Cada mañana comienza tu último día. Cada mañana es el último te amo. Cada mañana mi vida se detiene unos segundos sólo para escucharte respirar. Le temo a los días y a las noches, a las horas y a los minutos. No consigo una noche de sueño, por miedo a esa pesadilla que pronto será realidad. El recuerdo de tu sonrisa siempre aparece en mi memoria, aquella última verdadera sonrisa y aquel último beso.