Podría quedarme días, horas,
eternidades que contienen eternidades
tratando de entenderte.
Podría estudiarte hasta el alba
y nunca dejar de ver tus ojos,
caótico río que tus aguas corren.
Tú que contienes a humanos
y les das de beber de tu seno,
embriagándolos con tu costumbre,
que ya toman sin pensar, sin cuestionar.
Yo que me inclino en tus aguas
y veo mi reflejo en tu cuerpo,
un ser vivo como cualquier otro,
dejo de tomar y observo.
¿Será acaso temporal
la barca que flota en tu cauce?
¿Si alguien agarra mi mano
o si solo beben tu leche?
Allá abajo está el océano.
Él nos dirá si flotará.