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Estoy con un libro y la brisa de compañía
mientras la vida susurra secretos al oído,
dejando que la brisa acaricie mis pensamientos
apreciando el presente y expresando mis sentimientos.

Vaya que es necesario sacarlo de adentro
liberarlo con un trazo que despierte sentimientos
a través de un lápiz, un pincel o el cuerpo en movimiento
si el alma lo pide, déjalo fluir sin freno.
Hay sonidos que dan paz,
aquella que se siente en la mente.
Hay momentos que brindan paz,
esos que la piel misma siente.
Hay personas que traen paz,
las que te acompañan incondicionalmente.
A veces, en la vida, lo único que anhelamos es paz.
Iba por un túnel oscuro,
aferrado a la promesa de la luz,
un final que me cambiaría,
un final en el que quería creer.

Encontrarme no fue fácil ni apresurado,
pero tampoco imposible.
No todo era sombra,
había destellos en mis propios susurros.

Cuando me vi en el túnel, me abracé.
Me sostuve fuerte y prometí no soltarme.
Ahora me entiendo, me acepto,
y camino junto a mis pasiones y mis miedos.

La vida es distinta. Me siento más fuerte,
no solo en cuerpo, sino en mente.
Más consciente, más preparado,
con ganas de compartir mi voz.

Así como lo lees, me encontré.
El futuro es incierto,
pero si algo tengo claro,
es que ya no me perderé.

— The End —