No todo lo que se rompe hace ruido.
Hay corazones que se rompen en silencio,
como un vaso lleno de confianza
que cae sin ser visto…
y al levantarse, ya no es el mismo.
Decir “no” puede ser necesario,
pero decirlo sin pensar, mil veces,
como quien se tapa los oídos y grita para no escuchar,
es como cerrar la puerta y tirar la llave
cuando alguien todavía quiere entrar… con paz.
Hablar no es solo mover la boca.
Hablar de verdad es exponer el alma con cuidado,
como quien saca un cristal del pecho
y lo entrega temblando
con la esperanza de no ser juzgado.
Madurar no es tener siempre la razón.
Madurar es saber que a veces
el que más grita
es el que menos entiende.
Y que la verdad no se impone: se ofrece, se propone, se comparte.
Como el pan, como el perdón, como el abrazo.
Hay quienes discuten como si la vida fuera un ring,
olvidando que no hay victoria en herir al otro.
¿De qué sirve ganar una discusión
si perdés al ser humano que tenías enfrente?
La estupidez más grande no es equivocarse,
es negarse a escuchar.
Es decir “así soy” como excusa para herir,
es escudarse en el orgullo cuando lo que hace falta
es un poco de humildad y dos minutos de silencio.
La inteligencia verdadera
es la que se atreve a bajar la voz
cuando todo dentro quiere explotar.
Es la que no necesita gritar para tener peso.
Es la que no necesita un "no" duro
cuando puede construir un "sí" razonado.
¿Querés arreglar algo?
No digas “vos sos el problema”.
Decí: “hay algo que nos duele y podemos sanarlo”.
¿Querés que el otro entienda?
No impongas, no empujes, no explotes.
Decí: “quiero comprenderte… aunque no piense igual”.
¿Querés que no se rompa lo que amás?
No esperes que el tiempo lo arregle.
El tiempo no cura el orgullo,
ni cose las heridas que deja una palabra cruel.
Hablá. Pero hablá con el alma y no con la bronca.
Callá. Pero no para castigar,
sino para calmar la tormenta interna
antes de decir algo que después queme el puente.
No sos más maduro por ganar una discusión,
sos más maduro cuando salvás una relación
sin perderte a vos mismo.
Y si un día la herida es tan grande
que ya no sabés cómo hablar...
entonces mirá a los ojos.
A veces, lo más sincero no se dice:
se siente.
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~Daniii