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Expo 86' Sep 2015
Forçado a um habito falho
Esfaqueando a face que eu sou
Encimentando um mundo que mal começou
Estrangulando todos os meus pensamentos

Oh, mergulhe no meu coração
E acenda a alma da minha substancia
E se apresente como meu purgatorio
Enquanto eu me balanço nessa rede de discórdia
Sobre essa mar de ruinas

Me afaste dessas fraquezas
Me ilumine com seus pesadelos
E acabe com minha juventude
Com seus sonhos doentios
ricardo Apr 2015
Calla, euskolega
que el viento que te queda
de cuando te comiste esas judías
muertas
hace setecientos trece días,
ha llegado hoy al puerto.

Y se han muerto quince bueyes
que viajaban en velero
y se han muerto el carnicero
y sus cuarenta mujeres
del olor, a treinta y siete millas del mar
al oir la noticia por teléfono.

El alcalde de un pueblo
costero en la otra orilla
del estrecho
ha decretado cuarentena
y están enterrando el pueblo en la arena
y estrangulando a sus ancianos

y todo porque en la verbena
hace uno coma nueve años
hipotecaste con tu ano los daños
y todo el tiempo que nos queda.
Los árboles filtran un ruido de ciudad.
Caminos que se enrojecen al abrazar la rechonchez de los parterres. Idilios que explican cualquiera negligencia culinaria. Hombres anestesiados de sol, que no se sabe si se han muerto.
La vida aquí es urbana y es simple.
Sólo la complican:
Uno de esos hombres con bigotes de muñeco de cera, que enloquecen a las amas de cría y les ordeñan todo lo que han ganado con sus ubres.
El guardián con su bomba, que es un Manneken-Pis.
Una señora que hace gestos de semáforo a un vigilante, al sentir que sus mellizos se están estrangulando en su barriga.

— The End —