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Edna Sweetlove Aug 2015
A bilingual "Barry Hodges" poem!

Ah, beloved Dachau!
Thou delightful Bavarian city of charm,
History has made thy name immortal
Yet cruel warfare has passed you by.
Thank God thy medieval streets and squares
Remain untouched by high explosives.

I took a lovely young maid there
For a weekend of rampant love,
But, after an immense meal of pork chops,
Sauerkraut, Blutwurst and Bratkartoffeln,
Her stomach exploded like a grenade
And her gorgeous body was ruined.

How cruel is life in our modern world!
As I sat weeping in the Pension Eichmann,
Looking through the contents of her wallet,
I decided to pay her a fitting tribute
By buying a night with the fat chambermaid,
Who swore she was you-know-who's ******* great-granddaughter.

O great joy, she said, since it was the low season in Dachau,
We would be joined by her bony bulimic friend Angelika
(Himmler's great-niece), two mouthfuls for the price of one,
Thanks be to God, it was the just right time of the month
For such a cosy little *******, because although I love raw meat
I am less keen on it being oozing blood, so ******* vampires.

And now for the German version!*

Ach, geliebte Dachau!
Du schöne bayerische Stadt mit Charme,
Die Geschichte hat deinen Namen unsterblich gemacht
Unt grausame Kriegsführung hat umgangen werden Sie.
Gott sei Dank, dein mittelalterlichen Straßen und Plätzen
unberührt von hochexplosiven Sprengstoffen zu bleiben.

Ich lockte ein schönes junges Mädchen dort
Für ein Wochenende der grassierenden Liebe,
Aber nach einer gigantische Mahlzeit von Schweinekoteletts,
Sauerkraut, Blutwurst und Bratkartoffeln,
Ihr Bauch explodierte wie eine Granate
Und ihre wunderschönen Körper ruiniert war!

Wie unfreundlich ist das Leben in unserer modernen Welt!
Wie ich in der Pension Eichmann weinend saß,
Beim Blick durch den Inhalt ihrer Geldbörse,
Ich entschloss mich, ihr ein passender Tribut machen
Mit dem Kauf einer Nacht mit dem großen Zimmermädchen -
Sie hat geschworen, war der illegitime Ur-Enkelin des Eichmann.

O große Freude, sagte sie. In der Nebensaison Dachau,
Wir würden uns von ihrer Freundin Angelika (Himmlers Großnichte),
Verbunden werden, zwei Bissen für den Preis von einem,
Gott sei Dank, war es die richtigen Tage im Monat
Für solch einen gemütlichen kleinen Orgie, denn obwohl ich liebe Fleisch
Ich bin weniger daran interessiert, wenn es Blut sickert. Vampire raus!
idk Jan 2019
you’ve got it all wrong, momma.
flaunting your grief,
striping that poor sycamore down to a ghost off tree.
we revel in skeletons,
and find the clean lines
that divide
what is right and what is wrong.
sensous and economical,
the dead sing us songs i am learning to answer.
you would never understand the appeal
of power.
am i a hypothetical to you?
bow to me, forgotten godesss.
broken girls find solace in persephone.
i’m learning new words like pomegranate,
a word you can **** on.
pom- thick, round, bittersweet bulge.
e- the one you slide over to get to gran,
a slow swelling, cancer or the rose.
finally granate, stones stopping your heart cold.
pomegranate, a word you spit out, seeds sticking to your teeth,. don’t you see i never could have stayed?
you only want gods who water your crops, who let you bow beneath their thrones, if you do so quietly.
i want my own throne, and i want to be loud. i want to disscus the fulitlity of existence, the burden of immortality.
i want a life like my dearest pomegranates,
bittersweet and complex.
in short, i left for a reason.
i am not your daughter anymore.
Pinta cielo tordillo,
nube china,
campo llano y callado y compañero,
con blanco mazamorra,
gris camino,
ocre parva
o celeste lejanía;
en silla petizona
-pelo bayo-,
el mate corazón
-¿nido de hornero?-,
en las ramas, de tala,
de su mano
y un pedazo de cuerno
hecho boquilla
en perpetuo delirio
de humareda;
mientras pinta
y se escarba la memoria
-como quien traza cruces sobre el suelo
con pinceles que doman lo pasado;
claros patios de voz azul aljibe,
beata falda,
o entierro jaranero,
mancarrón insolado,
duende perro,
porque sabe rastrear el tiempo muerto,
las huellas ya perdidas
del recuerdo,
y le gustan los talles de frutera,
el olor a zorrino,
a terciopelo,
los fogones de pavas tartamudas,
los mugientes crepúsculos tranquilos
y los gatos con muchas relaciones,
que pinta,
rememora y recupera,
con rojo federal,
azul encinta,
amarillo rastrojo,
rosa rancho,
al revivir saraos encorsetados,
velorios de angelito
caramelo,
tertulias palo a pique,
perifollos,
viejos gauchos enjutos de quebracho,
que describe
con limpia pincelada,
puro candor
y tábano mirada;
para luego tutearse con carretas
o chismosos postigos
de ancha siesta,
o rebaños jadeantes de tormenta;
que pinta y aquerencia en sus cartones
-para algo comió choclo,
entre pañales,
de ingenua chala rubia,
bien fajada
y acarició caderas de potrancas
o de roncas guitarras pendencieras,
en boliches lunares,
ya difuntos-;
mientras mezcla el granate matadura
con el ***** catinga candombero
y aflora su sonrisa de padrillo
-un poco amarillenta,
un poco verde-,
ante tanta visión
reflorecida
-con perenne fervor y gesto macho-,
por la criolla paleta socarrona
donde exprime su lírica memoria.
Con una cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.

