Me imaginé estar contigo,
ser tu novia, tu futura esposa,
tenerte cerca, tan cerca de mí,
los dos juntos, creciendo, soñando.
Siendo buenos el uno para el otro,
cuidando lo nuestro como un tesoro.
Me imaginé amarte con todo mi ser,
darte amor cuantas veces quisieras,
pero también darte cariño profundo,
ese que sana, ese que llena el alma.
Imaginé que seríamos imparables,
que la gente nos vería y diría;
“Ellos están hechos el uno para el otro.”
Nos apoyaban, nos miraban con admiración,
nos veíamos bien… tan bien juntos.
Tú también veías ese futuro?
O sólo era yo soñando con los ojos abiertos?
Yo te hubiera dado el mundo,
te hubiera apoyado en todo,
en cada juego de fútbol,
ahí, en primera fila,
aplaudiendo tus triunfos,
abrazando tus derrotas,
porque sé cuánto das en la cancha.
Te hubiera masajeado los pies,
tu espalda cansada después de un partido,
porque, amor, tú mereces ese tipo de cuidado.
Te hubiera amado tan bien,
escuchado, comprendido,
hecho tus comidas favoritas,
mandado almuerzos caseros al trabajo,
sido ese apoyo incondicional,
esa paz en medio de tus días pesados.
Hubiera respetado a tu familia,
te hubiera respetado a ti,
hubiera sido esa chica que no se encuentra fácil.
Pero tú no lo viste.
Y es triste que no pudiste ver más allá.
Porque ahora sé que el amor que tengo,
ese amor que estaba listo para ti,
se lo daré a alguien más.
Alguien que sí quiera recibirlo.
Alguien que sí sabrá valorarlo.
Y tú… tú nunca sabrás lo que es ser amado por mí.
Para AA