitud para satisfacer tus deseos de un hombre.
Te tome por la cintura y acerque tu cuerpo al mio, movi tu cabello al lado para poder morder tu cuello mientras deslizaba mis manos sobre tu firmes y esplendidas caderas. Todavia jalandote mas cerca a mi mientras mordia tu cuello, desabrochaste tu cinturon y quitaste mi camisa. Nuestras manos tocando y explorandonos el uno al otro. Tus ojos se lanzaban de un lado a otro, tu respiracion se hizo mas profunda, fuertes y pequeños gemidos de placer escaparon tus labios mientras te quitabas tu falda  y caia al suelo. Alli en tu tanga y brazier me dijiste que estabas caliente, mojada, excitada y eras toda mia.
Me quite el resto de mi ropa para permitirte ver mi virilidad completa. Desabrochando tu brazier pude tener tus pechos encopados y ver tus pezones erectos y excitados esperando que los pusiera entre mis labios, succionarlos, trazarlos con mi lengua , jalarlos con mis dientes, retorcerlos y frotarlos con mis dedos. En tu oido te susurre…si, eres mia y haras todo lo que yo quiera. Me respondiste…Si!,Si!, lo hare, dimelo, llevame, tomame, Si!..mientras molias tus caderas mas duro y fuerte. Hazme el amor..largo y fuerte.." soy tuya, por cuanto tu quieras, te necesito ahora.
Te acoste en tu espalda, desplegue tus piernas y las puse sobre mis hombros para poder sumergir mi boca de pezcado en tu mar de dulzuras, despues puse mis manos en tus pechos mientras mis caderas clavaban mi instrumento dentro de ti, martillandote, perforandote ,cojiendote tu mojada, resbalosa, ****** rosa...haciendo sonidos de placer contraendose alrededor de mi cumplesueños, cerraste tus piernas, temblaban y me rogaste que explotara junto a ti.
Despues que los dos llegamos al ******, me acomode atras de ti, movi tu tanga hacia el lado lo suficiente para dejar que mi amigo endurezido cupiera entre la rajita de tus nalgas, mis manos en tu estomago, tu trasero moliendose dentro de mi pelvis...mis manos se deslizaban por tu cuerpo . Mas gemidos de placer salieron de tu boca mientras viravas  tu cabeza y me miraste sonriendo.
De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a Quién prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.
Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo nos hemos despedido?
Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.
Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.
Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.
Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.
No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando el ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.
¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.
Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son los que me han querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.
¡No! Nunca fue mi mano más lenta que en la hora
secretamente mía de aquella noche, aquella...
Fue así como una nube cuando oculta una estrella,
o así como una estrella que se pierde en la aurora.

Nunca tuvo mi mano más quietud impaciente
semejante a la mano de un ladrón inexperto;
porque  fue como un buque que oscilara en el puerto,
con el ansia inconforme de zarpar de repente.

¡Sí! Aquella noche... Noche para soñar en vano,
o encender una estrella o apagar una duda;
surgió bajo mi mano tu belleza desnuda, 1
como si tu belleza surgiera de mi mano.

Ni una sola palabra de temor o reproche
abrevió el retardado placer del desenlace.
Como crece un jacinto frente al alba que nace,
o como nace el alba del fondo de la noche.

No. Nunca fue una mano más lenta ni más leve
que mi mano de amante con su gesto de amigo;
eras como la nieve cayendo sobre el trigo,
o un trigo milagroso brotando de la nieve.

Y tú estabas inmóvil bajo la felpa rosa,
como una flor fantástica que se abriera en el lecho.
Mientras mi mano lenta descubría en tu pecho
dos motivos iguales para llamarte hermosa.

Pero desde esa noche de calma y de tormenta,
desorientadamente vacilo en una duda:
si cerraste los ojos para no verte desnuda,
o bien porque mi mano fue demasiado lenta.
eileen Dec 2021
sólo recuerda
te quiero
tanto