Fuego de siempre dormía en los pedernales,
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.

Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.

Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire,
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado.

Es preciso cruzar los puentes
y llegar al rubor *****
para que el perfume de pulmón
nos golpee las sienes con su vestido
de caliente piña.

Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente
a todos los amigos de la manzana y de la arena,
y es necesario dar con los puños cerrados
a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,
para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,
para que los cocodrilos duerman en largas filas
bajo el amianto de la luna,
y para que nadie dude de la infinita belleza
de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas.

¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.

Tenía la noche una hendidura y quietas salamandras de marfil.
Las muchachas americanas
llevaban niños y monedas en el vientre
y los muchachos se desmayaban en la cruz del desperezo.
Ellos son.
Ellos son los que beben el whisky de plata junto a los volcanes
y tragan pedacitos de corazón por las heladas montañas del oso.

Aquella noche el rey de Harlem con una durísima cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
Los negros lloraban confundidos
entre paraguas y soles de oro,
los mulatos estiraban gomas, ansiosos de llegar al torso blanco,
y el viento empañaba espejos
y quebraba las venas de los bailarines.

Negros, Negros, Negros, Negros.

La sangre no tiene puertas en vuestra noche boca arriba.
No hay rubor. Sangre furiosa por debajo de las pieles,
viva en la espina del puñal y en el pecho de los paisajes,
bajo las pinzas y las retamas de la celeste luna de cáncer.

Sangre que busca por mil caminos muertes enharinadas y ceniza de nardo,
cielos yertos, en declive, donde las colonias de planetas
rueden por las playas con los objetos abandonados.

Sangre que mira lenta con el rabo del ojo,
hecha de espartos exprimidos, néctares de subterráneos.
Sangre que oxida el alisio descuidado en una huella
y disuelve a las mariposas en los cristales de la ventana.

Es la sangre que viene, que vendrá
por los tejados y azoteas, por todas partes,
para quemar la clorofila de las mujeres rubias,
para gemir al pie de las camas ante el insomnio de los lavabos
y estrellarse en una aurora de tabaco y bajo amarillo.

Hay que huir,
huir por las esquinas y encerrarse en los últimos pisos,
porque el tuétano del bosque penetrará por las rendijas
para dejar en vuestra carne una leve huella de eclipse
y una falsa tristeza de guante desteñido y rosa química.

Es por el silencio sapientísimo
cuando los camareros y los cocineros y los que limpian con la lengua
las heridas de los millonarios
buscan al rey por las calles o en los ángulos del salitre.

Un viento sur de madera, oblicuo en el ***** fango,
escupe a las barcas rotas y se clava puntillas en los hombros;
un viento sur que lleva
colmillos, girasoles, alfabetos
y una pila de Volta con avispas ahogadas.

El olvido estaba expresado por tres gotas de tinta sobre el monóculo,
el amor por un solo rostro invisible a flor de piedra.
Médulas y corolas componían sobre las nubes
un desierto de tallos sin una sola rosa.

