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Mayte Jul 2019
Y el reflejo te persiguió
Sin pensárselo dos veces
Aún cuando cerrabas los ojos,
Aunque te ocultases

La luz apagada de aquel instante
Te atrapó, insaciablemente
Y en sus brazos dañados
Sedientos, ardientes
Permitió nuevamente tu desgarre

La ruptura entre cuerpo y alma
Tomó su lugar
Y volviéndote un lienzo
Te sedujo hasta el final

En ti yace un brillo
Que diluye la tranquilidad
Entre colores finos
Dedicándose a prosperar

Piel y tela se vuelven una
Y así el arte toma forma

Tus huesos frágiles se vuelven
Del canvas la estructura
Mientras que las tonalidades
De aquellos lugares apartados
Se definen por tu esplendor

Y el artista dibuja figuras,
Garabatos y líneas torcidas
Delineando tu cuerpo,
Conservando la vida

Cada pedazo de papel
Que le rinde homenaje
A tus bordes y extremidades
Posee su propio significado

El amor, el arte, el cuerpo y la belleza
Se fusionan
Cada vez.
Si vienes algún día a mi tristeza,
Ya que mi corazón te espero en vano,
Deja que en tu hombro incline la cabeza
Y suavemente estréchame la mano.
Sueños de entonces? Pétalos caídos
¡Plumas que ya volaron de los nidos!

La gris melancolía de la tarde,
Del cielo al campo a descender empieza.
Una pálida estrella lejos arde...
¡Así el recuerdo tuyo en mi tristeza!

Y aunque la noche va borrando el día,
Algo dice en el alma: «¡Todavía!»

De los naranjos a la grata sombra
Se oían de un violín gemir las cuerdas:..
La misma voz lejana que hoy te nombra,
Y parece decirte: «¿No te acuerdas?»

Voz que cantaste en cármenes risueños:
¡Haz revivir los olvidados sueños!

¿Soñar?... Soñemos arabos. Al mirarte
Se encienden en tu faz vivos sonrojos,
Como cuando en los labios al besarte,
Cerrabas, toda trémula, los ojos.

Ojos, de mi ilusión casto embeleso,
¡Siempre cerrados al sentir mi beso!

Me contarás mientras la noche avanza
Lo que un tiempo feliz «pudo haber sido».
Tal vez sonría entonces la esperanza,
Y el antiguo dolor quede dormido.

«¿Pudo haber sido?»... ¡Lo que fue, no existe!
¡Fue! ¡Lo más doloroso y lo más triste!

Si vienes... Sí vendrás. Tu leve paso
Franca hallará la conocida puerta.
Aún hay néctar para tií en el vaso,
Y el alma que durmió, ya está despierta.

Y al evocar nuestros felices días,
Los ojos cerrarás como solías.

Y sin que haya en los labios un reproche,
Mientras la luna es halo de las palmas,
En el silencio habrá, bajo la noche,
La conjunción celeste de dos almas.


Almas errantes, bajo torvo ceño...
¡Juntas al fin en el azul de un sueño!

En rama que no alegra ya un retoño
Sus flores abre al sol la enredadera,
Y es más hermosa la ilusión de otoño
Cuando le dice al corazón: «¡Espera!»

Puede haber una estrella en las neblinas,
Y alguna rosa en el jardín en ruinas.
En aquel balcón tan largo, nos quedamos los dos solos.
Desde la mañana hermosa de aquel día, éramos
novios.

Los verdores del jardín anochecían sus tonos
con las nubéculas rojas del oscurecer de otoño.

Yo te quería besar y tú cerrabas los ojos;
me señalabas tus sienes, te dolía tu tesoro.

Caían las hojas mustias en el pozo silencioso
y en el aire erraba aún el calor del heliotropo.

No me querías mirar. Te abrí a la fuerza los ojos,
te me abrazaste clavándome una sien contra mi hombro.

— The End —