sufro suficiente
pero lo haga todo los días

caminamos
different caminos

te extraño
recuerda
te quiero

te pido
que no te olvides

las mañanas
y noches
llenas de tristeza

mi primer amor
me cerraste el corazón

estas aquí

tu fantasma
esta allí

no vuelvo
ser como antes

regresando contigo
igual como siempre
Deja la procesión, súbete al paso,
Íñigo; toma puesto en la coluna,
pues va azotando a Dios tu propio paso.
Las galas que se quitan sol y luna
te vistes, y, vilísimo gusano,
afrentas las estrellas una a una.
El hábito sacrílego y profano
en el rostro de Cristo juntar quieres
ron la infame saliva y con la mano.
Con tu sangre le escupes y le hieres;
con el beso de Judas haces liga,
y por escarnecer su muerte, mueres.
No es acción de piedad, sino enemiga,
a sangre y fuego perseguir a Cristo,
y quieres que tu pompa se lo diga.
No fue de los demonios tan bienquisto
el que le desnudó para azotalle,
como en tu cuerpo el traje que hemos visto,
pues menos de cristiano que de talle,
preciado con tu sangre malhechora,
la suya azotas hoy de calle en calle.
El sayón que de púrpura colora
sus miembros soberanos te dejara
el vil oficio, si te viera agora.
Él, mas no Jesucristo, descansara,
pues mudara verdugo solamente,
que más festivamente le azotara.
El bulto del sayón es más clemente:
él amaga el azote levantado,
tú le ejecutas, y el Señor le siente.
Menos vienes galán que condenado,
pues de la Cruz gracejas con desprecio,
bailarín y Narciso del pecado.
En tu espalda le hieres tú más recio
que el ministro en las suyas, y contigo
comparado, se muestra menos necio.
Él es de Dios, mas no de sí enemigo;
tú de Dios y de ti, pues te maltratas,
teniendo todo el cielo por castigo.
Vestido de ademanes y bravatas,
nueva afrenta te añades a la historia
de la pasión de Cristo, que dilatas.
¿No ves que solamente la memoria
de aquella sangre en que la Virgen pura
hospedó los imperios de la gloria,
el cerco de la Cruz en sombra obscura
desmaya la viveza de su llama
y apaga de la luna la hermosura?
La noche por los cielos se derrama,
vistiendo largo luto al firmamento;
el fuego llora, el Oceano brama,
gime y suspira racional el viento,
y, a falta de afligidos corazones,
los duros montes hacen sentimiento.
Y tú, cuyos delitos y traiciones
causan este dolor, das parabienes
de su misma maldad a los sayones.
Recelo que a pedir albricias vienes
desta fiereza al pueblo endurecido,
preciado de visajes y vaivenes.
Más te valiera nunca haber nacido
que aplaudir los tormentos del Cordero,
de quien te vemos lobo, no valido.
La habilidad del diablo considero
en hacer que requiebre con la llaga,
y por bien azotado, un caballero;
y en ver que el alma entera aquél le paga,
que capirote y túnica le aprueba,
mientras viene quien más cadera haga.
Y es invención de condenarse nueva
llevar la penitencia del delito
al mismo infierno que el delito lleva.
Desaliñado llaman al contrito,
pícaro al penitente y al devoto,
y sólo tiene séquito el maldito.
Dieron crédito al ruido y terremoto
los muertos, y salieron lastimados;
y cuando el templo ve su velo roto,
el velo, en que nos muestras tus pecados
transparentes, se borda y atavía,
de la insolencia pública preciados.
Considera que llega el postrer día
en que de este cadáver, que engalanas,
con asco y miedo, la alma se desvía;
y que de las cenizas que profanas,
subes al tribunal, que no recibe
en cuenta calidad y excusas vanas.
Allí verás cómo tu sangre escribe
proceso criminal contra tu vida,
donde es fiscal Verdad, que siempre vive.
Hallarás tu conciencia prevenida
del grito a que cerraste las orejas,
cuando en tu pecho predicó escondida.
Los suspiros, las ansias y las quejas
abrirán contra ti la negra boca
por el llanto de Cristo, que festejas.
¿Con qué [razón] podrá tu frente loca
invocar los azotes del Cordero,
si de ellos grande número te toca?
A los que Cristo recibió primero,
juntos verás los que después le diste
en competencia del ministro fiero.
A su Madre Santísima añadiste
el octava dolor, y en sus entrañas
cuchillo cada abrojo tuyo hiciste.
Acusaránte abiertas las montañas,
las piedras rotas, y a tan gran porfía
atenderán las furias más extrañas.
Y presto sobre ti verás el día
de Dios, y en tu castigo el desengaño
de tan facinorosa hipocresía.
La justicia de Dios reinará un año,
y en dos casas verás tus disparates
llorar su pena o padecer su daño.
Cristiano y malo, irás a los orates;
al Santo Oficio irás, si no lo fueres,
porque si no te enmiendas, te recates.
Y, crüenta oblación de las mujeres,
vivirás sacrificio de unos ojos
que te estiman, al paso que te hieres
y te llevan el alma por despojos.
samara lael Apr 2019
después de tanto tiempo con la puerta entreabierta
(discutiendo silenciosamente sobre quién lo iba a dejar),
la cerraste en mi cara.