A la izquierda, a la derecha, por el sur y por el norte,
se levanta el muro impasible
para el topo, la aguja del agua.
No busquéis, negros, su grieta
para hallar la máscara infinita.
Buscad el gran sol del centro
hechos una piña zumbadora.

El sol que se desliza por los bosques
seguro de no encontrar una ninfa,
el sol que destruye números y no ha cruzado nunca un sueño,
el tatuado sol que baja por el río
y muge seguido de caimanes.

Negros, Negros, Negros, Negros.

Jamás sierpe, ni cebra, ni mula
palidecieron al morir.
El leñador no sabe cuándo expiran
los clamorosos árboles que corta.
Aguardad bajo la sombra vegetal de vuestro rey
a que cicutas y cardos y ortigas turben postreras azoteas.
Entonces, negros, entonces, entonces,
podréis besar con frenesí las ruedas de las bicicletas,
poner parejas de microscopios en las cuevas de las ardillas
y danzar al fin, sin duda, mientras las flores erizadas
asesinan a nuestro Moisés casi en los juncos del cielo.

¡Ay, Harlem, disfrazada!
¡Ay, Harlem, amenazada por un gentío de trajes sin cabeza!
Me llega tu rumor,
me llega tu rumor atravesando troncos y ascensores,
a través de láminas grises
donde flotan tus automóviles cubiertos de dientes,
a través de los caballos muertos y los crímenes diminutos,
a través de tu gran rey desesperado
cuyas barbas llegan al mar.
Saša D Lović Apr 2015
1.


еtеrnа је nеrvоznа
ništа nе оstаје dа је pоdsеti
nоgаvicа јој sе prеsаvilа
prеkо cipеlе
i
оnа sе sаginjе dа tо pоprаvi
ispusti tеški uzdаh
јеlе su јој sе sаrmе i
nаmаh sе sеti srеćnih dаnа
prоslаvа nоvih gоdinа slаvа rоđеndаnа
kаdа је u slаst
gutаlа јеdnu zа drugоm


2.



еtеrnu bоli zub
оnа uzimа gutljај ljutе kоmоvicе
nе bi li јој dеsni utrnulе
аli kоmоvicu gutа i
bоgаmi јој sе оslаdi
nаpi sе zаbоrаvi nа zub i
uzе dа vеzе
dоk је nе sаvlаdа sаn
usnilа је pоtpunо isti sаn
kао i lаnе kаd је zаbоlео
isti zub
kаd јој sе kоmоvicа ljutа
prоklеtо оslаdilа


3.


еtеrnа nе znа dа plеtе
niје znаlа ni njеnа mајkа
ni njеnе mајkе mајkа
dоk је mајkinе mајkе mајkа
plеlа pа rаsturаlа
јеdnоm је оficiru čаrаpе
tаkvе isplеlа
kаd bi ih izuо dа pеrе nоgе
аluminiјumski lаvоr bi sе
rаzgrаđivао
јеdnоm је svеštеniku mаntiјu
tаkvu isplеlа
svеti је trifun sišао dа је
оpipа

4.



еtеrnа nе mаri ni zа štа
оnа znа
kаkо је nаš nеmаrni svеt
dо оvоg stеpеnа
stvаrnоsti dоšао
nеbо sе bilо stuštilо а
vеtаr оkrеnuо kа njој
njеn је krеvеt u sеnci i tu је
kuršum nе mоžе pоgоditi
nе bојi sе оnа kuršumа
bојi sе оsа
kаd zоrа zаrudi krеnе prаvcеm
sаmо njој znаnim i оsinji mеd bеrе
sа bеsnim gа vukоvimа
sirоtа dеli


5.


еtеrnа izbаvljа iz ništаvilа mnоštvа
оnе bеzimеnе lutаlicе
svаkоg sе čаsа prеtvаrајu u sеnkе
pоslе tоgа igrајu šаhа
ili piljkе
u prvо vrеmе zаistа оsеti niјаnsu
sаmаrićаnskоg zаnоsа
sprаm оnih kоје је izbаvilа
umisli dа је znаlа vrаgа
i nаlоžnicu mu kоја sikćе
nе uzdišе vаljdа niје ludа dа šаpućе i gоvоri
јоš i tо јоš i tо
оnа niје krivа štо је nаstrаdаlа
bistrо оkо sni

6.



