Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
The Woman Apr 2015
Esa noche soñé,
soñé que me enredaba un aura,
un aura tan cambiante,
donde de ella emanaban cantos, gritos y reclamos,
que al poco rato,
se tornaban en zafiros
¡unos tan malditos!
que me rasgaban la piel como espinas,
ante la insistencia del recuerdo.

De repente,
tu boca insana me despierta,
pero noto
que no era tu boca,
nunca lo fue,
era la sombra,
una tan vil y desalmada,
que hurtó tú cara,
tú cara,
¡Oh, tú cara!
Tan falsa! Tan dañina!
Por la cual, yo,
tan cegada y entorpecida
gritaba en mis adentros:
"Acércate, acércate,
y líbrame de mi pesar"

Luego,
en claridad perfecta,
hay dos sombras, detrás una tercera,
sin yo saber quién es quién,
sobre ellas vuela el pájaro azul,
el símbolo de mi voluntad,
quebrantando los cristales,
que de tu incertidumbre
me arrastró;
La tercera sombra, la más incomprensible,
dispara la flecha,
la que me aniquiló el corazón.
Y esta sombra, sin pensarlo,
se esfumó,
y cuando su voluntad esboza,
vuelve a mí,
para repetir una vez más su maldad.

¡Fue el veneno!
¡Fue la ira!
¡Fue la venganza!
que me dejó sin alma,
que me permitía escuchar
como aquella se perdía,
tan potente, tan fugaz,
al igual que una avalancha.

Poco a poco aprendí a
nunca más darme cosas comunes que anhelan;
sobre todo,
al atacarme en rayo fiero,
el recuerdo que niego,
estableciendo el rojo en mis mejillas,
por la causa injusta
de tu egoísmo descomedido
que me centella en los ojos.
Todas las músicas naufragaron en el piélago:
con los dedos unidos se hundieron verticales
-buzos maravillosos-
y se quedaron adormidas sobre el túrbido seno
fluvial: pues ni siquiera en linfas saturadas de sales!

¡en aguas dulces zozobraron mis musicales alborozos!

Danzando venían -tanagras sensüales,
lujuriosas mozuelas-, ondulaban los senos gordezuelos,
el vientre sobrio, los muslos calipigios.

Todas las músicas naufragaron en el vórtice
cuando hacia mí venían -grávidas de prodigios-
cuando hacia mí tornaban -pletóricas de vuelos-.

Con los dedos unidos, mis alborozos musicales
se hundieron verticales.
Tres moricas me enamoran
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Tres moricas tan garridas
iban a coger olivas,
y hallábanlas cogidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Y hallábanlas cogidas
y tornaban desmaídas
y las colores perdidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Tres moricas tan lozanas
iban a coger manzanas
y hallábanlas tomadas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

Díjeles: ¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.

— The End —