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Para honrar la siempre limpia
Concepción Inmaculada
En la hermosa y opulenta
Capital de Nueva España,

Un vecino muy devoto
Y de riquezas muy vastas,
Trató de hacer un convento
Digno de gloria tan alta;

Y comprando unos solares,
Y al rey demandando gracia,
Logró dar cima a su anhelo
Sin medir riesgos ni vallas.

Llamábase aquel buen hombre
Juan Aguirre de Suasnaba,
Pródigo en las caridades,
Y en las costumbres, sin tacha.

Cuando con gran regocijo
Miró su obra comenzada
Y dio fin a los cimientos
Y forma a sus esperanzas,

La segur, que no respeta
Glorias y dichas mundanas,
Cortó el hilo de su vida,
Por cierto envidiable y grata.

Tocó a sus más allegados
Heredar cuanto dejara,
Y ya ricos, no quisieron
Proseguir obra tan santa.

Quedó en punible abandono
La nueva y costosa fábrica,
Sin que de ponerle término
Se dijera una palabra.

Los dueños de la fortuna
Fuéronse a tierras extrañas,
Y nadie creyó que hubiese
Quien a Aguirre reemplazara.

Apagáronse de un soplo
Las ilusiones doradas
De cuantos vieron seguía
Del nuevo templo la fábrica.

Y en las más nobles familias
Con dolor se comentaba
La conducta de los deudos
Del propio interés avara.

Las pudorosas doncellas
Que con delicia y con ansia
Soñaron en vestir pronto
Manto azul, túnica blanca,

Y habitar del nuevo claustro
La quieta y feliz morada,
Al saber la triste nueva
Vertieron secretas lágrimas.

En esos tiempos remotos
Del mundo en la mar sin playas,
Para encaminarse al cielo
Era el convento la barca;

La celda, puerto y refugio
De la vida en las borrascas;
Y la fe, radiante estrella,
Nuncio y galardón del alba.

En los tristes desengaños,
En las dudas más amargas,
En la orfandad sin apoyo
Y el amor sin esperanza,

Cuando todos los dolores
A un tiempo el ánimo embargan
Y la razón obscurece
Y las virtudes desmayan,

El claustro fue la piscina,
El Jordán de frescas aguas
En que encontraron alivio
Los hondos males del alma.

Y las vírgenes más bellas,
Las azucenas más castas,
En sus floridos abriles,
En su edad más dulce y grata,

Encerrábanse en las celdas
Como en tumbas solitarias,
Viviendo en completo olvido
Sin ambiciones bastardas;

Y allí, sin decir a nadie
La historia de sus desgracias,
Era su ilusión la muerte
Y el martirio su enseñanza.

Tarde por tarde, iban muchos
A ver en desierta plaza,
Frente a la modesta ermita
Que a nuestros tiempos alcanza

Los comenzados cimientos
De la nueva mansión sacra
Que iba a honrar la siempre
Limpia Concepción Inmaculada;

Y para excitar el celo
De gentes ricas y santas
Que con su cuantiosa hacienda
El monasterio acabaran,

Una fiesta organizóse
Invitando a la más alta
Sociedad de la opulenta
Capital de Nueva España.
En medio de gran gentío
Un viejo orador sagrado
Dice así con voz sonora
Y con inmenso entusiasmo:

-«No es cierto que nadie quiera
Esta obra llevar a cabo,
Que hay alguien a quien le sobran
Elementos para el caso.

»Allí escondido entre muchos
Acierto a ver a mi hermano;
Lo conocéis casi todos,
Le llaman Simón de Haro;

»Es un minero muy rico,
Y es además buen cristiano,
Y va a encargarse de todo
Lo que otros abandonaron.

»¿Que habrá que gastar dinero?
¡Nada importa! ¡Tiene tanto!
Y además pueden sus minas
Darle cuanto es necesario.

»Él terminará el convento,
Él lo hará, puedo jurarlo,
Y tal vez desde mañana
Ocupe aquí muchos brazos».

Volvieron todos el rostro
A don Simón, contemplando
Que estaba absorto y confuso
Con un sermón tan extraño.

Y prodigándole encomios,
Y apretándole la mano,
Por su decisión tan noble
Todos le felicitaron.

Sin dar a nadie respuesta,
Confuso, atónito, pálido,
Al ver ya fuera del púlpito
A quien movió tal escándalo,

Fuése saliendo a su encuentro
De esta guisa a interpelarlo.
-Si sabes que soy muy pobre,
Pues muy exiguo es mi erario,

¿Por qué de erigir conventos
Me impones el duro encargo
Cuando en mi caja no quedan
Más que muy pocos ducados?

-Yo no he dicho una palabra.
-¡Estás loco! Te escucharon
Todos los que aquí han venido
Y que no son muy escasos.

-Pues te juro que no dije
Ni una frase... -Has dicho tanto
Que todos me reconocen
Como un rico nada avaro,
Que va a construir el convento.

En esto pienso que hay algo
Misterioso, incomprensible.
-Lo que dijeron tus labios
Todo el mundo lo comprende.
-Yo no lo he dicho. -Habla claro.