еtеrnа је tip slučаја
dаt i оdrеđеn uzеt pа vrаćеn
pоkоpаn pа iskоpаn
tе nоći kаd је iskоpаšе
nа smrt је prеplаšilа vеrnоg slugu
оn uz оčеnаš nа kоlеnа pаdе
pоmilivа gа оnа pо kоsi
prеrаnо оsеdеlој
zаglеdа sе u nеbеsа krоz
krоšnju drvеtа оrаhоvоg
nаrаvnо
ništа оd nаmеrе njеnе nе bi
stоgа sеdе
uzе sаmа dа sе nаslаđuје
gurnuvši ruku mеđu butinе
mеđunоžје rоzе dа mаzi

7.



eterna ne tako često
gleda ih gde sede u uvalici
njih dvadesetat i glancaju granate
a dole na otvorenoj pruzi
zubima je pokušavala da otkine šinu
potom se nalokala grozne vode
sa stanične česme
pa bi sedela ruku zavijenih
u praznoj čekaonici
voz je stigao veoma proziran
prvi put
dok je odlazila sa osmejkom se okrenu
dovikujući s vama je gotovo gotovo gotovo
Anoche, unos abriles granas capitularon
ante mis mayos desarmados de juventud;
los marfiles histéricos de su beso me hallaron
muerto; y en un suspiro de amor los enjaulé.
Espiga extraña, dócil. Sus ojos me asediaron
una tarde amaranto que dije un canto a sus
cantos; y anoche, en medio de los brindis, me hablaron
las dos lenguas de sus senos abrasadas de sed.
Pobre trigueña aquella; pobres sus armas; pobres
sus velas cremas que iban al tope en las salobres
espumas de un marmuerto. Vencedora y vencida,
se quedó pensativa y ojerosa y granate.
Yo me partí de aurora. Y desde aquel combate,
de noche entran dos sierpes esclavas a mi vida.
¡Cuánto catorce ha habido en la existencia!
¡Qué créditos con bruma, en una esquina!
¡Qué diamante sintético, el del casco!
¡Cuánta más dulcedumbre
a lo largo, más honda superficie:
¡cuánto catorce ha habido en tan poco uno!

¡Qué deber,
qué cortar y qué tajo,
de memoria a memoria, en la pestaña!
¡Cuanto más amarillo, más granate!
¡Cuánto catorce en un solo catorce!

Acordeón de la tarde, en esa esquina,
piano de la mañana, aquella tarde;
clarín de carne,
tambor de un solo palo,
guitarra sin cuarta ¡cuánta quinta,
y cuánta reunión de amigos tontos
y qué nido de tigres el tabaco!
¡Cuánto catorce ha habido en la existencia!

¿Qué te diré ahora,
quince feliz, ajeno, quince de otros?
Nada más que no crece ya el cabello,
que han venido por las cartas,
que me brillan los seres que he parido,
que no hay nadie en mi tumba
y que me han confundido con mi llanto.

¡Cuánto catorce ha habido en la existencia!
El bermellón gritaba.
Gritaba el verde nilo.
El granate, el cobalto,
el índigo gritaban.

Del *****, al escarlata
corría el amarillo.
Se zambulló el celeste.
Me abrazó el colorado.
El ultramar oscuro
me tiró un salvavidas.

Pero el violeta inmóvil
me miró.
Me miraba,
con los brazos cruzados.
Chapter II
War animal in Tel Gomel


Three decapitated white eagles flew through TeL Gomel, carrying blood in their twisted claws of serous spines. They brought him the prediction of his anticipated double death, with his double breastplate on and his double helmet that would transmute the putrid Thanatos rings of feces through his weak dingy lips of Him .. Alexander the Great had sent him a letter with the Flying Eagles low; all of them were dressed in the stench of a field of yellow mist and black battle. Alikanto's stood on the slimy Bucephalus hoof, they hiccupped over the six-decade-old dream-sized lymphoma in its ridged crucible, whipping purges from its muzzle full of lymphoma debris remaining in the interstices of its teeth. - Alans. His heart was converted into an ad limitem red cuirass with a blossoming blue endocardium. As the twilight of the wind-blown blowout set, Eolionimi and Shamal were breaking the Vertical and the Jachyma of their greedy steed to spit out Sudpichi's blood gushing over the smelly cowards of sleepless Gaugamela. In helical flying carpets, catacombs in Markazí where residents of their lineage have lived in the abominations of the Lives that were reborn victorious from the fire of the cult of the city that houses their true Life and Soul.


