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Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de ***** a *****
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
Leydis Jul 2017
Que lastima que no te haya funcionado.
Imagino lo que estas pasando.
No lo imagino, se exactamente que se siente;
que alguien se burle de tus sentimientos,
que tu leña la conviertan en copas de nieves,
que tu hoguera se inunde de agua salada,
que tu mundo se derrumbe como avalancha de fango,
que tus sueños se conviertan en desvelo,
que la estrellas que acobijaste cada noche, dejen de brillar.

¿Como lo se?
¡Lo vivi!
el desamor,
la traicion,
la pesadumbre del olvido,
que te escupan en la cara..
como tú lo hicistes conmigo.  

Si, lo siento….
pero, a mí, no puedes regresar.
Aquí no hay espacios para los tres..
¡Tu, yo, y tu condecorado ego!
Tienes que quedarte con tu trofeo.
Fue por eso que me dejaste ¿no?

Porque mi cuerpo estaba en decadencia,
y el de ella..bueno, en pura primavera.
Porque mis pupilas para ti ya no brillaban,
y los de ella..bueno, la ilusión te acomodaban,
Porque mi cansancio te repugnaba,
mas la energia de esa doncella te aniba.
Porque mis flores marchita estaban,
mas los botones de sus rosales apenas brotaban.
Porque mis rios se secaron,
y de su juventud--emanaban maremotos, manantiales,
que a tu pasion excitaban.  
Que la vida me habia vuelta fria y deteriorada,
mas de ella, su dulzura al hablarte, tu hombria endulzaba.

No sabes amor, cuanto lo siento,
que tu trofeo de juventud, te haya dejado,
por los mismos galardones, por lo cuales cobardemente,
me abandonastes un dia.

LeydisProse
7/20/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Nicole Jun 2017
Lo quiero por que entiende sin explicarle. Es como si con sólo habitar cerca de mí supiese que cosa decir y que cosa no. En cada momento. No importa la situación.  Y eso es algo que siempre he querido aprender de él: a apreciar, entender, gozar el silencio. Aunque me inunde en el cada ves que la cago.

Y la cago varias veces al año.

Entiende sin explicarle y no pretende que lo haga. Solo esta ahí, presente. Presente en algún sentido de la palabra, claro está. Pensando en Dios sabe qué, o en Dios mismo. Nunca lo podré saber. Y esta bien. Por que para poder aprender a entender, tengo que aceptarlo todo. Incluso a él y sus silencios prolongados.
Que llueva con rabia, sin clemencia.
Que apague con furia y aplaque el pavimento allá afuera.
La hoja que resiste en el arbusto, que brilla la madrugada.
Y que llore las calles y las lave,
y limpie,
y corroa,
y corte,
y sane la carne abierta.
Que alargue las distancias y las sentencias.
Que lapide, inunde y borre cada rincón que fue de nosotros y que, con arrogancia de amantes, le robamos al azar y al destino.

Que el cielo llueva el llanto que no he podido llorar.

Que restaure la separación de los cuerpos, y ahogue las risas, las miradas y los gestos. Que enfríe el vapor del cuerpo amado y enjuague el sudor del **** tibio.

Y entierre las huellas que unieron nuestros caminos. Que traiga el tremor del olvido.

Que pudra el amor mal amado del hombre cobarde, del hombre perdido.

— The End —