-Sospecho que las palabras
Que oyeron todos, hermano,
Las ha dicho por mi boca
El mismo Espíritu Santo.

-¿Será posible? -No dudes,
Porque yo ni lo he pensado,
Y al decir que nada dije
Con esta verdad me salvo.

-Dios será quien te proteja.
-Yo estoy muy pobre y no guardo
En caja sino muy poco,
Ven a ver mi caja. -Vamos.

De don Simón a la casa
Bien pronto se encaminaron,
Y abriendo una tosca puerta
Entraron a húmedo cuarto.

Vieron los dos una caja
Abandonada en un ángulo,
Forrada en vetusto cuero
Y llena de toscos clavos.

La abrió don Simón, y al punto
Saca con su propia mano
Cerca de catorce duros
Que allí estaban encerrados.

-¿Basta para un monasterio
Este pequeño puñado?
Y antes de que a tal pregunta diera
Respuesta su hermano,

Dentro de la antigua caja
Oyeron un ruido extraño
Y los espantados ojos
A un tiempo volvieron ambos.

De escudos limpios y hermosos
Halláronla rebosando,
Y postráronse de hinojos
Absortos de aquel milagro.

Vaciáronla varias veces,
Y en cada vez la encontraron
Llena de nuevas monedas
Que arrojaba ignota mano.

-Con esto se hará el convento.
-Y la obra llevaré a cabo.
-Alabemos a la Virgen,
-Y al Señor tres veces santo.

Con lágrimas en los ojos
Y trémulos y rezando,
El clérigo y el minero
Salieron al fin del cuarto.

Se dio principio a las obras,
Y en menos de quince años
Se alzó el templo y el convento
De la Concepción llamado.

Y en el espléndido coro,
Las monjas siempre guardaron,
Como caja milagrosa,
Portento admirable y raro,

La que durante las obras
Sola se estuvo llenando
Hasta que la ultima piedra
Se puso en el templo santo.

Y esta conseja la citan
Haciendo mención del caso
Autores que en nuestros tiempos
Pasan por doctos y sabios.
Nicole Jun 2017
Lo quiero por que entiende sin explicarle. Es como si con sólo habitar cerca de mí supiese que cosa decir y que cosa no. En cada momento. No importa la situación.  Y eso es algo que siempre he querido aprender de él: a apreciar, entender, gozar el silencio. Aunque me inunde en el cada ves que la cago.

Y la cago varias veces al año.

Entiende sin explicarle y no pretende que lo haga. Solo esta ahí, presente. Presente en algún sentido de la palabra, claro está. Pensando en Dios sabe qué, o en Dios mismo. Nunca lo podré saber. Y esta bien. Por que para poder aprender a entender, tengo que aceptarlo todo. Incluso a él y sus silencios prolongados.
Leydis Jul 2017
Yes, I have a poisonous tongue,
full of poison, I want to inject into your mouth,
and
little by little, poison your body with manic passion.  

My tongue wants to slither into your insides and
strangle you desire with my sweet saliva...
and yes, it is true, my saliva is addictive toxicity!
You will want to be with me, for the rest of your life.  

Let me shed the dead skin against yours,
let me swallow you with joy.
Let me hiss you in the ears, until you reach your rapturous destination.
Let me warm up your blood as I glide into your soul,
filling you with deranged frenzy.  

I want to rattle my tail to the beat of delirium,
while my pernicious tongue, tattoos your body,
with the ink of my verses,
Enthrall you with passion,
thwart your boredom,
love you like no one, has ever imagined.

I want to undulate into your soul
and
nest and dwell in you…forever.
Make this love, a bubble of passion,
desquamating the dead skin,
each and every morning.
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Si tengo una lengua ponzoñosa,
llena de veneno que quiero inyectar en tu boca,
y
poco a poco, emponzoñar tu cuerpo de manía y pasión.

Mi lengua quiere deslizarme en tus adentros,
estrangularte de deseo,
con mi dulce saliva…..y sí, es cierto, mi saliva es ¡tóxicamente adictiva!
Puedes acostumbrarte a mí por toda tu vida.

Déjame rozar contra tu piel,
la piel vieja que quiere brotar de mí,
Déjame engullirte de gozo.
sisearte en el oído hasta alcanzar tu destino.
Calentarte la sangre, mientras en ti, me deslizo,
llenándote de desquiciado arrobamiento.

Quiero cascabelearte moviendo mi cola al compás del delirio,
y,
con mi lengua perniciosa,
tatuar tu cuerpo, con la tinta de mis versos,
Embelesarte de pasión,
Pasmarte el aburrimiento,
Amarte como nadie lo ha hecho.
Arrastrarme hasta tu alma y
anidar en ti y habitar en ti, eternamente.

Hacer de este amor, un nido de pasión.
Y desprendernos la piel muerta,
en el roció de la mañana.

LeydisProse
7/18/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
giovanna Jun 2022
sua supernova explodiu em
minha pequena galáxia

desde então, sua luz
passeia por todos cantos

mesmo sem telescópio,
qualquer um pode observar

que não há lugar para
matéria escura em mim habitar
i love yuyu

— The End —