Before handing over his dreams to Borker, master of all the forests in the world. White fire was made and seasoned the amputated meat of the obese ghosts who dared to flee from their mouth in grace of law without a sword or shield, to smoke it as a Valhallic morning wafer where the Fallen Surrounded by sacred beastly animals dwell with the shells of meek personalities. Perhaps Asgard, perhaps Sudpichi granting the host to the one who lags behind. Lullaby's pergola from her steed even in her placenta. From the first night and first Dew of a presumed and total Ahrimána intimidation, "Destructive spirit" or "spirit of darkness and evil", he created the demons by launching an attack against Ahura Mazda, who manages, however, to reject him until darkness telling him: "Neither our thoughts, nor our teachings, nor our plans, nor our beliefs, nor our words, nor our souls, agree." But Joshua de Piedra with alkaline quartz flour renewed his attack and pierced the sky in the form of scorching fire and with it brought hunger and disease, pain, desire and death on the Gold Chariots as monumental as a Psalm or a journey of Faith for thousands of years, keeping linear faith to travel to have equipment to return in silence for the hunger of a thousand years without satiety. Ahrimána was feared by all the Devas, especially for his sinister countenance and reddened eyes even when his sons celebrated his namesake sharp rubies. He was represented by a humanoid and black creature, wearing full armor, and from his shoulders came living snakes that poisoned anyone who tried to be upright.


"Ego Vernath; Primo Muneris Historiarum Alexandri Magni Macedonis,
  Im 'iens ut Sudpichi imple immortal ad vitam Cyrine pingues,
Ut apud Gaugamela facta pizote garnet *** eis.
I will plead with you, Pater caelestis.
Et ex millibus venit ad Chiliometra Alikanto claudus ex Akuleo.
  Morbi exords exequie et transitu urgentibus telis duo vel tria a righteous
Debemus sine confessionis velo noctu aquam psalm iris.

Et mollissimas lancinant sum obumbratio eius de collo tuo pro XII hours sum hodie computatis Sanguis rubeus, ut esset itineris fertur super gradm in agris inferre posset explain aciemque per agros ".


"I am Vernath; Alexander the Great First Officer,
I'm going to Sudpichi to fill Immortal life with Cyrine logs,
To granate them with my pizote in Gaugamela.
I fervently ask you, Heavenly Father.
I come from thousands of Kilometers with Alikanto lame from Akuleo.
Crossing the exords and destinies of millions of mortuary arrows, duo or trio, by dozens
Without rest, without confession, without water from the night veil over the iris of my psalm.
I was lacerating the shadows from their necks for 12 hours, today I was counting the red blood cells that I would spread over the fields of the step and flank over the offensive fields ”.


Vernanth, taking his dagger and charging himself with his steed, biasedly cut the jugular veins, retracting the subclavian. In an arcane ritual he did the same with himself, to be reborn before dawn, when both beings of the peat breeze that shone from the tremulous ascending wind of Eolonymy and twitched the hedges that surrounded the Voices of Vigil that secondary him before going to meet with the troops of Alexander Magnus, as host of the black bugles fading to the Persian horizon.

It gets up before dawn. She remembers her childhood and picks up a blue stone to scrape it off her steed's ears and sinuses to revive her. Her legs grew countless meters, to later adapt to her real size. She takes her dagger, wraps it in cloths of lazy warm grass of tomorrow, and rubs it on her temples. Alikanto is active and stares at her to adore her again in a life with her.

As the morning sang the subtle and gentle twisted threads of time from the light of nature, she was encouraged to wake up crawling over the weevils and face to face with her sentry. It lifts its tail and lifts it up for the first comeback of daring to ride together through the white clouds and the feverish white skies. Erected like a graveyard pulled by its fanatical stampedes.

Scents of tasty foods appear for both of you, perhaps to get rid of so quickly gobble up the food riches that the holy land that allowed you to still be awake and have revived again, before heading to the fiefdoms of the offensive liana of the trapezoid expired.

There were only a few hours left to leave and meet his compatriots, to seize axes and weapons of war. Maybe to take one last look. And perhaps to see if he should survive taking the remains of his comrades to Horcondising, Asgard or Pairi-Daeza, to some Sufi labyrinth, so as not to disdain the hearts of the brothers in Silsilá.
under edtion

— The End —