& por fin tuve esa paz
en saber si esa puerta pudiera llevarnos a otro sitio
o dejarnos donde estábamos en la casa de lo conocido.

aunque cambiamos de opiniones
mil veces,
nuestras manos ya no agarran la manija.

no me importa
si pusiste el pestillo o no.
ya no se mueve la puerta.
i have translated this into english too.
Cuando tú duermas sola y olvidada
En un angosto féretro,
Y la cruz del Señor sobre tu fosa
Vele tu último sueño;

Cuando a caer empiecen tus mejillas
Y gusanos hambrientos
Hiervan entre las cuencas de tus ojos,
Que tan hermosos fueron;

Será el reposo para ti martirio;
Será martirio nuevo,
E irá tenaz remordimiento horrible
A morderte el cerebro.

Y aunque la santa cruz tu sueño ampare,
Ese remordimiento
Irá a tu fosa, donde duermes sola,
A remover tus huesos.

Seré el Remordimiento. Iré a buscarte
De noche, en el silencio;
Como una hiena que del día huye
Iré a turbar tu sueño;

Y con las uñas cavaré la tierra,
Y por la ira ciego
La cruz que marque tu postrer morada
Arrancaré del suelo.

¡Cómo en tu corazón el odio antiguo
He de saciar colérico!...
¡Y con qué gozo clavaré las uñas
En tu cárdeno seno!

A tus lívidas carnes he de unirme,
Y me uniré a tus huesos,
Como sombrío espectro de venganza,
O aborto del infierno.

Y a tus oídos, que en lejanos días
Mis quejas desoyeron,
Diré palabras que, cual hierro ardiente,
Quemarán tu cerebro.

Y cuando tú me digas: «¿Por qué viertes
En mí cruel veneno?»
Yo te responderé: «¿Ya no te acuerdas
De tus blondos cabellos?

¿No recuerdas la rubia cabellera
Que fue cual manto espléndido,
Y tus pupilas negras y profundas
Con fulgores de incendio?

¿Ya olvidaste lo esbelto de tu talle,
Las formas de tu cuerpo?
¿Ya no recuerdas tú cuan blanca eras,
Y tu rostro cuan bello?

¡Y yo te amaba! Y a tus pies me viste
Y cerraste tu pecho...
¡Y por una mirada de tus ojos
Feliz hubiera muerto!»

¿Ríes? Escucha. De tu abierta fosa
Levantaré tu cuerpo,
Y en la picota lo pondré desnudo
Como infamado reo.

Mis versos son picota en que a la burla
De los hombres te entrego,
Picota en que te entrego a la amargura
De indecibles tormentos.

Morirás otra vez. Te daré muerte
Con un martirio lento,
Y tu vergüenza -la venganza mía-
¡Pondré en tu frente como estigma eterno!
Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

La desolada estrofa, como si fuera un ala,
voló sobre el silencio... Y tú estabas allí:
Allí en el más oscuro rincón de aquella sala,
estabas tú, escuchando mis versos para ti.

Y tú, la inaccesible mujer de ese poema
que ofrece su perfume pero oculta su flor,
quizás supiste entonces la amargura suprema
de quien ama la vida porque muere de amor.

Y tú, que nada sabes, que tal vez ni recuerdes
aquellos versos tristes y amargos como el mar,
cerraste en un suspiro tus grandes ojos verdes,
los grandes ojos verdes que nunca he de olvidar.

Después, se irguió tu cuerpo como una primavera,
mujer hoy y mañana distante como ayer...
Y vi que te alejabas sin sospechar siquiera
¡que yo soy aquel hombre... y tú, aquella mujer!
Leydis Jun 2017
Si, te deje con frio.
Si, te deje un vacío.
Si, también el corazón partido.
Te lo merecías,
por tu osadía en jugar conmigo
en formarme líos,
en robar mí aliento,
con tan falsos besos,
sin ofrecer oxígeno,
sin darme alivio.

Si, te deje recuerdos,
que te lleguen dentro,
que te vuelvan loco .
Y en el frio de diciembre,
que te desesperen, y que te condenen,
a la amargura de la noche oscura,
y con apatía a no volver amar nunca.

O caso ya te olvidas,
como me dolías,
como te rogaba,
para que me amaras,
para que encendieras esa luz
que con tanto amor yo te brindaba!

Para que desataras mis pasiones malogradas,
con un beso largo,
con un tierno abrazo,
o que permitieras,
que te derrumbara todas esas barreras,
para calentarte ese corazón que quería mío,
Y me lo negaste.
Y te cerraste.
Y mi corazón hasta lo enterraste en tu pudrición,
en tu ambición por ser un Don Juan moderno.

Pero mira lo que es la vida,
En tu desatino, te robe el oxígeno.

Te lo merecías.  

LeydisProse
11/29/16
https://www.facebook.com/LeydisProse/about/

— The End —