Cuando estoy triste, ahí estás,
cuando lloro y tú me escuchas,
te levantas sin dudar
y te acercas, calladita.
Tu cabecita en mi pierna,
como diciendo, aqui estoy
no te mueves de mi lado,
mi pedacito de sol.
Estuviste en mis momentos
de estrés, de dolor, de escuela,
cuando el mundo me pesaba
y la vida dolía entera.
Me sigues a donde voy,
no obedeces a los demás,
solo a mí, porque tú sabes
lo que nadie más sabrá.
Eres un regalo puro,
mi consuelo, mi alegría,
Sybil, gracias por cuidarme
sin palabras, cada día.
Para mi perro Sybil. Te quiero mucho.