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Natalie V Mar 2013
Acaso es eso el amor?
tick tock se fueron los sentimientos.
Notas musicales ;
tu sonrisa reflejada en mis pupilas y una canción cantada por mi voz.
tick tock ya no me quieres.
Me molesta el reloj , el tiempo que pasa y se lleva todo , por que no me llevas lejos?
Claridad infinita en las nebulosas de mi mente las neuronas chocan electrocutando mis sentidos.
Desaparecí, siempre , me cerraba en el olvido era mas fácil
era mi droga
Yo misma era el opio.
D A Do Fleming Sep 2010
O tempo é escasso e o espaço, amplo.
O prazo é laço e engancha o pampo.
o BERRO é surdo sem algum alcance
pra que o ouvido mudo do Universo dance.

Galanteiam nebulosas em destino infante
e trazem, ao eterno, singular instante.
Cada transição traçada a que avance
é passo dado em falso a fortuito lance.

Aferir feridas de um pleno plano
levará o homem a estado insano:
a narcose de saber um objeto nulo.

Na movimentação estática do engano,
toda teoria traz na cura um dano
entoado na garganta que, portanto, engulo.


* bestia cupidissima rerum novarum  - animal ansiosíssimo por coisas novas.
Pampo - rebento tardio de cana de açucar: pampos de cana caiana (Dicionário UNESP do Português contemporâneo)
Princípio poético da Teoria da nulidade teórica ampla (em desenvolvimento)
El puño labrador se aterciopela,
y en cruz en cada labio se aperfila.
Es fiesta! El ritmo del arado vuela;
y es un chantre de bronce cada esquila.
Afílase lo rudo. Habla escarcela...
En las venas indígenas rutila
un yaraví de sangre que se cuela
en nostalgias de sol por la pupila.
Las pallas, aquenando hondos suspiros,
como en raras estampas seculares,
enrosarian un símbolo en sus giros.
Luce él Apóstol en su trono, luego;
y es, entre inciensos, cirios y cantares,
el moderno dios-sol para el labriego.
Echa una cana al aire el indio triste.
Hacia el altar fulgente va el gentío.
El ojo del crepúsculo desiste
de ver quemado vivo el caserío. ,
La pastora de lana y llanque viste,
con pliegues de candor en su atavío;
y en su humildad de lana heroica y triste,
copo es su blanco corazón bravío.
Entre músicas, fuegos de bengala,
solfea un acordeónl Algún tendero
da su reclame al viento: "Nadie iguala!"
Las chispas al flotar lindas, graciosas,
son trigos de oro audaz que el chacarero
siembra en los cielos y en las nebulosas.
Madrugada. La chicha al fin revienta
en sollozos, lujurias, pugilatos;
entre olores de urea y de pimienta
traza un ebrio al andar mil garabatos.
"Mañana que me vaya..." se lamenta
un Romeo rural cantando a ratos.
Caldo madrugador hay ya de venta;
y brinca un ruido aperital de platos.
Van tres mujeres.. ., silba un golfo... Lejos
el río anda borracho y canta y llora
prehistorias de agua, tiempos viejos.
Y al sonar una caja de Tayanga,
como iniciando un huaino azul, remanga
sus pantorrillas de azafrán la Aurora.
Marco Raimondi Feb 2018
Quando, aos calados tocares, caminha silenciosa,
Volvem os ventos, os ardores palpitantes;
Tens a noite a contemplar teu semblante,
Agora que nas sombras dissipa-te imperiosa,

Não te adentras ante tal selva pavorosa;
Se é o negrume pelo qual apaixona-te exitante,
Cega teus claros olhares dos dias crepitantes,
Verás, é certo, a revelação de tuas cerradas pálpebras nebulosas;

Por que te insiste a perseverar loucura,
Se sabes que nas sombras não encontrarás amplidão?
Vinde aos dias, às luzes opalinas da fartura

E apenas a voz ressurge:

"Tenho em alvas lágrimas, dos dias, a punição
Portanto estendo meu destino à errante ventura
Pois a luz, tudo ruirá, em lábios amargos de maldição"
Ha muerto Rubén Darío,
        ¡el de las piedras preciosas!
Hermano, ¡cuántas noches tu espíritu y el mío,
unidos para el vuelo, cual dos alas ansiosas,
sondar quisieron ávidas el Enigma sombrío,
más allá de los astros y de las nebulosas!

          Ha muerto Rubén Darío,
          ¡el de las piedras preciosas!

¡Cuántos años intensos junto al Sena vivimos,
engarzando en el oro de un común ideal
los versos juveniles que, a veces, brotar vimos
como brotan dos rosas a un tiempo de un rosal!

Hoy tu vida, inquieta cual torrente bravío,
en el Mar de las Causas desembocó; ya posas
las plantas errabundas en el islote frío
que pintó Böckin... ¡ya sabes todas las cosas!

          Ha muerto Rubén Darío,
          ¡el de las piedras preciosas!

Mis ondas rezagadas van de las tuyas; pero
pronto en el insondable y eterno mar del todo
se saciara mi espíritu de lo que saber quiero:
del Cómo y del Porqué, de la Esencia y del Modo.

Y tú, como en Lutecia las tardes misteriosas
en que pensamos juntos a la orilla del Río
lírico, habrás de guiarme... Yo iré donde tu osas,
para robar entrambos al musical vacío
y al coro de los orbes sus claves portentosas...

          Ha muerto Rubén Darío
          ¡el de las piedras preciosas!
¿Y por qué no ha de ser verdad el alma?
¿Qué trabajo le cuesta al Dios que hila
el tul fosfóreo de las nebulosas
y que traza las tenues pinceladas
de luz de los cometas incansables
dar al espíritu inmortalidad?

¿Es más incomprensible por ventura
renacer que nacer? ¿Es más absurdo
seguir viviendo que el haber vivido,
ser invisible y subsistir, tal como
en redor nuestro laten y subsisten
innumerables formas, que la ciencia
sorprende a cada instante
con sus ojos de lince?

Esperanza, pan nuestro cotidiano;
esperanza nodriza de los tristes;
murmúrame esas íntimas palabras
que en el silencio de la noche fingen,
en lo más escondido de mi mente,
cuchicheo de blancos serafines...
¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta?
Si lo sabes, ¿por qué no me lo dices?

— The End —