Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
Cry
Me has dicho que lloras casi todas las noches, en este invierno húmedo de Lima, que miras a la luna, su contorno blanquecino; que sueltas preguntas a una ciudad de cartón, y que no hay más respuesta que el silencio y el ruido de los carros.
La ciudad nos abre su bocaza, y nos traga. Caminamos por ella, por sus largas avenidas, respirando el humo y el hedor cálido de las esquinas. Y sé que mi tiempo ha llegado, que fundiremos sangre y saliva en este triste y gris cielo de la ciudad de Lima… y que su sombra implacable se comerá nuestros pasos, y que la memoria nos arrojará a alguna calle que se muere, donde el hijo olvidado de la ciudad nos sonríe. Y que a pesar de la distancia, a pesar de los fantasmas, del cansancio y del miedo, a pesar de ti y de mí, aquí estaré, esperando, todo el tiempo que haya que esperar.
¡Para el que sufre como yo he sufrido,
para el cansado corazón ya huérfano,
para el triste ya inerme ante la vida,
bendito agujero *****!

¡Para el que pierde lo que yo he perdido
(luz de su luz y hueso de sus huesos),
para el que ni recobra ya ni olvida,
bendito agujero *****!

¡Agujero sin límites, gigante
y medroso agujero,
cómo intriga a los tontos y a los sabios
la insondabilidad de tu misterio!

¡Mas si hay alma, he de hallar la suya errante;
si no, en la misma nada fundiremos
nuestras áridas bocas, ya sin labios,
en tu regazo, fúnebre agujero!

— The End —