Yo,
una existencia que piensa demasiado,
un alma que tropieza entre pensamientos
y aun así… no se rinde.
Cada día es una pregunta.
Cada noche, una respuesta que aún no entiendo.
Y en medio de todo,
yo:
esa pequeña chispa que no quiere apagarse.
La vida —tan breve como infinita—
me enseña con sus golpes
que no hay mayor verdad
que esta:
todos sufrimos en silencio,
todos sangramos sueños,
todos lloramos donde nadie nos ve.
Pero también —y que esto quede claro—
todos tenemos un fuego que no se negocia,
una dignidad que no se vende,
y una fe que, aunque a veces tiemble,
no se rompe.
¿Sabés qué entendí?
Que el dolor no es debilidad.
Que llorar no te hace menos,
y que rendirse nunca será opción
para los que sueñan con el alma despierta.
He cargado días tan pesados
que la espalda me pedía tregua,
y aún así caminé,
porque entendí que caminar con miedo…
también es valentía.
A vos, que me leés ahora,
te digo sin adornos:
no estás solo.
Esto de vivir es un caos compartido.
Pero no vinimos a sobrevivir.
Vinimos a despertar estrellas con nuestros pasos,
a besar lo imposible con la frente en alto,
a convertir cada herida en un himno de resistencia.
Y si el mundo se atreve a aplastarte,
recordale quién sos:
un ser humano con mil cicatrices,
pero con una sola vida para volar.
No dejes caer tus sueños.
Porque el universo a veces calla,
pero escucha…
y siempre responde
a los que nunca se rinden.
Derechos de autor ©️
~Daniii