Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Parece que mi vida presente fuera un pozo,
Una angosta cisterna profunda y circular
Y que, desde su fondo, yo tiendo las dos manos
Suplicantes y ávidas, al externo alentar.

¡Inútil es que alargue hierácticos los brazos,
Que en gritos y oraciones me fatigue la voz!
La sombra es tan ceñida, tan honda en la cisterna,
Que en mí no ha de dar nunca la mirada de Dios.
Que llueva con rabia, sin clemencia.
Que apague con furia y aplaque el pavimento allá afuera.
La hoja que resiste en el arbusto, que brilla la madrugada.
Y que llore las calles y las lave,
y limpie,
y corroa,
y corte,
y sane la carne abierta.
Que alargue las distancias y las sentencias.
Que lapide, inunde y borre cada rincón que fue de nosotros y que, con arrogancia de amantes, le robamos al azar y al destino.

Que el cielo llueva el llanto que no he podido llorar.

Que restaure la separación de los cuerpos, y ahogue las risas, las miradas y los gestos. Que enfríe el vapor del cuerpo amado y enjuague el sudor del **** tibio.

Y entierre las huellas que unieron nuestros caminos. Que traiga el tremor del olvido.

Que pudra el amor mal amado del hombre cobarde, del hombre perdido.

— The End —